Capítulo 22

~ El Festival de la Isla  ~
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—Mm...que bien sabe esta comida — expreso contento el chico de cabello rubio. Aquel se trataba de su tercer plato de comida.

—Verdad que la comida sabe deliciosa.

El chico asintió contento. Ante la respuesta Valt sonrió. Por un momento volteo a ver a sus otros dos amigos y vio que estos también parecían estar de acuerdo con la comida del restaurante.

Aún no podía creer que sus amigos estuvieran también en ese lugar...

****

Al ver a Kumicho, el peliazul no pudo evitar acercarse hasta él para saludarlo.

— No pensé que vendrías.

El rubio embozo una sonrisa.

— Qué te digo, a como me platicaste aquella vez la verdad me dejaste con las ganas de conocer este lugar — respondió.

Aquella sin duda era una gran sorpresa para el chico. Jamás pensó ver a sus amigos en la isla. Sin duda eso le alegraba. Valt también saludo a sus otros dos amigos, los cuales de forma breve le devolvieron el saludo.

— Y que me dicen ustedes — les decía el peliazul. — ¿También decidieron acompañar a Kumicho a este lugar?

— Algo así... — respondió Free. — .Estos dos me insistieron que viniera con ellos —  señalando al chico de cabello verde y al rubio.

— ¿Enserio?

— ¡Claro que no! — interrumpió el peliverde. Free lo volteo a ver con una ceja arqueada. —, o bueno, quizás si. Lo que paso es que este sujeto — señalando a Rantaro. — nos comenzó a contar que te habían invitado a un torneo en este sitio, nosotros solo queríamos comprobar si era verdad lo que decía.

— Ahora que lo pienso todo fue idea de Rantaro — dijo el chico de ojos obscuros. — .Él te estaba extrañando halla en Japón — sonrió de manera burlona.

— ¡Oye así no fue la cosa!

Aquella reacción del rubio genero que el peliazul y los otros chicos rieran divertidos. Valt volteo un momento hacia un lado y vio a la pelirroja viéndolos confundida.

— Oh casi lo olvido — dijo el chico. Este le hizo una señal a la chica para que se acercara a donde estaban ellos. Aiko algo dudosa camino hasta donde estaba el peliazul y los tres chicos. Estos últimos voltearon a ver a la recién llegada.

— Chicos déjenme presentarlos, ella es Aiko Yamagawa — les dijo Valt a sus amigos. — , Aiko ellos son mis amigos Free de la Hoya, Rantaro Kiyama y Silas Karlisle, también son bladers como yo.

La pelirroja se mostró sorprendida. Creyó escuchar alguna vez de aquellos chicos pero nunca los había conocido en persona. Lucían como chicos normales.

— Un gusto conocerlos — los saludo la chica.

El peliazul tenía pensado presentarles también a los niños así que volteo a buscarlos. Sin embargo, se llevó la sorpresa de que no estaban ahí.

— ¿Eh? ¿A donde habrán ido los niños?

— ¿Qué sucede Valt? — le pregunto Rantaro.

El chico regreso a ver a su amigo.

— Quería presentarles a unos amigos míos que estaban aquí, pero creo que se fueron — decía mientras volteaba a ver hacia los lados. — ¡Niños! — los llamo.

El chico llamó un par de veces más a los niños pero estos seguían sin responder. Aquel hecho lo preocupó un poco así que pensó en salir a buscarlos.

A Valt se le ocurrió revisar primero el interior de la cabaña, así que se dirigió a esta. Lamentablemente cuando entro vio que el interior estaba vacío.

Dispuesto a seguir con su búsqueda camino de regreso afuera pero en ese momento escucho leves murmullos viniendo de una de las ventanas. El peliazul decidió averiguar de donde venían aquellas voces y  se le ocurrió asomarse por la ventana.

Cuando lo hizo aquellas voces dejaron de escucharse y solamente veía por aquella ventana algunas plantas y arbustos.

— ¿Hola? — dijo el chico.

En ese momento noto como detrás de las plantas que había en el exterior se asomaba uno de los niños.

— Hola Valt.

— Tyson — lo llamo el peliazul. Ya que la ventana era algo amplia Valt no tuvo problema en salir por esta y acercarse hasta donde estaba el niño. — ¿Qué haces aquí escondido? ¿Y los demás?

Vio que el niño hizo un ligero silbido y minutos después los demás niños del club salían detrás de los arbustos. 

— Niños ¿por que están aquí escondidos todos? — les volvió a preguntar Valt. — ¿Acaso están jugando a las escondidas?

El peliazul noto como los niños intercambiaron algunas miradas entre ellos con cierta duda. Esa reacción confundió al chico.

— Oiga.. ¿Están bien?

— Valt-sempai — lo llamo Mathilda. La niña parecía sentirse asustada.— ¿Quiénes son esos sujetos que vinieron al club? — le pregunto.

— ¿Sujetos? —  dijo Valt. — , supongo que te refieres a mis amigos...

— ¡Son tus amigos! — exclamo Gingka sorprendido.

—Si, ellos son amigos míos, de hecho quería que vinieran a saludarlos — les dijo Valt. — ¿Por qué no salen de ahí y vienen a conocerlos? — el chico les extendió la mano para que fueran con él.

Los niños se miraron algo dudosos entre ellos. Luego voltearon a ver a Tyson esperando a escuchar la respuesta de este. El niño de la gorra observo que el peliazul parecía emocionado  por aquella idea de presentarles a los sujetos que habían llegado. Por lo que al final cedió ante la petición del chico y comenzó a salir de los arbustos.

Los demás niños estaban sorprendidos.

— Vamos chicos, no hay nada que temer —  le dijo Tyson al resto de sus amigos. Inseguros de lo que pudiera ocurrir. Los niños aceptaron seguir a ambos chicos.

Una vez que el peliazul consiguió que todos los niños salieran de los arbustos, los llevo a conocer a Rantaro y al resto. Al regresar con sus amigos noto que estos estaban conversando entre ellos.

— He volviste — dijo el rubio al ver a su amigo. Pronto una cara de confusión se reflejó en él. — ¿Y esos niños? — le pregunto.

— Ellos son los amigos que quería presentarles — le dijo Valt. Los niños que iban junto al chico se ocultaron detrás de él. —. Niños, ellos son Rantaro, Free y Silas, son amigos míos y también son leyendas.

Ante aquella noticia el grupo de niños abrieron sus bocas de la impresión, no podían creer que aquellos chicos fueran también leyendas como el peliazul.

— Chicos, ellos son los niños del club... y podría decirse que son así como mis alumnos.

— ¡Enserio! — exclamó Rantaro. — ¡Cielos! yo pensé que solo venias a un torneo, no creí que te volvieras entrenador.

— Yo tampoco lo creí — le respondió Valt.

Luego de aquella presentación, como era costumbre, Rantaro se acercó para presentarse con los niños. Pero al acercarse a ellos estos se hicieron para atrás. Aquella reacción por parte de los menores confundió por un momento al peliazul.

— Un gusto en conocerte — dijo en ese momento Tyson. El niño había tomado la iniciativa de presentarse frente al chico rubio — Yo me llamó Tyson Granger, y en representación de mis amigos les damos la bienvenida a la isla — sonrió .

Rantaro igualmente saludo al chico. Tyson se ofreció a presentar de manera breve a sus otros amigos. Durante la bienvenida el niño de la gorra les contaba a los otros amigos del peliazul que él era uno de los mejores alumnos de este y lo mucho que lo admiraba.

— Vaya, si que te admiran tus alumnos — le comentó Rantaro al peliazul.

Ya había pasado algunas horas desde que llegaron a aquella cabaña. Conforme paso el rato los niños se sintieron más cómodos con la presencia de los chicos, así que ahora estos estaban teniendo algunas batallas de beyblade con ellos.

En tanto Free y Silas estaban junto a los niños. Rantaro y Valt habían decidido sentarse en las escaleras de la cabaña para conversar y observar las batallas.

