Capítulo 25
Maddox trató de controlar su desaforado corazón mientras la sostenía en sus brazos y besaba su cuello.
La posición era sumamente excitante o al menos para él pero era.
La tomó de la cintura para sentarla sobre sus piernas y la abrazó mientras la besaba usando todo su autocontrol para que no le pasará exactamente lo mismo que la vez anterior.
Tocó sus senos desde atrás pellizcándolos mientras besaba su cuello.
Una de sus manos viajó de nuevo hacia su sexo tocando y cada parte de su vientre antes de posicionarse en él para tomar su placer.
Poco a poco la humedad se hizo presente de nuevo haciendo que la chica echara la cabeza atrás para abandonarse a los dedos curiosos de Maddox que completamente lubricados acariciaban su vulva haciendo círculos alrededor de mi clítoris, a ratos de forma pausada y a ratos un poco más demandantes.
Maddox dejó sus dedos viajar mientras la sentía relajarse y entregarse por completo.
Sola comenzó mover la cadera de atrás hacia adelante tratando de encontrar mucho más placer e incentivando a Maddox para que acrecentará los movimientos.
Poco a poco su corazón se aceleró junto al de él y aferró sus manos a los brazos de Maddox.
Él tomó su erección y la puso entre las piernas de ella y rozando su sexo mientras ella se movía atrás y adelante rozando y haciendo fricción en su miembro.
La sostenía de la cintura mientras disfrutaba de los movimientos de Brooke y más cuando la escuchó gemir excitada por lo que hacían.
Por su parte ella colocó las manos en la cama y sin salirse de encima de él siguió los movimientos ahora más rápidos mientras veía el espejo y la expresión de Maddox que aferraba su cadera mirando los movimientos de fricción entre ellos que simulaban la penetración.
Una de sus manos viajó hacia su cabello haciéndolo una coleta y tirando hacia atrás levantando su cabeza para que pudiera ver mejor.
Ella siguió moviéndose sobre él mientras ninguno de los dos quitaba la mirada del espejo observando todo lo que pasaba.
Brooke aceleró sus movimientos, sus gemidos y su respiración mientras Maddox hacía un esfuerzo titánico por controlarse pero le resultó imposible cuando ella aceleró y logró que toda su determinación y autocontrol se esfumaran en un orgasmo enorme y ruidoso.
Golpeó la cama frustrado de haberlo hecho de nuevo al tiempo que ella se detenía y se levantaba de encima de él viendo la cama manchada.
Le sonrió girándose y sentándose a horcajadas sobre él con la respiración entrecortada.
—No pasa nada —dijo dejando un beso en sus labios.
Acarició su pecho pero la vergüenza de Maddox era incluso peor que la vez anterior, dado que ahora no existía una excusa.
Brooke no hizo ningún comentario, sino que siguió besando y acariciando a Maddox que aunque estaba avergonzado no dijo nada.
Tomó su mano y la guió entre sus piernas para que la tocará.
El entendió de inmediato y así lo hizo.
Introdujo sus dedos dentro del sexo de Brooke que se movía al encuentro de las penetraciones de Maddox que de forma desaforada buscando su propio placer.
La erección de Maddox resurgió después de algunos minutos en lo que sin pensar más y poseído por el deseo tomó a Brooke y la dejó sobre la cama colocándose entre sus piernas y entrando en su cuerpo como si de un ritual de adoración se tratara.
Maddox la besó mientras se movía dentro de ella y la escuchaba suspirar y gemir.
En ese momento no pensaba en absolutamente nada más que en ella, en complacerla y en hacerla completamente suya.
Recorrió con sus manos sus senos, mientras los mordisqueaba y los besaba a conciencia.
Con su pulgar recorría sus pezones y se recreaba en disfrutar todo lo que ella tenía para dar.
