Capítulo 3
╭━━━━━━━━━━━━━━━╮
Este libro se encuentra disponible en las
librerías de Argentina, en España por e-book,
en mercado libre por los demás países y ahora,
por ser que estamos en cuarentena, también
lo van a poder leer acá en wattpad con sus capítulos
completos.
¡Espero que les guste!
Tengan consideración de que este libro lo escribí
a los 15 años, ahora tengo casi 20.
aclaro por si llegan encontrar algún que otro error.
¡Feliz cuarentena! ojalá se encuentren bien de salud.
╰━━━━━━━━━━━━━━━╯
Término de acomodar los papeles sobre el escritorio y levanto la vista, viéndome por el reflejo de la ventana. Veo como la puerta es abierta, y por ella entra un alterado Ryan. Su mirada se clava en mí, y al voltear, mi corazón se acelera. Él camina a paso decidido y sin llegar a reaccionar, siento sus labios sobre los míos.
¡Sus labios! No los podría olvidar jamás. Le respondo el beso mientras él me tiene aferrada de los brazos y yo pongo mis manos delicadamente en sus mejillas. Al alejarse, su rostro queda a escasos centímetros del mío.
—Sabía que te conocía de algún lado. Tu manera de hablar, tus gestos, tu sonrisa, tu forma de ponerte nerviosa y sonrojarte jamás me lo olvidaría, Olivia. —mi nombre suena hermoso al salir de su boca y creí que nunca más lo escucharía. Acaricia mi mejilla suavemente en un acto demasiado dulce.
—No puedo creer que estés conmigo. No puedo creer que te volví a encontrar, Olivia. —no sé qué decir. No sé qué hacer y él me vuelve a besar.
Sus labios siguen siendo los mismos; dulces, tiernos, delicados, suaves, con ese aroma y gusto que desde adolescente que me vuelve loca.
—Ahora que te tengo de nuevo no voy a cometer el mismo error del pasado. —me dice cuando se separa de mí.
—Tengo novio, Ryan. —aclaro con desprecio al acordarme de ese hombre.
—Y yo estoy comprometido. —su voz tiembla. Me lo esperaba, después de tantos años, era obvio que él no estaría solo. Pero eso no significa que me sienta desilusionada.
Su celular nos interrumpe, y respiro hondo. Se queda viéndome unos segundos, y luego toma su móvil para atender. ¿Será su prometida?
Oigo una voz femenina del otro lado del celular, y sé que seguramente es ella. Volteo a mirar a un costado. Tengo ganas de irme, y la vez quedarme junto a él.
—Qué bueno, linda. —lo oigo hablar inseguro ya que está conmigo y cierro mis ojos—. ¿Te parece si hablamos luego sobre esa noche?
Ella le dice algo que no llego a entender, y él le responde con un "yo igual" que me hace sentir mal. Intento respirar hondo, para no derrumbarme frente al hombre que siempre amé. Cuelga el teléfono y acomodo mi cabello detrás de mí oído. Me giro para mirarlo a los ojos.
—¿Sabes? Después de tantos años, es lindo volver a verte. Siempre quise saber cómo estabas, y qué había sido de tu vida. Entiendo que te casaras, y espero que puedas entender que no puedo dejar a mi novio. —él me mira confundido, a la vez dolido—. Creo que lo mejor es que sigamos como estábamos. Quizás hasta lleguemos a ser amigos.
Él suelta una risa irónica, que sé a lo que se refiere y antes de que me diga algo, lo interrumpo.
—Iré a conocer el lugar. Nos vemos después. —él no me dice nada, tan sólo me mira, y me alejo para que no vea caer mis lágrimas.
Mi horario termina y salgo de la empresa directo a mi departamento.
Lo único que espero es que Javier no esté ahí.
Llego y todo parece calmado, cierro la puerta y Javier sale de la cocina.
—Te dignaste a llegar. —me dice y parece furioso—. ¿Dónde mierda estabas?
—Hoy era mi primer día de trabajo. —digo, dejando mis cosas sobre el sillón.
—No me importa dónde estabas o qué estabas haciendo. —me agarra del cuello—. A esta hora tengo hambre y tú tienes que dejar todo lo que haces para atenderme.
Frunce el ceño y se acerca a mi cuello.
—¿Qué es ese olor? —me huele y me pongo nerviosa.
—Éste es perfume de hombre y no es el mío. —no me deja terminar de hablar y golpea fuertemente mi mejilla con su puño, haciéndome caer al suelo—. ¡Me estás engañando, zorra!
Me agarra del pelo levantándome y vuelve a golpear mi mejilla sin piedad.
Un golpe, dos golpes, tres golpes hasta que caigo desmayada perdiendo la consciencia.
Me levanto por la mañana y me duele todo el cuerpo. Al lado mío Javier duerme tranquilamente.
Descubro que está desnudo al igual que yo. ¡Por eso me dolía el cuerpo!
No puedo creer que haya tenido sexo conmigo estando inconsciente.
Me encierro en el baño y me miro al espejo. Tengo un gran moretón en mi ojo y sangre seca en mi labio.
Lloro desconsoladamente mientras me lavo la cara y luego los dientes. Quiero bañarme y me visto de secretaría.
No desayuno y me voy lo más rápido posible del departamento por miedo a que despierte y quiera volver a golpearme.
Llego a la empresa y para mi suerte los ascensores andan. Observo mi rostro y ni con maquillaje se puede tapar. Tapo mi morada vergüenza con mi largo flequillo ya que no me traje los lentes.