— Diría que tus alumnos parecen ser un poquito más obedientes que los que tengo en casa.

— No exageres Kumicho, tanto Hikaru como Hyuga son buenos chicos — le dijo el peliazul.

— Yo no estoy diciendo que no lo sean... — le aclaro el rubio. —. Son dos de mis mejores alumnos y como su entrenador estoy orgulloso de ellos. Pero eso no quita que hacen destrozos a donde quieran que van y ni te menciono sus peleas por ver quien tiene razón.

— Bueno eso es normal cuando se trata de un par de hermanos – le respondió el peliazul.

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Así pasaron el resto del día hasta que Valt escuchó el rugido del estómago de Kumicho. Al parecer su amigo estaba tan apurado por salir a verlo que se le olvidó comer algo antes de llegar. El chico le sugirió sí quería ir a comer a un restaurante que había en el pueblo. También invitó a sus otros dos amigos y estos al igual que Rantaro aceptaron la invitación.

Fue de esa manera que ahora se encontraba el peliazul junto a sus otros amigos en uno de los varios restaurantes que había en el pueblo. Durante la comida, el chico les contaba a sus amigos sobre su participación en el torneo en que el que estaba inscrito.

— Entonces dices que se trata de bladers muy fuertes los que participan en el torneo — comentó Rantaro.

— Así es, jamás me había topado con bladers que tuvieran ese tipo de habilidades.

Antes de continuar con su conversación, en uno de los televisores que había en aquel restaurante comenzó a trasmitirse una programación especial.

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¡Hola a todos los chicos y chicas de la isla. Aquí su presentador favorito DJ Jazzman con las ultimas noticias sobre el torneo de la Isla!

El día de hoy tengo un aviso importante referente al torneo. Y es que el día de mañana se llevara acabo el festival de la Isla Efialtes, por lo que por ordenes de los organizadores, las actividades referentes al torneo serán suspendidas durante 3 días mientras se lleva acabo el festival. Por tanto a los bladers que participan en el torneo les recomiendo divertirse y disfrutar de este festival.

¡Sin más noticias para ustedes, se despide su humilde presentador y nos veremos dentro de algunos días, así que nos vemos!
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Al terminar aquella noticia el resto de los comensales y algunos otras personas que estaban conversaron volvieron a lo que estaban haciendo.

— Supongo que tendremos que esperar para ver una de tus batallas amigo — le comento Rantaro al peliazul.

Tras varios platos de comida vacíos, algunos de Valt y otros de Rantaro, los chicos pagaron la cuenta y se retiraron del restaurante. Una vez fuera, Aiko, quien decidió acompañar al peliazul y a sus amigos, se ofreció a darles un pequeño tour por el pueblo.

Mientras caminaban por algunas calles, el peliazul decidió observar como estaba Shu. Este parecía caminar algo apartado del resto de ellos. Ese hecho le pareció algo extraño.

Si bien Valt y Rantaro sabían que el chico era alguien reservado, le resultaba extraño que no emitiera ninguna palabra mientras comían en el restaurante. En algunas ocasiones Rantaro trato de hablar con este, pero simplemente le daba respuestas cortas y seguía comiendo. Además de que a su parecer, Shu no parecía sentirse cómodo con la presencia de sus otros amigos.

En ese momento Rantaro le sugirió si los podía llevar a ver el coliseo, a lo que la pelirroja le dijo que si. El chico le hizo la misma propuesta a los otros chicos y estos asintieron.

— Oye Shu, tu también quieres ir a... — el rubio apoyo su mano sobre el hombro del chico, sin embargo cuando este hizo aquello, inmediatamente Shu sujeto su mano y la aparto bruscamente de su hombro.

Aquella reacción genero sorpresa en el peliazul.

— Shu ¿Estas bien? — le pregunto Valt.

El chico volteo a verlo con una mirada seria.

— Recordé que quede de verme con Kenny en su taller — dijo el albino. Se dio media vuelta en ese momento. —, los veré después — Tras decir aquello el chico se retiro de ahí. Valt algo confundido por lo que estaba pasando quiso seguir a su amigo, sin embargo no quería dejar solos a la pelirroja y al resto de sus amigos así que mejor opto por irse con ellos a que conocieran el coliseo.

El grupo de chicos se fueron, ya cuando no había nadie cerca. De una esquina de uno de los callejones que había en el pueblo se asomo el albino. No le gusto la idea de dejar a Valt solo con aquellos chicos pero si seguía junto a ellos posiblemente lo descubrirían.

A lado del chico se acercaron otros dos sujetos, uno de cabello rubio y otro de cabello obscuro.

— Oye — lo llamo el chico de cabello obscuro. — te esperamos desde la mañana en el parque, ¿En donde estaban? ¿Acaso ya le contaste sobre...

— Cambio de planes — interrumpió el albino. —, creo que tenemos a unos invitados indeseados.

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— ¡Let it Rip!

El bey que había lanzado comenzó a girar por el estadio. El chico respiraba agitado. Llevaba desde la mañana de ese día practicando, por lo que comenzaba a sentirse algo cansado. A pesar de eso quería seguir entrenando.

Cuando vio que su bey comenzaba a girar menos, el chico se agacho a recogerlo y lo coloco de nuevo en su lanzador. Se coloco nuevamente frente aquel estadio. Y por un momento decidió cerrar sus ojos e inhalo profundamente.

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Dos chicos estaban caminando en dirección a casa de uno de ellos, ambos estaban conversando de forma amena.

— El entrenamiento de hoy fue agotador. Hiro decía la verdad cuando dijo que terminaríamos con "las manos adoloridas" — comento una pelirroja. Esta había estado realizando lanzamientos con su bey y eso le provocaba una ligera hinchazón en sus manos.

— Bueno para alguien que no esta acostumbrado al tipo de entrenamiento que lleva Hiro si puede resultar agotador — comento el chico que iba a su lado. Este miro que la chica se miraba sus manos lastimadas. —. Si el entrenamiento te resulta difícil deberías dejarlo, no tienes porque lastimarte ...

— ¡Yo puedo hacerlo! — interrumpió la chica.  — digo.. — el chico la miro confundido.— No me molesta esto — mostrandole sus manos. — Se que este malestar solo es momentáneo y que todo este cansancio que me genera este entrenamiento me hará una buena jugadora — dijo con una sonrisa.

El chico estaba sorprendido. Aquella determinación que mostraba la chica le pareció admirable. Sabía que para la pelirroja era difícil seguir el mismo ritmo que él y aunque no se veía que llegara a estar a la par, parecía que no cedería tan fácil.

— Aiko...

— Oye, ¡Mira eso! — señalo la chica a lo lejos. El chico se olvido de aquello que le iba a decir y giro a ver hacia donde apuntaba la pelirroja.

Desde lejos se podía observar una especie de tronco de palmera tirado en la arena. Los dos chicos decidieron acercarse a ver de que se trataba, cuando llegar al sitio vieron que sobre aquel tronco tirado se encontraban dos palmeras que hacían una ligera sombra.

— Vaya este sitio se ve tranquilo — dijo la pelirroja. Esta había decidido sentarse sobre aquel tronco que estaba tirado. — Mira Ray, desde aquí se ve increíble la puesta de sol. Ven siéntate a mi lado.

Curioso, el chico decidió hacerle caso a la chica y tomo asiento a lado de esta. Desde aquella posición podía comprobar que lo que le decía Aiko era verdad, la puesta de sol realmente se veía increíble.

— Nunca había visto este sitio, supongo que somos los primeros en descubrirlo.

— Ni yo sabía que existía — respondió el pelinegro. — ¿Por qué no lo guardamos como secreto? — volteo a ver a la chica. Esta lo miro confundida. — Podemos considerarlo como nuestro sitio secreto.

—¿Te refieres a que este sea una clase de sitio especial? ¿Qué solo tú y yo sepamos?

El chico asintió.

