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Las palabras de JeongIn seguían en su mente. ¿Y cómo no hacerlo? Había salido a la luz el daño que le había hecho. Recordando sus lágrimas y como la voz rota del pequeño quería permanecer estable, entendió: había dañado a la persona que más lo amó en el mundo. 

Y se dio cuenta de ello al segundo de haberlo perdido. 

HyunJin no había mentido en ninguna de sus palabras. Se había despertado de la nada y el sueño se esfumó de repente. Pegó sus ojos a la ventana que no estaba siendo cubierta por la cortina, podía ver las estrellas en el oscuro cielo y parte de la luna brillar. Se acomodó de costado en su cama y dirigió los ojos hasta el reloj, eran las tres y treinta de la madrugada. No sabía qué hacer, ni sabía por qué se despertó tan de repente, pero reconocía ese dolor en su pecho y de que algo faltaba a su lado. 

JeongIn jamás se había quedado a dormir por las noches, pero si había ido a su casa cuando sus padres se encontraban de viaje por negocios. Y uno de esos tantos atardeceres, con el pequeño castaño sobre su pecho, y ambos tirado en el patio, sintiendo la cálida brisa del verano, escucho una suave voz susurrar: 

-Hoy es un día especial-dijo con una sonrisa, sin dejar de recibir caricias en su cabello. 

-¿Por qué? 

-Porque me he dado cuenta de que me encanta ver las estrellas. Son tan brillosas y tranquilas a la vez, emanan una belleza que es incomparable. 

-Eso no es verdad, Innie, tú eres más bonito que ellas. Es más, esas palabras, brillosas y tranquilas, también te definen. 

JeongIn levantó su cabecita y sonriendo le preguntó: 

-¿Crees eso Hyunnie? 

-Siempre. 

Y con aquel recuerdo guardado en lo más profundo de su ser, dos lágrimas recorrieron sus Mejillas. Lo extrañaba tanto que aquel impulso de llamarlo a esa hora, creció. Aún así, no le contestaría, no después de todo lo que le hizo. 

Y eso estaba bien. Estaba bien que lo odie, porque él ya se odiaba. 

Lo había jodido todo. Lo había perdido todo.

■■■

-¿Por qué nos has estado ignorando en la cafetería? 

HyunJin suspiró al escuchar la voz de Chan detrás suyo y luego lo vio por el rabillo del ojo colocarse a su lado, apoyándose sobre los casilleros. Guardó el último libro en el fondo y sacó el celular que había dejado encima de unos estantes, mirando la hora para tratar de ignorar la pregunta de su amigo, pero un carraspeo le hizo girar los ojos. 

-¿No es obvio? Después de todo, nadie me quiere allí. Y lo entiendo. 

-Estoy seguro de que... -

-No, Chan-interrumpió colocando su mochila sobre sus hombros. -No iré para ver como de repente todos se encuentran en silencio. No para ver la cara fulminante de SeungMin. Y mucho menos no iré para que JeongIn se ponga triste o él se tenga que ir. No quiero ponerlo incómodo, ya lo he hecho muchas otras veces, y créeme, ya no quiero. Si ustedes quieren acercarse, claro que pueden, pero por el momento, prefiero estar solo y pensar.

-¿Pensar en qué, HyunJin?-preguntó Chan con su ceño fruncido. 

Unas risas se escucharon en el pasillo. Había poca gente, pero suficientes bocas para que hablen. 

JeongIn y BeomGyu estaban al otro lado del corredor. 

El rumor de su rompimiento también viajó a casi todos los oídos de la escuela, pero eso no le importaba. Le importaba en la manera en que reía JeongIn y en lo cómodo que se encontraba con ese chico. 

-¿Sabes? Es la primera vez que no estoy celoso-musitó HyunJin, agachando la vista hasta pegarla en el suelo, aún así, esta viajó hasta los ojos de Chan, quien se encontraba prestando suma atención a las palabras de su mejor amigo- No estoy enojado, ni pensando cosas estúpidas. Quiero verlo feliz, Chan-su voz se quebró y las ganas de llorar llegaron- Porque se que conmigo no lo fue.


Adaptación autorizada

Maratón 10/11

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