CAPÍTULO 3: SÓLO UN SOLTERO
N/A: Muchas gracias a todos por leer y comentar...
CAPÍTULO 3: SÓLO UN SOLTERO
– Acaban las pruebas, los resultados los colgaré en el tablón de anuncios mañana. – La entrenadora gritó y todos los estudiantes que aspiraban a entrar en el equipo comenzaron su camino hacia los vestuarios.
Sin embargo, una marea roja y blanca se mezcló con ellos. Los Cheerios ni siquiera esperaron a que salieran del campo, se dirigieron al centro para empezar a calentar. Sam se extrañó muchísimo porque deberían tener más paciencia. Su cara debió mostrar su confusión porque Jeff se acercó a él y pasó su brazo por los hombros del otro.
– La entrenadora Sylvester les ha amenazado con expulsar a dos esta tarde y nadie quiere dejarlo, por lo que están desesperados por repasar coreografías del año pasado. Han calentado en el vestuario.
En ese momento, Sue apareció y empezó a dar órdenes. Los animadores comenzaron a realizar algunos movimientos conforme ella los iba nombrando. Tal vez la entrenadora era dura, pero conseguía que todos realizaran los ejercicios. Evans se quedó mirando como se movían, buscando entre las chicas a su próxima novia y Sterling sonrió.
– Espero que estés mirando a Blaine, todos los demás tienen pareja. – Jeff comentó.
– ¿Habría algo malo si miro como entrenan? – Sam nunca se había planteado salir con un chico pero si quería seguir con su plan para ser popular, tenía que conseguir una pareja Cheerio y quién mejor que el capitán. Tampoco tenían que tener una relación seria o presentarlo a sus padres como algo más que un amigo, ¿no? No hay mucha diferencia entre eso y salir con una chica de la que tampoco está enamorado. Bueno, sí. Si la chica se deja, a él no le importaría tener sexo con ella pero con Anderson no creía que fuera capaz de llegar a tanto.
– No... Yo sólo te advertía... No te interesa tener problemas con ninguna de esas parejas, sólo quería que lo supieras.
Sterling se fue pero Sam se quedó un poco más, observando como los Cheerios seguían bailando. Había tres chicos, Blaine, Sebastian y otro castaño que creía que se llamba Kurt y el resto eran chicas. Utilizó esos momentos para observar el comportamiento de Anderson. Era muy cariñoso con Brittany, parecía que eran los mejores amigos. Kitty parecía que se llevaba muy bien con él y Sebastian estaba tan pendiente de cada movimiento del capitán que parecía que seguía sintiendo algo por él.
Sam debía reconocer que, al menos, el chico era atractivo. Su redondeado trasero parecía firme y sus musculosos brazos eran capaces de sostener a cualquiera de sus compañeras, incluso si eran más altas que él. Era guapo, tenía esa sonrisa que iluminaba todo a su alrededor y sus ojos brillaban por la felicidad que le producía pasar tiempo con sus amigos haciendo algo que les gustaba. Definitivamente, podría ser novio de un chico así.
– Espero que esa mirada no significa que te gusta alguien de los Cheerios, porque puedes tener problemas. – Hunter comentó. Él había salido después de ducharse para ver a su novio entrenar y para mostrarle su apoyo.
– ¿Incluso si estoy mirando a Blaine? – El rubio no lo pensó, dijo lo primero que le vino a la mente.
– Incluso si estás mirando a Blaine. No sé que quieres, pero no voy a dejar que le rompas el corazón a Blaine. – El castaño aclaró.
– ¿Por qué crees que le romperé el corazón? – Evans miró por primera vez al otro. No sabía por qué pero no le agradaba que se mostrara tan reacio a que saliera con Anderson.
– No te conozco. Hasta que no confíe en ti, no te quiero cerca de él. – Clarington no esperó la respuesta, se alejó porque no quería seguir discutiendo.
Blaine, Kurt y Sebastian salían del vestuario tras una dura sesión de entrenamiento con las Cheerios. Un grupo de chicos estaba esperándolos, a ellos y a las chicas que también salían en ese momento, y pronto las parejas se juntaron y se besaron.
– Hola, Blaine. – Una voz sonó tras el moreno y éste se volvió para ver quién le saludaba. Su sonrisa tembló al reconocer a Evans, alguien en quien no confiaba demasiado.
– Hola Sam. – El ojimiel estaba incómodo y se asustó al sentir el brazo de Smythe sobre sus hombros hasta que se dio cuenta de quién era.
– B... Hunt y yo queremos que vengas al centro comercial, ha salido a la venta la nueva película de Hugh Jackman y habíamos pensado que te gustaría que la compremos, junto a unas palomitas y la veamos juntos esta tarde. No sé tú pero me muero por ver si en ésta se quita la camiseta.
Anderson miró al novio de su amigo que asintió levemente con la cabeza. Por un lado se moría por ir porque la película parecía interesante y siempre le encantaba ver a Hugh Jackman. Por otro lado, sabía que ese plan había sido preparado para la pareja y que sólo le incluían para que pudiera alejarse de Sam.
– Sí, claro.
Los tres se despidieron de todos antes de irse a casa. En la mente de Blaine sólo había una cosa, Sam... No sabía qué pensar de él, le llamaba demasiado la atención. Era muy atractivo y le encantaban sus ojos color verde, en los que se perdería eternamente. Hacía tiempo que no se sentía así y eso le aterraba. No podía permitirse que se repitiera la historia.
Como tenía que ir en su coche en vez de con sus amigos porque no podía dejarlo ahí, en cuanto se sentó en el asiento les envió un mensaje agradeciéndoles que le ayudaran a "escaparse" pero que les dejaba que disfrutaran de su cita solos.
– Blaine no viene, pero nos agradece que le hayamos ayudado a "escaparse" de Sam. – Hunter le informó a su novio, que estaba ya sacando el coche de la plaza de aparcamiento para ir al centro comercial.
– Me lo imaginaba... Se ha asustado cuando lo he tocado... ¿Desde cuándo no lo veíamos así? – Sebastian frunció el ceño porque estaba preocupado.
– Lo sé, parece una eternidad pero no ha pasado tanto tiempo. ¡Ni siquiera ha pasado un año! La última vez fue en la fiesta de Halloween con tu hermano. – Clarington recordó mientras el coche salía del parking y se incorporaba al tráfico de las calles de Lima.
– ¿Lo culpas? Mi hermano tiene todo el encanto de los Smythe.
– Sinceramente, no me he dado cuenta. A mí sólo hay un Smythe que me interese. – Hunter sonrió mientras miraba a su pareja.
– No es justo que digas cosas así de cursis cuando no puedo quitarte la ropa y follarte hasta que no recuerdes tu nombre. ¡Sobretodo si estoy conduciendo! – Sebastian dijo sin desviar la mirada de la carretera porque nada haría que arriesgara la seguridad de la persona a la que amaba.
– ¿Y si nos olvidamos de la película y pasamos directamente a la segunda parte de nuestra cita? – El jugador de fútbol preguntó, su voz llena de deseo.
– Recuérdame que mañana le agradezca a Blaine que haya decidido no venir con nosotros. – El Cheerio sonrió y giró en la siguiente calle porque tenía que cambiar de sentido porque su casa estaba en dirección contraria al centro comercial.
La pareja se olvidó pronto de Sam Evans, Blaine Anderson y todos los problemas del McKinley porque lo único que les interesaba era estar a solas. Su relación había sido complicada y querían disfrutar de esos momentos que estaban tranquilos porque creían que se lo habían ganado.
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