— Sera nuestro sitio especial.

****


Cuando abrió los ojos el chico se dio cuenta que ya no se encontraba en posición para lanzar. Solamente era él de pie en aquella sala de entrenamiento vacía.

"Se que este malestar solo es momentáneo y que todo este cansancio que me genera este entrenamiento me hará una buena jugadora"

— Aiko...

En la mente del chico se reprodujo el recuerdo de la batalla que tuvo con la pelirroja en el torneo. Recordó ver como la chica estaba de rodillas observando con tristesa los pedazos que quedaban de su bey.

El pelinegro apretó sus manos molesto. La culpa dentro de él no lo dejaba tranquilo. Estaba consciente que había cometido un terrible error. Lastimar a la pelirroja era algo de lo que nunca iba a perdonarse.

Pero era por el bien de ella. El de ella y de los demás...

Tras exhalar largamente el pelinegro retomo su posición de lanzamiento, debía seguir entrenando. Solo así todos estarían bien y quizás... tanto él como Aiko volverían de nuevo a ver el atardecer.

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El tour por la isla había resultado agotador tanto para Valt como para sus amigos. La pelirroja les había dado un recorrido completo por el pueblo, desde el este al oeste, y viceversa. Mientras realizaban el recorrido el chico noto que varios puestos y locales se encontraban alistándose para el festival que se llevaría acabo el día de mañana.

Sin duda tenia mucha curiosidad por saber como sería aquel festival. Pasaron las horas y cuando menos lo esperaba faltaba muy poco para que anocheciera. La pelirroja invito al grupo de chicos a cenar a su casa, esto como bienvenida por haber llegado a la isla, a lo que tanto Valt como sus amigos no tuvieron ningún problema en aceptar su invitación.

Los señores Yamagawa se sorprendieron al ver llegar al peliazul y a la pelirroja con varios otros chicos a la casa. Tanto el chico como la chica le explicaron a ambos adultos de quienes se trataban y al saberlos les dieron amablemente la bienvenida.

— Espero que mi hija no los haya encontrado también tirados en la playa, ya tenemos a uno así — comentó el padre de la pelirroja.

— ¡Papá! — regañó la chica a su padre.

Luego del breve recibimiento por parte de los padre de la pelirroja. Los demás chicos se la pasaron platicando en la sala de la casa. Durante un momento Valt decidió salir afuera a estirar un momento las piernas.

En el exterior corría un brisa fresca, así como también se escuchaba a lo lejos el sonido del mar. Giró a ver hacia adentro de la casa y desde donde estaba observó como la pelirroja parecía tener una plática entretenida con su amigo Kumicho.

Le hacía feliz que sus amigos se llevaran bien entre ellos, sentía que así todos podían hacerse más unidos.

— Corre una brisa fresca...

Valt dejó de ver hacia adentro y al voltear, se dio cuenta que otro de sus amigos estaba parado a un lado suyo.

— Free.

— La noche es agradable — decía el rubio. —, aunque no soy mucho de este tipo de climas húmedos.

El peliazul sonrió.

— Eso es verdad.

Ambos chicos continuaron disfrutando de aquel entorno tranquilo y obscuro. Para sorpresa de Valt, noto cómo cerca comenzaban a volar a algunas luciérnagas, jamás las había visto volar cerca de la casa de Aiko. Eso era algo nuevo.

— ¿Y qué piensas de este lugar? — le pregunto Free de la nada. El peliazul volteó a verlo. — Nos platicaste en el restaurante que eras entrenador de un club en esta isla. ¿Piensas quedarte?

Valt se quedó callado. Había pasado bastante desde que se puso a pensar en ese asunto.

— Pues... — meditó el chico.

Le había prometido a Shu que se quedaría en ese lugar hasta que terminara el torneo. Luego de eso regresaría a BC Sol, ya que, al igual que el albino. El también tenía un compromiso en otra parte.

Pero... ahora que Free le planteaba aquella pregunta. No estaba muy seguro de que responder.

Sus días en aquella isla le estaban pareciendo divertidos, caminar por el pueblo o despertarse temprano para asistir al club era una rutina que había comenzado a ser normal para él. Enseñar a los niños a jugar beyblade y ver cómo estos le había adquirido cariño e incluso lo había hecho parte de su grupo, era algo que apreciaba bastante.

Las amistades que ha hecho en ese lugar. Sentía que ahora formaba parte de la vida de cada una de esas personas.

Aiko...

— ¿Tú crees que esta bien que me quede en este sitio? — preguntó el peliazul.

Free volteó a verlo.

— Esa decisión te corresponde a ti — le respondió el rubio. —, lo que sí pude darme cuenta cuando llegamos, es que tú presencia aquí les hace bien a ellos. Y tú te ves bastante feliz aquí.

— ...

— ¿Por qué no te quedas? Así serías feliz — agregó Free.

— ¿Pero qué hay de BC Sol?

El rubio cerró los ojos y sonrió.

— Siempre serás bienvenido ahí — le dijo. —, solo recuerda mandarle a Kristina una carta en donde le cuentes como están las cosas por aquí. Ya sabes que a ella le encanta estar al tanto de los que hacemos todos nosotros.

Luego de eso hubo otro silencio entre ambos chicos. Valt seguía pensando en aquella posibilidad.

"Solo piénsalo... serias muy feliz en esta isla"

El peliazul abrió abruptamente los ojos en ese momento. ¿Quien había dicho eso?, acaso había escuchado bien.

Volteo a ver hacia donde estaba su amigo y este seguía tranquilo como si no hubiera pasado nada. Sacudió su cabeza confundido. Quizás estaba agotado por todo el recorrido de ese día que su mente hacia que escuchara cosas.

Un maullido se escuchó en ese momento. Los dos chicos voltearon a ver hacia abajo y vieron que frente a ellos se encontraba un gato. Valt reconoció inmediatamente a aquel felino. Se trataba del mismo gato que lo había seguido aquella vez en el pueblo.

Este se acercó hasta el chico y comenzó a rodear sus pies.

— Oh, regresaste — dijo el peliazul. Este se agachó y cargó entre sus brazos al pequeño animal. Noto que Free veía al felino confundido, a lo que el chico se ofreció a explicarle su historia con este. — Hace días me topé con este gato, pensé que se había quedado en el pueblo, pero parece que me siguió hasta aquí.

Valt acarició al pequeño animalito y este emitió alguno que otros ronroneo. Noto que su amigo quería hacer lo mismo, así que dejó que se acercara para que pudiera acariciar al gato. Sin embargo, cuando el rubio acercó su mano, el gato siseó de manera agresiva y trato de darle un arañazo.

Ante esa reaccionó del animal. El rubio aparato abruptamente su mano.

— Creo que no le agradó — dijo el chico.

Cuando el rubio se apartó algunos pasos del peliazul, el gato volvió a estar tranquilo en brazos del chico.

— Que extraño, generalmente los animales si se te acercan — comentó Valt.

Antes de seguir hablando de aquel hecho raro, Aiko salió para decirle a ambos chicos que la cena ya estaba lista.

...

...

...

Por fin la noche ya se hacía presente en aquella isla. Todo era tranquilidad y silencio.

Desde la distancia, escondidos atrás de algunas platas y palmeras, dos sujetos se encontraba observando desde una distancia cerca aquella casa que estaba cerca del mar. Dicha casa tenía las luces apagadas, lo que le indicaban a ellos que las personas que habitaban ahí se encontraban descansando.

Uno de ellos hizo un breve silbido. Minutos después ambos vieron cómo desde una de las ventanas de aquella casa, un animal pequeño salía de la ventana y comenzaba a bajar por el techo, hasta caer de pie afuera. Dicho animal se acercó a ellos.

— ¿Y bien? — le pregunto uno de ellos al animal.

Aquel animal se sentó y suspiró.

— Pues tengo buenas y malas noticias — respondió el animal. — ¿Cual quieres escuchar?

El sujeto lo vio de mal humor.

