Capítulo 16

Seis días para la boda

Rhys y Arden se detuvieron frente a un edificio de dos pisos en el centro de Notting Hill. Tenía una fachada pintoresca y un estilo vintage, al igual que todas las casas de esa calle. En ese edificio vieron un cartel en la entrada que decía: «Academia de baile Coleman».

—¿Estás lista? —preguntó Rhys.

Arden tenía una expresión decidida en su rostro y asintió con firmeza.

—Sí.

Entrelazaron sus manos y entraron. En la recepción, había una mujer mayor detrás de un escritorio; les indicó que subieran al segundo y esperaran al resto del grupo. Ellos obedecieron y Rhys observó cada detalle de su alrededor: desde las fotografías de danza en las paredes hasta los salones adecuados para las clases de baile.

Ese era el motivo por el que estaban allí: las clases de baile.

Días atrás, Madame Taylor les había comentado que Hope y Vance pensaban asistir a una clase de baile, junto a otros invitados, para la boda.

Entonces, a Arden se le había ocurrido utilizar la clase de baile para recrear el segundo momento especial. De acuerdo al expediente de parejas, Vance y Hope se habían dado su primer beso en un baile escolar con tema de los 80', bajo luces de colores y con los acordes de Keep on loving you, de REO Speedwagon.

Cuando hablaron con Madame Taylor, la mujer había estado de acuerdo y había asegurado que tenía a la persona adecuada para ayudarlos. Realizó un par de llamadas y les dio la dirección del estudio de danza. De esa forma, ambos se habían ganado la oportunidad de asistir a clases de baile.

A pesar de que había sido su idea, Arden se sentía reacia, pero Rhys había encontrado el lado positivo al percatarse de que así podrían marcar la casilla de su listado de diez cosas para fingir ser una pareja que decía: «Tomar clases de baile».

Todos salían ganando.

Rhys se detuvo en el pasillo, afuera del último salón de danza. Al principio, pareció que estaba vacío, pero luego notó al joven bailando ballet; se desplazaba de un lado a otro con movimientos armoniosos y lentos. La luz de la luna que se filtraba por un ventanal parecía seguirlo, iluminando su figura esbelta. A pesar de que tenía los ojos cerrados, nunca cometió un error. Era como si una melodía silenciosa guiara su danza, sus sentidos.

Rhys nunca había visto a alguien bailar con tanta pasión. Su talento era innegable.

El joven se detuvo de forma abrupta al verlos en la entrada. Su rostro estaba un poco enrojecido y su respiración era irregular.

—¡Oh, lo siento! Me dejé llevar —dijo, secándose la frente con una toalla que recogió de un bolso deportivo—. ¿Son del equipo de Hope y Vance?

—Soy Rhys, ella es Arden —dijo y su compañera levantó la mano en el aire para saludar.

—¡Lo tengo! —soltó el bailarín, como si acabara de recordar algo importante—. Madame Taylor me habló de ustedes. Mucho gusto, soy Idris Coleman.

Él se acercó y les ofreció un apretón de manos. Rhys sonrió e inspeccionó a Idris: era más bajo que él —tal vez de la estatura de Arden—, delgado y con curvas estilizadas, como un bailarín. Su cara era lo que más destacaba: Arden diría que Idris Coleman era lindo, con un rostro de bebé y facciones delicadas.

—No se preocupen —dijo Idris—; tengo todo listo, como ella me pidió. Vamos, entren.

Rhys y Arden se detuvieron en el centro del salón mientras Idris desaparecía detrás de una puerta abierta. Un segundo después, la habitación se llenó de luces de colores y Keep on loving you se escuchó a través de los altavoces.

—Genial, ¿no? —Sonrió y bebió de una botella de agua—. Uno de los asistentes de Madame Taylor vino en la mañana a instalar la cámara de luces. Es exactamente igual a como lo recuerdo.

Rhys entrecerró la mirada ante su último comentario, pero cuando iba a cuestionarlo, Idris se adelantó:

—Supe que estuvieron en el cumpleaños de Hope. ¿De verdad se reventó una de las cuerdas del violín en medio de la presentación?

