Es hora de salir del pozo.

Adiós ilusiones, adiós sueños imposibles, adiós pasado. Sobre todo tú. Los recuerdos son accesibles para obtener sensaciones estimuladoras, sin embargo, ¿hasta cuándo es factible seguir entre recuerdos y aferrarse a algo que alguna vez fue de suma felicidad?

Eso solamente son, recuerdos. A no malinterpretar, sólo son aquellas cosas que nuestra mente trae a colación en momentos más vulnerables.

¿Por qué esto no fue así? Quizás es la manera de como debió haber sido.

¿Por qué dije esto? Las conversaciones diarias, a veces son tan triviales... Lo hecho, hecho está.

¿Por qué dejamos de hablar? ... Aún busco respuestas para eso...

Es agotador, la mente pide e implora un respiro. Esa sensación de, "tu esfuerzo valió la pena, pero este es el límite". Las personas son cambiantes, y quizás nuestras preocupaciones son completamente invisibles ante sus ojos. Mientras que el corazón duele. Duele mucho y la soledad de acerca sin sigilo.

Es cansancio. Cansada de insistir, cansada de hacer presencia, cansada de escuchar, cansada de ser hecha menos ante la arrogancia ajena, cansada de ocultar mis sentimientos.

Es momento de hacer un desarraigo. Expulsar todo aquello que resulta agotador a la mente y renovar aires.

Hace unos días me encontré en esa situación plácida de compartir un momento con algunas personas que me hicieron dar cuenta de algo importantísimo que ignoraba hasta ahora.

Entonces me decidí; dejaría atrás todo aquello que no es parte de mi presente y me encaminaré a mi futuro. Solo yo, soy quien debe tomar las riendas de mi destino. Solo yo, puedo controlar los deseos de mi golpeado corazón.

Solo yo, soy quien dará los primeros pasos hacia adelante al porvenir.