Capítulo 21
Iba a volver al casino pero decidió que no tenía humor para aguantar las constantes burlas de sus amigos así que de nuevo se vio conduciendo hasta la casa de Brooke.
Se detuvo frente a ella y se bajó de inmediato para tocar la puerta durante varios segundos antes de que la esposa de Kannavage abriera la puerta.
Le miró con ojos muy abiertos y bastante asustada.
—¿Dónde está su hija? —preguntó—. Necesito hablar con ella.
La mujer de inmediato se puso a la defensiva de solo imaginar que el hombre hubiera llegado para exigir el pago de la deuda.
Se puso tan nerviosa que desesperó a Maddox con el humor de perro que traía.
—¿Le hice una pregunta? —inquirió apretando los dientes.
—Mi hija no está —dijo nerviosa—. Ha tenido que trabajar hoy y vendrá algo tarde.
—¿Trabajar? —preguntó contrariado.
—Sí, mi hija trabaja, pero esta noche no le ha quedado más que trabajar de noche —respondió.
Maddox no esperó más, se dió la vuelta y subió a su auto sin más dejando a la mujer parada frente a la puerta.
Se acomodó en su auto y arrancó sin más, esta vez mucho más furioso que nunca.
Pensó que Brooke estaba llegando demasiado lejos y que seguramente ahora había mentido para después de todo largarse con el empleaducho de cuarta y pasar una noche juntos.
La rabia de nuevo lo recorrió mientras se preguntaba por qué seguía de estúpido buscándola si bien podría conseguir a otra que hiciera el trabajo y se evitaba complicaciones.
Condujo aún más a prisa y apenas se detuvo frente al edificio de su departamento se preguntó qué haría dentro, no tenía absolutamente nada interesante que hacer, solo acostarse y a dejar que miles de pensamientos lo invadieran, por ello solo terminó por alejar cualquier pensamiento estúpido y se acercó al ascensor sin saludar al portero ni nada, simplemente caminó sumido en sus pensamientos, pensando en lo malo de su vida y se dijo que debería dormir un poco para dejar de pensar en estupideces.
Una vez escuchó el pitido del ascensor anunciando la llegada a su piso y se abrió la puerta, salió de este para caminar a su apartamento y entonces la vio.
Brooke estaba sentada en el piso dormitando dado al hora sosteniendo entre sus manos una bolsa oscura.
Se acercó hasta donde estaba y se acuclilló a verla.
—¿Brooke? —dijo alarmado de que algo le pasara—. ¿Qué haces aquí?
Brooke se despertó de inmediato y se levantó un tanto nerviosa, al mismo tiempo que él se ponía de pie.
—Te he traído esto —dijo poniendo frente a él la bolsa.
Él lo recibió y de inmediato sus fosas nasales fueron invadidos por una serie de olores entre los que reconoció el olor a vainilla, tan característico de su aroma; naranja y el inconfundible olor a chocolate.
Olía a mantequilla y su estómago de inmediato se sintió agradecido a pesar de que segundos antes no era capaz de probar bocado de lo enfadado que se sentía.
Abrió la puerta y le señaló para que pasara antes de entrar y cerrar la puerta tras él.
—Es una ofrenda de paz —dijo ella con una media sonrisa—. No quiero que sigas enojado conmigo. Sé que hice mal, pero Matthew solo me recuerda lo que mi vida fue hace unos años. Tú me gustas pero me asustas.
Pensó en que justo esas habían sido las palabras de Parker y que debía de mantenerla tranquila.
Dejó el pan en la encimera y se regresó hasta donde ella estaba.
—Lamento haberte gritado —dijo sincerándose—. En realidad me molestó mucho que lo hayas preferido, en cuanto a lo otro también me gustas y lo sabes.
Se acercó a ella imaginando que retrocedería pero no fue así.
Se quedó frente a ella muy cerca y colocó su mano en la mejilla de Brooke viéndola cerrar los ojos ante su tacto.
—Siento haber reaccionado así —dijo acariciando sus mejillas—. Me gustas mucho y a veces suelo enfadarme y sacar a flote mi mal carácter.
La pequeña y suave mano de Brooke se acomodó sobre la de él cerrando los ojos ante la sensación que provocaba su toqué.
