Capítulo 23
Maddox observó a Brooke irse con el enojo a cuestas. No entendía qué demonios pasaba y por qué eran tan complicadas pero estaba convencido de que cuando se le pasará lo dejaría hablar con ella o al menos confiaba en que así fuera.
Siguió parado mirando hacia la planta baja pensando en lo enredada que estaba siendo su vida en tan solo dos días.
Vio a Hurs pasar a lado de Parker y se despidió de ellos con la mano, ellos habían trabajado la noche anterior y lógicamente irían a descansar.
Max no tardó en salir de ahí por lo que solo se quedó en medio de todos sus pensamientos.
Seguía pensando en Brooke, así que con un suspiró rendido bajó las escaleras y caminó hacia la cocina dispuesto a hablar con ella y aclarar todo de una vez por todas.
—Hoy en la noche —dijo la que supuso era Megan.
Se detuvo a unos pasos escuchando.
—No lo sé —respondió Brooke—. No tengo dinero para estar gastando en clubes, además debo cuidar de mi hermana y mi mamá.
—Por Dios Brooke tu hermana es mayor de edad y no creo que tú mamá esté dando lata en la noche —dijo insistente la mesera mientras Maddox apretaba los puños—. Por el dinero no te preocupes, yo me encargo.
No escuchó nada más y pensó que el tema había muerto pero de nuevo la voz de la mesera lo hizo seguir en su escondite.
—Vamos, no seas aguafiestas.
—Está bien —dijo Brooke para su consternación—, pero no volveremos muy tarde y voy a llevar a Scarlett.
—No tengo ningún problema. —Escuchó a la mesera entusiasmada—. Dame tu dirección, yo paso por ti, tengo un auto pequeño y podemos ir cómodas además de que llevaré algo apropiado para que vayamos.
—De acuerdo —dijo y supuso que le dio su dirección porque solo escuchó un chillido de Megan diciendo que iban a divertirse de lo grande.
Entró a la cocina y ambas se pusieron de pie de inmediato, aunque solo Megan se despidió y salió a prisa.
—Hola —dijo y ella agachó la mirada frustrándolo—. Te dije que no vinieras a trabajar.
—Preferí venir —dijo como única respuesta.
—Me malinterpretaste en la mañana, no quise decir que de verdad habías trabajado, no fue una ofensa, solo dije lo que tú me contaste. Lamento si te hice sentir mal. —Se disculpó.
—Está bien —dijo y Maddox la miró con la boca abierta.
—¿Está bien? —preguntó dejando al descubierto un tono irónico y molesto—. ¿Eso es todo lo que vas a decir al respecto?
Hubo un silencio entre ellos que son sirvió para ponerlo de peor humor.
—¡No entiendo una mierda de todo esto! —Alzó el tono de voz—. No sé si soy tan estúpido que no entiendo a las mujeres o solo soy lo suficientemente estúpido para no entenderte a ti. ¿Es que te cuesta tanto explicarme?
—No entiendo que esperas que te diga —dijo levantando la vista—. No estoy enojada por eso, al menos no es la razón principal, pero si no puedes verlo entonces es inútil que te explique. Que tengas buen día.
Y así sin más se fue dejándolo a media cocina con un terrible dolor de cabeza y una frustración jamás sentida y con la certeza de que estaba enojada por lo que había pasado en la cama.
Salió de ahí y fue a su oficina para trabajar. Como cada semana el casino no abría esa noche, así que solo tomó su laptop y comenzó a redactar sin pensar, solo escribía y se mantuvo así durante largo rato hasta que releyó lo que escribió.
Cerró los ojos un momento y pensó que se estaba volviendo loco tras leer lo que acababa de escribir; sin embargo, algo dentro de él le decía que era lo justo y que tenía el derecho a hacerlo.
Guardó el documento escrito y se dedicó a ver sus pendientes de donde no salió en horas y solo recibía de Megan la comida que seguramente Brooke preparaba.
