Paso 70º.
"Paso 70º: Cuidado con los rivales, aplástalos antes de que puedan quitarte el trabajo".
~N.H.
Hisao.
El destino de una mala decisión es la trampa de moscas.
Nos sentimos atraídos hasta pegarnos y revolcar nuestro cuerpo en ella, las alas, las patas, los ojos, pero cuando queremos retirarnos ya es tarde; nos ha atrapado. Nos mantenemos con vida ahí, esperando a que el tiempo pase y muramos. Sufriendo en carne propia, sin poder cambiar el camino que ya escogimos. Igual que una mosca sobreviviendo sin esperanza, un niño pequeño tratando de levantar grandes cobijas en medio de la lluvia sin lograr nada; todo lo que intentamos rescatar termina empapado, incluso nosotros.
No podemos evitar vivir esas circunstancias, es el equilibro de las cosas, el Crimen y Castigo. Pero hay algo que podemos hacer, igual que una mosca e igual que un niño: poner nuevamente al sol las cobijas o conseguir que otras moscas no terminen en la trampa.
Las personas somos asquerosas moscas, niños perdidos. Hay que seguir intentando y evitar las caídas.
Near caminaba lento, dando pasos cortos mientras miraba a sus alrededores. Yo lo miraba a él, confundido por sus movimientos que claramente necesitaban atención, al igual que su nuevo corte de cabello. Era inevitable no verlo, cuando decía cosas extrañas pero también sonreía coqueteando consigo mismo.
—No lo entiendo. Deberían darme esos postres gratis. ¿Mi cara no es un gran método de pago, vándalo? —Hizo una mueca con su mano en la barbilla, hablándole al tipo rudo que daba grandes zancadas.
—¡Los postres son sagrados! —Explicó el otro.
—YO soy sagrado. YO soy tu dios.
Rind paró de golpe frente a mí, primero mirándome con asombro que se tornó en una enorme bocona llena de risas y un dedo señalándome.
—Somebody once told me the world is gonna roll me... —Elevé la música al ver el ligero retroceso del rubio, parando con alguien de su estatura. Las charlas arruinaban la voz del cantante.
Continué mirando unos segundos más a Near, quien intentaba pararse de puntitas para ver qué pasaba, maldiciendo entre dientes a los altos. Intenté no reír, asomándome del otro lado. Ahí estaba el dolor de cabeza de hace unos días y que yo no quería ver, luciendo un conjunto demasiado presentable y un arreglo de cabello diferente.
—¿Por qué estás vestido así? —Mi lengua que nunca podía ser detenida, atacó, recordándome lo brusco que podía ser a veces pero la sonrisa que me sacaba aquello.
Ser imponente con los demás era otra forma de atacar.
—Estaba en un evento. —Aclaró el cuatro ojos, dando un paso al frente con la intención de chocar, ganándose un empujón.
—¡No, tú estabas en...! —Rind intentó acercarse, imitando mi postura con mal aliento mientras reía como estúpido, callando de golpe al recibir el puño de Either en el estómago, dejándolo sin aire—. Eso no era...
—A ver, dejen pasar al rey, desgraciados.
Sentí un empujón en mi espalda. Near intentando abrirse camino entre nosotros para ver lo que sucedía. Se detuvo frente a Either, observando que ambos usaban el mismo atuendo. Tras una serie de muecas y un guiño, decidió hablar.
—¡Tenemos la misma ropa! De verdad tienes un gran estilo. —Llevó sus manos a su cintura, articulando una amplia sonrisa hacia el otro.
Unos segundos de silencio, solo escuchando los autos, se volvieron incómodos. Comenzaba a irritarme que Either no le respondiera y solo asintiera sin más, las cosas que pensaba eran más claras que el agua. La transformación que había tenido en su apariencia no le había trastornado la personalidad.
—Esto es como ropa de pareja. —Habló Rind, dándole un golpe en el hombro para que despertara.
Claroooo, ese mantel es ropa de pareja.