Rhys se aclaró la garganta.

—Fue un accidente. Aunque nos sentimos responsables.

Idris sonrió. Tenía una sonrisa dulce y un tanto sensual.

—No se preocupen. Nada podrá salir mal hoy —garantizó—. Se quedarán a la clase de baile, ¿verdad? Hablé con Hope ayer y mencionó que también traería a sus damas. No mencionó a Jude, así que quizá todavía esté en Australia. Es el padrino y aún siempre tiene que llegar tarde...

—Jude está aquí —interrumpió Arden—. Asistió al cumpleaños de Hope.

—¿Jude está aquí? —Los ojos de Idris brillaron—. ¿Cuándo llegó?

—Llegué hace tres días —contestó alguien, detrás de ellos.

Todos se dieron la vuelta para ver a Jude cruzado de brazos y apoyado contra la pared de la entrada. Su aura oscura y reservada no perturbó a Idris, cuyo rostro se iluminó antes de correr hacia él.

—¡No puedo creer que hayas venido para una de mis clases! Pensaba que tu aura taciturna y peligrosa no te permitiría aprender a bailar —declaró con una sonrisa—. ¿Viniste para eso o solo extrañabas ver mi rostro?

Jude cubrió con la mano la cara del otro y lo empujó. Idris rio e intentó patearlo. Mientras tanto, Rhys observó el encuentro con curiosidad; un presentimiento le hizo indagar en su vínculo. Entonces, se percató de que compartían el mismo hilo que unía a Hope y Vance con Jude.

Idris Coleman era la cuarta persona en el vínculo familiar.

—Llegas justo a tiempo. —Idris tomó a Jude del brazo para llevarlo al centro del salón—. Estaba platicando con Rhys y Arden sobre la clase de baile. Ya se conocen, ¿verdad?

Rhys asintió mientras Arden y Jude se miraban en silencio. Ella había dicho que había algo en él que la dejaba intranquila. Sabía que no le agradaba, pero, aún así, a Rhys no le gustaba que se vieran de esa forma. Aunque Arden no lo notara, tenían auras muy parecidas, que parecían llamarse.

Apretó su mano y atrajo a Arden más cerca de él.

El momento se vio interrumpido cuando Hope llegó con sus damas. Idris y Hope se encontraron a medio camino en un abrazo. Después saludó a Jude de lejos, con una media sonrisa.

Arden y él se acercaron y se saludaron. Hope también abrazó a Arden y elogió sus jeans bordados. Rhys no podía más que coincidir en silencio con ella: Arden lucía preciosa con la larga melena suelta, esos jeans que abrazaban su figura y algo que Sophie había llamado «crop top» con mangas. Más de una vez su atención se había perdido en la pálida piel de su vientre. ¿Quién diría que tendría dos lunares pequeños junto al ombligo?

Cuando se dio cuenta de que se había quedado observándola más de la cuenta, levantó el rostro y se topó con la mirada fija de Jesse, la amiga de Hope. Esta vez, fue el turno de Rhys de esconderse detrás de Arden para no llamar su atención, aunque eso no evitó que la mujer desistiera de buscar una razón para acercarse.

Por suerte, Vance llegó poco después, también acompañado de un grupo de amigos; Idris estaba discutiendo con ellos el mejor momento para lanzar la sorpresa. Su sonrisa se suavizó al ver a Vance y se disculpó para ir a saludarlo. El novio también sonrió al verlo y alborotó su cabello castaño. Idris no lo abrazó; pero si bien su comportamiento era diferente que con Jude, era familiar y cálido.

Idris reunió a todos en un círculo y se paró en el medio.

—Bien, vamos a empezar —dijo con calma—. Como todos saben, el primer baile, baile nupcial o vals de novios es muy importante en la boda. Hope iniciará el baile con su padre y luego será el turno de Vance. Después se irán uniendo los invitados a la pista de baile: los padres, los padrinos, las damas y las otras parejas. Además, cada familiar o amigo irá tomando su turno junto a los novios para demostrar su apoyo. Es una tradición, así que todo debe salir perfecto. ¿Dudas?