Sonrió al recordar el enfado de la cocinera cuando Parker le había dicho que solo se encargaría de las cosas que se servirían en el casino pero que la comida de ellos la haría Brooke.
No la había visto desde la mañana y cuando bajó a buscarla ya se había ido.
Miró el reloj y se dió cuenta de que eran más de las seis de la tarde lo que significaba que ya debería estar en su casa.
Él dejó lo que estaba haciendo y fue a su departamento donde permaneció acostado en silencio y pensando en lo que había pasado la noche anterior.
Trató de dormir pero no pudo y menos cuando alguien tocaba el timbre de manera insistente.
Abrió la puerta mirando a Hurs vestido tan característico de él que cualquiera que lo viera en la calle lo confundiría con un delincuente al ver sus tatuajes.
—¿A dónde vas? —dijo mirándolo de arriba a abajo.
Se dio cuenta de que llevaba un nuevo piercing.
—¿Te lo acabas de hacer? —inquirió señalando sus labios.
—No, solo que no me gusta usarlo cuando voy al trabajo —dijo con aire de suficiencia—. Ya sabes, al trabajo hay que ir presentable.
—Por supuesto —dijo Maddox sabiendo que a Hurs lo último que le importaban eran las etiquetas.
Era de todos el único que si se le daba la gana llegaba en boxer. Comúnmente su vestimenta era bastante urbana y eran solo escasas las veces en que usaba algo formal.
—Quiero beber —dijo Hurs—. ¿Vamos por ahí? Llamé a Max y Parker pero uno está de niñero y el otro dijo que era su día sexual y que no tenía tiempo para mariconadas.
Maddox sonrió y asintió. No tenía ganas de salir pero tampoco quería dejar vagando a su amigo solo sabiendo que cuando empezaba a beber y los recuerdos llegaban olvidaba por completo todo y bebía sin límite, hasta perder la consciencia.
—Cuando te diga que basta vas a obedecer y vamos a largarnos —advirtió sabiendo que ni cuando estaba borracho podía dominarlo.
—Vale —dijo de mala gana—. Puedes golpearme si me pongo rebelde.
Maddox comenzó a reír ante la burla sabiendo que ni cuando se emborrachaba podía ganarle en una pelea por lo que solo negó y dijo que se ducharía antes de salir.
Una vez se duchó y vistió salió del baño y caminó hacia su amigo tomando sus cosas y haciendo una seña para que se moviera y avanzará hacia la salida.
Escuchó el silbido de Hurs mientras caminaba detrás de él.
—¿A dónde tan guapo, chiquito? —dijo de forma vacilante que lo hizo reír—. Me llamo Hurs.
—Vete al diablo —respondió sin poder contener la risa.
—Mejor que sea el diablo el que me lleve —dijo en doble sentido y con un guiño que lo hizo estallar en carcajadas que fueron secundadas por Hurs.
—Creí que eso solo se lo hacías a Parker —dijo mientras bajaban por el elevador.
—También —dijo con cinismo—. Parker me provoca con su sexy andar.
Volvieron a reír sabiendo que Parker odiaba las burlas sobre su caminar.
—Tu auto o el mío —dijo mirándolo.
—He venido en taxi —dijo Hurs—. Estaba seguro de que tú no ibas a negarte.
Se subieron al auto de Maddox mientras empezaba a conducir pero de pronto recordó que Megan y Brooke saldrían.
Miró su reloj eran casi las 11 y seguramente ellas estarían por salir.
—¿Te molestaría si vamos por Brooke y su hermana? —dijo y Hurs lo miró sorprendido.
—No recuerdo a su hermana —dijo haciendo memoria—. ¿Está buena?
—Es ciega —remarcó con fuerza.
—Yo no discrimino a nadie —dijo ofendido—. No necesito que me vea y gustarle, con que ella guste a mí basta —dijo autoritario—. Basta con que mis ojos funcionen bien, los de ella son lo de menos.
—Deja de decir tonterías, no quiero que te acuestes con ella —dijo enojado—. Solo quiero hablar con Brooke y bueno...
