Capítulo 6
╭━━━━━━━━━━━━━━━╮
Este libro se encuentra disponible en las
librerías de Argentina, en España por e-book,
en mercado libre por los demás países y ahora,
por ser que estamos en cuarentena, también
lo van a poder leer acá en wattpad con sus capítulos
completos.
¡Espero que les guste!
Tengan consideración de que este libro lo escribí
a los 15 años, ahora tengo casi 20.
aclaro por si llegan encontrar algún que otro error.
¡Feliz cuarentena! ojalá se encuentren bien de salud.
╰━━━━━━━━━━━━━━━╯
A la mañana siguiente salgo de mi departamento directo al trabajo. Cuando llego todo parece alborotado, todo el mundo está nervioso.
Entro a la oficina de Ryan y está con la mirada perdida, pero cuando nota mi presencia me observa sorprendido.
—Buenos días. —hablo nerviosa. No puedo evitar ponerme así cuando estoy cerca de él y lo odio. Odio que su presencia me debilite.
—Buenos días. —saluda seriamente, pero en sus ojos puedo notar un pequeño brillo que me encanta.
—¿Qué pasa que allá afuera está todo el mundo alborotado?
—Nuestra competencia. La empresa Sean está publicando nuestros proyectos y no sé cómo. Alguien está metido aquí y no sabemos quién es. —se levanta de su silla y veo como toma una botella de whisky y la vierte sobre un vaso para luego llevarlo a sus labios. Vuelve a su escritorio y se apoya sutilmente sobre él observándome detenidamente.
—¿Hay algo que pueda hacer? –le pregunto-. ¿En qué puedo ayudar?
Es entonces cuando se pone de pie para pedirme. —Necesito que pongas bajo seguridad toda nuestra información. Eres la única en la que puedo confiar. —algo dentro de mí se mueve. Talvez sea el bebé—. También necesito que me ayudes, ayudándote a ti misma y sabes a lo que me refiero.
Decidida le respondo.
—Iré ahora mismo a cambiar la contraseña de seguridad de las computadoras. —cambio de tema, pero cuando voy a salir pone su mano cerrando la puerta empidiéndome el paso. Me doy vuelta y es cuando nuestras narices se rozan y él observa mis labios y yo los suyos.
Ryan mira mis labios y parece que nunca va a cortar el espacio. Solo quiero que me bese o que se aleje de mí.
Miro su rostro, sus labios están entreabiertos, sus ojos me miran fijamente. Su respiración está acelerada al igual que la mía. Acaricia mis labios con su dedo y cuando se está por acercar más a mí, su teléfono suena haciendo que se separe de golpe.
Nos miramos y se va a su escritorio notablemente enojado. Lo único que hace es decir; "Si", "Está bien", "Que pasen". No sé si irme o esperar a que vuelva. Cuelga el teléfono y se gira hacía mí. En este momento mi cara debe estar completamente ruborizada.
Sin que llegue a reaccionar se acerca a mí a paso decidido, me toma de los hombros y estampa sus labios contra los míos. Me besa tan rápido que casi no alcanzo a seguirle el ritmo. Es como si su vida dependiera de eso, como si tuviera prisa para algo, como si no quisiera que me fuera.
Cuando reacciono, intento apartarlo, pero se me hace imposible. Su boca juega con la mía, me besa suave pero rápido, acaricia mi espalda, mi pelo, mi mejilla, puedo escuchar nuestras respiraciones agitadas y el sonido de nuestros besos. Se separa un poco de mí y pareciera que quiere decirme algo.
Se escuchan golpes en la puerta, pero él no se separa. Los golpes lo hacen enojar y forzarse a alejarse de mí. Abre la puerta y tres hombres de traje entran a la oficina interrumpiendo lo mejor que me estaba pasando en la vida después de ocho años.
—Buenos días. —me saludan y vuelvo a tierra. Puedo asegurar que estaba en una nube.
—Buenos días. —hablo por fin. Me despido de Ryan diciendo que voy a hacer lo que me pidió lo cual ya me olvidé y él asiente formalmente como si lo que acaba de pasar, nunca hubiera sucedido.
Entro a mi oficina personal y en ese momento llega también el amigo de Ryan que conocí el primer día.
—Buenos días. Olivia ¿cierto? —pregunta él y yo asiento sonriendo amablemente. Él se acerca hasta estar a mi lado.