— De acuerdo, empezare con las malas — dijo el animal. — Las malas noticias es que esos tres sujetos se quedaron a dormir en la casa de esa chica.

— ¿Y cual es la buena? — pregunto el otro sujeto.

— Que yo también me quede y mientras yo siga a lado del chico esos sujetos no tienen como quitarle la diadema que trae puesta — respondió el pequeño animal.

— ¿Y decidiste dejar tu guardia para venir a contarnos eso? Qué pasa si esos sujetos se acercan en este momento a...

— Oye tranquilo. Esos sujetos no están en la casa — se apresuró a decir el pequeño animal.

Los dos sujetos se sorprendieron.

— ¿Como que no están en la casa?

— Hace dos horas escuché un ruido afuera y decidí asomarme por la ventana de la habitación — comenzó a decir el animal. — Desde ahí vi como esos tres sujetos salían por la puerta de atrás en dirección hacia el Este.

— ¿Y a donde se iban?

— No tengo la menor idea, esperaba que ustedes llegaran antes para poder seguirlos — dijo el pequeño animal, al mismo tiempo que se rascaba una de sus orejas.

Los otros dos sujetos se quedaron pensando un momento. La dirección que habían tomado aquellos sujetos resultaba sospechosa.

— Regresa de nuevo con Valt a su habitación, mantente alerta ante cualquier cambio que pueda pasar mientras esté durmiendo — le dijo uno de los sujetos al pequeño animal. Este último asintió. — Nosotros estaremos vigilando desde aquí por si esos sujetos regresan.

Tras aquella orden el pequeño animal se fue y regresó de nuevo caminando hacia la casa.

Mientras tanto los dos sujeto continuaron vigilando aquella casa desde atrás de las plantas. Lo mejor era estar al tanto ante cualquier movimiento. Y sobre todo averiguar a donde iban aquellos individuos.

..

..

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Tras una larga noche, el sol se hacía poco a poco presente en aquella isla.
En una habitación un peliazul se tallaba sus ojos de manera soñolienta.  Había dormido bien esa noche, lo cual agradeció bastante. Cuando estaba por levantarse de su cama, noto un pequeño animal dormido sobre su sabana.

El chico se rascó su cabeza confundido, al hacer eso se percató que traía puesta la diadema que siempre usa.

Que raro, pensé que me la había quitado ayer — se dijo en su mente el peliazul. Con cuidado trato de moverse para no despertar al pequeño animalito dormido en su cama. Y tras varios intentos consiguió salir de esta.

Sin hacer mucho ruido camino hasta el armario en donde sacó su ropa y comenzó a vestirse en su habitación. Cuando terminó de acomodarse su chaleco noto que el gato que estaba dormido hace unos momentos, ya se encontraba despierto.

— Veo que ya despertaste amiguito — le dijo el chico al pequeño animal. Este último maulló.

Valt terminó de abrocharse sus zapatos y por fin estaba listo para salir. Al abrir la puerta vio que aquel gato había salto hasta su ventana y de un salto, salió por esta. El chico sorprendido, rápidamente se asomó por la ventana y respiro con alivio, al ver que el gato se encontraba en el suelo vivo.

Si bien, era sabido que los gatos siempre se trepan a grandes alturas, no pensó que también se atrevieran a saltar desde sitios altos. Sin duda eran anímales curiosos.

— Luego te llevo algo del desayuno, de acuerdo — le dijo al gato desde la ventana. En respuesta el animal maulló.

Tras despedirse el pequeño animal el chico finalmente salió de su habitación y se dirigió hacia la parte de abajo de la casa. Ahí vio que se encontraban los señores Yamagawa, así como también sus amigos. Los cuales el día de ayer se habían quedado a dormir en casa de la pelirroja.

Luego de darles los buenos días a todos el peliazul tomó asiento a lado de Rantaro y comenzó a comer parte del desayuno que le habían servido.

— Y díganme chicos, ¿Que planes tienen para esta tarde? — pregunto la señora Nozomi. —, recuerden que hoy inicia el festival de la isla.

Valt se comió un pedazo del pan que había hecho la señora Nozomi. Era verdad lo que decía, ese día se iba a llevar acabo el festival y el chico aún no tenía en claro que podría hacer en esa celebración.

Mientras sus amigos le daba a alguna respuesta a la señora Nozomi. En ese momento la pelirroja había bajado por las escaleras y les había dado los buenos días a todos. Debido a que la mayoría de los asiento a su alcance estaban ocupados, Aiko tuvo que tomar asiento a lado del peliazul, el cual la saludo con un pan en su mano y una sonrisa.

Ante eso la pelirroja sonrió algo nerviosa.

— Pues espero que se diviertan en el festival muchachos, créanme que les va a encantar – dijo la madre de la pelirroja. Tras unos minutos el padre de Aiko había terminado de desayunar, por lo qué cual se levantó de su asiento y se retiró para irse a su trabajo.

— Te veré en el festival — le dijo el hombre a su esposa para después salir por la puerta. Pasaron algunos minutos más y los demás chicos habían terminado de desayunar, así que cada uno se levantó de la mesa. La señora Nozomi les dijo que ella y Aiko se encargarían de recoger la mesa, por lo que chicos luego de darles las gracias, se retiraron a tomar algo de aire afuera.

La pelirroja recogió los vasos y algunos utensilios que habían dejado y los llevó a la cocina.

— Aiko — llamó la mujer a la chica. Está volteó a verla — se que quizás esto que te voy a decir te va a dar vergüenza pero, ¿Te gusta mucho Valt? ¿No es verdad?

Ante aquella pregunta la pelirroja casi deja caer uno de los vasos que llevaba consigo, afortunadamente logró sostenerlo a tiempo.

— ¡Mamá! ¿P-Pero qué cosas dices? – decía sonrojada la chica.

La mujer ante la reacción de su hija río levemente.

— Ay Aiko, puede que engañes a tu padre con eso. Pero una como madre sabe cuando su hija trama algo, o en este caso, cuando hay un chico que le gusta — dijo la señora Nozomi.

Al ver que no había manera de inventar alguna otra excusa a su madre, Aiko suspiro.

— ¿Se nota mucho?

— No ante la mirada de un hombre, pero ante una mujer es muy notorio — respondió su madre. Está comenzó a enjabonar algunos trastes. — Así me pasó con tu padre, él era bastante despistado de joven para darse cuenta de lo que sentía por él.

— ¿Y qué hiciste? — pregunto Aiko.

— Bueno, recuerdo que una tarde traté de hablar con él para decirle lo que sentía, el estaba tratando de poner en marcha el motor del bote de tu abuelo. Así que me acerque a saludarlo, él me vio y me invitó a subir al bote. Obviamente sabes que el bote de tu abuelo tenía bastantes problemas para encender así que tú padre se estreso por no poder encender el motor — le dijo su madre. — en medio de su mal humor, yo lo convencí de  bajar del bote y hacer otra cosa, sin embargo tú padre siguió insistiendo en encender el bote y yo ya me estaba cansando de aquella situación así que me levante y comencé a bajarme del bote. Cuando estaba por bajar, finalmente el motor encendió e hizo que me asustara y casi hace que caiga afuera del bote. Sin embargo tú padre se dio cuenta de eso y me sujeto del brazo, al querer ayudarme a reincorporarme el torpe me atrajo hacia el y los dos terminamos por caer encima del otro y sin darnos cuenta nos habíamos dado un beso — la mujer enjuagó alguno trastes. — fue el momento más romántico que tuve de joven. Ya después de ahí le confesé a tu padre mis sentimientos y este igualmente me correspondió y el resto es historia.

Aiko se sorprendió al escuchar aquella historia de su madre. Jamás pensó que de esa forma se enamorarían sus padres. Sin duda se escuchaba como una situación que ocurría en las películas románticas.

— Porque no tratas de hablar con Valt a solas en alguna parte, platican un rato y quizás surja algo — le sugirió su madre.