El ascensor se detiene y las puertas se abren en el segundo piso y yo tengo que ir al último, pero alguien entra y ese alguien es Ryan.
—Buenos días. —habla y yo agacho mi cabeza para que no vea mis golpes.
—Buenos días. —saludo tímida. No deja de observarme y noto cómo frunce el ceño. Mierda, y el ascensor sigue subiendo.
Se acerca a mí y mi corazón late con fuerza. Intenta tomar mi mentón, pero corro mi cara para el otro costado y en ese instante, como si alguien lo hubiera hecho a propósito, el ascensor se detiene.
Ryan mira confundido a su alrededor, y un miedo me recorre.
—Se detuvo. —dice él.
—Eso noté. —hablo con sarcasmo. Toca todos los botones y la voz de un hombre se escucha.
—Tuvimos problemas técnicos. Esperen calmados y en minutos los sacaremos de ahí.
—Está bien. Que sea rápido, por favor. —dice Ryan y la llamada se corta.
Me mira y al recordar mi rostro golpeado vuelvo a agachar la mirada. Apoyo mi espalda contra la pared del ascensor y él se acerca a mí.
Levanta mi mentón con fuerza y aunque me resista corre mi flequillo.
—¿Que te pasó, Olivia? —acaricia mi labio hinchado.
—Nada que a ti te importe. —intento apartarme, pero él no me lo permite.
—Dime que te pasó, Olivia. —insiste.
—Nada, Ryan. Suéltame. —exijo y él me ignora. Tiemblo sintiéndome presionada ante su mirada expectante y un nudo se instala en mi garganta haciendo que las lágrimas se acumulen en mis ojos y ya no aguanto más.
Él me abraza fuerte cuando comienzo a llorar. Me siento una completa idiota por haberme demostrado débil ante él, pero no lo pude evitar.
—¡Me golpea, mi novio me golpea!
—No volverás con él, Olivia. Siento haberte dejado, siento haber dejado pasar tantos años, pero tuve que hacerlo.
—¿Y por qué no me llamabas, por qué no me buscaste?
—Porqué quería que tú hicieras tu vida. Jamás me imaginé que ibas a terminar con alguien así. Yo te prometo que él no va a volver a tocarte ni un pelo.
El ascensor abre sus puertas y no sé en qué momento comenzó a moverse. Me alejo de su lado y salgo rápidamente de ahí, perdiéndome en los pasillos.
Llego a lo que parece ser un baño y lavo mi cara. Saco el maquillaje de mi bolso y vuelvo a pintarme tratando de tapar los golpes que ya no se notan tanto.
Hoy habrá una reunión. Tengo que ir con Ryan. Todos se sientan y él me ofrece sentarme y aunque me duele absolutamente todo el cuerpo hago el mayor esfuerzo para hacerlo sin levantar sospechas, pero Ryan parece notarlo.
Luego de darme la bienvenida, empiezan a preguntarme cosas sobre mí. A todos les sonrío amablemente, pero de un momento al otro me pierdo en mis pensamientos.
Recuerdo que Javier comenzó a actuar agresivamente conmigo cuando una noche en la que volví de salir con amigas, él me empezó a agredir verbalmente. Tendría que haberme dado cuenta de sus acciones. Al principio hacía comentarios desagradables sobre mi apariencia. Luego de mi vestimenta, siempre me controlaba con quién hablaba y con quién no. Me dejaba encerrada en mi propia casa, llevándose mis llaves, con la excusa de que no se había dado cuenta. Sus celos se volvían obsesivos. Incluso imaginaba situaciones mías con sus amigos. Me aisló de las únicas amigas que tenía, llenándome la cabeza en contra de ellas. Revisaba mi celular, me gritaba si las cosas no estaban donde él las dejaba. Que si no había cerveza, que si me olvide de hacer una compra, que si me iba a la casa de mi madre y me demoraba en volver. Si le sonreía a alguien del sexo masculino. Me tomaba fuerte del brazo cuando caminábamos por la calle y me hacía pasar vergüenza a dónde fuéramos. A veces me insistía demasiado para que me acueste con él, incluso si me sentía mal. Gritos, reclamos, comentarios que me hacían mal, celos, posesión. Me empujaba, hasta que llegó el día que yo nunca me imaginé; el día en que me golpeó y me violó como si no valiera nada. Me hacía sentir una inútil, quería que no trabajara, quería que me quedara encerrada dentro de cuatro paredes como si fuera un objeto. Me hacía sentir que él era lo único que tenía en el mundo, y que, si no fuera por él, yo no sería nada. Para él, yo no soy nada más que su muñeca. Estaba tan triste por la partida de Ryan que cuando Javier me dio un poco de amor, yo había caído a sus pies.
Cuando lo conocí, cuando lo vi por primera vez, creí que él me haría olvidar de mi pasado. Con Javier imaginaba el futuro perfecto, siendo feliz. Pero no fue así. Él nunca me hizo feliz. Tampoco logró hacerme olvidar del único hombre del que me enamoré.
Siento la mano de Ryan sobre mi muslo y me sobresalto, volviendo a la realidad. Por un momento me había olvidado de donde estaba, y de cuanto tiempo pasó. Vuelvo a asustarme cuando él da un suave apretón en mi pierna y empiezo a sentirme incomoda. No puedo evitar ponerme colorada, y sé que se dio cuenta ya que intenta disimular una sonrisa.
Comienzo a marearme. Todo me da vueltas y no puedo lograr calmarme hasta que caigo en al suelo desmayada y lo último que escucho es que Ryan pronuncia mi nombre. Todo se torna oscuridad.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top