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La noche cayó en un abrir y cerrar de ojos.
La señora Yang preparó un café que, tiempo atrás, se hubiese muerto por tomarlo, pero ésta vez, le dio un simple sorbo, a pesar de las insistencias de ella, logró persuadirla para no tomarlo.
Cuando ella terminó su merienda, apuró a los demas a salir de casa con Sunnie en brazos, dispuesta a ir a toda velocidad para dirigirse al mejor veterinario de todo Seúl.
Ahora de vuelta a casa, la señora Yang no estaba dispuesta a soltar a HyunJin. Una cierta incomodidad se instaló en su cuerpo, pero no pudo decir que no a la petición de JeongIn a quedarse a cenar, solo esperaba que su apetito volviera.
Las heridas de Sunnie serán curadas a través del tiempo, con todos los medicamentos que compraron y con mucho amor, se curaría bastante rapido, al menos así pensaba HyunJin. Quizás, sí había sido buena idea traerlo aquí, sino, no estaría viendo como JeongIn jugaba con el felino.
Estaba mal.
Estaba dejando que esa imágen abrazara su corazón y todas las esperanzas que tenía de que algún día, JeongIn lo perdonara. Estaba alimentando esos deseos que no sabía si se cumpliría.
Estaba mal amar a JeongIn después del daño que causó.
—¿No preguntarás por qué no le dije a mis padres que no terminamos? —conocía ese tono de voz, uno lleno de tristeza.
—¿Debería? No digo que la curiosidad se apodera de mi, pero son tus temas. Al fin y al cabo, yo tampoco les dije.
—No pude decirles, sobre todo a mamá, le caes tan bien, eres como un hijo para ella. ¿Y tú, por qué no les dijiste?
—Porque no les importo. Y si les importara, se preguntarán porqué estoy en casa la mayoría del tiempo. ¿Qué les dijiste sobre mi ausencia?
—Que estás estudiando para poder aprobar lo que tienes pendiente, además, el trabajo de ellos ayuda.
—Ya veo...
—Supongo que ambos somos mentirosos.
—¿Está mal si digo que es solo evadir la realidad porque aún no lo aceptamos?
—No lo sé, supongo que es la perspectiva de cada uno —dijo, aguantando las ganas de llorar mientras acariciaba a Sunnie, quién se durmió sobre su regazo—. Lamento no haberle dicho a mamá, al menos no estarías en esta situación.
—¿Es incómodo para ti que yo esté aquí?
—En realidad no... —susurró el menor.
Vio por el rabillo del ojo como HyunJin se acercaba lentamente hasta que por fin lo vio sentarse a su lado, llenando un vacio desconocido.
—Solo que... me dan ganas de tenerte y nunca soltarte. Por más que el daño sigue en mi y eso no es lo correcto, Jinnie.
—Sé que haber venido aquí no era lo adecuado, pero los recuerdos vienen a mi, de todas las formas en la que te traté y yo solo quiero pedirte disculpas, aún sabiendo que eso no repara el daño.
—Lo sé. Sé que estás arrepentido.
—¿Te molestaría si te pidiera venir de vez en cuando a ver a Sunnie? —JeongIn negó—. Yo prometo devolverte el dinero en cuanto lo tenga, ¿sí?
—No te preocupes por eso, mamá no lo aceptaría...
—Pero fui yo quien los puso en ésta situación.
—Jin, mamá te quiere demasiado, no aceptaría tu dinero. Además, le estás haciendo un favor —el pelinegro aceptó.
Recostó su espalda sobre el respaldo del sofá, viendo superficialmente lo que la televisión estaba transmitiendo.
Quería llorar.
Quería abrazarlo con todas sus fuerzas y llorar sobre el hombro de JeongIn, pero sabía que solo le daría lástima.
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