Paso 85º.
"Paso 85º: No des por sentado nada. Cualquier cosa podría suceder con quien menos te lo esperas".
~N.H.
Hisao.
Mi terapia iba relativamente bien. Fue una sorpresa descubrir que el psicólogo no tenía la edad que aparentaba y era el tipo de la universidad que no paraba de mascar chicle.
—Usted tiene un problema. ¿Padece ansiedad o es alguna manera de torturarse con recuerdos? La forma en que masca el chicle es algo brusca, trata de ocultar algo. —Aparté la mirada irritado tras tantas preguntas de su parte.
En las paredes de su consultorio habían fotografías de arte contemporáneo. Una mujer de cabello de colores se formaba entre tantos trazos ligeros y debajo de ella solo había oscuridad.
—El paciente se rehusa a tomar la terapia y finge tener las riendas de la situación... —Murmuró Viagel, anotando en su libreta tras apartar un mechón largo de su frente.
—Qué gracioso. —Le sonreí, cerrándome de pierna su levantando mi mochila del suelo—, ya acabamos por hoy, ¿no? Me retiro.
—El paciente se considera un psiquiatra... —Viagel habló entredientes sin siquiera mirarme.
Aún dudaba si lo mejor para mí era la terapia, pero tras los episodios depresivos que tenía y mis arranques de ira no podía negarlo; tenía un serio problema y necesitaba tratarlo. Aunque ni loco hablaría con alguien al respecto pues veía las burlas aproximarse.
—¡¿Al final si fuiste a terapia?! ¡¿Tú?! —Near trataba de contener las risas al otro lado de la línea—. ¡¿El pene blanco?! Oh, santo cielo, este día es histórico...
Corté la llamada antes de subir al autobús. Narciso era un completo idiota e insensible, y lo decía yo.
Alcé la vista para observar las paradas que hacía el camión y asegurarme de que no hubiera tomado el equivocado. El atardecer comenzaba a llegar pero parecía que en el mundo del entretenimiento era una buena hora para seguir trabajando. Ellos se apoyaban con luces artificiales así que estaba bien.
—El cuatro ojos tiene semanas sin conectarse al chat... —Murmuré al notar Either no había respondido ninguno de los mensajes.
No terminaba de agradarme, y dudaba mucho que yo le agradara a él, pero siempre me hacía preguntas con respecto al comportamiento de ciertos personajes que él leía. Tenía un tiempo sin verlo así que era preocupante.
—Tal vez solo se dio cuenta de que la universidad es una tortura. —Bufé, apagando mi pantalla después de ponerme los audífonos.
Solo era instrumental lo que se escuchaba en los audífonos. Mi reflexión estuvo presente en todo el camino y comenzaba a preguntarme como me sentía emocionalmente. A diferencia de Hiray Jay, quien había tocado fondo y ahora podía reírse de nuevo, yo solo pensaba en lo que haría el día de hoy y no en un mañana.
No había tristeza, sin embargo no sentía emoción al pensar en un futuro. Era solo algo cotidiano, el acostumbrarse a respirar y al dolor, porque sabía que el dolor al final se transformaría en algo más aunque tomara años. Solo era continuar, reírse de lo que ya había sucedido, y seguir de forma seria. Esa era mi forma de avanzar.
Tal vez no es una forma especial, pero me tomo mi tiempo y crezco a mi ritmo.
El autobús llegó a la parada que quería. Me aseguré una vez más de que no fuera la equivocada y me estuviera bajando antes o después del set de grabación pero parecía que estaba cerca.
Entré a mi chat con Tide y busqué la dirección nuevamente. Comenzaba a arrepentirme de aceptar ir a buscarlo a su trabajo solo porque él me había pagado el psicólogo, literalmente.
Me detuve frente a uno de los edificios más grandes de la avenida. Tenía la apariencia de una estación de tren abandonada.
Tide dijo que solo grabarían unas escenas que faltaban en el episodio de esa semana.
