Capitulo 1

El día comenzaba en una pequeña parte de la ciudad. En una no muy grande casa, despertaba una chica de cabello corto y blanco, con un aspecto un poco descuidado.

Abriría los ojos observando un rato el techo, mientras escucha los ruidos que producía su alarma.

"Ring ring ring"

Colette, la chica, apagaría este sonido y se levantaría, rápidamente iría al baño, mirándose en el espejo empezaría a hablar consigo misma en voz baja.

-Que horrible me veo hoy... -fueron las primeras palabras que le salieron.

Tomó una ducha para dejar de verse tan deplorable y se cambiaría. Su trabajo empezaba aproximadamente en tres horas, y aún así ella ya estaba lista, no es como si tuviera mucho que hacer.

Agarró su celular con la misma esperanza de todos los días de que alguien se molestara en hablarle. Sin sorpresa, observó lo mismo de siempre, ninguna notificación.

Intentando dejar de pensar en eso, se preparó un desayuno, unas horas después se dirigió a su trabajo, con el cual se mantenía, pues no vivía con nadie más.

-Buenos días, señor Griff- diría Colette al entrar a la tienda en la que trabajaba.

-Buenos días- respondería sin importancia su jefe dirigiéndose nuevamente a su oficina.

Rápidamente, Colette se dirigiría al mostrador, dónde se encontraría a su compañero de trabajo.

-¡Edgar! ¿Cómo amaneciste?

-Mmh, meh, ¿Y tú?- respondería con un tono de voz un poco frío.

-Oh, yo bastante bien- respondería Colette con una sonrisa.

-Me alegro...

La "conversación" Colette y Edgar fue interrumpida por los clientes, que ya empezaban a llegar. Pasó un rato y llegó una chica con un bate a la tienda.

-Hola Edgar- diría la chica.

-Hola Bibi- respondería él chico.

-¿Cómo te ha ido? Hace días que no hablabamos- preguntaría Bibi.

-Bien, supongo. Ya sabes, un poco aburrido el trabajo

-Uff, me imagino, de hecho, te quería decir algo que quizá te ayude con ese problema.

-¿Que pasa?- preguntó Edgar.

-Emz va a hacer una fiesta en su casa, como no tiene tu número me pidió que te trajera una invitación- dice la chica entregándole un sobre-. Puedes traer a otro invitado si gustas.

-Bien, gracias, aunque probablemente no vaya– responderia Edgar.

-Bueno...- Bibi, sería interrumpido por otra voz.

-¡Bibi! ¿Cómo estás? Hace mucho que no nos veíamos- diría muy alegre Colette.

-Pues estaba mejor antes de que me hablaras...- diría Bibi en voz baja.

-¿Eh?- diría Colette.

-Nada, pues me ha ido bien.

-Ya veo, ¿Te cortaste el cabello? ¡Te queda muy bien!

-Si, ya lo sé jaja. En fin, nos vemos
Edgar- diría la chica saliendo de la tienda.

Pasaron unos minutos en la tienda, hasta que Colette hablaría con Edgar.

–¿Por qué?– diría Colette en voz baja.

–¿Eh? ¿Que pasa?– preguntaría Edgar.

–¿Por qué a nadie le caigo bien?... Yo trato de agradarles... –responderia en voz baja Colette.

–¿Por qué lo dices?– diría Edgar acercándose un poco.

–¿Crees que no lo escuché? Dijo que estaba mejor antes de hablarme... Pero mejor lo ignoré– diría la chica de pelo blanco mientras pequeñas lágrimas se le empezaban a formar en los ojos–. Y no es solo ella... ¡Todos son así conmigo!...

–Escucha Colette... No es así... Simplemente no han hablado mucho.

–Yo he intentado acercarme a todos ellos, pero nadie quiere relacionarse conmigo... Es como si les diera asco... ¿Por qué son así?– diría Colette mientras empezaban a salir cada vez más lágrimas.

Edgar no sabía qué decir, realmente no le gustaba ver a las personas así, pero no tenía idea de que hacer, hasta que, al recordar lo que Bibi le había dado, tuvo una idea.

–Tengo una idea... Si gustas, puedes venir conmigo a la fiesta de Emz.

–¿Es en serio?...– preguntaría Colette bastante sorprendida.

–Claro... ¿Te gustaría?– diría Edgar intentando sonreír un poco.

–¡Claro que sí! ¡Muchas gracias!– diría Colette casi brincando de alegría, quien abrazaría a Edgar.

Edgar se incómodo un poco, y Colette lo notó.

–ay, lo siento jaja, me emocioné...– se disculparía Colette un poco roja.

–No te preocupes... Según lo que me dió Bibi es mañana en la noche.

–De acuerdo, muchas gracias en serio.

–No agradezcas...– ambos serían interrumpidos por su jefe, el señor Griff.

Ambos fueron mandados a ordenar unas cajas en el almacén, tras hacerlo, su turno terminaría.

–Bueno, nos vemos mañana– diría Edgar despidiéndose de la chica.

–Claro, nos vemos– respondería con una sonrisa la peliblanca.

Ambos se fueron a sus respectivas casas, esta vez, uno de los dos se iría más emocionado de lo normal.

–¡No lo puedo creer! ¡Voy a ir a una fiesta por primera vez!... Pero, casi no tengo ropa... No importa, ya veré mañana.

Durante en camino, Colette sintió bastantes mareos, lo cual no la preocaba mucho, era algo normal hace tiempo

Al llegar a su casa, se "prepararía" una cena, que en realidad era una sopa instantánea. Se sentaría y empezaría a comer.

–Me pregunto si algún día tendré algo de Edgar jaja...– diría Colette observando su diario, el cual se encontraba en el sofá.

Una de las principales razones por las que muchos la empezaron a ver extraño, fue que solía coleccionar cosas de los demás y guardarlas en aquel libro. Realmente para ella era su "hobby" pero ante los demás era mal visto.

Sin embargo, nunca se atrevió a pedirle algo de ese tipo a Edgar, era la única persona que conocía que no demostraba asco hacia ella, así que no quería que eso cambiara.

Finalmente, se fue a dormir bastante emocionada, mirando al techo y repitiendo en su mente la misma frase.

"Quizá todo cambie"

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Bueno, espero que les haya gustado este pequeño capitulo, es corto, pero sirve mínimo para dar una idea de la historia.

Los próximos capítulos serán más largos, lo prometo :'v

En fin, ¡Nos vemos!

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