¿Hablar a solas con él? — pensó la pelirroja. Quizás aquella idea actualmente podía ser algo imposible. Recientemente habían llegado los amigos del peliazul, por tanto sería difícil poder tener un momento a solas con el chico. A menos de que lo citara en alguna parte, pero una parte que sólo ella y Valt sepan...

El lugar especial — se dijo para sí misma. Si quizás podría funcionar aquel lugar. La chica le había prometió a peliazul llevarlo a ver el atardecer en ese lugar, quizás podría aprovechar aquel sitio para hablar con él.

— Creo que tengo el sitio indicado — le dijo la pelirroja a su madre. — Pero... — la chica se observó como estaba vestida. Su madre noto aquello y sonrió.

— No te preocupes por eso, te ayudare a arreglarte para la ocasión  — le dijo la mujer.

— ¿Enserio mamá?

La mujer asintió. Ante la respuesta de su madre Aiko se acercó a ella y la abrazó. Sin duda la chica estaría muy agradecida con esta.

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..

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El peliazul estaba realizando algunos ejercicios de estiramiento afuera. Mientras hacía eso sus otros amigos estaban charlando sobre algunas cosas.

— Oye Valt — llamó Rantaro al chico.

— Si ¿que ocurre?

— Estábamos platicando sobre los lugares a los que tú y Aiko nos llevaron de tour el día de ayer. Y la verdad nos llamó la atención algo que nos comentó  sobre una selva en la parte Este de la isla — decía el rubio.

— ¿Y qué hay con eso?

— Bueno, pues nos llama la curiosidad saber cómo es ese lugar. Dime ¿Alguna vez has ido a esa selva?

Valt pensó en eso un momento.

— Pues no, nunca he ido — respondió.

—  Y no te interesaría ir a explorar ese sitio — dijo Kumicho. — podríamos ir en la tarde, después del festival.

El peliazul no estaba muy seguro de que responder. Por una parte aquella idea se escuchaba interesante. Jamás había ido a explorar aquella parte de la isla y le llamaba un poco la atención saber que había en esa zona. Sin embargo, otra, parte de él recodaba la historia que le habían contando los niños sobre el monstruo que vivía en aquella zona. Y eso también lo hacía dudar de ir.

No es que quisiera ser alguien escéptico. Pero no sabía exactamente qué cosas le deparaban, si iba a ese lugar.

— No lo sé ... — respondió el chico. Su amigo lo miró confundido. — he escuchado decir a las personas que ese sitio no es muy seguro.

— ¿Y porque no habría de ser seguro?

El peliazul trago algo de saliva.

— Bueno, dicen que ahí....

A Valt se le ocurrió contarles a sus amigos  la historia del monstruo de la isla y de como las personas de ese lugar, decían que este vivía por aquella zona. Cuando terminó de contarles la historia vio que Silas comenzó a reírse, mientras tanto Free y Rantaron se miraban algo escépticos ante lo que les había contado.

— ¿Enserio piensas que existe una cosa así? Cielos Aoi, pensé que habías madurado – dijo el peliverde.

— Real o no es lo que me han contado y estoy dispuesto a creerles, al menos hasta que se demuestre lo contrario — respondió el peliazul firme ante lo que les había dicho.

— Ay amigo, se nota que las personas de este lugar tienen bastante imaginación — decía Rantaro. — Pero bueno, si tú crees que eso es real te creeremos. Nos verdad, muchachos.

— Supongo... — respondió Free.

— Pues yo sigo creyendo que es mentira — respondió el peliverde.

— Gracias Kumicho –agradeció el peliazul a su amigo. Al menos podía contar con el apoyo de dos de sus amigos.

Tras pasar otro rato platicando.  A Rantaro se le ocurrió ir a comprar algo de pan al pueblo, por lo que invitó a los otros chicos a acompañarlo. El peliazul estaba por aceptar  ir con sus amigos, sin embargo antes, le preguntaría a la pelirroja si ella quería ir con ellos, así que rápidamente entró a la casa a buscar a la chica.

— Aiko. — llamó Valt a la pelirroja. Está al escucharlo bajo del segundo piso. — Oye vamos a ir a pueblo a comprar algo de pan, ¿Quieres venir?

— Oh me encantaría Valt, pero... voy a ayudar a mi mamá con algunas cosas del festival — le respondió la pelirroja. Esta sabía que aquello era una excusa para poder arreglarse para la tarde. — si gustan los puedo ver más tarde en el festival.

— Está bien, entonces nos vemos más tarde.

— Si, nos vemos — dijo la la chica.

Una vez que el chico se despidió de Aiko este regreso con sus amigos y juntos se fueron al pueblo.

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Mientras afuera las personas estaban terminado de colocar los últimos arreglos para el festival. Un hombre dentro de su oficina observaba desde la ventana todo lo que estaban haciendo aquellas personas.

Se escuchó que tocaron a la puerta. El hombre dio la indicación de que pasaran y segundo después entró  un chico de cabello largo verdoso.

— Zeo, reportándose señor.

— Zeo, Que bueno verte — decía aquel hombre. — Dime, ¿Como quedó el asunto?

— Se habló con los sujetos y se les dio las indicaciones que usted pidió señor — respondió el chico. — Si todo sale como usted ordenó, pronto ya no tendrá que preocuparse de aquellos sujetos.

— Excelente — expresó de buen humor el hombre. Este camino hasta su escritorio y se sirvió algo de vino que había en una bandeja.

No había duda de que su plan iba acorde a cómo él lo planeó.

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El día transcurrió relativamente rápido. En un abrir y cerrar de ojos, la tarde había llegado.

Una vez llegada la hora indicada toda la isla comenzó a celebrar el festival. Todos los locales se encontraban abiertos al públicos, había varios puestos de comida por todas partes, juegos de feria y hasta un escenario en donde tocaban algunas bandas de música.

En las calles las personas estaban divirtiéndose y disfrutando del ambiente. Había algunos niños corriendo por las calles así como adultos riéndose o conversando entre ellos. Como parte de la decoración, había listones y algunos arreglos hechos de flores naturales, estos cortesía de la florista. La cual tenía su local abierto atendiendo a algunos clientes.

En un restaurante un chico de cabello castaño y su hermana se encontraban ayudado a sus padres a atender el local, había bastantes clientes ese día. En otra parte un grupo de niños se encontraban jugando con algunos globos y comiendo dulces que les habían dado en el festival.

Afuera de un taller, un chico y su padre estaban charlando alegremente. Mientras dos ancianos estaban sentados aún lado de ellos teniendo una partida de domino en una mesa.

Todos parecían divertirse en aquel festival.

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Caminando por una de las concurridas calles un chico de cabello obscuro se encontraba dando un recorrido. Había escuchado que todos en la isla estaban emocionados por dicho festival, así que el chico también quiso disfrutar de aquel evento.

El chico observó varios de los puestos y algunos de ellos llamaban su atención. Finalmente decidió ir a un puesto de comida que vendía algo de ramen así que camino hasta este.

Sin embargo a unos cuantos pasos de llegar, diviso a algo a lo lejos que lo hizo detenerse.

A varios metros de él, entre todas aquellas personas que pasaban por ahí. Distinguió a una persona en particular.

Se trataba de una pelirroja, esta vestía un vestido corto y un par de sandalias. Su cabello estaba recogido con una trenza de lado, adornada con una flor caribeña.

Ray debía ser sincero con el mismo y debía de admitir que durante todo ese tiempo que había estado a lado de Aiko. Jamás la había visto tan hermosa como lo estaba en ese momento.

Pensar en ello lo hacía avergonzarse.

El chico sacudió su cabeza para desechar aquella idea y volvió de nuevo a ver hacia donde estaba la pelirroja. Deseaba poder acercarse y hablar con ella, pero si hacía eso no estaba seguro de que iba a ocurrir.

