Solo es migajas para mi subconsciente.

A veces me digo; no seas boba, ya lo hablamos muchísimas veces a este asunto y sabes que no podes hablarlo con alguien más sobre esto. Dado también el tiempo que ha pasado...

No quería aceptarlo... Me negaba, pero lo entendí. Me gustabas.

Sé que probablemente vos no hacia mí, por eso luego de la última vez que nos vimos físicamente, te alejaste sin previo aviso de manera paulatina.

Y allí me quedé. Sobrepensando.

Mi mente se hizo un caos. No quise malinterpretar las cosas por una ilusión banal, pero ahora al pensarlo, me convenzo.

Me gustaste. Mira que te conozco desde hace años ya; incluso cuando nos cambiamos de curso en la escuela, nos saludábamos alzando la mano o con una leve sonrisa.

Algo sin importancia, pero, siento que nos permitió luego entablar una relación de amistad en lo que fue el verano y el resto del año pasado... Hacía tiempo que hablar con alguien, más siendo un chico, me hacía sacar tantas sonrisas y me daba tanta confianza, hasta en el momento en el que pensé que era mutuo.

Y se estrelló contra el piso con violencia arrasadora. Entonces lo acepté y seguí adelante con mi vida. No quise pensar mucho más ya que todos los caminos conducían a Roma. A qué nunca te gusté de esa manera.

Luego me mandaste un mensaje para año nuevo. Llevaríamos entonces varias semanas sin hablarnos.

Y así siguió también.

Ahora volviste en forma amistosa contestando con más frecuencia mis historias y entablando esa forma amistosa que siempre fue.

¿Qué significa esto? Nada. Sólo representa algo que en mi mente se mantuvo por mucho tiempo y ahora, hace poco, logré dilucidar entre todas las manifestaciones emocionales que he tenido.

Mentirme tampoco es la solución a mi mente. Por eso lo acepto, me gustaste, y no he podido sacarme de la cabeza la intriga del círculo que cerró repentinamente.

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