JeongIn sonrió.

La playlist de su computadora comenzó a sonar a través de los parlantes, llenando su habitación de una melodía y hermosa, disfrutando de la música que le encantaba cantar y bailar: Twice. 

Arregló su cama, colocando los almohadones y peluches correspondientes a la decoración de la misma. Acomodó su escritorio, el cual estaba bastante desordenado y lleno de papeles que no tenían importancia alguna. Tomó la escoba y comenzó a barrer los rincones. Pero al llegar el momento de barrer debajo de la cama, frunció su ceño al encontrarse con algo que no era suyo. Lo tomó con sus manos y se sentó en la cama, tratando de saber a quién le pertenencia. SeungMin fue el único que pisó su habitación los últimos días.

HyunJin.

Lo que tenía entre manos era una bufanda negra, la cual se lo había regalado el primer invierno.

Y no sabía que un simple presente traería tantos recuerdos, ni consigo unas pequeñas lágrimas que se estaban deslizando por sus mejillas.

Llevo aquella bufanda hasta su nariz y olió el poco perfume que aún le quedaba. Recordó su sonrisa al verla por primera vez y los incontables besos que le dió como agradecimiento, a pesar de que fuese algo tan simple como un pedazo de tela que solo cubre el cuello.

Lo que entristeció a su alma, lo que hizo pedazos a su corazón, fueron sus palabras:

-Gracias, bonito - HyunJin sonrió, con toda la felicidad del mundo- Yujin jamás me regaló una. Gracias por pensar en mí- y besó sus labios rápidamente para colocarse la prenda en el lugar adecuado, antes de salir y comenzar su cita en el parque.

Su primer cita.

JeongIn arrojó contra la pared la bufanda, largando su enojo en un grito frustrado, seguido de su llanto.

No solo se atrevió a decirle que buscaba su perdón, sino que se atrevía a decirle que aprendió a amarlo cuando lo único que hizo fue lastimarlo.

Y lo peor era que le estaba creyendo.

Adaptación autorizada