Maddox comenzó a acariciar sus mejillas antes de acercarse y darle un pequeño beso en los labios que la hizo abrir los ojos y sonreírle con timidez.
No podía negar que verla sonreír así lo hacía arder pero también que tenía muchas contradicciones en ese momento en su cabeza.
Ella se acercó despacio y dejó un beso en sus labios que fueron una clara invitación a seguir.
Se acercó a ella y dejó un beso en sus labios de nuevo pero esta vez un poco más profundo.
Brooke abrazó su cuello buscando envolverse por completo ante las sensaciones que se incrementaron con la cercanía de sus labios.
—Voy a besarte como solo yo puedo hacerlo —dijo dejando un beso corto en su frente.
Besó sus manos, sus mejillas y finalmente sus labios en un beso que dejaba claro que le pertenecía y que deseaba ser él el dueño de todos sus anhelos.
Brooke se aferró a su cuello e incluso se puso de puntillas para poder estar un poco más a la altura de Maddox.
La acción lo hizo sonreír y terminó por tomarla de la cintura y levantarla mientras ella apresaba la cintura de Maddox con sus piernas.
Caminó unos pasos con ella y se sentó en el sofá sosteniéndola mientras ella se acomodaba a horcajadas sin dejar de besarse.
Las caricias de Brooke eran tan suaves y tan delicadas que sumieron a Maddox en una especie de estupor donde solo se dejaba hacer y contribuía devolviendo los toques con la misma delicadeza.
Los besos cada vez más y más demandantes terminaron con las manos de Maddox bajo el vestido de Brooke que sin quedarse atrás tocaba su pecho y desabrochaba su camisa.
Maddox subió las manos por los muslos de Brooke arrastrando su vestido y subiéndolo poco a poco hasta que terminó por arrancarlo de su piel.
Observó su piel blanca y nacarada, como si reluciera con la luz dándole un aspecto perlado.
La tomó de la cintura y se levantó llevándola a la habitación sin dejar de besarla.
Una vez dentro de la habitación la dejó caer con suavidad sobre la cama mientras la observaba acomodarse y sonreírle.
No podía negar que le gustaba verla sonreír y más cuando estaba claro que ella deseaba que pasará quizás tanto como una parte de él lo hacía.
Comenzó a quitarse la camisa para seguir con el resto de la ropa hasta quedar completamente desnudo frente a ella.
Abrió el cajón de su mesilla de noche sacando un preservativo para ponérselo y lo dejó sobre la cama. Se reunió con ella, le sonrió y se acercó para besarla y terminar de quitar su ropa interior.
Observó el cuerpo desnudo de Brooke y no pudo evitar compararlo con el resto de las mujeres que antes había tenido. Ella al contrario de todas tenía una piel firme y completamente suave y tersa, como si su piel respirara frescura a cada instante.
Deslizó sus manos por las piernas de Brooke dejando besos desde los tobillos hasta la cara interna de sus piernas.
Se apoyó en su antebrazo y con su dedo índice recorrió desde la cadera hasta su pecho donde acarició con pericia.
Se incorporó para darle un beso húmedo que se prolongó por varios segundos mientras sus manos tocaban cada parte de su cuerpo.
La forma en que tocaba el contorno de su pezón era en sincronía con los movimientos de su lengua mientras sus labios se apoderaban de los de ella y dejaba que se embriagaran con el sabor de su aliento.
La respiración de ambos se aceleró volviéndose irregular mientras ambos trataban de acariciar la mayor cantidad de piel del otro que fuera posible.
Brooke recorrió el cuerpo esbelto y duro de Maddox con la mirada y después con las manos, aventurándose a por primera vez tocar el cuerpo de un hombre por completo. Si bien, no era la primera vez que veía a uno desnudo ni la primera vez que iba a tener sexo, tenía que admitir que sí era la primera vez que lo haría con un hombre que evidentemente tenía recorrido un largo camino de experiencia.
Maddox dejó de besarla para comenzar a recorrer con sus labios el cuello de Brooke mientras su mano atendía su sexo, ascendiendo y descendiendo por él disfrutando al escucharle gemir bajo.
