⚘09

Un nuevo día había comenzado y con ello un triste HyunJin se preparaba para el desayuno. Triste porque tiene que ver a su padre, pero feliz porque pasaría el día con JeongIn. 

Hwang se había dado cuenta que aquellos días, en donde solo estaba con él, eran los mejores. Era como sí la misma presencia de su pequeño le alegrara la vida; la sonrisa de JeongIn era como un rayo de sol, de por sí ya brillaba sin sonreir, pero diablos, cuando curvaba sus delgados y suaves labios hacia arriba, no podía evitar sonreír con la misma alegría, a pesar de haber tenido un mal día. 

Al bajar las escaleras su padre aún no estaba, por lo que largó todo el aire que estaba conteniendo. Se acercó a la cocina y colocó la cafetera donde corresponde y bajó de la lacena su taza favorita, que al principio si bien no lo había gustado mucho, aprendió a amarla con el paso del tiempo, es decir, con el paso de un año, ya que esa taza se la había regalado JeongIn cuando apenas comenzaban a salir. Ahora, cada vez que la veía, sonreía sin razón. 

Pero al ver un vaso recordó como el mismo vidrio se había estampado contra el suelo y lo vio allí parado inmóvil, frente a los cristales. Su ceño se había fruncido y se acercó rápidamente y buscó con qué ayudar a levantar el vaso roto, dejando salir uno de sus mayores miedos. 

Uno que no sabía que existía hasta ese día. 

Al ver brotar la sangre del dedo de JeongIn, lo único que hizo fue tomar su mano con cariño y lo levantó con cuidado. Lo acercó al lavabo para lavar la herida, luego la vendó para que no se infecte. 

Había notado como sus ojitos habían dejado de brillar. ¿Por qué? ¿Por qué esas dos estrellas habían dejado brillar? No lo sabía. Iba a pedir perdón por su comportamiento, mierda, lo iba a hacer, pero los brazos de JeongIn lo rodearon primero y eso ocasionó que todo el mundo se apagara y se hundió en la sensación que eso provocaba en él. 

¿Por qué estaba sintiendo cosas que antes no sentía? ¿O siempre estuvo allí? 

Solo que aún no lo quería aceptar. 

La cafetera se apagó e hizo que sus ojos se apartaran de aquel vaso. Vertió el café y lo dejó a un lado para tomar unas rebanadas de pan y untarlas con queso, pero unos pasos cerca suyo hizo que toda paz se esfumara. 

-¿Tanto perfumes te pones para ir a ver a ese marica? -fue lo único que preguntó-. No entiendo como has podido cambiar a una chica tan linda como Yujin por ese... por ese... ¿Cómo lo llamo, HyunJin? Además de marica. 

-JeongIn-pronunció entre dientes, harto de la misma situación-. Yang JeongIn es su nombre. -

-Ah, ya veo, aunque le queda mejor marica, ¿sabes algo? A ti también te queda bien, pero como eres mi hijo, sigo convenciéndome de que eres heterosexual y que sales aún con Yujin. 

El pan se le resbaló de las manos e impactó contra el plato de porcelana, al igual que el cuchillo y su paciencia. 

-¡Ya basta! -gritó con furia en su voz, logrando que su padre se sorprenda-. Marica esto, marica lo otro, ¿en serio te importa tanto con quien estoy? ¿arruino tu imagen? ¡Soy tu hijo y deberías apoyarme! -los ojos de HyunJin se cristalizaron. No quería llorar y mucho menos enfrente de su padre, quién lo daba por débil-. ¿En serio crees que tus negocios se van a ir a la mierda porque tu hijo es bisexual? ¿o que ya no te querrán en la sociedad o algo por el estilo? Déjame decirte una cosa pedazo de basura, ya te odian. Eres corrupto, manipulas documentos y has llegado a estafar a las personas. Además de misógino, machista y homofóbico. ¿En serio crees que mamá se casó contigo porque te amaba? No seas idiota, te buscó el billete y te encontró lo idiota - HyunJin hizo ademán de retirarse, pero se volvió a girar hacia su padre quien se encontraba estupefacto-. Déjame en paz, déjame vivir, déjame amar. Déjame de insultarme como si fuera una escoria o lo peor que te pasó en tu vida -el padre abrió su boca para hablar pero el menor lo volvió a callar ―. Y no digas esas estupideces de "nadie elige los padres que les toca", porque si vamos con esa lógica, señor inteligente, nadie elige a quien amar y elegí amar a un chico. 

Dicho eso, HyunJin se dio la vuelta rápidamente y salió de su casa dando un portazo. Los pájaros hacían su presencia con su estruendoso canto. Sus pasos eran apresurados y movía sus manos con nerviosidad, a la vez que sentia sus lágrimas deslizarse por sus mejillas rojas del enojo. 

JeongIn, JeongIn, JeongIn. 

Solo pensaba en una persona. Solo quería a una persona en este instante. 

Al llegar a su destino y sin poder quitarse el agua que desprendia sus ojos, tocó la puerta suavemente con sus nudillos. Agachó su cabezá y esperó, cuando sintió la puerta abrirse, un sonriente JeongIn de oreja a oreja se hizo presente. 

Pero su sonrisa desapareció en cuanto notó lo triste que se encontraba. 

-¿Jinnie...? -sus manitos fueron a parar al rostro ajeno. Lo levantó y lo inspeccionó bien, sintiendo una profunda tristeza entrar en su cuerpo- ¿Por qué lloras? ¿Qué sucedio? 

-Abrázame, JeongInnie-fue lo único que logró decir. 

Cuando los brazos cortos del menor lo rodearon, Hwang pudo respirar con calma. Jamás había abrazado a alguien con tanta necesidad, jamás había inhalado el rico aroma de un perfume ajeno como el de Innie, jamás había llorado con tanta intensidad. 

-Abrázame hasta que el día acabe. Abrázame hasta que mis padres me acepten -acomodó su rostro en la curvatura del cuello contrario. Yang frunció su ceño, sin saber a lo que se referia-. Abrázame toda la vida. 

-¿Solo yo? 

-Solo tú. 

Nadie más.






Adaptación autorizada

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