—Soy Hisao Aley... Invitado. —Le hablé al vigilante.
Revisó el hombre de gorro y talla grande en las listas que permanecían a su lado, observando entre los invitados que se encontraban junto a la lista de producción y otras personas. Volvió a echarme un ojo y señaló mi cabello sonriente.
—Usted debería ser actor —dijo eso como cumplido pero solo consiguió irritarme—. El set está en el único piso subterráneo. Si sigue de largo llegará con producción y le entregarán su gafete.
Me adentré en el pasillo que señaló, dando un par de vueltas pues parecía llevar a un conjunto de habitaciones donde el estrés inundaba el detrás de cámaras. Era una completa jungla, con personas corriendo para ajustar luces, actores de reparto atragantándose la comida, un par de extras acaparando los asientos y muchas personas de negro gritándose entre ellos.
—Debí haber cenado. —Murmuré, tocándome el estómago.
Agaché la cabeza para por unos telones oscuros y buscar asiento entre los extras. Debía buscar a alguien de producción y aclararle que era un invitado.
—Disculpe, ¿no cenó? —Un señor de negro me detuvo con ambas manos, preocupado.
—Ah, no, pero... —Me interrumpió.
Doblé un poco las rodillas para escucharlo. No era fan de mi altura por razones como esa.
—El área de comida está en esa zona —señaló a mis espaldas—. También si quiere beber un café o té la máquina expendedora está a un lado.
Recién dijo eso regresó a uno de los pasillos para seguir acomodando luces. Parecía ser de día dentro con su sol artificial, lo cual era gracioso teniendo en cuenta de que ya era noche.
Demonios, olvidé pedir el gafete.
Me dirigí a las máquinas expendedoras con pasos arrítmicos e inseguros al ver a todas las personas correr como locas alrededor. Era un tanto cómico descubrir el entorno en el que trabajaba un demonio.
—¿Podemos tomarnos una foto contigo, actriz Clark? —Dos extras acaparaban a una chica con el gafete de estrella.
Yo no solía ver series, me gustaban más los programas de concursos musicales o incluso de maquillaje. Quizás por eso no pude dar con el rostro de la chica que se atragantaba con bolas de pan y queso crema.
—Flado. —Balbuceó algo inentendible, sacudió sus manos y giró para la fotografía.
Su cabello era rubio oscuro teñido y lo tenía atado como cebolla, usaba ropa abrigada por las corrientes de aire que ingresaban y su cuello era largo. Solo cuando distinguí que sus ojos eran morados recordé que Tide me la había indicado en una fotografía diciendo que era la novata con el papel estelar a quien le intentaría robar la atención de las cámaras ya que él solo era un co-protagonista.
—¿Me regala una fotografía? —Una chica de negro tiró de mi hombro para llamar mi atención—. ¿Es un secundario?
Ni siquiera llego a ser extra.
—¿Lo dices por mi cabello? No, disculpa, no soy parte de esto y se siente extraño que quieras una fotografía solo porque soy albino. —La rechacé con mi paciencia llegando al límite.
Odiaba ser el centro de atención solo por mis genes. Cuando dejé las calles estuve en la mira de un par de productores y personas que querían convertirme en estrellas, pero me deshice de ellos con un par de mordidas o los contactos que había hecho de pequeño.
Era lo mismo que la empresa de mi padre. Solía observar el gran edificio de lejos por horas solo para ver de cerca a quienes ahora dirigían pero nunca me atreví a mencionar mi apellido o mi nombre. Ahora que era mayor de edad podría contactar un abogado y aunque sea encontrar un lugar en la mesa administrativa pero el hecho de estar en la mira de los medios me repudiaba.
El espectáculo te hacía sentir especial, grande por toda la atención ajena, pero cuando llegaba alguien mejor o tú desaparecías por un año las personas te olvidaban y te hacían recordar que nadie es indispensable. Que siempre habrá alguien mejor; un número uno.