—Vine para dejarte estos papeles que me pidió Ryan, ¿Qué haces? —sonríe y como es amigo de Ryan no creo que haya problema.
—Ryan me pidió que cambiara la contraseña de las computadoras. Es por seguridad. —él asiente y cuando termino cierro todo.
Paso toda la tarde terminando los asuntos de Ryan, pero no puedo concentrarme. Imágenes del beso vienen a mi cabeza y todavía puedo sentir sus labios sobre los míos. Necesito sacarlo de mi cabeza, aunque sea por unas horas.
Guardo todo y voy a tomar el ascensor, pero no funciona. No me sorprende, todavía recuerdo mi primer día que tuve que subir las escaleras y llegué toda desprolija. ¡Fue horrible!
Cuando voy a bajar las escaleras, Ryan me detiene.
—No tomes las escaleras. Cansan mucho. —está detrás de mí y puedo sentir su respiración.
—Es que el ascensor está roto. —murmuro y él me toma de la mano.
—Vamos a la mía. Sólo yo puedo estar ahí. —asiento y vamos al ascensor aún de la mano. No sé si será buena idea. Cada vez que decido mantener distancia, él siempre termina aún más cerca.
Toca un botón y el ascensor se pone en marcha. Ninguno de los dos dice nada, él solo me observa de perfil y eso me pone aún más nerviosa. Lo siento más cerca de mí. ¿Acaso no entiende que no podemos estar haciendo esto? Pareciera que no sé da cuenta de cómo son las cosas, o no le importa.
Cuando lo tengo frente a mí, me toma de las mejillas y me va empujando delicadamente a la pared acorralándome en ella. Mi corazón late muy fuerte. Acerca su rostro al mío y va haciendo un recorrido de besos por toda mi mandíbula, cuando llega a mis labios, me besa otra vez.
No puedo, ni quiero apartarlo de mí. Quiero que me siga besando, pero simplemente está mal. Lo empujo y el muerde mi labio como protesta.
—Quédate quieta. —me ordena en susurro—. Bésame por favor, lo esperé toda la tarde, esperé cruzarme contigo, esperé ocho años para volver a verte no voy a desperdiciar este momento.
El ascensor abre sus puertas, pero sin importarme, esta vez lo beso yo. Lo tomo del pelo hundiendo mi lengua en su boca y él me toma de mis mejillas.
Nos apartamos y salimos del ascensor. Llego a mi casa luego de que Ryan haya insistido en llevarme y cuando entro, me sobresalto. Javier está esperándome sentado en el sillón. Se pone de pie, y se acerca peligrosamente a mí.
—¿Dónde estabas? —pregunta notablemente enojado.
—Creí que te habías ido. —digo asustada. Mi estómago comienza a doler de sólo imaginarme lo que está por ocurrir.
—¡Te pregunte donde estabas! —grita fuertemente.
—En... en... el trabajo. —tartamudeo.
—¿Y tan tarde tenías que llegar? —apreta su mandíbula.
—Me quedé unos minutos más. —se acerca a mí y aspira mi olor.
—¿Por qué tienes olor al perfume de otro? —me mira y sé lo que se viene. Puedo ver el odio en sus oscuros ojos. Su puño se acerca a mi rostro haciéndome caer al suelo—. ¡Te hice una pregunta! ¿Me estas engañando? ¡Después de todo lo que hice por ti, así me pagas!
—¡No hago nada que tú no hagas conmigo! —le digo al borde de las lágrimas y me arrepiento al ver su rostro.
—¡Lo admitiste! —toma de mi cuello y me levanta del suelo haciéndome daño—. ¡Que te quedé claro que eres mía, solamente mía! ¡Soy capaz de matar a cualquiera que quiera alejarte de mí!
Me besa asquerosamente, muerde mi labio con fuerza. Nada comparado a como me beso Ryan hoy. Sus labios se movían suaves sobre los míos, me mordía delicadamente y me abrazaba como nunca lo hizo nadie.
Javier me muerde haciéndome sangrar. Lame mi boca y tengo ganas de vomitar. Se aleja de mí y vuelve a golpear mi rostro. Caigo al suelo y aprovechándose de eso me patea. Una patada fuerte en mi abdomen me hace soltar un grito desgarrador y siento que algo dentro de mí se rompe. Mi bebé no, por favor no.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top