🌹 TRES

KIARA

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En la actualidad

Han pasado tres meses desde que Bruno y yo nos instalamos en nuestro nuevo hogar, nuestra casa está situada en una zona residencial muy tranquila, vivimos rodeados de gente muy amable que a pesar de no entendernos por el idioma, siempre están dispuestos a ayudarnos.

Mi situación no ha mejorado mucho, podríamos decir que ha sido todo lo contrario. La psicóloga ya nos advirtió que mi duelo podría pasarlo en días, meses o años después de lo sucedido. Parece ser que no quería esperar más y ha hecho aparición por todo lo grande.

He pasado noches enteras llorando y por el día parezco un alma en pena.

Bruno está muy preocupado por mí, no sabe qué puede hacer por ayudarme, y por eso mismo hemos decidido buscar la ayuda de un profesional.

Hemos encontrado una doctora con gran reconocimiento en su trabajo, y con la gran suerte que es de Latino América, con lo que el idioma no va a ser un problema.

Llegamos al hospital privado, es un edificio enorme, con grandes cristaleras. En información nos atiende una chica joven, hemos tenido mucha suerte, ya que sabe hablar algo de inglés y nos ha podido indicar que ascensor debemos tomar para llegar a la planta 6 donde se encuentra la consulta de la Doctora Báez.

Después de 5 minutos, una mujer joven sale a la sala de espera, ataviada con una bata de color púrpura y una pequeña identificación que cita "Dra. Báez". No puedo evitar quedarme mirando embobada, es una mujer espectacular, con un aura carismática que la hace verse increíble. Podría decir que es algo más alta que yo, de pelo castaño, largo, delgada, y con unos ojos marrones, grandes y preciosos. Su porte la hace parecer una mujer fuerte y segura, irradia tranquilidad y eso es algo que yo necesito en estos momentos. Estoy tan sumergida en mi mundo que tan siquiera me doy cuenta de que me está llamando hasta que Bruno me da un pequeño toque, codo con codo.

- Tierra llamando a Kiara - Bruno agita su mano delante de mi cara.

- ¡Perdón, perdón! - por un momento me pongo roja como un tomate sabiendo que la poca gente que hay en la sala no deja de mirarme.

- Hija, no me asustes de esa manera, parecía que te hubiera dado un síncope - Bruno me mira preocupado.

- Lo siento de verdad, no he podido evitarlo, ha sido verla y me he quedado petrificada - la Dra. Báez me dedica una sonrisa.

- No te preocupes, me alegra ver que tu primera impresión sobre mí ha sido buena, por lo general me suelo encontrar a personas con ceños fruncidos, con lo cual para mí también eres una grata novedad. Bien, adelante - Se hace a un lado, señalando la puerta abierta de la consulta, para que podamos pasar.

- Perdóneme Sr. Martínez, pero me gustaría poder estar con ella a solas. ¿Podría volver un poco más tarde para que después pueda hablar con usted? -

Bruno me mira, yo asiento levemente con la cabeza para que se pueda ir tranquilo.

- Sin problema, Dra. Volveré en un rato para buscar a Kiara - Me guiña un ojo, nos dedica una sonrisa a las dos antes de darse la vuelta y marcharse por el largo pasillo por el que hemos llegado pocos minutos atrás.

La Dra. me invita a entrar a su consulta y yo no me lo pienso dos veces.

- Bien Kiara, siéntate donde te encuentres más cómoda, si te parece bien yo cogeré mi libreta y me sentaré cerca de ti. - Me deja ver de nuevo una amplia sonrisa, mostrándome así su dentadura perfecta de dientes blancos.

Doy un vistazo a su consulta, es un lugar agradable, dividido en diferentes zonas, a la izquierda hay un pequeño conjunto de dos sofás de poli piel negros con una mesita pequeña en medio. A la derecha se encuentra un gran escritorio de cristal con una laptop y con tres sillas también de poli piel negras, una enfrentada a las otras dos. Pero la parte que más me gusta es la que está al fondo, justo al lado de la gran cristalera, hay una alfombra enorme, blanca, con un montón de cojines alrededor para poder sentarse. Sin duda ese es el lugar que elijo para nuestra primera sesión.

- Me gustaría sentarme allí - señalo el sitio.

- Perfecto, te sigo -

Una vez sentadas una frente a la otra, la Dra. empieza a hacerme varias preguntas para conocer sobre mi vida, y por qué estoy aquí.

Le cuento todo, como fue mi vida desde pequeña, la relación que tenía con mi hermano pequeño, la que tenía con mis padres y con Bruno.

Mi vida de estudiante, la de adolescente preocupada nuevamente por su hermano pequeño.

Al final, llego a la parte que ha hecho que toda mi vida haya cambiado, Andrés. Hablamos sobre todo lo que he sufrido con él, como ha hecho de mi vida una amargura, y de como mató a mi familia.