—Hay leche de fresa... —Murmuré, pegando mi frente contra el cristal de la máquina expendedora.
Presioné el número 17 tras echarle unas monedas y esperé a que el empaque color rosa pastel con la imagen de una fresa cayera. Me agaché para tomarlo y lo bebí camino a los asientos que encontré vacíos.
Las groserías seguían saliendo de los de negro, gritando que se apresuraran con las luces y otras cosas. Una mujer organizaba a otros y les regañaba por no haber terminado aún el esquema para el siguiente capítulo. Pidió a gritos que escogieran todas las prendas que se usarían para las siguientes dos semanas.
—Disculpa, vienen más personas y necesitamos las sillas... —Me habló otra de producción.
—Ah, vale. —Me paré del asiento y observé como acomodaban las sillas en fila.
Varios ancianos llegaron y dejaron sus cosas en las sillas para que nadie más se sentara, ni siquiera ellos. Charlaron por minutos y mis piernas ya querían tomar asiento.
—¿Hoy grabas tú? —Le preguntó un viejo a la mujer canosa.
—No, no. Solo vengo a ver. Mi escena como extra es dentro de tres semanas. —Fue su respuesta.
¿Entonces por qué vinieron y ni siquiera se sientan?
Las sillas se veían tentadoras pero sus cosas encima era una forma de protegerlas. Nunca había sentido tantas ganas de golpear ancianos y gritarles, pero Viagel me repetía que dejara mi lengua de víbora y tratara de portarme racional.
—Disculpe, ¿por qué mierda me levantó del asiento, verrugona? —Mascullé, agarrando del brazo a la mujer de producción que me había levantado.
—Agh, ¿quién eres? ¿Cuál es tu nombre? —Inquirió la mujer, rebuscando entre su abrigo un bloque de hojas para registrarme.
—Hisao Aley, Vine como invitado. —Solté su brazo al darme cuenta de la presión que ejercía.
—Por Dios... —Suspiró, girando su cabeza en dirección a los extras—. ¡¿Cuántas veces se les repitió que no aceptaremos más invitados de parte de ustedes?! ¡Da igual si son secundarios, no pueden invitar a quien se les dé la puta gana! Carajo, ¿qué demonios se creen? Hisao Aley, ¿quién te invitó? Te pediremos que te retires pero nos des el nombre para que se le recuerde la regla.
La actriz estelar se estaba ahogando con un pedazo de pan al fondo. Los de producción la apoyaron y le dijeron que ya podía retirarse pues no tenía más tomas, pero los personajes secundarios le pedían que no se fuera pues era la única "que los defendía".
—Me invitó Tide Nallan... Ah, había mencionado que buscaran en su lista de invitados y... —Los gritos de la mujer volvieron a jugar con mi paciencia.
¡¿Por qué demonios todos gritan aquí?!
La mujer contrajo sus ojos y me tomó de ambas manos.
—Mil disculpas, no sabía que... ¿Es su invitado, cierto? ¡Disculpe, Nallan no suele traer invitados así que no lo tuvimos en cuenta! —Le hizo unos ademanes a los encargados de alimentos, pidiendo lo que había ordenado el actor—. A Tide Nallan se le bajó un poco la presión en el rodaje y pidió chocolates y refresco. Te enviaremos al set con el organizador. En serio, perdóneme. Le agradecería que no le hablara al actor de lo sucedido.
Chocolates y refresco... ¿Por qué no se muere ya? Aunque es lo único que come.
—¡Trae tu trasero de mierda aquí y llévalo de inmediato! —Le gritó la mujer a un chico que cargaba los refrescos tibios—. ¡Y pónganle un puto gafete!
Le ayudé a cargar los chocolates y me guió hasta el subterráneo. Grababan una escena para la serie semanal que se transmitía en una aplicación de pago, pero se encontraban apurados pues la tuvieron que regrabar hoy ya que la escena se encontró perdida hace unos días. Los actores cambiaron sus planes y ahora tenían que grabar de nuevo a pesar de el cansancio.