¡Al diablo! ¡Iré a hablar con ella! — se dijo el chico en su cabeza.
Ray estaba por caminar hacia donde estaba Aiko cuando vio que está volteó hacia un lado a saludar a alguien. El pelinegro se detuvo y vio que llegando a donde estaba la chica se acercaron un grupo de chicos que nunca a había visto y el peliazul.

Este último parecía también sorprendido al ver el aspecto de la pelirroja, este le dijo algunas palabras que no alcanzó a escuchar y eso hizo que Aiko sonriera contenta.

Al ver aquella escena el pelinegro sintió una ligera tristeza dentro de él, pero también un odio y resentimiento hacia aquel chico.

Apretó sus puños.

Aquel sujeto lo hacía molestar bastante. No solo se había llevado a sus viejos amigos y su vieja vida, sino que también se estaba llevando la atención de aquella persona importante para él. 

Aún molesto, Ray dio la media vuelta y comenzó a caminar lejos de ese lugar. No importaba lo que tuviera que hacer, ni a quien tuviera que superar, se aseguraría de vencer a Valt Aoi a cualquier costo.

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..

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Al estar recorriendo el pueblo, Valt se quedó maravillado al ver todos aquellos puestos y atracciones que había en el festival. Eso sin mencionar la decoración que había en cada lugar.  Sin duda Mathilda y su madre había hecho un buen trabajo para decorar el festival.

Rantaro le aviso que vio a Aiko cerca de un puesto de baratijas así que el peliazul y sus otros amigos siguieron al chico hacia donde les había indicado que había visto a la pelirroja.

Cuando llegaron a lado de la chica, Valt se quedó sorprendido al verla.

Aiko lucía bien, o bueno, bien no era precisamente la palabra que estaba buscando. Más bien diría que se veía... ¿Encantadora? No, esa tampoco era la palabra, ¿Genial? menos.... ¿Cual era esa palabra que empezaba con H y se le decía a una mujer cuando está se veía como Aiko? ....

— Oye amigo, ¿te encuentras bien? Pareciera que estuvieras pensando en la respuesta de un examen de matemáticas — le dijo Rantaro al peliazul. Este noto que el chico había comenzando a hacer gestos extraños.

Valt no le presto atención a lo que dijo su amigo y trato de acordarse de aquella palabra. Tras varios minutos más la cabeza del chico se iluminó.

— ¡Ya recordé! — expresó contento el peliazul. Este se dirigió a la pelirroja. — luces hermosa Aiko — le dijo con una sonrisa.

Tras aquella respuesta el rostro de la chica adquirido un tono rojizo, mientras nerviosa le agradecía al chico por el cumplido. En cambio los amigos del chicos veían la reacción de este para saber si se había dado cuenta de lo que había dicho.

Sin embargo este no se había dado cuenta de ese hecho, así que decidieron olvidarse de ese tema.

Tras pasar por aquel momento algo inusual, los cuatros chicos y Aiko comenzaron a recorrer todo el festival. Durante el camino algunos de los chicos se detuvieron en algunos puestos a ver.

Entre todos aquellos puestos que había hubo uno que a Valt le llamó la atención. Se trataba de una especie carreta que estaba abierta de un lado. Al interior había una clase de plato de color rojo lleno de agua, este se encontraba reposando sobre una base alta del mismo color.

El peliazul le pareció algo curioso.

— Oh veo que mi predicción fue cierta, el destino me a traído a uno nuevo cliente — escuchó decir a alguien.

El chico volteó hacia arriba y vio que dentro de aquella carreta salía una chico con un atuendo bastante peculiar y con un abanico cerrado en su mano.

— Dime, ¿Con quien tengo el gusto de hablar esta tarde? — le pregunto el chico.

— ¿Te refieres a mi? — se señaló Valt a sí mismo.

— Por supuesto, no veo a nadie más cerca.

— Oh, bueno. Mi nombre es Valt Aoi.

— Valt Aoi  — dijo el chico del abanico. — Ya veo. Bueno Valt, me es un gran placer darte la bienvenida a mi puesto de la fortuna, ¿Quieres que te lea el futuro el día de hoy?

— ¿Futuro? — dijo el peliazul confundido. —  ¿Acaso eres alguna especie de adivino?

El chico del abanico sonrió.

— Soy más que un adivino — dijo el chico. — Soy capaz de verlo todo e incluso más halla de los que a simple vista no se puede ver. Así  que te lo volveré a preguntar ¿Quieres saber tú futuro?

Valt no entendía del todo aquel asunto de la adivinanza. Sin embargo sentía algo de curiosidad por ese tema, así que le dijo a aquel chico que le leyera el futuro.

— Muy bien, comencemos — dijo el otros chico. Este se colocó atrás de aquel recipiente y comenzó a decir algunas palabras que no entendía. Luego lo vio realizar algunas poses algo llamativas y en un momento arrojó algunos pétalos de cerezo sobre el recipiente con agua.

Aquel chico del abanico comenzó a ver el plato con bastante intriga.

— Mm... interesante.

— ¿Que sucede? — le pregunto el peliazul. Este se asomó a ver a aquel recipiente pero solo veía los pétalos flotando en el agua.

– Los pétalos no me muestran en si un hecho en concreto pero si me han revelado algunas cosas respecto a ti — le explicó el chico. —. Veo conflicto, dudas, peligro... — empezó a decir. — victoria, indecisión, tristeza y felicidad... Sea cual sea la decisión que tomes a partir de este momento, será el giro que tomará tu vida.

El chico se sentía bastante confundido. Qué significado tenía todo aquello que le había revelado aquel chico. ¿Acaso estaba realmente en peligro? ¿Conflicto? Pero ¿sobre qué? Todo aquello era muy confuso.

— Fue un gusto atenderte el día de hoy, espero que el destino nos haga volver a vernos — le dijo el chico del abanico antes de retirarse.

El peliazul se alejó de aquel puesto y camino algunos cuantos pasos hasta detenerse. Aún se encontraba pensativo sobre lo que había visto aquel chico en su futuro.

— Valt — escuchó la voz de la pelirroja acercándose. Cuando la chica llegó a lado del peliazul noto que este se veía algo cabizbajo. Ese hecho la preocupó un poco. — Oye, ¿te sientes bien? — le pregunto.

El chico no respondió.

A Aiko le preocupaba el semblante del chico. Así que sin pensarlo tomó la mano del peliazul y se lo llevó lejos de aquel sitio. Lo mejor era hablar en un lugar más tranquilo y sin muchas personas.

Ambos chicos se retiraron de aquel sitio, esto sin saber que un par de personas los habían observado irse.

..

..

..

Dejó un momento que el sonido que emitían las olas al chocar con la arena lo relajarán.

— ¿Te siente mejor? — le pregunto la pelirroja al chico. Este último asintió levemente.

— Creo que ya me siento algo más tranquilo.

Hace un rato la pelirroja se había llevado al chico lejos del festival. Este había estado tan metido en su cabeza que dejó que está lo guiará a cualquier parte. No supo cuánto tiempo caminaron, pero cuando menos se lo había esperado se encontraban los dos en aquel sitio privado.

La tranquilidad del lugar lo hizo olvidarse poco a poco de aquellas preguntas que habían estado rondando en su mente. La chica aún seguía preocupada por el chico, así que este ya un poco más tranquilo se atrevió a contarle sobre la predicción que le había dado aquel chico del abanico.

— Yo no creo que sea verdad lo que dice ese chico — decía la pelirroja. —. Es incierto para uno saber que le depara el destino.

— Yo también pienso igual. Sin embargo,  lo decía de una manera tan segura que comencé a dudar — le dijo el peliazul. Este tenía su vista hacia el frente.

¿A caso existía algo de lo que no estuviera enterado? Porque aquel sujeto le habrá dicho todas esas cosas. Todo ese asunto lo hacía pensar bastante.

En un momento sintió como alguien tomo su mano levemente. El chico volteo a su lado y se dio cuenta que la pelirroja le había tomando la mano.