Temía volver a hacer el ridículo y terminar antes que ella como en las dos ocasiones pero debía admitir que Brooke lo llevaba más allá de sus límites y lo hacía perder la poca cordura que le quedaba.
Ella siguió acompasando sus movimientos con los de mientras jadeaba y se aferraba a su cuerpo con fuerza dejando besos por su cuello y sus labios.
Pasó su mano por la frente de Maddox quitando el sudor mientras esté le sonrió y dejó un beso en sus labios.
Comenzó a moverse aún más fuerte cuando ella así lo demandó.
Tenía ganas de girarla o de ser un poco más rudo con ella pero temía asustarla u ofenderla, de cualquier forma estaba disfrutando de tenerla a su lado y de estar con ella en ese momento.
Aceleró aún más escuchando a ella gemir cada vez más hasta que en la habitación no se escuchaba nada más que sus gemidos y el sonido de sus cuerpos sucumbiendo al deseo.
Se retiró de ella pegando su frente a la de Brooke y le sonrió jadeante.
—Necesito recorrer cada parte de tu cuerpo —dijo dejando un pequeño beso en sus labios que poco a poco se profundizó.
Beso el lóbulo de su oreja y con su aliento recorrió su cuerpo descendiendo por su clavícula, los hombros, los brazos, por cada parte de su cuerpo mientras la veía cerrar los ojos deseosa de más.
Besos sus senos, acariciando la aureola con su pulgar, presionando entre sus dedos y succionando hasta que decidió bajar aún más por su vientre y su bajo vientre separando sus piernas.
El aliento de Maddox en su entrepierna la hizo jadear y sujetar su cabello en un acto desesperado por encontrar el punto de rompimiento.
Besó sus piernas y volvió de nuevo a su sexo, recorriéndolo con la punta de su dedo antes de que su lengua ocupará el lugar subiendo y bajando lentamente por su hendidura.
Recorrió y se deleitó en ella viéndola apretar las manos en puños sujetando las sábanas y retorciéndose cada que Maddox tocaba el punto de éxtasis.
Mientras su lengua torturaba su sexo introdujo dos dedos que la hicieron gemir aún más fuerte y la llevaron al límite.
Las súplicas de Brooke comenzaron y finalmente fueron alaridos pidiendo que siguiera y que lo necesitaba.
La dejó antes de darle un beso profundo mientras de nuevo volvía a introducirse en ella, esta vez de una sola embestida y de nuevo comenzó la danza sobre ella al tiempo que ella lo enroscaba con sus piernas arqueando la espalda con un grito ahogado y desesperado mientras sin poder soportarlo más él también se abandonó al placer liberando se dentro del cuerpo de Brooke.
Ambos con la respiración agitada se quedaron abrazados unos segundos tratando de recomponer la respiración.
El le dió un beso tirándose a su lado y respirando con dificultad.
—Aquí me tienes a tus pies —dijo atrayéndola a su cuerpo—. Eres mi reina.
Brooke sonrió y escondió su cabeza en el cuello de Maddox que inmediatamente la abrazó.
—¿Segura que soy tu reina? —dijo y sonrió al ver que el pecho de Maddox temblaba al escucharlo reír—. Una reina es celosa y tiene poder absoluto.
—Tú puedes hacer conmigo lo que te venga en gana —respondió—. Eres y serás siempre mi reina.
No tenía idea de lo que estaba diciendo y mucho menos lo que lo llevaba a decir semejante estupidez pero se dijo a sí mismo que no importaba de momento.
Ella se sentó sobre la cama y enarcó una ceja.
—Siento lo que pasó hace un rato —dijo aún algo avergonzado—. No pude controlarme.
—Ya deja de disculparte —dijo divertida—. Ya no me acuerdo.
La abrazó y volvió a colocar debajo de él mientras se besaban de nuevo y la sostenía con fuerza.
Y como si de un rayo se tratara la realidad lo golpeó al darse cuenta de que no había usado un preservativo.
