Fiestas de disfraces.
Capítulo 35: Fiestas de disfraces.
Annabeth parpadea un par de veces más. Le cuesta creer que solo haya sido un sueño, uno más entre miles. Mira con tristeza el techo blanco de su habitación. Ha sido uno de esos sueños que se sienten tan reales que cuando despiertas sientes que algo falla en el universo. Ojalá hubiera sido real. Cierra los ojos y deja escapar un suspiro. Como le gustaría que Perseus se le declarara y la besara como si no hubiese mañana. Tienen razón cuando dicen que soñar no cuesta nada.
Vuelve a abrir los ojos y busca su teléfono en la mesilla de noche, enciende la pantalla y parpadea ante la luz brillante, cuando ya se acostumbra a la luz mira la hora: las siete y tres de la mañana.
Ya hoy es viernes. Hace tres días que Percy no le habla, desde aquel día en el que se fue y él la dejó tirada en el estacionamiento.
Suspira. Tiene que prepararse para ir al colegio.
* * *
—¡Buenos días! —dice Annabeth bajando las escaleras cuando ya está lista. No recibe respuestas. ¿A dónde se van todos a las siete de la mañana? Va a la cocina y se prepara el desayuno: cereales con leche. Come rápido y va en busca de su mochila.
Sale de la casa, cierra la puerta con llave y corre para no perder el autobús escolar. Ya sería demasiada mala suerte.
En el colegio Harrinson...
Llega justo a tiempo. Entra a su clase y escanea la clase en busca de sus amigas. Aún no llegan. Se sienta en su sitio de siempre pensando en que Percy no se sentará junto a ella para fastidiarla, y eso le causa un sentimiento de molestia y melancolía. Jamás imaginó que llegaría a echar de menos a Percy Jackson.
El profesor llega, y no hay señales de Piper y Hazel. ¿Se habrán enfermado y por eso no han venido a clases? Es poco probable que las dos se enfermaran al mismo tiempo. ¿En dónde estarán?
—Atención, estudiantes —dice la voz de la secretaria por los altavoces, el profesor deja de hablar de la invasión de Hitler a Polonia y escucha también—. Atención. El director solicita la presencia de todos los estudiantes en la cafetería de inmediato —la secretaria repite el mensaje dos veces más mientras los estudiantes recogen sus pertenencias y van al sitio solicitado con gran entusiasmo. A todo el mundo le encanta la ida de saltarse la clase de Historia Contemporánea.
Annabeth se pregunta qué dirán. La última vez que pidieron una reunión así fue para castigar y suspender temporalmente a unos chicos por pintar la oficina del director de verde y colocar una frase que decía «Queremos vacaciones dos meses antes».
La rubia camina mirando a los lados, intentando ver a sus amigas, pero es imposible reconocer a alguien entre éste mar de gente.
Llega a la cafetería y se queda de pie en la puerta. El director Bloom está de pie al fondo y les pide a todos sentarse. Quirón también está rondando por ahí, llamando al orden. Annabeth se sienta en la mesa más cercana. La puerta vuelve a abrirse y entran Piper y Hazel.
—Llegamos tarde porque perdimos el autobús. Al menos, llegamos para saber qué dicen —explica Piper antes de que Annabeth pida explicaciones. Las dos chicas se sientan en la misma mesa que ella y esperan a que el director hable.
Queridos estudiantes —comienza a decir el director con su voz potente y grave—, el consejo estudiantil ha estado planeando hacer un baile. Una fiesta de disfraces, mejor dicho. Cada estudiante tendrá que venir disfrazado de lo que desee. Y como sabemos que muchos permanecen en el anonimato en la página del colegio tendrán que venir con una cosa o un objeto que tenga que ver con su nombre de usuario. Por ejemplo, alguien se llama PecesAzules puede venir con una pulsera, collar, media, zapato azul o con un pez. Ustedes deciden —Todos de inmediato comenzaron a hablar y murmurar emocionados.
¿Un baile de disfraces? Es la primera vez que Annabeth iría a uno. ¿De qué se disfrazará? Su nombre de usuario es OlorAFresa, podría ir disfrazada de fresa gigante, pero eso sería muy ridículo.
»¡Silencio! —pide el director y todos se callan en el acto—. Bien, como estaba diciendo, la fiesta será dentro de dos semanas, en el gimnasio a las siete de la noche, esperamos que todos participen. Ah, y todos deben llevar una máscara o antifaz. Sin más que decir, ya pueden volver a sus clases.
El director Bloom se hace paso entre los estudiantes y se retira, y todos comienzan a hablar de nuevo sobre la fiesta.
La campana suena, ya es hora del receso.
—¡Una fiesta de disfraces! —dice Piper sonriente—. Suena tan emocionante. ¡Y si todos debemos llevar algo que represente nuestro nombre de usuario será más fácil adivinar quienes son FreeBoy y ChicoTímido!
—Será muy divertido. Mi nombre de usuario es ZafiroNegro, llevaré unos aretes de piedras negras —dice Hazel.
—Yo, simplemente, llevaré una pluma de algún color en el cabello, lo usual —dice Piper.
—Llevaré un brazalete con una fresa —comenta Annabeth—. Pero aún no sé de que disfrazarme.
—Ni yo, mañana tenemos que ir a comprarlos —apunta Piper.
—¡Genial! —sonríe la otra castaña.
—Por mí, bien —dice la rubia.
—Pues mañana iremos.
El sábado, en el centro comercial...
Sí que no sabe de qué disfrazarse. Annabeth ha mirado cada disfraz de la tienda y ninguno le gusta.
¿Pirata? No, no es su estilo ¿Princesa? No, muy clásico ¿Ninja? No quedaría bien con el brazalete de fresas. ¿Pepinillo? Definitivamente no.
