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JeongIn aún no sentía haber superado a HyunJin del todo.
Si bien ya no pensaba en él o no lo extraña tanto como antes. Desde su ruptura, se había juntado mucho más con sus amigos, quienes hicieron todo lo posible para levantarle el ánimo en cualquier lugar y momento, sin importarles si tenían que hacer cosas totalmente estúpidas para sacarle una sonrisa.
Sin embargo, en el transcurso del primer mes lejos de HyunJin, se sintió un poco culpable al ver lo solo que estaba en la cafetería a veces. Ni siquiera se acercaba a ellos para comer, y no sabía si eso le asustaba o tenía que agradecerlo. Sabía a la perfección que Hwang no cortó la comunicación con sus amigos, tampoco debia hacerlo, y a veces los veía riendo en el campus.
Y lo que no podía evitar eran las ganas de acercarse, pero se mantuvo firme en su decisión.
Cuando lo veía comer solo, mientras que él reia, quería que se acercase y que se una a la charla, así como antes. Pero temía volver a caer en sus manos si él intentase algo.
Lo descubrió: era sumiso.
Pero también debía tener presente que HyunJin , desde aquella vez que le afirmó que no iba a volver con Yujin, jamás se acercó de nuevo. Y eso sí que lo agradecía.
Ahora, lejos de sus pensamientos, debía caminar lo más rápido posible para llegar a la salida de la escuela e ir a su casa, sus padres lo estaban esperando y él es el único alumno en los pasillos. Se había quedado estudiando en la biblioteca, aprovechando un poco los libros de allí para su tarea de inglés, claro que podría buscar un tutorial, pero le encantaba hacer aquello: fijarse en un libro, buscar y buscar. No sabía por qué, simplemente desde siempre fue así.
Su celular comenzó a sonar, y cuando lo sacó de su bolsillo trasero, el nombre de su madre en esa pantalla logró que abra los ojos. Comenzó a correr mientras hablaba con ella, prometiéndole que estaría allí en cinco minutos. Bajó los últimos escalones de la gran escalera de la entrada, pero este ni siquiera lo pisó, ocasionando que el aterrizaje sea doloroso para su tobillo, el cual se dobló.
-¡Ah!-chilló cuando quiso levantarse.
Pensó que era su fin. Que su madre lo mataría, no solo por llegar tarde a la cena sino por tener un tobillo roto. Pero para su sorpresa, unas manos tomaron su delicado torso y lo levantó como si de una pluma se tratase. Pasó su brazo por detrás del cuello contrario y el desconocido lo llevo hacía un banco que estaba a unos metros.
-Siéntate con cuidado, Innie-dijo.
Esa voz...
Al estar ya sentado, JeongIn levantó su vista, pero el individuo se había agachado para ver el pie, por lo tanto, tuvo que bajar su cabeza para mirarlo mejor. Él creía mucho en los héroes y en que estos llegan en el momento adecuado cuando uno necesita una salvación, pero era el héroe menos esperado: HyunJin.
-¿Qué... haces?-preguntó algo dudoso.
-Miro si no se está hinchando. ¿Por que corrías así y hablabas por teléfono? ¿Qué no ves que tú te caes fácilmente?
-¿Me estás reprochando o me estás ayudando?
-Ambas. Bueno, al menos pudo haber sido peor. Cuando llegues aplicas hielo, si?-sus ojos se encontraron y ambos corazones latieron a la par, los dos como locos-¿Tienes como volver a casa?-el menor negó-, Te podría dar dinero para un taxi, pero me gasté lo último en el almuerzo...
-No te preocupes, Hyun... HyunJin, puedo caminar perfectamente.
Apoyo el pie en perfecto estado para levantarse, pero al dar el primer paso con el otro, largó un quejido de dolor. Las manos de HyunJin fueron hacia su cintura, sosteniéndolo para que no caiga y volviendo a sentarlo en el banco.
-No puedes caminar, no seas terco. Uhm...-Hwang se agachó, mostrándole su espalda e indicándole que suba-. Vamos, te llevaré.
-No es necesario...
- JeongIn, te duele el pie y estás llorando. No tengo dinero para que te vayas en un taxi, y sé que tú no traes más que para el almuerzo -Al escuchar eso, el menor limpió sus lágrimas enseguida y puchereó, desanimándose-. Déjame llevarte a casa. Además, me quedaré tranquilo de que llegaste bien.
-¿Y si me caigo por tu culpa?
Preguntó inconscientemente, algo que para él tenia otro sentido.