Cuando nadie habló, Idris aplaudió e hizo que se formaran en filas, intercalando un hombre y una mujer.

—Empecemos con los pasos básicos —dijo—. El vals tiene un ritmo en cuentas de tres y consta de tres tiempos que se bailan imaginando que hay un cuadrado invisible bajo nuestros pies. El paso básico del vals es el mismo para hombres y mujeres; la única diferencia es que el hombre comienza haciendo los pasos hacia adelante con el pie izquierdo, mientras que la mujer realiza los pasos hacia atrás con el pie derecho. El hombre avanza y la mujer retrocede. Muy sencillo.

Rhys no estaba seguro de que fuera sencillo. Nunca había bailado un vals antes, pero al menos tenía coordinación y podía seguir los pasos que Idris explicaba desde enfrente. Por otro lado, Arden no parecía tener coordinación alguna: sus pies tropezaban y confundía el orden de los movimientos. Aun así, Rhys sabía que estaba haciendo su mejor esfuerzo.

—Bien, hagamos una pausa —informó Idris luego de varias repeticiones de los pasos básicos—. Mientras tanto, los novios podrán repasar el vals con música.

Idris le guiñó un ojo cuando su mirada y la de Rhys se encontraron; era la señal de que encendería la cámara de luces y la música. Los presentes, excepto los novios, despejaron la pista. Hope sonrió cuando Vance pidió su mano y se colocaron en la posición inicial, esperando la música.

Según Madame Taylor, Hope y Vance bailarían su primer baile con una canción llamada I get to love you, una balada lenta y de suaves acordes; por eso, se miraron confundidos cuando la suave melodía fue reemplazada por los acordes de rock ochentero de Keep on loving you.

—¡No puede ser! —Hope no paraba de reír mientras las luces de colores se encendían—. ¡Es como en el colegio! ¿Tú sabías?

Vance negó y rio contagiado por su risa. Luego sostuvo su mano para cambiar la posición del vals e iniciar un baile más casual, con sus cuerpos unidos por completo. Sobre el hombro de Vance, Hope vocalizó un «gracias» silencioso hacia ellos y Rhys sonrió, apretando el hombro de Arden.

La atmósfera era perfecta, romántica y emotiva. Alrededor del salón, las otras parejas cantaban en murmullos o se mecían al ritmo de la música. Los ojos de las mujeres resplandecían de emoción y tenían sonrisas sutiles en los labios.

En el fondo del salón, recostado contra el ventanal, Jude miraba a sus amigos con una expresión imperturbable. Junto a él estaba Jesse, aferrada a su brazo e intentando llamar su atención. Por otro lado, Idris se hallaba en la entrada de la habitación contigua, con los ojos sobre Jude y un semblante incierto.

Antes de que Rhys tuviera tiempo de analizar su expresión, la canción terminó y todos aplaudieron. Vance besó a Hope en la frente y ella le regaló una sonrisa radiante. Rhys pestañeó y observó el hilo de Eros flotando a su alrededor; seguía roto, pero no había desaparecido. Debía ser una buena señal, ¿no?

—Eso fue hermoso, ¿no? —dijo Idris, al apagar la música y las luces—. Ahora pasemos al ensayo de parejas.

El número de integrantes del grupo era par, así que todos tenían un acompañante para practicar. Idris formó dos filas y se acercó a cada pareja para enseñarles la postura correcta. Cuando llegó hasta Rhys y Arden, sonrió y acortó la distancia entre ambos.

—Esto será muy sencillo: espalda erguida, rodillas ligeramente flexionadas. Deben mantener siempre la posición; no muevan las caderas ni los hombros —explicó—. Rhys, con tu mano izquierda agarra la mano derecha de Arden.

Arden lo miró, insegura. Rhys sonrió para transmitirle calma y siguió las indicaciones de Idris.

—Ahora coloca tu mano derecha en su espalda. Y Arden, pon tu mano izquierda sobre el hombro de Rhys.

Sus cuerpos quedaron muy cerca. Rhys deslizó su mano alrededor de su cintura y la apoyó contra su espalda. Sin embargo, su blusa era corta y sus dedos sintieron una corriente al tocar su piel; ella era suave y cálida.

