Capítulo 1
~ La isla Efiáltes ~
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Como lo era cada mañana los rayos del sol cubrieron cada rincón de aquel sitio, uno de esos rayos logro colarse por una pequeña abertura que había entre las cortinas de la habitación, en donde un joven se encontraba descansando.
Este, al sentir como comenzaba a molestarle un poco dicha luz lentamente empezó a abrir sus ojos.
— ... — el joven se removió de aquella cama. — pensé que había cerrado la cortina... — decía algo adormilado.
Con un ojo abierto y el otro cerrado se dio cuenta que la luz del sol se estaba colando por la ventana, así que dormido se levanto de su cama y fue a cerrar la ventana para luego volverse a acostar nuevamente en su cama.
El joven esperaba poder dormir un poco de más tiempo ya que si bien no le molestaba tanto madrugar era domingo en la mañana, así que no tenia mucha prisa por levantarse.
Además el día de ayer tuvo aquel extraño viaje en bote y la aparición de aquella fuerte tormenta lo dejo sumamente agotado. Así que lo menos que podía hacer era descansar de todo el esfuerzo que hizo.
...
— Esas olas si que golpean fuerte — decía adormilado Valt.
Pasaron minutos para que algo dentro de la cabeza del chico hiciera click y abriera por completo sus ojos.
— Aguarden yo caí al mar, como...
Fue entonces que al ver mejor se dio cuenta que se encontraba acostado en una cama que no era para nada la que tenia en su habitación.
Aquella habitación era de un color blanco, la cual contrastaba con el techo de madera. La cama tenia sabanas blancas con gris y almohadas muy cómodas. Aparte de la cama, la habitación tenia un ventana no muy grande, un pequeño armario y dos buros de madera, uno de ellos con una pequeña lampara tipo quinque apagada.
Eso le indico a Valt que en definitiva esa no era su habitación, lo que significaba que tampoco estaba en su casa.
A pesar de encontrarse en una habitación desconocida , lo que más le inquietaba a chico era el hecho de que no recodaba haber dormido en esa habitación la tarde de ayer.
Se supone que durante la tormenta una ola lo tiro de aquel extraño barco ¿Cómo fue posible que pudo nadar hasta llegar a tierra?.
Se le ocurrió asomarse por la ventana de la habitación, al hacerlo se dio cuenta que se encontraba en una casa rodeada por varios arboles y palmeras.
— Oh, veo que despertaste — dijo una suave voz. Valt se asusto y rápidamente se giro a ver hacia la puerta, en ella estaba una joven pelirroja y con una bandeja con comida. — ¡Que alegría! pensé que dormirías otro día entero, te traje un poco del desayuno que hizo mi madre — caminando hacia uno de los buros para dejar la bandeja.
— Eh, gracias... — respondió el peliazul. — lo siento, pero ¿Quién eres tú?.
— Oh, es verdad — dijo la joven. — perdón por no presentarme, mi nombre es Aiko, vivo en esta casa.
— Un gusto Aiko, yo me llamo Valt Aoi — le respondió el chico.
— El gusto es mío Valt — le dijo la chica — voy a dejarte un rato para que desayunes, por cierto tu ropa esta guardada en el armario que esta ahí, estaba toda húmeda así que mi madre la lavo. Y bueno, creo que la camisa y el pantalón de mi padre te queda un poco más grande de lo que pensábamos — volteando hacia otro lado.
— Eh... —fue entonces que Valt se dio cuenta de su vestimenta. Traía puesto una camisa algo grande y un pantalón semi sujeto a su cintura — E-Eh gracias —sujetándose mitad del pantalón — s-si creo que mejor desayunare primero.
Al final Aiko se retiro de la habitación y dejo al chico solo, una vez solo exhalo de alivio. Si no fuera por el comentario de la chica hubieran tenido un momento algo incomodo. Antes de desayunar decidió primero cambiarse de ropa, tal como le había dicho Aiko su ropa se encontraba en el armario perfectamente doblada y acomodada, así como su típica diadema para el pelo.
Una vez que termino de cambiarse, procedió a desayunar. Al parecer le habían preparado dos piezas de pan con mermelada y un poco de jugo de naranja, fue una porción más que suficiente para el chico.
Cuando termino de desayunar salió de aquella habitación y recorrió parte del pasillo de lo que era el segundo piso, para así bajar por las escaleras que estaban al interior de la casa. Al llegar a la planta baja de la casa se dio cuenta que esta tenia un aspecto muy hogareño, de lado izquierdo se encontraba la cocina y el comedor, mientras que de lado derecho había una pequeña sala y una puerta corrediza cuya vista daba hacia el exterior.