—¡Tienes razón! Pero, aunque luce mejor en mí, puedo decirte que te queda bien. No es tu estilo, pero tampoco está mal probar. —Le interrumpió Near, rodeándolo con desdén para introducirse en el lugar.
Saqué los audífonos de mis orejas, guardándolos de inmediato. En ocasiones me sentía infantil cuando no obtenía lo que quería, entonces mi mala lengua volvía a derramarse sobre quién fuera.
—Es solo ropa. —Dije, rodeándolo de igual manera.
De verdad soy infantil...
~•~•~•~
Pedí lo mismo que solía pedir en esa clase de lugares: hamburguesa y papas. No tenía preferencias con la comida, cualquier cosa que me llenara era más que suficiente. Pensaba revisar las bebidas, pero cuando extendí mis manos para tomar la pequeña carta, Either me la arrebató y la metió dentro de las cartas que llevaba la mesera a quien había corrido del dormitorio.
La hermana de Narciso comenzó a hacer una rabieta, tal vez una pelea de hace horas que hasta ahora no había tenido conclusión. Discutían sobre el novio, que se encontraba sentado junto a Near con una sonrisa horrible fingiendo estar bien.
—¡Ah, claro, cambia el amor por tus amigos! Que bien ser humano.
Near se portó como un niño, igual que la mayor parte del tiempo, desviando la mirada para cortar la conversación. Nos miramos fijamente, sintiendo incomodidad.
¿Qué? ¿Por qué me mira?
¡¿Qué miras, Narciso?!
—En realidad el amor por tu hermana es más grande que el que tiene por ustedes, no hay diferencia en este caso entre el amor romántico y amistoso. El amor romántico siempre será más fuerte, pero sí de verdad los quisiera tanto podría superar la amistad. Pero solo se basa en un amor con niveles diferentes. En pocas palabras, la amistad que tienes con él es tan frágil como la yema de un huevo estrellado. —Opiné, despertando su furia.
Los cuatro sentados en la mesa no teníamos mucho que decir. Rind hacía un comentario mientras movía los labios lenta y dolorosamente, creyendo en su estupidez que no podía escucharlo. Jugué con los hielos de mi refresco, esperando a que estos se derritieran y lo enfriaran por completo. Quería permanecer callado.
La conversación entre Either y Near era extraña. Hablaban de libros prestados, pero mientras uno rechazaba con cortesía el otro se aliviaba ante ese rechazo. De verdad eran importantes esas historias en su estante, aún con todo el polvo encima y los posibles recuerdos amontonados. Algunas cosas de valor no tienen porqué estar en perfecto estado. Igual que los hielos del refresco, solo esperan a derretirse por completo.
Una chica de vestido negro y cabello ondulado comenzó a tocar su teclado desde el escenario, con un movimiento lindo y las luces en su mirada, paralizándome. Los recuerdos que quería en el fondo parecían brotar como burbujas, haciendo mucho ruido.
Sol, mi, mi.
Re, mi, mi, sol...
Sí aún estaba dormido, de verdad no quería despertar en ese momento.
—See the potential... —El murmuro de Near irrumpió en las conexiones de mi cerebro.
Mis manos se arrastraron entre la mesa, pero mis ojos no se apartaban de él. Era una mala sensación, pero la requería. La trampa de moscas siempre atrayéndome, esperando a atraparme por completo. Mis dedos trataban de tocar más su cabello, curiosidad, solo un momento.
Es pálido...
—No. —Una bofetada que atontó mis movimientos cayó en mi rostro, haciendo que girara con molestia a ver de quien se trataba.
¿Eh?
—¿Por qué me estás?... —Near me interrumpió.
—¿Qué?
Either y yo nos miramos fijamente. Mordí mi lengua para no decir algo que nos dejara en mal.
—Es un bicho. —Dijo el cuatro ojos, molestándome.
—Es un maleducado. —Respondí.