—Mira, ¿puedes llevarle los refrescos también? —El chico señaló a Tide, quien se encontraba en su celular y con una toalla alrededor de su cuello—. No ha estado hoy de buen humor por los rumores que afectaron su trabajo y si me ve quizás me grite.
Todos buscan saltarse los problemas.
Tomé las latas de gaseosa cargada de café y los chocolates oscuros. Distinguí la silla del director y algunos productores, sus miradas sobre mí cuestionándose que era o lo que hacía. Una mujer alta con rasgos fuertes y de coleta se dirigió a mí pero al ver mi gafete con el nombre de Tide solo sonrió y me abrió paso entre los escombros hasta llegar a la silla alta del actor.
—Te voy a hacer mierda por hacerme venir hasta acá. —Susurré, acercándome a su oído.
Soltó el teléfono asustado, alejándome un poco para verme con claridad. Estaba vestido como chico de secundaria y peinado con flequillo.
Me recordó a la primera vez que nos conocimos.
—Que dices, carajito... —Se carcajeó, arrebatándome los chocolates—. ¿Te hicieron pasar un mal rato y quieres llorar? Eso te pasa por zorra que quiere dinero antes de realizar un favor.
Tomé asiento a su lado, conteniendo mis ganas de romperle el rostro a golpes.
Quise conversar un poco para desestresarme pero se levantó al poco tiempo tras recibir las órdenes del director. Se retiró la toalla y las maquillistas le aplicaron más polvo y cubrieron los moretones que tenía en la nuca. Se había lastimado en otro rodaje y aún no terminaba de sanar.
—Su hijo es muy talentoso, señora Nallan. Aunque el día de hoy se ha visto estresado. Parece un chico de secundaria introvertido aún con 22 años.
Giré la cabeza al escuchar eso. Al fondo del set que aparentaba ser una estación de metro abandonada del encontraban otros asientos. Era un hombre con lentes amarillos parloteando con la madre de Tide. Ese día que se encontraba mal emocionalmente descubrí que en su nuevo trabajo ella actuaba como su madre.
Su cabello era oscuro y sus ojos rojizos destacaban por la luz del atardecer artificial que se encontraba fuera del túnel. A pesar de sus años seguía luciendo como una bella mujer.
—Desde pequeño siempre fue introvertido. —Se rió ella de forma penosa.
Ambos son buenos actores, eh...
—¡¿Dónde está Daniel?! —Gritó la mujer de coleta.
—¡Lo siento, lo siento, lo siento! —Se rió el actor de cabello castaño, entrando en el mismo vagón destrozado donde se encontraba Tide—. ¡Los atrasé!
—No te preocupes. Tenías hambre y no es bueno saltarse las comidas en esta industria. —Tide le brindó unas palabras de consolación que a mí me olieron a un montón de patrañas.
—¡La dinámica! Recuerden, todos en silencio. —La misma mujer dio el verde al director tras silenciar por teléfono a los del piso superior.
El director habló un poco sobre la escena, hicieron unas pruebas y comenzaron a rodar. El sol se adentraba en los vagones destrozados, donde se encontraba el actor que interpretaba a un personaje llamado "Tyresee", quien paseaba entre los escombros y lanzaba su mochila hacia uno de los asientos, recostándose para disfrutar el silencio.
Tide, lo observaba con curiosidad. Me pareció que de verdad interpretaba a alguien introvertido. Era alto, más alto que el otro personaje, pero miraba siempre cabizbaja.
Nunca había visto una actuación o lo que sucedía detrás de ella. Tampoco me llamaba la atención pero por un momento me hubiera gustado estar dentro de ese vagón para sentir lo que los actores y los camarógrafos sentían.
—¿Por qué lloras? —Preguntó Tide.
Ty se sostenía con una mano de la barra de metal mientras con la otra trataba de limpiarse las lágrimas y sonreír.