-Me caigo contigo, nos reimos y nos levantamos de nuevo, ¿de acuerdo?
-De acuerdo.
JeongIn se subió a la espalda contraria, sintiendo como las manos de HyunJin tomaban sus piernas con firmeza, a la vez que él rodeaba con sus brazos el cuello, para sostenerse mejor. Sin embargo, a la mitad del camino, el cual iba en un completo silencio, estaba algo incómodo debido a su cabeza, ya que no sabía donde dejarla, por ende, dejó un espacio en la clavícula contraria para poder dejar descansar su mentón.
HyunJin sintió la piel de JeongIn junto a la suya, sabiendo que aquello le traeria algunos problemas como no dormir esa noche porque aún sentiría la sensación de esa pequeña caricia.
La respiración de Yang se volvió más tranquila y pausada, y Hwang entendía a la perfección que el pequeño castaño se había dormido, además de que los músculos de su cuerpo dejaron de ejercer la misma fuerza de antes.
No sabía si lo que estaba haciendo estaba mal o no.
Primero porque se prometió a él mismo sanar y alejarse de JeongIn para que él también lo haga. Segundo, se había gastado el dinero en el almuerzo, además que sabía que JeongIn no traía extra, solamente también para el almuerzo, ¿Qué iba a hacer? ¿Dejarlo solo y tirado cuándo no podía ni siquiera pisar? Tampoco había pensado en que podía llamar a sus padres...
Pero él quería hacerlo. Después de todo, solo le quedaba ayudar.
Tocó la puerta de la casa y esperó pacientemente, para luego ver a la señora Yang con una expresión preocupada.
-HyunJin... Innie no me dijo que estaba contigo. Adelante, pasa.
-Lamento la tardanza. Se tropezó y se doblo el tobillo y ambos no teníamos dinero...
-No te preocupes, mientras esté contigo, sé que está a salvo -la señora tomó su bolso y a la vez su valija-. Queria que viniera a cenar ya que nos vamos de viaje, pero bueno, será la próxima. Cuídalo por mí, confio en ti-le sonrió, para luego verla ir.
Asintió para sí mismo y se dispuso de subir las escaleras, pero al pisar el primer peldaño, se detuvo al pensar en por qué diablos su madre no lo echó de una patada.
Entonces cayó: JeongIn no le había dicho nada a sus padres.
Frunció su ceño y trató de despejar su mente. Al ingresar a su habitación, dejó cuidadosamente a JeongIn sobre la cama. Como traía puesto un gran abrigo, se lo retiró lentamente para poder acostarlo debajo de las mantas, además de que le sacó la corbata, Innie siempre decia que era incómodo hasta para ponérsela.
Al momento de ir a ver su tobillo, quitó la zapatilla del pie sano, para luego dirigirse al otro. Al momento de desatar los cordones, se fijó en si estaba hinchado, y como no lo estaba, simplemente desajusto los cordones con cuidado, para luego sacar el zapato con aún mas cuidado. Levantó su mirada y se fijó en si JeongIn hacia alguna clase de expresión de dolor, pero al notar que aún seguía dormido, se levantó y se dirigió hasta la cocina.
Al estar allí, tomó un poco de hielo y un vaso de agua, yendo nuevamente a la habitación del menor. Dejó el vaso de plástico en la mesita de noche y fue donde su piecito estaba al aire, así dejarle el hielo sobre la parte descubierta. Sonrío al ver lo pequeño que era cuando colocaba el hielo, recordando esos tiempos en el que dormían la siesta juntos, y en como sus pies también jugaban antes de dormirse.
Se obligó a olvidar aquello mientras se acercaba a JeongIn en la otra punta de la cama. Se sentó en el piso y lo miró. Lo miró dormir tranquilamente, sintiendo como su corazón palpitaba. Lo extrañaba. Pero sabía que eso sería así al principio, seria difícil olvidar a alguien que aprendiste amar luego de haberlo destrozado por completo.
Levantó su mano y corrió un mechón de cabello, el cual estaba sobre sus ojos. Se dijo así mismo alejar sus dedos, pero las ganas de acariciarlo le ganaron. Recorrió toda su mejilla, apoyando las yemas de sus dedos delicadamente, para no ocasionarle cosquillas o que se despertara. Una lágrima cayó hasta toparse con sus labios, entonces sintió el sabor salado.
Y se preguntó cuántas veces JeongIn habrá sentido el mismo sabor por su culpa. Pero también pensó en algo que logró hacerlo llorar:
¿Por qué se había dado cuenta tan tarde?
Adaptación autorizada
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