—Quieres que sea el lazarillo de la chica —añadió Hurs—. Vamos por las dos chicas pero te juro que si la chica es aburrida la voy a emborrachar para poner en ambiente. Me molesta la gente con espíritu de Grinch.
Maddox sonrió sabiendo que no lo haría y que al final quizás con las chicas no bebiera tanto.
Condujo hasta la casa de Brooke soportando estoico la música de Hurs hasta que llegaron y él agradeció de forma infinita no seguir torturando sus oídos.
Se bajaron y caminaron hacia la entrada.
—¿Te has tomado tu pastilla azul? —preguntó burlándose—. No sea que tú soldadito decida darse de baja del pelotón esta noche y ahora sí que Dios Padre te va a exhibir.
La burla de Hurs lo puso de mal humor pensando que tal vez después de todo por eso estaba enojada con él o más que enojada, estaba decepcionada y no quería saber más.
Tocó la puerta de forma insistente tras lo cual salió de nuevo su madre que al verlos se puso nerviosa.
—Buenas noches —dijo Hurs—. ¿Se encuentra Brooke?
El tono calmo y amable relajó a la señora y Maddox agradeció de forma infinita a su amigo.
—No, no está —dijo aún un poco nerviosa—. ¿Ha pasado algo? Ella dijo que estaba al corriente de los pagos.
—¿Pagos? —inquirió su amigo.
—Sí, lo está —dijo Maddox interrumpiendo a su amigo—. Solo tenía una propuesta para ella pero bueno en otra ocasión será. ¿Sabe a dónde fue?
—Creo que al Roxx club —dijo y Maddox sonrió agradecido—. Se ha ido con su hermana y su amiga, la verdad es que es probable que no vuelva temprano. Puedo decirle que lo busque mañana.
—Así está bien, muchas gracias.
Ambos se despidieron cordiales de la mujer y caminaron de vuelta al auto.
—¿Qué demonios ha dicho tu mocosa sobre la deuda en su casa? —inquirió Hurs.
—En primera deja de decirle mocosa, se llama Brooke —dijo ofendido—. En segunda no sé exactamente pero no saben que trabaja en el casino.
—Ya veo —dijo abrochando el cinturón de seguridad—. ¿Ya podemos ir a beber?
—Ya —respondió—. Vamos a ir al Roxx.
—¡Por los calzones de santa! —dijo divertido—. Me gusta el peligro, así que vamos a ver correr sangre.
—No voy a hacerle daño —dijo blanqueando los ojos.
—En realidad no hablaba de que correrá la sangre de ella sino la tuya —dijo y miró al frente con despreocupación—. No te preocupes, estoy seguro de que Parker te honrará preservando tus cenizas en la caja de arena de su mascota. Ese Parker siempre economizando.
Maddox no pudo evitar reír sabiendo que solo intentaba bajar su mal humor.
—O tal vez no —continuó—. Sabiendo lo bruto que es Max y lo metrosexual seguramente tomará tus cenizas y la usará de mascarilla, de esas que usa.
—Arcilla —concluyó Maddox.
—Sí de esas —agregó—. O de las de barro que sirven para mantener la piel oxigenada.
—Y vigorosa —dijo Maddox siguiendo el juego.
—Sí, también eso —acotó su amigo—. Creo que esas que ponen las cosas vigorosas se las pone en otro lugar. Ahora todo tiene sentido.
Maddox estalló en carcajadas y agradeció que sus amigos siempre estuvieran ahí para hacerlo reír.
—No te mueras nunca Hurs —dijo entre risas.
Su amigo le dió una palmada en el hombro tratando de relajarlo.
—Vamos, que solo se está divirtiendo —dijo poniéndose serio—. Seguro que no puede ser tan malo. Debe estar conversando y bebiendo alguno que otro trago con su hermana y su amiga. Una noche de chicas, no puede ser tan perverso como te imaginas.
—Espero que cuando tu mujer ande por ahí en medio de una jauría de hombres dispuestos a meterlas en su cama opines lo mismo —dijo Maddox volviendo a su mal humor...
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