Observé el guion que estaba sobre la silla de Tide. La serie tenía un nombre súper extraño y no dudaba que los personajes también lo fueran. La palabra flashback estaba escrita en grande así que supuse que eso estaban grabando.
—Tengo miedo, Maian —habló entrecortado el chico—. Miedo de que el próximo año seamos diferentes. Porque nadie permanece a mi lado, ¿sabes?
Sostuve el guión, leyendo esa escena. Se enlazaba con la narración del personaje Maian, recordando como Ty solía ser más sensible a esa edad. El como no pudo evitar que llorara en el andén.
"Tyresee se convirtió en un bromista e insensible después de eso. Yo no fui diferente".
—Y no quiero sentirme abandonado de nuevo... —Sollozó el actor, soltando la barra para cubrir su rostro con ambas manos.
Tide descubrió su rostro, brindándole una mirada que buscaba expresar tanto pero que no decía lo suficiente para llegar al personaje.
—Lo siento... —Susurró Tide.
La luz artificial aumentó mientras Tide besaba al joven actor. Fue una escena triste en la que ambos sentían la mismo pero en diferente medida.
—¡Corte!
—¡Igual de bueno que hace unos días! —El actor Daniel bromeó respecto al beso, dándole unas palmadas a Tide.
—Gracias por el cumplido.
~•~•~•~
—¿Por qué demonios quiere que le pregunte a Tide si tiene acceso a esas cámaras? Raro. —Rechisté, silenciando mi teléfono ante los mensajes de Near.
¿Cámaras de la universidad?
Dejé caer mi celular sobre mi pecho, apretando los ojos para dejar de pensar en eso. Ya pasaban de las 5 am y el cuerpo me pesaba por lo agotado que fue ver la grabación.
Fueron muchas tomas para un simple beso.
—¿Quieres fuego? —Inquirió una rubia de lindo cuerpo que le daba la espalda a las ventanas, sentada en el mismo sofá.
Tomé una posición normal en el sillón y acepté, sacando un cigarrillo de mi pantalón. Hacía un poco de frío pues no tenía camiseta pero no quería ensuciar algo más.
La chica me quitó el cigarro y lo puso en su boca. Hizo señas para que yo bajara la mirada y viera de forma clara su cuerpo descubierto y sin ninguna mancha en él. Lucía como una modelo.
Le arrebaté el cigarro.
—Perdona, solo soy gay. —Me levanté del asiento para pasearme por la habitación.
—¿El actor Tide de verdad se involucra con el equipo? No es muy profesional, jaja. —El actor Daniel que compartía edad conmigo me detuvo antes de que saliera de la habitación.
Estaba sentado en la silla blanca junto al escritorio, jugando videojuegos en su celular. Le respondí que no era de mi incumbencia y debía vestirme para ir a la universidad así que me retiraba.
—Hace mucho ruido ese otro... —Señaló al tipo en la cama de Tide.
Volteé a verlos por inercia. Era un hombre musculoso que dejaba escapar sonidos asquerosos solo porque Tide le jalaba el pene. Agradecí que estuviéramos a oscuras para no ver tal desastre.
Ni la apariencia le importa.
—Carajo, en cualquier momento va a amanecer... —Se levantó la chica desconocida, tomando del brazo a Daniel para que salieran de inmediato de aquella casa.
Yo no pude apartar la vista de la cama pues aunque solo era sexo me sentía incómodo. Odiaba esa clase de relaciones pero a él le gustaban. Yo escogía a quienes me iba a tirar y siempre trataba de ser cariñoso en el acto pues era mi gusto. Odiaba hacer sentir al otro como solo una diversión aunque eso fuera.
—Solo hazlo... —Oí los murmullos de Tide.
Sentí escalofríos, así que volví al sillón por mi suéter y pensé en ducharme allí.
El traqueteo de la cama me asustó. Sonaba como piedras contra el suelo.
