Capitulo 2

-¡Mira otra vez lo que hizo esta estúpida!
Carajo- diría un hombre bastante enojado.

-¡Colette, a tu cuarto!- añadió una mujer recogiendo un plato roto mientras se escuchaban los pequeños pasos de una niñita de pelo blanco corriendo.

Cerró la puerta y se escondió en su armario, el cual parecía ser su lugar más seguro en esa casa.

-Soy una estúpida... Siempre tengo que arruinar todo...- susurraba a niña dentro del armario.

Pero, solo había tirado un plato, ¿Realmente era para tanto? Claro que no, pero para sus nada comprensivos padres si era un problema.

-Maldigo la hora en la que nació esa niña...- se escuchaba en la otra habitación, lo cual solo hizo llorar peor a aquella niña.

-Fue mi culpa, fue mi culpa, fue mi culpa, fue mi culpa...- repitió en voz baja la niña hasta que se quedó dormida...

.

.

.

.

.

.

-Fue mi culpa...-balbuceaba en voz baja Colette mientras todavía estaba dormida hasta que un sonido familiar la despertó.

"Ring, Ring, Ring" sonaba el despertador

Colette se despertó bastante alterada por el sueño, volteó a todos lados, hasta que se tranquilizo un poco, pues hacía mucho tiempo desde que ya no dormía en esa habitacion.

-Ay, es muy tarde- diría Colette mirando la hora, al parecer se despertó con la última de tantas alarmas que puso.

Rapidamente se levantó y se cambió, no le dió tiempo para bañarse ni para desayunar, fue corriendo hasta el trabajo hasta que finalmente llegó.

-¿Estás bien?- preguntaría Edgar un poco desconcertado por verla en ese estado.

-Si... Solo... Me... Desperté muy tarde... No es nada...- respondería respirando agitadamente Colette.

-¿Viniste corriendo? Jaja

-No es gracioso...

-La verdad si jaja, no te preocupes, también me ha pasado.

-Jaja, perdón, es que me dormí un poco tarde.

-¿Y eso?

-Pues... Nada realmente.

Obviamente Colette no iba a decirle la verdad, ¿Decirle que no había dormido por la tanta emoción que le había provocado que la invitara a la fiesta? Le daría muchísima pena decir algo así.

-Está bien... Iré a acomodar unas cosas a la bodega, enseguida vengo- diría Edgar alejándose del mostrador.

Minutos después, empezaron a llegar algunos clientes.

-Buenos días ¿Qué deseas?- preguntaría Colette mirando a un chico con un pelo ligeramente morado.

-Hola Colette... ¿Está Edgar?

-Ah, si ¿Lo llamo?

-Si

-Esta bien, enseguida- respondería Colette mientras se aleja del mostrador.

Caminaría hasta la bodega, dónde estaba Edgar.

-Edgar, vino Fang preguntando por ti.

-Oh, deja veo que quiere.

Ambos regresarían hasta el mostrador dónde ambos se pondrían a platicar.

-Dale, ven con nosotros, vamos a salir.

-Quisiera, pero no puedo, estoy trabajando...- responde Edgar.

-Por favor... ¿No te puede cubrir ella? Igual su jefe ni está.

-Mmhh- Edgar voltearía a ver a Colette.

-Jaja, ve, yo te cubro- diría Colette con una sonrisa-. Para eso están los amigos ¿No?

-Gracias- respondería Edgar con una ligera sonrisa mientras ambos salían de la tienda.

Colette no podía negarse, era su único amigo, o bueno, para ella. Además, ¡La había invitado a una fiesta! Gracias a él podría hablar con otras personas allí y quizá hacer amigos... ¿Verdad?...

Con Edgar.

Tanto él como Fang se encontraban caminando hacia el lugar donde iban a ir.

-"Para eso están los amigos" jaja- se burlaría Fang repitiendo lo que dijo la peliblanca-. Ni amigos tiene la cosa esa.

-Jeje...- Edgar fingiria una pequeña risa para no quedar mal, pero realmente nunca disfrutó hablar mal de otras personas.

-Pobre de ti, Edgar, yo me mataría si de compañera tuviera a la rarita- diría Fang-. ¿A ti no te ha pedido autógrafos o cosas tuyas? Jaja.