Todo iba a salir bien, ¿no? Tomé asiento, intentando disipar el enojo que estaba acumulando y mi inmenso deseo por cometer un crimen, recargando mi rostro sobre el torso de mi muñeca, mirando a Near. Lucía confundido, pero trataba de leernos.
—¿Te gusta esa canción? —le pregunté—. Es mi favorita, la escuché hace tiempo y...
¿Que estaba diciendo? Esas burbujas seguían abarrotando mi cabeza, haciendo ruidos extraños y llenándola solo de aire comprimido. Todo estaba en blanco, aún más que mi cabello.
—Voy a hacer una llamada antes de que llegue la comida. —Balbuceé, levantándome del sitio y pidiendo espacio para poder salir.
Abandoné el restaurante, siendo atacado por la armada de frío. Hacía menos de media hora aún se encontraba más cálido, pero en esta ciudad era casi imposible calcular la temperatura. Pisé el suelo seco, observando los carros pasar en secuencia hasta detenerme en la esquina junto a las luces y una banca descolorida.
No soporté mucho tiempo sentado, tomé un cigarro de mi cajetilla y el encendedor. Parte de los jóvenes de mi edad prefieran el cigarro electrónico, pero había algo en estos que me daba la paz que buscaba. Lo veía deshacerse en la noche, dando un punto de luz, calentando mis dedos. Dejé un suspiro al aire, bajando mi mano un poco para ver los edificios altos que rodeaban la encrucijada.
Sentí un escalofrío, consiguiendo que me encogiera más de hombros para sentir el calor de la sudadera. La gorra me estorbaba un poco.
Di un brinco del susto al mirar a Either frente a mí como un demonio, clavando profundamente con sus garras llamadas... ¿Indiferencia? Su rostro era para asustarse, el viento ni lo inmutaba.
—Maldición, zombi cuatro ojos. No hagas eso, pedazo de mierda. Asustas. —Mascullé.
Bravo, Hisao Aley, volviste a hablar sin pensar con altas probabilidades de ofender a alguien.
Rechiné los dientes, apagando el cigarrillo. Busqué en mi sudadera la caja de chicles que cargaba para guardar las colillas. No me gustaba echarlas directamente en la basura o dejarlas en el suelo, pues eran grandes contaminantes.
—¿Qué? ¿Por qué me miras?
Pregunté sin esperar que pudiera acercarse más a mí, haciéndome sentir nervioso. ¿Qué quería? ¿En verdad buscaba un ratito en los baños o quería pelear de algo más?
—Lo siento por lo que dije antes. Sobre qué no me importaba.
¿Qué?
—¿De qué estás?... —El recuerdo me pintó una sonrisa—. Ah, hablas de eso.
Le había jugado una pequeña broma, y casi me estaba olvidando de eso. No creí que de verdad estuviera interesado en Narciso, pero en ese momento quería comprobarlo, por ello le dije que yo estaba tras de él. Algunas veces solo debías provocar, pero no esperaba nada realmente malo de esto.
—Soy un poco egoísta —tenía una voz rasgada y áspera, arrastrando la lengua—. Quiero decirte que sí me importa. Y sí a ti también está bien. Pero, me he vuelto un poco loco... Hiray Near en serio me gusta.
Curvé los labios, confundido por lo que decía. Mi teoría estaba en lo cierto, igual que siempre.
Un minuto... ¿No digo algo muy importante que por alguna razón no entiendo?
—¡Hey, la comida se enfría y yo también! —Exclamó Near a metros de distancia, fingiendo no temblar por el fuerte aire.
Either me dirigió esa mirada cortante, reincorporándose con la espalda recta. La sudadera que estaba cargando fue directamente a los hombros de Near, quien solo le sonrió y le agradeció. Ambos entraron, dejándome atrás.
¿Por qué me siento igual?
~•~•~•~
—Así que la ropa te la envió Mike, ¿eh? —Inquirió Near, dándole una mordida a su pizza mientras su rostro se llenaba de salsa.