—Tienen una postura perfecta —mencionó Idris—. Aunque no lo crean, tienen ventaja sobre los otros: están casados, así que no tienen miedo de invadir el espacio del otro o tocarse.

Dicho eso, se retiró. Pero el latido acelerado del corazón de Rhys no cesó. Al contrario, sentía que su corazón golpeaba con más fuerza cada segundo que transcurría mientras se percataba de su proximidad, su calidez y esa sutil fragancia dulce que desprendía su cabello.

Idris puso la canción original del vals y todas las parejas empezaron a moverse. Rhys reaccionó cuando Arden lo pisó. Ella maldijo y apretó la mano en su hombro.

—¿Estás bien? —preguntó Rhys para distraerse del latido de su corazón.

—No soy buena en esto —masculló.

Su honestidad lo hizo sonreír y la acercó más a su cuerpo para guiarla.

—Nadie es bueno en nada la primera vez que lo intenta —murmuró y ella lo miró—. Por ejemplo, dijiste que no eras buena con las citas y ahora estamos aquí, en nuestra segunda cita falsa. Y no me has golpeado, así que lo considero un éxito.

Eso le arrancó una sonrisa a Arden que intentó esconder mordiéndose los labios. Rhys siguió su movimiento y se quedó mirando su boca. Estaban tan cerca que podía ver cada detalle de sus labios: desde el suave color rosa hasta la definición perfecta de su labio superior, que era más delgado que el inferior.

Arden volvió a pisarlo y Rhys tragó con fuerza. Dirigió una rápida mirada alrededor para distraerse. Nadie les prestaba atención: cada pareja estaba enfrascada en su propia rutina; Hope y Vance también estaban practicando el vals con Idris, quien observaba sus movimientos. Sin embargo, Hope parecía un poco distraída; quizás estaba cansada, o era culpa de la pareja junto a ellos: Jesse estaba guindada del cuello de Jude, sin darle ni un respiro.

Rhys volvió a sentir otro pisotón.

—No lo hago a propósito —dijo Arden—. Lo prometo.

—Lo sé. Está bien.

Las puntas de sus dedos acariciaron su espalda con lentitud, y ella se estremeció contra sus manos, contra su cuerpo. Rhys tragó duro y volvió a estudiar su boca. Podía escuchar el corazón en sus oídos, tan rápido e inseguro. ¿Qué debía hacer? ¿Qué debía hacer, cuando solo quería una cosa?

—Deben bailar el vals con los hombros relajados —indicó Idris, paseándose entre las parejas—. No miren al suelo, sino a su compañero.

Arden apartó la mirada de sus pies y estableció contacto visual con Rhys. Él se preguntó qué vio en su rostro, porque el aire entre ellos cambió. Ella se relajó y él la apretó contra su cuerpo, lo cual era imposible porque el espacio entre ellos ya era inexistente. Rhys dejó de sostener su mano y entrelazó sus dedos, bailando a un ritmo más lento y seductor.

No dejaron de mirarse en silencio. La tensión entre ellos era casi palpable, asfixiante, pero Rhys prefería dejar de respirar a dejar de mirar aquellos ojos avellana que solo lo veían así en su imaginación.

¿Qué debía hacer? ¿Qué sería suficiente? ¿Sería suficiente ceder a su impulso? ¿Sería eso suficiente?

«No, no es posible».

Rhys cerró los ojos, vencido. Apoyó la mejilla contra el costado del rostro de Arden y la abrazó con fuerza. Se perdió en la melodía de la música y en el movimiento lento de sus cuerpos.

¡Todo era tan perfecto! Aunque no fuera suficiente, era...

El gritó de dolor los tomó desprevenidos a todos. Arden se separó de él de un brinco y buscó a Hope con la mirada al reconocer su voz. Rhys siguió su mirada. Hope estaba en el suelo y sostenía su tobillo izquierdo con una expresión de dolor. Vance la levantó en brazos, mientras un par de lágrimas se deslizaban por sus mejillas.

Rhys no sabía lo que había sucedido, pero la práctica terminó en ese instante.

Y entonces todos terminaron en el hospital. 

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