—¡Tantos disfraces y ninguno me gusta! —dice Piper mirando un disfraz de hada—. Annie tú podrías ir como Cenicienta, yo como la hada madrina, y Hazel como una hermanastra.
—¿Anastasia?
—No, ella es pelirroja —dice Annabeth.
—¿De verdad lo están pensando? —dice Piper devolviendo el disfraz—. No vamos a ir disfrazadas de eso, era una broma.
—Lo sabemos, Pipes —dice Hazel riendo.
—Creo que si no encuentro un disfraz rápido, sí iré de la Cenicienta —dice la rubia.
—Ya encontraremos uno —dice Piper.
—Sí... Bueno —dice Annabeth mirando un disfraz de enfermera.
—¡Ya sé! —dice Hazel agarrando uno y yendo hacia sus amigas—. Detective. Al mejor estilo Sherlok Holmes.
—Yo iré de indígena, así combina con mi objeto —dice Piper buscando el dicho disfraz.
—Mi iré a probar el de enfermera —avisa la rubia yendo a los probadores.
* * *
—A mí me gusta cómo te queda —aprueba Hazel mirando el traje de enfermera de Annabeth. La rubia sonríe, sí le queda bien. El vestido blanco le queda ajustado lo suficiente y por encima de las rodillas, pantimedias blancas y las zapatillas a elección, y ella se comprará unos tacones blancos que vio al entrar en el centro comercial. Finalmente, sobre su cabeza, un gorrito con una cruz roja.
—A mí también me gusta —dice Piper saliendo del probador de al lado. Ella ya tiene el traje de indígena. Un bonito vestido marrón claro con tiritas del mismo color en la orilla. No tiene tirantes y tiene unas zapatillas marrones, las mismas que se llevó para comprar el disfraz.
—El tuyo está genial —dice Annabeth.
—Sí, me gusta —apoya Hazel.
Un rato más tarde, Hazel ya tiene el traje de detective.
Una falda de tubo de la cintura a las rodillas de color negro está acompañada por una camisa blanca por dentro. Una chaqueta negra y lentes oscuros.
—Eso no es estilo Sherlok Holmes —dice Piper.
—No, es más estilo policía —señala Annabeth.
—Pues es el que más me gusta. Sólo faltan los zapatos. Compraré unos tacones negros —dice Hazel sonriente.
Las tres se cambian y pagan para dirigirse a comprar los zapatos. Finalmente, ya están listas para la fiesta de disfraces.
En alguna tienda de helado del centro comercial...
Thalía Grace come su helado de vainilla mientras espera a su amiga: Dana Grace. La chica ya va llegando diez minutos tarde y a Thalía no le gusta esperar tanto.
—¡Thals! ¡Ya estoy aquí! —dice la chica sentándose frente a su amiga muy sonriente. Thalía también sonríe, su mejor amiga es muy similar a ella: las dos aman los mismos estilos musicales, como Paramore, visten parecido y tienen el cabello oscuro, aunque el de Dana es castaño oscuro y con una mecha rosa y azul a lados diferentes de la cabeza. La cosa más diferente que tienen es que Dana tiene trece y Thalía dieciséis.
Se conocen desde siempre, ya que son primas lejanas y eso ha hecho que se conviertan en las mejores amigas del mundo.
—Te has tardado —dice la pelinegra.
—Al menos he llegado. ¿Me perdí de algo?
—No, para nada, sólo he comido helado, aunque tenemos mucho de que hablar. La fiesta de disfraces, por ejemplo.
—Ah, sí, es para todos, ¿no? —Grace asiente—, genial. No sé de qué iré. Quizás de roquera.
—No cambiaría nada en tu aspecto.
—Lo sé, pero al menos voy de algo —las dos ríen.
—Mi usuario es GreenBestDay, puedo ir con algo verde —dice la pelinegra. Green Day es su banda favorita en el mundo y la segunda es Paramote.
—Ah pues perfecto. Vamos a comprar el disfraz tuyo, después vengo por el mío que no traje dinero.
—¿Viniste al centro comercial sin plata?
—Ajá... —dice Dana riendo.
—Bien, vamos a comprar algo para mí.
Thalía paga su helado y van a comprar un disfraz.
—Nada me gusta —dice Grace luego de mirar durante media hora los disfraces.
—Pff, que exigente. Mira, aquí hay uno de azafata. ¿Te gusta? —pregunta la castaña.
—No.
—Mira éste de La Mujer Maravilla.
—Paso.
—¿Y éste de gato?
—Nop.
—Ay, que difícil eres, no sé como Di Angelo te aguanta.
—Ni yo —dice sonriente Thalía mirando más disfraces.
—¿Cómo estás con Nico? Tengo tiempo sin hablar con él.
—Estamos igual que siempre: de maravilla. Es un amor, siempre me compra cosas lindas. Además, me llevará al concierto de Green Day.
—¡¿Qué?! ¡Pero si las entradas están agotadas!
—Lo sé, pero las ha conseguido gracias a un tal Will Solace y me llevará. ¿No es el mejor novio del universo?
—Sí —dice Dana sonriente. Que envidia, ella también quiere ir al concierto.
—Nada me gusta —vuelve a repetir Thalía.
—De nuevo con eso —dice la castaña mirando a su amiga—. Deberías disfrazarte de la cantante de Paramore, Hayley Williams, sólo necesitamos una peluca roja.
—Me parece bien, y llevaré mi camisa que dice «Green Day» así tengo el elemento de mi usuario.
—Genial, ahora vamos a por la peluca.
—¡A por ella! —las dos ríen mientras salen de la tienda de disfraces con las manos vacías.
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