Saqué mi celular del pantalón y alumbré con él la cama. Me retorcí de asco y miedo al ver que el hombre musculoso estaba lanzando puñetazos contra el rostro de Tide mientras con una mano lo sostenía del cuello. Las sábanas grises tenían un poco de sangre.
No recuerdo como corrí hasta aventar al hombre y hacer que dejara a Tide respirar.
—¡Él dijo que lo hiciera! ¡¿Cuál es tu problema, mocoso?! —Gritó el tipo desnudo y confundido, tallándose el rostro.
—LÁRGATE ANTES DE QUE TE ABRA LA PUTA CABEZA. —Bramé, tirándole sus zapatos en el rostro.
Dejó rápido la habitación, maldiciéndonos a ambos. La oscuridad nos cubría.
Su nariz sangraba y sus ojos estaban hinchados. Sentí desesperación por no saber que decirle en ese momento, como gritarle y regañarle por disfrutar algo como eso. Lo agarré de los hombros y lo senté para que dejara caer la sangre de sus fosas nasales.
—¡¿Por qué lo echaste?! —Oí su reclamo y sentí sus manos que me empujaban lejos.
Lanzó golpes contra mi pecho. Sus manos estaba heladas y sucias.
—¡¿Por qué mierda tú le pediste que te golpeara?! —Le grité de forma trémula.
—¿Siquiera te importa? Todos usan a los otros para complacerse a sí mismos, ¡¿está mal que yo lo haga?! ¡¿Por hacerlo yo soy el malo?! —Ladró, tosiendo de repente por el dolor en su garganta—. ¡A nadie le impo...! Solo deja... ¡Lárgate!
Lo agarré del cabello, echando su cabeza hacia atrás para que me viera de frente. Me di cuenta de que en cierta parte éramos iguales. Nos sentíamos segundos a pesar de la atención que teníamos.
—¡¿Qué importa si nadie piensa en nosotros?! ¡¿No deberíamos pensar en nosotros mismos?! ¡¿Creer en lo que somos?!
Mi cabeza daba vueltas y los gritos se me escapaban. Irradiaba furia e impotencia por mí mismo, al nunca saber que esperar de mí. Estaba estudiando psicología para ayudar a otros pero yo no entendía lo que quería conmigo.
—Solo quiero que me digan que lo estoy haciendo bien... —Balbuceó Tide.
No sabía si estaba llorando o sus ojos sólo ardían por los golpes.
—¡Lo estás haciendo bien! E importa un carajo si a tu madre no le importa, ¡a mí me importa! Así que te vas a levantar hoy porque no tienes ni un puto rodaje e iremos a resolver esto. ¡¿Me oíste?! —Sostuve su mandíbula y lo volví a inclinar al frente para que no tuviera problemas con la sangre.
Hiray Jay, parece que tú y yo no fuimos los únicos afectados.
—¡No lo vale! ¡Nada de esto te importa! ¡¿Qué puedes hacer tú, idiota con complejo de héroe?! —Lanzó otro golpe.
—¡¿Me oíste, mierda?! ¡Lo vales! ¡Por un carajo, en serio lo vales!
Todos valíamos, igual que una partitura vieja y destrozada. Siempre hay alguien que quiera tocarla y la pase a limpio aunque tenga que hacerle arreglos para restaurar lo que se perdió. Aunque fuera un adulto irresponsable con problemas de bipolaridad y depresión.
—Me duele —llevó sus manos al rostro, avergonzado cual adolescente—. Me duele mucho...
•••••••••••••••••••••
Chale, como que los capítulos de Hisao y Tide son muy turbios, HAHAHA.
Bueno, que decir, estos personajes ya se agarraron cariño pero los problemas emocionales siempre se atraviesan. El sentimiento de no ser relevante para nadie puede llegar a ser destructor, pero como dice Hisao, siempre habrá alguien que se interese y sino es así entonces solo queda creer en uno mismo.
Love your self, HAHA.
Lo sé, es domingo y no sábado. Sorry. FELIZ AÑO.
~MMIvens.
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