Capitulo 3

Ya habían pasado unos días desde que Edgar dejó plantada a Colette, ambos ya se habían arreglado y el ambiente estaba normal... por ahora.

-¡Edgar!- Diría Fang entrando a la tienda.

-Hola... ¿Cómo has estado?

-Fantastico, estos días todos hemos estado saliendo bastante, y hoy no será la excepción ¿Vienes?

-Mmh, no lo sé ¿Dónde será?

-En la casa de Brock.

-¿Qué van a hacer?- preguntaría Edgar.

-Oh, lo normal, ya sabes. Aunque quizá hagamos apuestas y juguemos videojuegos, ¿Vienes?

-No lo sé, luego te aviso.

-Va, nos vemos.

Fang se saldría de la tienda, Edgar realmente no tenía muchas ganas de ir, pero tampoco le gustaba quedar mal con ellos.

Se sentó en el mostrador y notó a su compañera dormida. En sus manos estaba el famoso diario, le daba curiosidad cuántas cosas guardaba allí, así que aprovechando la situación, lo arrebató lentamente de las manos de la peliblanca.

La chica rápidamente se despertó, vió a Edgar y se asustó bastante mientras veía como lo empezaba a abrir.

-¡Espera!- Colette le arrebata el libro-. No agarres eso... Por favor.

-Oh, lo siento, tenía curiosidad jeje.

-Es que... me da pena que alguien más lo vea jaja.

-Jaja, disculpa.

-Ay, estuve dos horas dormida... disculpa, te deje trabajando solo...

-No te preocupes, casi no viene gente... ¿No dormiste bien?

-Casi nunca duermo bien, pero que importa- El ambiente se volvió un poco incómodo, así que Colette siguió hablando-. ¿Me perdí de algo mientras estaba dormida?

-Pues... vino Fang.

-¿Qué quería?

-Me invitó a ir con el grupo a la casa de Brock.

-Oh...- dijo Colette con un tono un poco desanimado.

-¿Sucede algo?- pregunta Edgar un poco confuso.

-Es que... estaba pensando que tal vez podríamos ir a algún lado...

-Oh... pues... si quieres...

-¿En serio? pero, tienes planes.

-Lo de Brock es muy noche, podemos salir tu y yo un poco más temprano ¿Te parece?

-¡Claro!- diría Colette con una clara emoción.

Su turno pasó relativamente rápido, ambos estaban un poco ansiosos de salir, especialmente Colette, pues iba a salir con una persona, no recordaba hace cuanto no pasaba.

El turno acabó, ambos fueron a los casilleros y se cambiaron. Al salir de ahí, empezaron a caminar por la ciudad.

-¿Qué quieres hacer?- preguntaría Colette.

-Lo que quieras.

-Ayy... ¿Quieres ir a un parque?

-Claro.

Ambos se dirigieron a ese lugar, en la ciudad donde vivían no habían muchos niños, por lo cual los parques estaban bastante tranquilos.

Ambos se sentaron al lado de un árbol, realmente casi ninguno de los dos hablaba, provocando un ambiente algo incómodo.

-Disculpa si es un poco aburrido...- diría Colette

-Claro que no, no te preocupes jaja.

-Jaja, es que no sé de qué hablar...-diria Colette un poco apenada.

-¿Sueles venir seguido al parque?

-¡Si!, cuando salimos temprano del trabajo suelo venir, realmente es bastante relajante.

-Tienes razón, casi no hay gente.

-Los únicos que suelen venir seguido además de mí son Leon y Nita. Realmente son de los únicos que no me tratan mal... supongo que porque son niños.

-Ojala ser niño otra vez... ¿Verdad?

Colette no compartía ese sentimiento, realmente no vivió una infancia muy linda que digamos.

-No lo sé... ¿Tú siempre has vivido aquí?

-Si... desde que era un niño, de hecho, siempre he vivido en la misma casa.

-¿Vives con tus padres?- preguntaría de forma inocente Colette.

Edgar se quedó en silencio unos segundos hasta que finalmente respondió.

-Fallecieron hace dos años...

-Ay, discúlpame...

-Nah, no te preocupes... ¿Y qué te gusta hacer en tu tiempo libre?