— Estoy segura de que todo va a estar bien Valt — le dijo Aiko con una sonrisa. Después de eso la chica regreso a ver hacia el frente.

El peliazul solamente la observo. Luego de eso sonrió. La chica tenia razón, debía ser positivo y seguir teniendo fe que todo saldría bien. Ahora que lo pensaba, aquel chico había dicho que tendría felicidad en su futuro, así que había una posibilidad de que eso se cumpliera.

El chico regreso a ver hacia el frente y fue cuando noto que el sol estaba ocultándose a la distancia. Contemplar aquella vista desde ese sitio era fantástico. Ahora entendía porque a la pelirroja le gustaba ir a ese sitio.

— ¡Guao! es increíble.

— Te lo dije, los atardeceres en este lugar son hermosos — comento la pelirroja. La chica cerro sus ojos un momento para sentir la brisa que corría en ese momento.

Valt bajo su mirada y se percato que Aiko había soltado su mano hace rato y tenia la suya cerca de la de él.
La pelirroja había sido muy buena con él desde que había arribado a aquella isla, le ofreció asilo y comida en su casa, lo ayudo a hacer algunos amigos en la isla y también lo apoyaba, como ahora.

El chico trago saliva. No estaba seguro de lo que iba a hacer. Pero aún así se arriesgaría. Con su mano algo temblorosa, el peliazul coloco su mano sobre la de la chica e hizo que sus dedos se entrelazaran.

Noto que la pelirroja se sobresalto y giro a verlo.

Ninguno dijo nada.

Solamente eran ellos dos en ese momento.

El chico observo la mirada de Aiko y por alguna razón, parecía que ella quisiera decirle algo. El peliazul le sonrió y apretó ligeramente el agarre de su mano para motivarla a que hablara con él.

La pelirroja entiendo aquella señal del chico. Respiro profundamente y lo observo.

— Valt, yo quiero decirte...



— ¡Ah con que aquí estaban ustedes dos! — se escuchó la voz de Rantaro.

Ante la inesperada aparición del rubio los dos chicos soltaron sus manos abruptamente. La pelirroja sonrojada y bastante nerviosa se separo algunos espacios del peliazul. Mientras tanto Valt volteo a ver a su amigo con una de sus expresiones extrañas.

— ¡Kumicho! ¿P-Pero que hacen aquí? — le pregunto el chico al rubio. Noto también, algo apartados de donde estaban se encontraban también Free y Silas. Parecía que Kumicho se había acercado a ellos para hablarles.

— Amigo, te estábamos buscando en el festival pero no te encontrábamos por ningún lado — dijo Rantaro. Este se dirigió a la pelirroja. — Disculpa Aiko, ¿Crees que podrías prestarme a Valt un momento? — le pregunto.

La pelirroja aún sonrojada por lo de hace un momento, asintió.

Antes de decir alguna otra cosa. El rubio le indico a su amigo que lo estaría esperando junto con los otros chicos. Valt le dijo que en un momento lo alcanzaba. Cuando vio que el rubio se retiraba de ahi, el peliazul le hecho un breve vistazo a Aiko.

— Te veré más tarde en tu casa, de acuerdo — le dijo Valt a la chica. Esta lo observo y segundo después asintió.

Una vez que se despidió de Aiko, Valt camino hacia donde estaban sus demás amigos y se fue junto con ellos.

Cuando por fin estuvo sola en aquel lugar. La chica volteo a ver hacia el mar con cierta tristeza. Había tenido la oportunidad para decirle al chico lo que sentía, pero no conto con que sus otros amigos aparecerían.

Ahora que hablaba de los amigos de Valt. ¿Cómo fue que encontraron aquel sitio?

..

..

..

— Te advertí que no era buena idea mezclar ese sobre de azúcar colorida con jugo de manzana — decía una niña.

La otra persona que iba con ella se encontraba apoyada cerca del tronco de un árbol, aparentemente vomitando.

Durante el festival la pequeña niña se le había pasado divirtiéndose con sus amigas. En un momento a ella y a sus amigas se les ocurrió subirse a una especie de rueda de la fortuna. Cuando llego su turno de subirse a la atracción le toco compartir asiento en la cabina con la persona que menos quería que le tocara.

— Ya lo se Hilary, te escuche unas 100 veces ... — decía un niño con una gorra en su cabeza. EL niño había terminado de vomitar aquel jugo y dulce que se había tomado antes de subir a aquella atracción.

— ¡Y en ninguna de ellas me hiciste caso! — le reclamo molesta la castaña.

El niño sonrió de manera divertido.

— Eso es porque nunca te hago caso.

La pequeña cruzo sus brazos enojada. Odiaba cuando Tyson la hacia enojarse apropósito.

— Pues sabes una cosa, ¡Tu eres un...!

— Oye mira eso — la interrumpió el niño. Hilary confundida volteo a ver hacia donde decía el niño.

Alejados de donde estaban ellos vieron que un grupo de chicos estaban pasando por ahí. A pesar de que no había bastante luz debido a que no faltaba mucho para que el sol se ocultara. Los dos niños pudieron distinguir que aquellos chicos se trataban de los amigos que les había presentado su entrenador aquella vez en el club. Así mismo junto a ellos iba también el peliazul.

Tyson los observo sospechoso. A pesar de que estuvo aquella vez conviviendo y platicando con ellos, el niño aún sentía cierta desconfianza de esos chicos. Al estar cerca de ellos sentía una vibra extraña. Y no solo a él le había ocurrido, sino que también a sus otros amigos.


***

— Esos sujetos no me dan mucha confianza — dijo Mathilda en una ocasión. El grupo de niños estaban reunidos en el club. — .Hay algo en ellos que me genera algo de miedo.

Los demás niños estuvieron de acuerdo con ella.

— Me preocupa un poco que Valt-sempai este con ellos — dijo Hikaru.

— A mi igual — respondió Gingka.

— ¿Y tu que opinas Tyson? — le pregunto Hilary al niño de la gorra. Desde que su entrenador los había presentado con aquellos chicos, este parecía haberse llevado bien con ellos.

El niño adquirió un rostro serio.

— A mi tampoco me generan mucha confianza, creo que deberíamos vigilarlos — les dijo a sus amigos.

—¿Estas seguro? — le pregunto Hilary — ¿Qué hacemos si esos sujetos hacen algo extraño?

Los otros niños también se preguntaron lo mismo. Si algo malo pasaba. ¿Qué debían hacer? y ¿A quien podía acudir?

— Si eso llegara a pasar, pienso que deberíamos decirle a ...

****


—¡Tyson! — llamo Hilary al niño. Este salió de sus pensamientos y volteo a verla. — Esos chicos y Valt están yendo a la zona Este de la isla, tu sabes que ahí vive el monstruo, ¡Hay que hacer algo!

— Vayamos a buscar a Shu ¡Rápido! — respondió el niño.

La niña asintió y ambos niños se fueron de prisa a buscar al albino.

Sus amigos no habían entendido ese día porque era buena idea decirle a Shu. A diferencia de ellos, Tyson había notado el comportamiento distante del albino aquel día, así que considero que él tampoco le tenia tanta confianza a aquellos sujetos.

Así que, si pasaba algo malo. Shu podría ayudarlos.

..

..

..


— ¡Rayos! Los perdí de vista

Un chico de cabello obscuro y sombrero, llevaba ya un rato caminando entre toda esa gente. Ninguna de ellas eran los sujetos que estaban buscando.

— No hay que detenernos, deben de estar por algún lado — dijo otro chico que lo acompañaba.

Hace unos momento este había perdido la conexión que tenia con los pensamientos del peliazul. Lo que indicaba que algo o alguien estaba interfiriendo con aquella conexión.

Antes de continuar buscando entre todas esas personas. El chico noto a dos niños acercándose hacia ellos.

— ¡Shu!, ¡Shu! — lo llamaron los niños. Estos dos se detuvieron frente al chico.