Por supuesto, también hablamos sobre mi último descubrimiento sobre Bruno.

Después de casi una hora de charla y de desahogo, ya es hora de irme.

- Bien Kiara, después de todo este rato, debemos terminar la sesión de hoy. Me gustaría volver a verte la semana que viene. Tengo una personita que me gustaría presentarte, creo que vais a tener una relación genial. -

- Dra. ¿Cree que podré comunicarme con esa persona? De momento del castellano y del inglés no me saca nadie... -

- Llámame Katty por favor, y tutéame, me haces sentir muy mayor - vuelve a sonreír, luciendo su perfecta sonrisa - Créeme, el problema no va a ser la comunicación verbal, te espero el lunes que viene, verás que te sorprendo. Ahora por favor espera fuera, quisiera hablar con tu padre - me sorprendo al oír eso, me sigue resultando rara la situación, pero Bruno se merece que lo llame así.

Salgo de la consulta despidiéndome de ella. Al abrir la puerta, allí está él, andando de un lado al otro de la sala de espera, casi haciendo un surco en el suelo. Puedo notar lo nervioso que está.

Al verme salir su cara cambia de la preocupación a la alegría.

- ¡Ay mi niña! ¿Qué tal ha ido? -

-Ha sido genial, Katty es una gran profesional, quiere hablar contigo, así que te esperaré aquí fuera -

- Bien, toma algo de dinero, justo en la planta de abajo está la cafetería, espérame allí si quieres y aprovecha a comer algo -

Acaricia mi mejilla dulcemente con su suave mano y entra a hablar con Katty.

Tengo algo de hambre, así que decido hacerle caso, va a ser toda una odisea, menos mal que por señas todo el mundo se entendía.

En la consulta

- Hola Bruno, pasa, toma asiento, por favor - le dice la doctora que está sentada en la silla de su escritorio escribiendo algunas cosas en su ordenador.

- Gracias Dra. - Bruno se acomoda.

- Después de hablar con Kiara durante todo este rato y saber por todo lo que ha tenido que pasar, sobre todo estos últimos meses, he pensado que sería bueno para ella dos cosas - El hombre está muy atento a lo que ella dice.

- Primero, creo que sería bueno que aprendierais coreano. Hay varias academias donde podéis asistir los dos, además garantizan que en pocos meses podréis tener un buen nivel como para poder vivir el día a día sin problema. Una vez que Kiara tenga soltura con el idioma, sería bueno que se relacionara con gente de aquí de su edad, pero eso iremos poco a poco. - para un minuto para terminar de anotar un par de cosas más.

- Lo segundo. Kiara me ha hablado sobre su hermano, Elías. Me hablaba sobre como lo ayudaba, ya que tenía problemas por su autismo. Bien, me gustaría hacer algo que no he hecho nunca hasta ahora, me gustaría que Kiara conociera a mi hija Aurora. Es una niña con rango leve de autismo, pero apenas se comunica con el resto de las personas. -

- ¿Está segura de eso Dra.? Hace poco que perdimos al pequeño, es lago muy reciente aún para Kiara -

- Precisamente por eso, Kiara tiene una espinita clavada dentro, como si se culpara por no haber podido cuidar mejor de Elías. Estoy segura de que estar con Aurora, les hará bien tanto a una, como a la otra, por eso me gustaría que se conocieran el siguiente lunes - dice muy segura de la decisión que ha tomado.

- Bueno, si usted lo cree, así lo haremos - dice no muy convencido.

- Por favor, llámame Katty, me siento más cómoda así -

- Bien Katty, hoy mismo buscaré donde poder aprender el idioma, espero tener un mínimo progreso para la semana que viene -

Ambos se despiden, Bruno, con muchas dudas, sin embargo, Katty, con mucha esperanza.

En la cafetería

Aquí dentro huele muy bien, y yo tengo mucha hambre, eso hace que mi estómago suene. No sé qué pedir, en el mostrador hay muchas cosas con una pinta riquísima y yo no me decido aún.

Una de las chicas que trabajaba allí, empieza a hablarme desde detrás del mostrador, y yo me siento realmente tonta, ya que soy incapaz de poder comunicarme con ella. Intento hablarle en inglés, pero por lo visto ella no se apaña muy bien tampoco con ese idioma.

- Perdone, señorita - alguien detrás de mí habla dándome un pequeño susto.

Al girarme me encuentro con un chico muy alto, de pelo moreno y delgado, que me mira con una sonrisa en su boca.

- ¿Hablas mi idioma? - Me sorprende que hable en castellano.

- Lo siento, no hablar bien, pero yo intento aprender - el pobre chapurrea como puede - pero ¿Puedo ayudar algo? - Me resulta gracioso, parece Tarzan recién salido de la selva, pero yo estoy muy agradecida.