Either asintió, fijándose en las manchas que cubrían sus labios. Vaya, vaya, el cuatro ojos podía interesarse también por esas cosas.
—Debí saberlo. Este es... —miró su saco de cuadros, pensando en cómo decir las cosas. Rió un poco también, fingiendo hacerse el tonto—. Lo envió Dante también y no pude evitar usarlo. Solo espero no tenga nada raro, ya sabes, como un amarre o magia negra de protección.
—Dante... —susurró Either, rebuscando en su saco hasta sacar una menta y llevarla a su lengua.
No entiendo nada de lo que hablan.
Miré los ojos de Narciso hasta que los suyos cruzaron con los míos. Cuando me veía solo los abría grandemente, esperando a que yo dijera algo. Hice un ademán, señalando la comisura de mis labios, logrando un movimiento repetitivo.
—¿Qué? —Habló rudo, masticando—. ¿Quieres un beso?
Suspiré, aguantando las risas por su actitud molesta mientras comía. Definitivamente alguien le había molestado más de una ocasión de esa forma.
Ja, ¿qué le pasa? ¿Quién come así apropósito? De verdad es un tonto.
Recargué el rostro en la mesa, rendido por su comportamiento. Tampoco estaba tan mal verlo sucio, pero Either levantó la mano igual que yo, señalando sus propios labios.
—¿Qué? —volvió a masticar, pero no le habló como a mí—. ¿Qué les pasa ahora? Sí no hablan no entiendo, plebeyos. ¡Y tú, deja de reírte Hisao!
Es que me das mucha risa.
Estiré mi mano, pero la volví a ocultar al darme cuenta de que estaba por revivir un cliché. Sí, era mejor que siguiera sucio. O eso pensé, pues Either tuvo el mismo sentimiento que yo y también comenzó a estirar la mano para limpiarlo. Extirpé mi mejilla de la mesa, estirando el brazo.
—No. —Le di un golpe para que se apartara, consiguiendo su mirada furiosa.
—¿Qué les pasa?... —Near volvió a fruncir el ceño.
—Es un bicho. —Usé su vieja excusa.
—Mejor muerto. —Habló de mí, Either, dirigiendo su mano con toda la intención de sacarme los ojos.
Rind Vibes volvió a la mesa, observando a Near con detenimiento. Igual que una abuela, tomó una servilleta y a Narciso por los cachetes, apretándole los labios hasta que hiciera un puchero.
—No, no, no —el vándalo intentaba no reírse a carcajadas—. No eres un bebé, come bien. Ay, de veras, son malísimos con esto. —Repetía mientras le movía los labios de un lado a otro con el papel, haciendo que Either se enojara más.
¿Por qué lo limpia él? Que brusco.
Ojalá se muera. ¿Qué?
—Ah, espera... no tan duro. Es demasiado. —Eran intentos de gemidos, haciendo que algunos comensales dirigieran miradas extrañas a la mesa.
—¡No hables de nuevo de tus partes bajas mientras comemos, Near! —Le dio un golpe con ambas manos en su rostro, violentamente, girándole el cuello y haciéndolo tronar.
¿Qué demonios? De verdad no quiero meterme en una pelea con él.
Near lo miró impactado con la mano en su cuello y la boca abierta, deseándole lo peor. Se veía con la intención de lanzarle un golpe, pero su hermana llegó azotando su charola.
—Sí no se callan los echaré. —Sonrió la chica Amber, mirando amenazante a los dos gritones frente a mí, retirándose para seguir atendiendo otras mesas.
Continuamos en nuestro alimentos, yo comiendo la orden papas que había dejado al final tras devorar dos hamburguesas. Rind pidió otro plato de pasta y Either otro corte de carne. Near disfrutaba la segunda rebanada de pizza que le costaba acabarse a pesar de haber pedido una pequeña individual, al igual que la mitad del vaso de refresco; no comía mucho.
Rind revisó su teléfono y habló con la boca llena.