Sus dedos recorrieron su sexo disfrutando de la humedad y observando cómo la intensidad de su deseo la sobrepasaba y la hacía jadear entregándose por completo.
Deslizó su pulgar por toda la hendidura y después fue sustituyendo por su otros dedos hasta colarlos dentro de ella y estimularla con su roce.
Miró su expresión tratando de controlarse al sentirla tan dispuesta.
Extrajo sus dedos solo para acomodarse entre sus piernas, levantar sus caderas al tiempo que ella se acomodaba para recibirlo. Se colocó el preservativo y dejó que sus labios se apoderaran de los suyos mientras despacio y sin prisas se deslizó dentro de ella.
Sin duda la sensación fue diferente a todas las veces anteriores en donde no se controlaba en absoluto, donde simplemente tomaba lo que quería. Con Brooke no podía hacerlo por dos razones, la primera era porque no estaba con una de las tantas mujeres experimentadas y también porque su sexo lo apresaba como jamás había sentido.
Si bien estaba claro que no era virgen como su padre había creído, lo cierto es que era evidente que no tenía un gran recorrido sexual, aún era muy estrecha, tímida y no tan desinhibida como le hubiera gustado, aunque debía admitir que estaba tratando de guardar el control que cada vez parecía estar más en el límite.
Se quedó inmóvil dentro de ella que no quitaba sus ojos de los de él, incluso se sintió inquieto de que ella no estuviera cómoda con eso; sin embargo, sus temores se esfumaron cuando ella le dio una sonrisa tranquilizadora e incluso algo tímida y avergonzada.
Se acercó a besarla y comenzó a moverse despacio, tratando de concentrarse en no perder el control, rotando las caderas lento, esperando que ella fuera quién marcará el ritmo del acto.
La escuchó soltar un pequeño gemido que fue todo lo que necesitó para comenzar a embestirla, primero despacio y poco a poco se movió un poco más rápido dentro de ella.
Tomó sus manos y las entrelazó con las suyas por encima de su cabeza mientras se movía embistiendo cada vez más fuerte, aumentando el ritmo.
Brooke movió las caderas buscando una penetración mucho más profunda y deseando que no se contuviera, entre jadeos y gemidos comenzaba a deshacerse y a sentir que su cuerpo se fundía sintiendo el fuego concentrarse en su bajo vientre.
Vio las gotas de sudor concentrarse en su frente mientras empujaba dentro de ella con más rudeza y firmeza, llegando cada vez más profundo dentro de ella y haciendo arder cada vez más su cuerpo.
Cada vez que Maddox rotaba las caderas y entraba en ella todas sus terminaciones se tensaba y crecían dentro de su cuerpo buscando relajarse mediante los espasmos que causaría un orgasmo.
Maddox perdió el control por completo al soltar sus manos, sentarse sobre sus tobillos y apretar con fuerza su cadera mientras embestía con rapidez como si quisiera obtener algo en concreto de Brooke.
Entraba y salía cada vez más duro mientras escuchaba la forma desesperada en que Brooke gemía y suplicaba sin saber qué.
Ella aferró sus brazos enterrando sus uñas en una muestra de indiscutible placer cuando los embates fueron duros y tan certeros que no pudo evitar comenzar a gemir lo que parecían alaridos en los que le era imposible pensar con claridad.
Finalmente Brooke echó la cabeza atrás disfrutando los movimientos y casi segura de que en cualquier momento obtendría el placer que buscaba y el poderoso orgasmo llegaría. Maddox mermó sus movimientos haciéndolos lentos de nuevo tratando de controlarse; sin embargo, las sensaciones fueron abrumadoras y completamente diferentes a lo que había sentido antes, tan así que no pudo evitar derrumbarse sobre ella con un alarido de placer y una maldición al darse cuenta de que ella se quedó quieta con las manos en su espalda.
Se quedó sobre ella unos segundos tratando de recomponer la respiración y después se dejó caer a su lado completamente avergonzado de no haber logrado que ella tuviera un orgasmo.
—Lo siento —dijo por haber terminado sin poder evitarlo.
—No pasa nada —dijo ella pero él pudo ver la frustración en su rostro y por primera vez se sintió un imbécil al no saber complacer a una mujer...
Buenas nos leemos al ratito con otra de las novelas. Gracias 💖
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