- ¡Oh sí! Quiero pedir un café con leche y este bollo de chocolate - el chico sonríe algo confundido - ¿Así me entiendes mejor? - le hablo en inglés, y él contesta que sí.

Le vuelvo a decir lo que quiero y él se encarga de pedirlo todo. Seguimos manteniendo una pequeña charla en inglés, mientras preparan nuestras cosas.

- Sentir no hablar mejor, llevo poco tiempo de aprender a hablar tu idioma y costar un poco - Dice el chico avergonzado.

- ¡No, por favor! Ha sido genial. Te agradezco mucho que me hayas ayudado. Llevo unos meses aquí y aún no se nada de coreano. Esto... - le hablo en inglés para que nuestra conversación pueda ser algo más fluida.

- Dylan - pongo cara de sorprendida - ¿Curioso, verdad? Un chino, viviendo en corea, y con nombre extranjero, ja ja ja. Mis padres eran muy modernos para su época y les encantaba ver series y películas americanas, de ahí mi nombre. ¿El tuyo como es? -

- Kiara - ahora el sorprendido es él - Curioso también, je je je. Yo nací un 11 de agosto, que en el santoral es santa Clara, a mi madre le gustaba y mirando sus derivados en otros idiomas, estuvo indecisa entre llamarme Chiara, así sería en italiano, o Kiara, como en América. Como ves a mis padres también les llamó la atención lo extranjero. - empezamos a reírnos los dos.

- Pues debo decir que eligieron muy bien, tienes un nombre precioso - hace que me ponga roja como un tomate.

Nos dan lo que habíamos pedido y nos sentamos en una de las mesas libres que hay junto a la cristalera. Dylan se queda conmigo a hacer tiempo, ya que le dije que estoy esperando a alguien y no ha querido dejarme sola. A los pocos minutos llega Bruno.

- ¿Hola chicos? - Saluda un poco confuso.

- Hola señor - Dylan se levanta rápidamente y le hace una reverencia.

- Hola papa, él es Dylan. Me ha ayudado a poder pedir esto para comer - señalo lo que hay en la mesa - ya que la chica y yo no nos entendíamos, je je je. -

- ¿Ah sí? Muchas gracias entonces - dice dándole una palmadita en el hombro al chico.

- Yo ayudar sin problemo, señor -

- Como ves, papa, está aprendiendo nuestro idioma, así que habrá cosas que tenga que traducir yo porque inglés habla perfectamente. -

- ¿Y como así que estás aprendiendo castellano? - le mira al chico mientras yo lo traduzco.

- Hace no mucho, estuve de vacaciones en México con un amigo con el que he venido hoy aquí. El caso es que nos gustó mucho la comida de allí y la gente. Corea del sur cada vez se está haciendo más popular entre la gente hispanohablante, y yo, que soy dueño de un restaurante, decidí mezclar un poco de gastronomía coreana, mexicana y española desde que volvimos de ese viaje, y la verdad que nos va muy bien. El problema es que acude bastante gente hispana y por eso mismo decidí aprender su idioma. -

- ¿Necesitas a alguien que te enseñe? - preguntó Bruno

- Papá, no voy a traducirle eso, ¿Qué pretendes? - mi ceño fruncido lo dice todo.

- Ser genial, clases online no bien - puedo ver que Tarzan, perdón, Dylan, entiende más de lo que yo pensaba.

Bruno me mira.

- Kiara es una oportunidad genial, Katty me ha dicho que deberíamos aprender coreano, y él necesita hablar castellano... ¡Dos más dos, es aprender idiomas, hija! - él y sus frases curiosas.

- ¿Katty? Mmmm creo que a alguien que yo me sé le ha gustado la psicóloga de su hija... - Bruno me mira con una mezcla de sorpresa y ¿ofendido? - ¿Qué? No me mires así, es normal que te guste, a mí también me ha gustado -

Bruno se queda pensando, son pocas las veces que se queda sin habla, así que creo que he dado en el clavo, pero esta es una conversación para otro día.

- Kiara, yo paso casi todo el tiempo en el restaurante, para mí sería genial que tú me pudieras ayudar, si estuvieras allí, podrías enseñarnos a los que estemos trabajando, y podrías ayudarnos también con los clientes. A cambio te prometo que nosotros te enseñaremos a hablar en Coreano en tiempo récord. - dice Dylan en un inglés perfecto.

- ¡Está bien, está bien! Así me ayudará a distraerme ¿Cuándo quieres que vayamos? -

El chico se pone muy contento, hablamos de pasar por allí, el próximo jueves y viernes, tengo dos días para hacerme a la idea de donde me estoy metiendo.

Dylan y yo compartimos nuestros números de teléfono, quedamos que el jueves a la mañana me mandará la ubicación para saber donde tendremos que ir al mediodía.

Caminando para casa, tengo una rara sensación.

¿Seré capaz de poder empezar a rehacer mi vida?


Os dejo una foto del guapisimo Dylan

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