-Oh, cuando no estoy coleccionando cosas me gusta...- realmente Colette no tenía otro pasatiempo, por lo cual pensó en cualquier cosa que se le ocurriera en ese momento-. A veces suelo regar mi jardín, me gustan mucho las flores.

-Oh, ¡A mi también!- diría Edgar con una ligera sonrisa- Tengo algunas en mi casa, mi mamá me compartió el gusto por las flores jaja.

-¡Que lindo!, a mí me gustan mucho las margaritas.

-A mi mamá siempre le gustaron los Lirios, son muy lindos, tengo uno en mi casa.

-¡Si! Son hermosos.

Edgar se quedaría viendo a Colette, lo cual la pondría bastante nerviosa.

-¿Pasa algo?- preguntaría Colette con una voz un poco temblorosa.

-Nada, es que tu cabello me recuerda justamente a esa flor jaja.

Colette se quedó helada, no de miedo, sino de impresión. ¿Le acababa de dar un halago? ¿La acababa de comparar con una flor?

-Ay... ¡Muchas gracias! Aunque siempre está todo despeinado jaja.

-Se te ve lindo- diría Edgar de forma inocente.

Colette se estaba aguantando las ganas de gritar de emoción, intentó actuar lo más normal pero se notaba un poco su rubor.

-¿Te parece?- preguntaría Colette.

-Claro... Oh, ya se está haciendo tarde.

-Ah, está bien, suerte con los muchachos.

-Gracias ¿Te acompaño a casa?

-Oh... No, no te preocupes, no es tan noche, me puedo ir sola.

-¿Segura?

-Claro, ¡Nos vemos!- diría alejándose.

-¡Adiós, vete con cuidado!- diría Edgar en voz alta, pues Colette ya se encontraba a varios metros.

Colette se fue caminando con emoción, pensando en lo que el chico le dijo.

"¿Le gusta mi cabello? Pensé que se veía mal..."

Llegó a su casa dando brinquitos de emoción. Al entrar, se empezaría a sentir un poco mareada.

–Ay...– se quejaría la peliblanca sentándose un rato.

finalmente se dispuso a cenar y finalmente a dormir para el próximo día.

Con Edgar.

-Pasa, Edgar- diría Brock dándole la bienvenida.

-Buenas... ¿Cómo han estado?- diría Edgar entrando.

Todos se sentaron en la cocina de Brock y empezaron a charlar, al rato empezaron a beber.

-¿Y como te va en el trabajo,
Edgar?-preguntaria Fang.

-Pues, aburrido como siempre, no tolero a ese viejo, Griff.

-Y luego mira quién te tocó de compañera jaja- añadiría Chester.

Edgar no respondió nada, realmente no entendía por qué ese trato a Colette, en esos días que se habían acercado un poco más, le resultó agradable, mucho.

-Colette es agradable...- diría Edgar en voz baja, lo cual produciría la risa de todos los presentes.

-¿Agradable? Jaja- preguntaría chester a carcajadas.

-Ya te pegó la locura, bro- añadiría Fang.

Edgar simplemente prefirió ignorar las palabras de los chicos.

-Edgar...- diría Chester.

-Dime- respondería Edgar.

-Si te acuestas con Colette, te damos 100 gemas.

Todos empezaron a reírse y estar de acuerdo con Chester. Edgar simplemente se quedó callado, siempre se le habían hecho repugnantes ese tipo de apuestas.

-¡Claro que no!- respondería Edgar.

-Jajaja, ¿Te da tanto asco?

-No, o sea...- Edgar sería interrumpido por Fang.

-¿O sea que si lo harías? jaja.

-Claro que no.

-Ya, ya, era broma. Aunque la apuesta va a seguir por si quieres, eh.

-Si, si, como digas- diría Edgar un poco molesto.

"Si el no quiere las gemas, yo si"
Dijo una voz que Edgar no pudo distinguir.

-Seguro fue mi imaginación- pensó Edgar.

.

.

.

.

Colette se despertaría bastante tarde, ya se había pasado 10 minutos de la hora a la que debía llegar al trabajo. Apenas le dió tiempo de cambiarse antes de llegar al trabajo.

-¿Otra vez vez llegando tarde, señorita? Me temo que tendré que...