—Brooke —dijo alarmado rompiendo el momento—. No use un preservativo.
—Tomo la píldora —respondió.
Maddox respiró más tranquila antes de fruncir el ceño al darse cuenta de lo que había dicho.
Se preguntó por qué tomaba la píldora si no tenía pareja.
Mil posibilidades pasaron por su cabeza en ese momento, entre ellas la posibilidad de que tuviera un novio por ahí y solo estuviera jugando doble tratando de conseguir algo de él.
—¿Por qué? —dijo con más dureza de la que le hubiera gustado.
—Tenía un novio —dijo avergonzada—. Y bueno tomaba la píldora y el hábito se quedó.
—El imbécil del cine —dijo sabiendo que hablaba de él—. No es más que un idiota malparido y…
—¡Basta! —dijo ella reprendiéndolo—. Deja de decir cosas tan tontas. Hace mucho que eso pasó y no tiene caso que te pongas así.
—Esperas que te felicite entonces —dijo con mayor seguridad—. No bueno, debo sentirme halagado de que haya un imbécil tras mi mujer.
—Él no está tras de mí. —se defendió—. No sé de dónde sacas eso. Solo nos encontramos.
—Claro, pero no soy idiota —dijo siguiendo la discusión—. Ese perro está tras de ti y no me chupo el dedo.
—¡Dios santo! —exclamó Brooke.
—No metas a Dios en esto que me ofendo —dijo más furioso aún—. Niégame que el tipo intenta algo.
—Te ofendes porque eres el diablo —dijo intentando hacerlo reír pero no funcionó.
Respiró unos segundos antes de acariciar su cara.
—No sé si está tras de mí —dijo soltando un suspiro—, pero estoy segura de que yo no estoy tras de él y es lo único que debe importar.
Eso al menos lo calmó un poco antes de que la abrazara y dejará un beso en sus labios.
—Eres mía —dijo besando su frente—. Y yo tuyo, punto.
—Punto —concordó ella.
Ambos se abrazaron durante lo que pareció una eternidad antes de que él rompiera el silencio.
—Tengo hambre —dijo y empezó a reír—. ¿Crees que puedas hacer algo. No quiero salir a cenar, ya sabes soy demasiado exigente con la comida.
—Solo si después me llevas a casa. —Pidió con seguridad—. Mi madre se va a preocupar.
—De acuerdo —dijo de mala gana—. Cenamos y nos vamos.
Ella se lanzó a darle un nuevo beso que lo hizo ponerse erecto de nuevo antes de que ella se levantará, se vistieron y saliera de la habitación.
Se miró el miembro y maldijo. Se sentía como un crío de quince que se emocionaba por la primera que pasara frente a él. Lo extraño es que solo le ocurría con Brooke.
No recordaba alguna vez haber tenido ganas de repetir con ninguna, al menos no en mucho tiempo.
Se vistió y salió de la habitación.
Le encontró moviéndose por la cocina mientras él se deleitaba viéndole el trasero y disfrutaba de sus movimientos por todo el lugar.
Para él, Brooke era preciosa en cualquier faceta, como cocinera, como novia, como contendiente.
Empezaba a creer que era la chica que lo podía todo y que cada día le mostraba una nueva cualidad que le hacía sentirse completamente absorbido por ella.
Se acercó abrazándola de la cintura y dejó un beso en su cuello haciendo un lado su cabello mientras ella se quedaba parada disfrutando los mimos.
—Un día vas a quedarte para siempre conmigo —dijo sin querer e inmediatamente se arrepintió de lo que dijo.
Brooke se giró a verlo antes de fruncir el ceño y colocar su dedo manchado de mermelada en sus labios.
Maddox saboreo la mermelada y después la besó.
—Sabes mejor tú —dijo y ella sonrió.
—Espero que siempre pienses eso —respondió ella con seguridad—. A veces soy un poco enojona.
—Igual puedo con eso —dijo...
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