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JeongIn pausó la televisión, el drama que estaba cansándole dolor de cabeza, sobre todo porque el volúmene estaba sumamente bajo y sus ojos ardian ya que estuvo leyendo los subtítulos para poder comprender. HyunJin estaba a su lado, totalmente dormido.
Había preparado una sopa, la cual quedó en el olvido después del tercer bocado; cerró los ojos por unos segundos y volvió a quedarse dormido. JeongIn no sabia qué hacer, no sabía exactamente como sentirse. Quería salir de allí, al menos conservar algo de distancia, sin embargo, su cuerpo decía otra cosa. Y lo supo en cuanto el brazo de HyunJin apresó su cintura, cuya fuerza fue desvaneciéndose a medida que quedaba más dormido.
Y se dio cuenta que todo este tiempo ha estado mintiéndose: seguía amándolo
Podía sacar su brazo e irse a la sala y venir a verlo de vez en cuando, para tomarle la temperatura o preguntarle si tenía hambre o sed. Pero allí estaba, con la cabeza del mayor reposando en su pecho, acariciando su cabello y apartando los mechones que se caían sobre sus ojos para que no le molestara, y lo peor era que amaba como se veía. Parecía un ángel. Tan tranquilo, precioso, en paz.
Se sorprendió, claro que sí. Jamás penso verlo de esa manera, tan asustado. Recordaba que hace tiempo mencionó que ellos no apoyaban que fuera bisexual y que decían "cosas feas". Entonces comprendió: no solo no lo apoyaban, sino que lo despreciaban y lo rechazaban. ¿Por qué nunca lo dijo?
Ahora, aquella duda se instaló en su cabeza y, a cada pestañeo que daba, el tranquilo rostro de HyunJin, sumido en un profundo sueño, se incrementaba cada vez más, hasta preguntarse qué clase de tratos pudo llegar a aguantar.
Tampoco entendía como esos padres se hacen llamar padres.
Negó con su cabeza, queriendo dejar esos pensamientos atrás. Su panza rugia y recordó que aún tenía su almuerzo en su mochila, por lo tanto, apartó lentamente el cuerpo de HyunJin, dejándolo cómodamente sobre el colchón y volviéndolo a tapar.
Bajó lentamente las escaleras, para no dar un paso en falso y no acabar en el piso, y que las cosas terminen siendo al revés: HyunJin cuidando de él.
Tomó su mochila y revisó cada bolsillo, hasta encontrar una bolsa. Su panza rugió y tragó saliva, siendo totalmente innecesaria para mojar su seca garganta. Tenía sed, mucha.
Dejó la bolsa sobre la isla mientras trataba de adivinar en donde se hallaban los vasos. Buscó en las alacenas de abajo, pero allí solo se encontraban las ollas y artículos de limpieza. Buscó en las de arriba para encontrar muchos paquetes de café, té, azúcar y otras cosas. Hasta que encontró un mueble, en donde las puertas eran de vidrio y se podían ver los vasos, copas, platos y tazas. Se sentía algo estúpido, pero lo reconfortaba el hecho de que esté algo escondido por lo grande que era la heladera. Tomó uno de allí y lo llenó con agua para bebérsela en cuestión de segundos. El agua estaba fría, más de lo normal, por ende congeló su garganta, aún asi, sació su sed.
Se dió la vuelta, dispuesto a abrir su almuerzo y degustarlo, pero una presencia en la entrada de la cocina logró que su corazón palpitara con desespero y que su respiración se pausara por unos segundos.
-HyunJin, Dios mío-llevó una mano a su pecho, como si de esta forma calmara su errático corazón.
-Lo siento, no pretendía asustarte.
JeongIn agachó su cabeza, le parecía algo estúpido que su voz sumamente ronca le haya provocado escalofríos y el agua helada no. Volvió a alzar su vista y notó como HyunJin seguía dormido y en como tiernamente, pasaba el dorso de su mano sobre sus ojos, probablemente tenía picazón o lo hacía para poder despertarse. Aún así, le molestaba un poco, ya que podía lastimarse, como le pasó a él una vez. Estuvo como una semana con su ojo lastimado.
Por instinto, del cual se arrepentiría luego, se acercó y tomó su mano, apartándola del rostro, HyunJin lo miró confundido, mucho más porque no lo soltó hasta que las palabras del menor inundaron el silencio.
-Puedes lastimarte, Jin. Además, ya está rojo-su voz sonaba suave.
Cada vez que le hablaba de esa manera, podía sentir como la paz comenzaba a llenar su cuerpo. Como si su mente por fin estuviera tranquila y su corazón por fin en buenas manos.
Era feliz sintiendose así, sin saberlo. Lástima que ya no lo tenía.
Entonces lo abrazó. Rodeó con sus débiles brazos el pequeño cuerpo y hundió su rostro en el cuello contrario, inhalando fuertemente su perfume, dejándose embriagar por él.
-Pensé que te habías ido-susurró.
Jeongin cerró sus ojos, sintiendo como los latidos de su corazón se volvían locos, de una manera incontrolable, jurando que si la caja torácica no existiese, probablemente se saldría volando. Sin embargo, sus mejillas se volvieron rojas por la vergüenza, porque Hwang seguro podía sentir aquellas palpitaciones.
-Aún no, hace un momento llegué. No creo dejarte solo hasta que mejores al menos.
-¿Enserio? Entonces es la fiebre que todo parece más lento. Parecía que habías llegado hace horas. Pero, JeongInnie, no es necesario que estés aquí, puedo cuidarme solo.
El castaño no aguantó mucho y en vez de alejarlo como quisiese, colocó cuidadosamente sus manos sobre la espalda fornida y el cuello, sintiendo que su piel estaba aún más caliente que antes.
-Si nadie está aquí, seguro te duermes y te olvidas de comer. Además, no moverías ni un pelo para bajar la fiebre, ahora que lo pienso, deberías ducharte, quizás así puedas empezar a mejorar-aconsejó, susurrando en su oído.
-No quiero. Puedo caerme, todo está dando vueltas.
-Es solo mojar la cabeza, HyunJin...
-No quiero. Vine solo a ver si te habías ido, ahora volveré a la cama... ayúdame a subir las escaleras, no miento cuando digo que todo está dando vueltas.
HyunJin se alejó, tratando de ponerse en una postura derecha, aún con sus manos puestas en la cintura del menor. JeongIn largó el aire que estaba conteniendo en sus pulmones, lo estuvo aguantando sin darse cuenta.
-Por favor, Jin, hazlo -pidió, susurrando nuevamente, en un tono dulce.
HyunJin pudo jurar, a pesar de estar totalmente inestable y dormido, que los ojos del castaño emanaron un brillo peculiar, uno que amaba ver.
-Si tienes hambre, hay pizza en la heladera o si quieres calentar la sopa, adelante. Hay demasiado café, sé que te gusta, supongo que por eso hay mucho.
-Gracias, pero no cambies de tema. Vamos a la ducha.
JeongIn tomó la mano contraria, la que estaba cómodamente posada en su cintura y tiró de su brazo, tratando de llevarlo hacia arriba, para tomar el baño e intentar que la fiebre se vaya. Sin embargo, los pies de HyunJin trastabillaron, apunto de caer sobre el menor. Pero este fue más rápido logró tomarlo del torso con fuerza que no sabía que tenía.
Y lo peor era que no aguantaría mucho con los labios de HyunJin rozando los suyos.
Adaptación autorizada
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