CAPÍTULO 4: EL NUEVO QUARTERBACK

CAPÍTULO 4: EL NUEVO QUARTERBACK

Sam se sentía frustrado. No quería meterse en problemas con sus compañeros pero tampoco quería abandonar su plan de convertirse en popular. Al principio pensaba que Hunter tendría celos, pero no tenía sentido si estaba con Sebastian.

Al entrar al instituto, vio a un grupo de chicos amontonándose en el tablón de anuncios y recordó que la entrenadora había prometido poner la lista esa misma mañana. Se acercó rápidamente y buscó su nombre. Sonrió al ver que había sido elegido y nada más y nada menos que para el puesto de Quarterback.

Se dirigió al despacho de la entrenadora para recoger la chaqueta que le distinguía como miembro del equipo. La primera parte de su plan había salido perfecta, sólo quedaba demostrar que podía encajar con sus compañeros y seducir al capitán de los Cheerios.

Blaine caminaba solo por el pasillo pero siempre con una sonrisa. Saludó a dos chicas que iban a su clase de Literatura y ellas parecieron muy entusiasmadas, algo que no entendía porque sólo era un saludo, nada relevante.

Llegó a su casillero y se puso a buscar su libro de Historia, era la primera clase del día cuando sintió alguien acercarse a su lado. No le importaba, McKinley era un lugar seguro para él por lo que había perdido todas las precauciones que tomaba antes. Tal vez ese fue su error esa mañana, no pensó que la persona que se acercaría a él luciendo una chaqueta de jugador de fútbol sería el nuevo.

– Hola, Blaine. ¿Qué clase tienes ahora? – El rubio preguntó con una sonrisa. Notaba que el otro se había tensado pero decidió no darle importancia.

– Hola, Sam. Ahora tengo Historia. – El moreno aclaró.

– Vaya, a mí me toca Biología. – El ojiverde frunció el ceño. ¿No iba a tener ninguna clase con el chico al que tenía que conquistar?

– Supongo que tenemos que ir por caminos separados, nos vemos luego.

Anderson cerró su taquilla y se alejó de él a toda velocidad.

Hunter se sentó al otro lado de Blaine en el comedor, Brittany siempre se sentaba junto a él, para que ese día Sam no pudiera hacerlo. Sabía que tal vez estaba siendo demasiado protector pero los demás no estaban presentes cuando todo estalló. Recordaba las lágrimas, el dolor, la humillación en el rostro de su amigo y se prometió a sí mismo que no permitiría que volviera a suceder.

Si pudo estar con él fue porque sus padres eran los socios de los Anderson y ellos prácticamente habían crecido juntos. Eso le había hecho darse cuenta de los sutiles cambios que el capitán de los Cheerios había sufrido.

El más evidente era el miedo que tenía a los desconocidos. El Blaine que él recordaba era menos cauto, más confiado. También había cambiado su forma de ver el amor. Antes era un soñador, alguien que esperaba a su príncipe azul y que soñaba con enamorarse, casarse, tener hijos y vivir su "felices para siempre". Sin embargo, desde ese fatídico día, había dejado de creer en el amor y no quería saber nada de hombres, él había encontrado su "feliz para siempre" consigo mismo.

Puede que eso no fuera malo, al final es mejor ser feliz con uno mismo y no depender de los demás para ser feliz pero siempre es mejor compartir esa felicidad con alguien y sentirse amado.

Notó la desilusión de Evans cuando se dio cuenta de que Blaine estaba bien flanqueado pero no le dio ninguna pena. Puede que fuera un buen chico pero él no iba a arriesgarse a pasar otra vez por algo parecido a aquello.

Esa tarde, Sam se dio cuenta de que sí que compartía una clase con Blaine, Economía Doméstica. No le extrañó que Blaine se sentara con Mike, sabía que él no sería su primera opción. El profesor entró y comenzó a explicar los objetivos del curso. Iban a adquirir los conocimientos necesarios para llevar una casa.

– Y no vamos a seguir ningún estereotipo, las chicas aprenderán a arreglar enchufes o colgar cuadros y los chicos aprenderán a cocinar o planchar. Quiero que cuando conviváis con vuestras parejas no podáis poner de excusa que no sabéis hacer algo. Igualdad, es la mejor palabra que podéis aprender en esta clase. Ahora os pondréis en parejas, preferiblemente chico y chica, para simular una convivencia en pareja y tendréis que hacer todos los proyectos juntos. – El señor Law explicó.

Sam frunció el ceño y en ese momento tuvo una idea que era genial, al menos en su mente. El rubio levantó la mano y esperó pacientemente a que el profesor le diera la palabra.

– Verá, Mr Law... Yo soy bisexual... Bueno, mis padres no lo saben todavía pero... Había pensado que como en un futuro puedo estar con un chico o una chica pero en esta clase sólo hay otro chico gay, él y yo podríamos estar juntos para hacer más realista este proyecto... Quiero decir... Él jamás tendrá una relación con una mujer y yo... – El ojiverde no sabía por qué se sonrojaba pero esperaba que aceptara su petición. Además creía que había sido un movimiento inteligente decir que era bisexual porque así no se cerraba las puertas a relaciones con chicas en el futuro.

– Perdona... – Kurt interrumpió sin levantar la mano ni esperar a que el profesor le diera permiso para hablar. – En esta clase hay tres gays y tú que dices que eres bisexual pero que realmente eres gay y tienes miedo a salir completamente del armario. Si ellos hacen el proyecto juntos, yo quiero hacerlo con Dave.

– Si os dejo hacerlo tendré chicas emparejadas juntas. – El profesor frunció el ceño porque no sabía como solucionar eso.

– Quinn y yo somos novias, nos encantará hacerlo juntas. – Santana añadió, ella habría protestado antes pero le daba igual ese estúpido proyecto.

– Y si se da cuenta, somos impares por lo que tendrá que haber un grupo de tres obligatoriamente. – Una chica explicó con una sonrisa, pensando en emparejarse con Sam esperando conquistarlo.

– No exactamente... La clase tiene siempre un número par de alumnos, hay alguien que no ha venido hoy... Jacob Ben Israel está enfermo, así que será emparejado con la chica que quede libre. Tenéis diez minutos para sentaros con la persona que haréis el proyecto. – Mr Law suspiró aliviado porque él quería darle el mayor realismo a sus clases.

Todos los alumnos comenzaron a hacer ruido al levantarse en busca de sus parejas y Sam se acercó a Blaine con su mejor sonrisa.

– Parece que nos toca juntos.

– ¿Parece? ¿Por qué tanta insistencia en hacer el proyecto conmigo? – El moreno preguntó algo alterado.

– Eres el único que no se ha mostrado amistoso conmigo y sólo pensaba que conociéndonos mejor tal vez cambiaba eso. No sé por qué pero parece que no te caigo bien y quiero cambiar esa mala impresión que te he dado, sea por lo que sea. – El rubio explicó con tranquilidad.

– No me has dado mala impresión... Es sólo... – El ojimiel se sintió avergonzado porque sabía que el otro tenía razón, no había sido muy amable. – No me gustan los desconocidos.

– Eso tiene solución, tenemos que conocernos... Y la mejor manera de hacerlo puede ser este proyecto. – El Quarterback le guiñó el ojo.

– Puede que tengas razón.

Cuando toda la clase estuvo distribuida por parejas, el profesor explicó que durante todo el curso irían estudiando situaciones comunes en una convivencia y que aprenderían a solucionarlas. Que no quería que nadie evitara realizarlas y que no quería comentarios machistas acerca de ninguna de las tareas.

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