-Lo siento por la tardanza... no volverá a pasar... necesito el trabajo.

-Eso espero...- diría su jefe antes de irse de ahí.

Colette se sentaría y esperaría a los clientes, al lado estaba Edgar.

-¿Otra vez no dormiste bien?

-Nunca, jaja.

-Mmh, tienes que dormir bien Colette, te va a hacer daño.

-No importa...- Colette sería interrumpida por un dolor de estómago, se le había olvidado desayunar.

-¿Tienes hambre?- preguntaria Edgar.

-Si... no desayuné.

-¿Quieres que vaya a traerte algo? Hay otra tienda de comida cerca.

-Oh, es que no traigo dinero...- responde Colette.

-No te pregunté si traías dinero, te pregunté si querías algo- diría Edgar con una ligera sonrisa.

-Ay... Muchas gracias, mañana te lo pago ¿Va?- diría Colette con un pequeño sonrojo.

-Claro que no, no te preocupes... Enseguida vuelvo- diría Edgar saliendo de la tienda.

"¿Desde cuando alguien se preocupa si ya comí?... ¿Le importo?"

Edgar no tardaría mucho en volver con una bolsa a la tienda de regalos donde trabajaban. Se sentó junto a Colette y le dió lo que compró.

-¡Gracias!- diría Colette mientras empieza a comer.

-No te preocupes... pero ya deberías empezar a dormir mejor, te va a hacer daño.

-Lo haré...- diría Colette mientras devoraba su almuerzo.

Ambos escucharían a alguien entrar, era Brock, el cual cambió su expresión a ver a Edgar hablando con Colette...

-Buenos días ¿Qué necesitas?- diría Colette de forma servicial.

-Solo vengo a hablar con Edgar...

-Hola- saludaría Edgar-. ¿Que pasa?

-Nada, estaba pasando por aquí y te vi... veo que al final si decidiste aceptar la apuesta jaja.

-Claro que no...- diría Edgar mientras Colette los mira un poco confundida.

-Necesito las gemas, si no lo haces tú, lo haré yo- susurraría Brock.

Brock se terminaría yendo, dejando atrás un ambiente un poco incómodo en la tienda.

-¿Pasó algo? ¿De qué apuesta te estaba hablando?- pregunto Colette intrigada.

-Nada, solo son un par de estúpidos...

La jornada acabó y Edgar se veía bastante estresado, por una parte por el trabajo y por otra debido a lo que le dijo Brock.

-¿En serio está dispuesto a hacer eso por unas estúpidas gemas?

-¿Te sientes bien Edgar?- preguntaría Colette a su lado.

-Si, estoy bien...

Colette notó la voz de Edgar algo cortante, por lo cual se preocupó.

-¿Hice algo mal?- preguntó Colette, pregunta la cual dejaría un poco confundido a Edgar.

-Ehh, claro que no, discúlpame, estoy un poco estresado por algunas cosas.

-Oh, pues todavía no es tarde, ¿Quieres ir a algún lugar para distraerte?

-Mmh, creo que mejor otro día... tengo mucho sueño.

-Oh, está bien...- diría Colette.

-¿Te acompaño a tu casa?

-No, es temprano, mejor ve a descansar, nos vemos mañana- respondería Colette con una sonrisa.

-Bien, nos vemos

Ambos se despidieron del otro y fueron a sus casas.

Colette iba caminando por la ruta de siempre hasta que se encontró a otra persona.

-Hola Colette- saludaría aquel chico.

-Hola Brock ¿Necesitas algo?

-Nada, solo te vi pasar y vine a saludarte

-Ya veo... ¿Cómo has estado?- diría Colette con una ligera sonrisa.

-Bien... oye, no tengo tu número ¿Me lo pasas? Para quedar en ir a algún lado algún día.

-Mmh, está bien, mi número es...

Luego de eso ambos se despidieron, Colette estaba feliz, quizá podría tener un segundo amigo, tristemente la otra persona lo que menos quería es hacer amigos...

Colette llegó a su casa y se dispuso a cenar, luego de eso, intentó dormir temprano, pues le había prometido a Edgar que lo haría.

___________________________________________

Si que estoy actualizando rápido eh.

Nos vemos, gracias por llegar hasta aquí. 🫂

Chau.




Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top