-No, jamás.

-Que extraño... A todos los demás les ha pedido, en fin, dejemos de hablar de ella, ya llegamos.

Ambos entrarían a la taberna de barley, dónde se encontrarían a otros amigos como a Brock o Chester.

-¡Ya llegamos!- diría Fang sentándose junto con ellos.

-Genial, si lo convenciste, ¡Barley, traenos unas bebidas!- diría Brock

-Las mías sin alcohol, por favor- pediría Edgar.

-Ay, ya va a empezar la nenita- se burlaría Chester.

-Disculpa jaja, es que no me gusta tomar... Por cierto ¿Cuánto va a durar esto?

-No lo sé ¿Acaso vas a ir a la fiesta de Emz?- preguntaría Fang.

-Si... Además Colette me está cubriendo.

-Ay, ¿Que importa? Seguro ni le interesará que te tardes todo el turno, igual no es como si tenga muchas cosas que hacer jaja- respondería Fang nuevamente.

-Es que...- Edgar no quería tardar, pues ademas de eso también tenía planes con Colette.

-Ya, ya, ya, mejor disfrutemos el momento ¿Va?- iría Brock mientras Barley les traía las bebidas a todos.

Estuvieron un buen rato bebiendo y bebiendo, hasta que se llegó la hora de salir del trabajo. Edgar se sentía un poco mal por dejarle todo el trabajo a Colette, y ya se disponía a salir pues tenía que pasar por ella a su casa.

-Hey, a dónde vas, quédate.

-No puedo Fang, tengo que irme.

-Vamos, un rato, hace mucho que no nos veíamos.

-Es que...

-No, quédate, no seas asi- diría Fang pasándole una bebida.

-Solo un rato ¿Entendido?- diría Edgar sin muchas ganas.

-Va, volvamos con los demás.

Solo un rato, Edgar solo se quedaría un rato e iría a por Colette para ir a la fiesta.

Con Colette.

La chica se encontraba cerrando la tienda, bastante cansada, pues no había dormido casi nada y todavía le había tocado cubrir el turno suyo y el de Edgar.

-No importa, va a valer la pena... Dijo que pasaría por mi a mi casa... ¡Iré a cambiarme!

Rápidamente fue a su casa, tomo una ducha un poco larga y se alistó con la mejor ropa que tenía.

-Ya son las 9:20, dijo que vendría a las nueve y media ¡Pronto viene! ¡Qué emoción!

Colette se pondría a ver por la ventana bastante emocionada esperando a aquel chico.

-Quizá desde hoy todo cambie- diría con una sonrisa.

.

.

.

.

.

-¿Ves? Te dije que te divertirías.

-Si, tenías razón- diría Edgar un poco cansado-. Dios, que sueño ¿Qué horas son?

-Es... La una de la mañana.

Edgar sintió helado, se le había olvidado completamente Colette, miró su teléfono y tenía 10 llamadas perdidas de ella.

-Carajo... Me tengo que ir ahora sí Fang ¡Nos vemos!- diría mientras sale rápidamente de aquella taberna.

Rápidamente empezó a llamar a Colette, dos llamadas que no contestó, hasta que a la tercera escuchó su voz.

-¿Hola?...

-¡Hola! Colette, disculpa, no pude llegar.

-No te... preocupes- diría Colette, por la llamada se escuchaba la voz agitada y el característico sonido que hace una persona cuando está... llorando.

-Colette... ¿Estás llorando?- realmente eso no se pregunta en estas circunstancias, pero Edgar no sabía que hacer ni decir.

-No... Jaja, perdona, estoy resfriada...

Era obvio que le estaba mintiendo, pero creerle también le ayudaba a lidiar con su propia culpa.

-En serio lo siento tanto...

-No te preocupes Edgar, ya hiciste mucho con invitar a alguien como yo... Quizá fue mi culpa.

-¿Por qué sería tu culpa?

-Por emocionarme...

Esa última palabra destruyó la compostura de Edgar, realmente se sentía tan mal, ella se canso cubriéndolo con la esperanza de que pudieran ir... Y le falló.