—¿Alguien irá a la fiesta en el campus a partir de las 9 mañana? Es bueno que sea adentro, de lo contrario el toque de queda asalta como mi hermano —masticaba fuerte, tapando su boca con otra mano—. Io nho puedo il, tengo un culsho a las... Denme un minuto... —tragó—, ya. Tengo un curso de finanzas a las 7 y voy a salir cansado, aparte quiero pasar a escuchar al nuevo vocalista del restaurante. Reanudarán los conciertos en vivo y Amber tocará. Por cierto, ¿vieron el post en los grupos de la universidad? Hay rumores de que en el campus por la noche se escuchan gritos extraños.
—Son gemidos. —Bromeó Narciso, dándole un sorbo a su refresco y dejando el segundo pedazo de pizza mordisqueado en su plato.
—Cállate. —Volvió a golpearle Rind.
—No iré. Tengo que comenzar un proyecto. —Comentó Either.
Reposé sobre mis brazos, mirando a Near—. Nosotros no deberíamos ir. Tenemos que prepararnos para las primeras pruebas y ponernos al día con las lecturas —le informé, prolongando el silencio en busca de una respuesta rápida.
—Nah, yo no voy a esas cosas. Chao. —Se levantó del asiento, cerrando su saco. Los tres le miramos desde abajo, preguntándonos a donde se dirigía—. Soy niño bueno, duermo temprano. Si disculpan a su sol, voy al tocador a arreglar mi cabello.
Acomodó su mochila en al sitio, algo muy extraño pues ni siquiera en clase llevaba lápices.
—¿Por qué no le dices baño? —Lo miró confundido el cabeza de estropajo.
—Yo le digo aseo. —Me encogí de hombros, chasqueando los dedos seguido de la forma de una paloma.
—Bang. —Near retrocedió fingiendo recibir el disparo.
En serio das risa.
—Fluidos y materia oscura.
Miramos con extraño a Either, quien portaba un semblante vago y una mirada perdida. Claramente se refería al baño, pero algo como "fluidos y materia oscura" es muy perturbador. Near entreabrió los labios, asintiendo con lentitud ante las palabras del chico.
—Nop, me quedo con tocador, gracias.
Se retiró, rodeando mesas oscuras, subiendo al segundo nivel en busca de los baños. Rind habló ese tiempo con Either, preguntándole sobre su superior y hablando de algunas películas. Incluso me pareció que Vibes le hacía bromas, pero el otro tan simple lo ignoraba.
Las notas en piano recorrían el restaurante debajo de las luces y los discos colgantes, como si la chica de cabello ondulado se paseara con lentitud alrededor de las mesas, cuando en realidad solo estaba sentada tocando una melodía fugaz. Mantuve la vista fija en la mochila abierta de Near; dentro estaba el libro que debíamos leer esta semana y yo aún no terminaba: Crimen y Castigo. Un bloque de notas u otros libros de la biblioteca.
¿Cómo carga todo esto?
Near volvió y pidió para llevar la pizza. Rind y su novia se despidieron por varios minutos en la entrada, abrazados como si no se fueran a ver en años. La piel de Either estaba erizada, pero prefería morirse de frío en silencio.
Me adentré en los audífonos, dejándole la gorra al tonto enamorado que solo me ladró.
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SOMEBODY ONCE TOLD THE WORLD IS GONNA ROLL ME.
¡Buenasaaaas, espero hayan disfrutado el capítulo de hoy! Solo puedo decir que el ritmo de la historia acelerará un poco a partir de ahora, y espero estén disfrutando esta última y tercera entrega tanto como yo. <3
Después de esos queridos fanarts, vengo con una serie de preguntas porque ya saben que las amo, ahhh.
¿Qué piensan de Hisao actualmente?
¿Qué eventos creen que veremos en este nuevo libro?
¿Qué esperan de Dante?
Y para finalizar... ¿Ya tienen teorías con respecto a lo sucederá?
LOS AMOOOOO. *Corre antes de que la maten*
~MMIvens.
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