— Tenias razón finalmente despertó — escucho la voz de una mujer. Al voltear vio que se trataba de una mujer con un aspecto algo mayor y de cabello castaño. — mi hija me dijo que te llamas Valt Aoi, un gusto, mi nombre es Nozomi
— El gusto es mío — le respondió el chico. En ese momento por la puerta de la entrada ingreso un hombre de un aspecto algo robusto y cabello obscuro.
— Al fin despertaste muchacho — dijo el hombre al verlo.— mi hija y mi esposa han estado al tanto de ti, aunque bueno más mi hija que iba a asomarse debes en cuando haber si ya despertabas.
— ¡Papá! — le reclamo su hija avergonzada. El chico solamente rio nervioso.
— Un placer chico yo soy Kaito Yamagawa — saludo cortésmente el hombre.
— Un placer señor, me llamo Valt Aoi
— Y ¿Qué te dijo Hiro? — le pregunto la mujer a su esposo.
— Pues no muy buenas noticias, al parecer el tubo de escape tiene algunos daños lo que significa que el agua no esta saliendo correctamente y es necesario cambiarlo, lamentable Hiro me dijo que no tenia esa pieza en su inventario pero ira más tarde al pueblo para ver si consigue la pieza con su contacto — dijo el hombre sentándose en una de las sillas del comedor.
— Te dije desde hace tiempo que debías de cambiar ese tubo de escape, pero tu me dijiste que no era necesario.
— Si, si, ya lo se — dijo el hombre cansando. Odiaba cuando su esposa tenia razón.
— Eh mamá, voy a ir al pueblo a traer las especias que me dijiste que necesitabas para hacer la comida de hoy — le dijo Aiko a su madre — ¿Gustas acompañarme al pueblo Valt?.
— Eh... si no tengo ningún problema — le respondió el chico. Luego de que la joven tomar una bolsa de tela de uno de los cajones de la cocina, ambos jóvenes salieron de la casa. Dejando a ambos adultos solos.
— Si que Aiko esta muy emocionada con ese chico — comento la mujer.
— Más le vale a ese chico no pasarse de listo con mi hija, porque sino..
— Querido.
— ¿Qué? ese chico estaba inconsciente en la arena y nuestra hija lo que hizo fue traerlo a nuestra casa — decía el hombre — Ni si quiera sabemos de donde es, ¿Qué tal si es un delincuente?
— Ay por favor.
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— Entonces ¿tu familia vive en este lugar desde hace tiempo?
— Así es, de hecho mis abuelos se mudaron aquí cuando mi padre era un niño — le decía la pelirroja.
Luego salir de la casa, ambos chicos caminaron por un extenso camino que estaba en medio de varias arboles y plantas. Durante el trayecto el chico aprovecho para preguntarle a Aiko sobre ese lugar.
Al parecer Valt había llegado a una tipo de isla la cual estaba rodeada en su mayoría por mucha vegetación y algunos animales de clima cálido.
— Hace algunos días hubo una fuerte tormenta, por fortuna no paso nada grave — le conto la chica — al día siguiente tuve la idea de ir a recorrer la costa y me percate que había alguien tirado en la arena. Cuando me acerque me di cuenta que se trataba de ti, revise si aún respirabas y si, estabas respirando aunque algo lento. Entonces como pude te cargue y te lleve hasta mi casa, mi madre y yo nos hemos encargado de tu cuidado hasta ahora.
— Ya veo... — dijo el peliazul. Todo parecía indicar que había logrado sobrevivir a aquella tormenta — me gustaría agradecerles a ambas por haberme cuidado, pero no se como.
— Jeje no te preocupes.
— Por cierto, ya llevamos rato caminando, ¿Estas segura que aquí hay un pueblo? — le pregunto el chico — lo único que veo son más plantas y creo haber visto un mono en uno de los arboles.
— Descuida ya casi llegamos, de hecho solo debemos pasar estos arbustos y luego...
Cuando Aiko movió aquellos arbustos, Valt presencio lo que sin duda era el lugar más increíble que había visto en toda su vida.
Al interior de aquella isla ya hacia escondido un pueblo, que si bien no eran tan grande eso no lo hacia verse pequeño, sus estructuras eran algo antiguas y en el centro se alzaba una edificación parecida a un coliseo.
Era un lugar que jamás había visto.
— Bienvenido a la isla Efiáltes, Valt — le dijo Aiko.
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Y hasta aquí el capituló.
Saludos a todos, es un gusto verlos a todos nuevamente.
Como bien había comentado iba a realizar algunas correcciones en la redacción que no iban a afectar a la historia original. Así que tranquilos.
Regresando a la historia, que cosas ocurrirán a partir de ahora, eso lo sabrán más adelante.
Eso es todo de mi parte sin más nos vemos en el siguiente capituló.
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