-Sabes, mañana tengo que hacer unas cosas.. así que ya me tengo que ir a dormir... Descansa, nos vemos el lunes.

Se escuchó como se colgaba la llamada. Edgar se sentía tan horrible e impotente, porque no podía hacer nada...

-Soy una basura...

.

.

.

La chica seguía con su llanto, aunque no tanto como antes.

-Ni siquiera él sería capaz de relacionarse con alguien como yo...

Finalmente se terminó durmiendo, abrazando un peluche que siempre tenía en su cama.

Al siguiente día, no quería salir de su cuarto, solo era una mentira que tenía cosas que hacer. No tenía ganas ni de salir de su cuarto a desayunar.

En sábado normalmente las personas están conviviendo unas con otras, pero ella no, solo con ella y su soledad.

Pasó todo el fin de semana y Edgar no supo nada de ella, hasta que llegó el lunes y de costumbre tuvo que presentarse a trabajar.

-Hola Edgar...- saludaría Colette al chico con un poco de pena.

-Hola... La verdad lo siento por lo que pasó...

-Ya, no te preocupes... está bien.

-¿Hay algo que pueda hacer para arreglarlo?

Colette se quedó en silencio por un rato.

-Pues... no nada, olvídalo jaja- diría con una risa nerviosa.

-Dime, sé que estás pensando en algo.

-Sonará extraño... ¿Me puedes dar tu autógrafo?...

-Yo... está bien- diría algo extrañado, al parecer era cierto cuando los demás decían que ella hacía eso-. ¿Y para qué es? Jaja.

-Me gusta coleccionar cosas así de los demás... no creas que soy rara jaja.

-No te preocupes... ¿Ya estamos bien?

Colette pensó unos segundos, pero no quería perder a su único amigo.

-Claro...- diría Colette con una sonrisa.

Llegó el tiempo de cerrar y ambos de disponían de ir a sus casas. Esta vez habían cerrado dos horas más tarde, por lo cual ya era muy noche.

-Ay, me tengo que ir rápido, ¡Nos vemos mañana!- diría Colette antes de que Edgar la detuviera.

-Espera... es peligroso que vayas sola estando tan noche, te puede pasar algo.

Colette se quedó callada.

-¿Estás bien?- preguntaría Edgar algo extrañado.

-Si, si... No es nada. Te agradecería mucho si me acompañas, pero no quiero molestarte.

-Claro que no, vamos

Ambos empezaron a ir hacia la casa de Colette caminando.

-¿Seguro que no es molestia? Todavía faltan unos minutos para llegar... Si gustas de aquí me voy yo sola.

-Claro que no, no quiero que te vaya a pasar algo.

Colette se volvió a quedar callada, a lo cual Edgar se quedó un poco confundido, pues alcanzó a notar un pequeño rubor rojo en el rostro de la peliblanca.

-Está bien... ¿Y de qué hablamos por mientras?

-Mmh, ¿Vives con tus papás?

Una mala pregunta para alguien como Colette.

-No... Desde hace tiempo vivo sola.

-¿Y eso?

-Pues... hubieron problemas entre nosotros.

-Oh, disculpa, no sabía.

-No te preocupes, realmente nadie sabe... Supongo que porque no les interesa...

El resto del camino se volvió un poco incómodo por el silencio, pero Edgar empezó a hablar.

-En serio lo siento por lo de la fiesta...

-Ya Edgar, te dije que está todo bien.

-Es que... me siento muy culpable...

-No pudiste, y lo comprendo... quizá a la próxima. Gracias por invitarme, nadie había hecho algo así...

-No agradezcas... te prometo que a la próxima te llevaré conmigo, es promesa.

-¿En serio? ¡Muchas gracias!

Ambos llegaron a la casa y se despidieron, Colette se cepilló los dientes, se puso su pijama y se fue a dormir.

Ya estando en la cama, como la vez anterior, no podía dormir de tanto pensar.

"¿De verdad le intereso a alguien?... Se ofreció a acompañarme...

Porque no quería que me pasara algo"

___________________________________________

Hola, dos capítulos en un día jaja, es que hoy ando con ganas de escribir.

Chau

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top