— Oigan, ¿Por qué el escandalo? — les pregunto el chico de cabello obscuro.

— ¿Qué pasa niños?

Los dos niños trataron de respirar lo más que podían, habían estado buscando por todo el festival al albino. Uno de los niños recupero por completo el aire y le hablo.

— ¡Es Valt! ¡Él esta en problemas!

Aquella respuesta alerto a los dos chicos.

..

..

..

Con un poco de dificultad el peliazul estaba caminando por entre aquellas plantas. Hace varios minutos el sol ya se había ocultado por lo que ahora el camino estaba bastante obscuro.

— Oiga chicos. A todo esto ¿Adonde nos dirigimos? — pregunto el chico. Llevaban algo de tiempo caminando y conforme avanzaban aparecían más arboles y plantas que dificultaban la visibilidad.

— Ah no te preocupes por eso amigo, ya veras que ese sitio a donde vamos te va impresionar — respondió Rantaro mientras seguía caminado frente a él.

No muy conforme con aquella respuesta el peliazul decidió hacerle caso a su amigo y continuo avanzando.

— Por cierto Valt, ¿Qué tanto platicaban tu y Aiko? — le pregunto el rubio al chico.

— Yo más bien diría que la chica no le apartaba los ojos de encima a Valt jeje... — comento Silas. Este caminaba junto a Free unos pasos atrás del peliazul.

Valt torció la boca. Aquel comentario del peliverde no le había gustado en lo absoluto.

— No seas grosero Silas — lo regaño Rantaro.

Los cuatro chicos continuaron avanzando. Las plantas que había al rededor eran más grandes y ocultaba más la visibilidad del camino. Ya sin poder distinguir el sendero el peliazul decidió detenerse.

— Oiga chicos, esta muy obscuro aquí. No creen que deberíamos...

Valt no pudo continuar con lo que iba a decir ya que en ese momento sintió que lo sujetaban de los brazos. El chico trato de forcejear varias veces pero no consiguió liberarse. Confundido por lo que estaba pasando, trato de ver hacia atrás y con algo de dificultad logro distinguir que quienes lo tenían inmovilizado eran sus otros dos amigos, Free y Silas.

— ¡¿Qué están haciendo?!

— Sujétenlo bien chicos — escucho decir a Kumicho. Valt inmediatamente volteo a ver a su amigo y vio que este sonreía de forma maliciosa.

—¡Kumicho! ¿Qué esta pasando? — le pregunto bastante confundido el chico.

Cuando hizo aquella pregunta. El rubio comenzó a reírse.
Valt no entendía en los absoluto lo que estaba ocurriendo.

— Jaja tenia razón el amo, fue bastante sencillo engañarte niño — dijo el rubio. El chico abrió sus ojos sorprendido. ¿De quien rayos estaba hablando su amigo?

El peliazul trato de liberarse del agarre de los otros dos chicos. Al notar aquello uno de ellos le inmovilizo una de sus piernas haciendo que cayera de rodillas al suelo.

En un momento el rubio se agacho a su misma altura para verlo.

— Ya no te muevas — le dijo el otro chico. —.Ahora quédate quieto mientras te quito esa diadema de tu cabeza.

El rubio comenzó a acercar su mano hacia la cabeza del chico.

Antes de que este pudiera tomar aquel objeto. Valt escucho el sonido de un golpe en seco.

Sin saber que era lo que había ocurrido el chico vio como su amigo había salido proyectado algunos metros lejos de él.

Mientras tanto los otros chicos estaban sorprendidos. Antes de que pudieran reaccionar se escucharon otro dos golpes. Y entonces lo chicos que sujetaban a Valt se separaron de este.

El chico cayo al suelo e hizo el intento de reincorporase. Al hacerlo vio que además de sus amigos, estaban presentes otras dos personas que el conocía.

— ¿Max?¿Johannes? — dijo el chico.

Vio como rápidamente Silas iba a atacar a Johannes. Este de forma rápida lo diviso que venia hacia el y logro esquivarlo. Al hace eso el chico tomo al peliverde del brazo y lo inmovilizo.

— Muy veloz, me pregunto si puedes evitar esto — dijo el pelinegro. De un movimiento el chico sujeto al peliverde del cuello y de su cabeza. Y sin ningún problema pasos sus manos hasta la cabeza del chico y se la giro completamente.

Se escucho un crujido y el cuerpo del peliverde cayo al suelo.

— ¡Silas! — grito el peliazul horrorizado. Había visto como mataban a uno de sus amigos.

Antes de si quiera pensar en que hacer vio antes sus ojos como lo que era el cuerpo inerte de su compañero parecía estarse deshaciendo como si se tratara de arena.

— ¡¿P-Pero que-e?!

— Vaya tenia razón. Estos sujetos tienen cuellos frágiles — decía Johannes quitándose algo de arena de sus manos.

Mientras el pelinegro se había ocupado de aquel sujeto. Su colega rubio había sometido al chico de ojos obscuros.

Valt estaba impactado ante lo que acababa de presenciar. Parecía irreal todo eso que acababa de ver.

Noto por un segundo que Kumicho se había reincorporado de aquel golpe que le dieron y cuando levanto la mirada. El peliazul pudo ver que sus ojos se encontraban completamente obscuros y con una iris roja.

El rubio inmediatamente se dio cuenta que lo estaba observado y sonrió de forma maliciosa.

— Voy a terminar mi trabajo de una vez por todas.

El rubio corrió rápidamente hacia él para atacarlo. Sin embargo en ese momento alguien más lo intercepto y lo hizo que se estampara contra el tronco de una palmera que había por ahí.

Antes de que si quiera Rantaro pudiera moverse de aquel golpe. Fue atravesado en el pecho por el filo de una espada.

Valt no supo en ese momento que lo impacto más. Si ver el pecho de su amigo atravesado por una espada, o darse cuenta de que aquel que estaba blandiendo aquella espada que a travesaba a Kumicho, era nadie más ni menos que Shu.

Así como había ocurrido con Silas el cuerpo atravesado de su amigo comenzaba a desmoronarse hasta convertirse en arena. Una vez que el cuerpo había desaparecido el albino retiro la espada que había utilizado y la guardo.

La mirada de Shu no parecía demostrar algún sentimiento ante lo que acababa de pasar. Sin perder tiempo, el chico camino hasta donde estaba Max sujetando a Free.

— Dime quien los envió, fue ese sujeto no es verdad — comenzó a decirle el albino al chico. Free no respondió. — Esta bien, entonces te enviare un mensaje para tu amo. Dile a Efiáltes que no le tenemos miedo y que puede enviarnos a cuanto esbirro quiera, a un así no va a detenernos.

Free sonrió de forma maliciosa.

— Haz cavado tu propia tumba — le dijo el rubio. Este comenzó a burlarse de Shu. Ante aquello el albino le hizo una señal a Max y este con sus manos tomo la cabeza del otro rubio y le quebró el cuello.

Así como los demás, el cuerpo de Free comenzó a deshacerse hasta convertirse en arena.

El peliazul cayo de rodillas al suelo. Estaba realmente en shock ante lo que acaba de presenciar.

¿Qué acaba de ver?¿Por qué sus amigos se convirtieron en arena?¿Y por qué Shu y esos dos chicos hicieron eso? No había forma de explicar lo que acaba de pasar.

El chico seguía impacto ante lo que había visto que no noto cuando Shu camino hasta el y lo observo.

— Lo mejor es que descanses — dijo el albino. Este paso su mano sobre la cabeza del peliazul y Valt sintió como poco a poco su parpados comenzaron pesarle y sin darse cuenta cayo profundamente dormido.

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Saludos a todos

Tremendo momento en el que los deje picados.

Aunque bueno, personalmente me alegra haber llegado a este capitulo, por que este y el que sigue fueron los capítulos que estaba esperando poder escribir.

Bueno si mucho que agregar. Aparte de pedirles disculpas por el atraso. Nos leemos en el siguiente capitulo

Chau!

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