CAPÍTULO 12: FELIZ NAVIDAD

N/A: FELIZ NAVIDAD A TODOS! Adelanto un poquito la actualización porque creo que el capítulo es adecuado para hoy...

CAPÍTULO 12: FELIZ NAVIDAD

Las semanas pasaban y antes de que se dieran cuenta, habían llegado las vacaciones de Navidad. Como Sam no había confesado a sus padres que salía con un chico, la pareja tuvo que aparentar ser sólo amigos. Eso significaba que no podría verse en los momentos más especiales de esos días.

Sin embargo, después de la comida del día 25, con la excusa de salir con los amigos e intercambiar regalos, los dos salieron de sus casas para dirigirse a la casa de Sebastian. Los Smythe estaban en casa de los abuelos del joven, por lo que tenían la casa para ellos. El chico había propuesto que quedaran los cuatro, algo íntimo y tranquilo, con la esperanza de poder pasar tiempo en pareja sin preocuparse de que los padres quisieran enterarse de todo.

El último en llegar fue Sam, que apenas había estado un par de veces en casa de Sebastian, se había perdido. Cuando entró, sintió los brazos y los labios de su novio antes de ser consciente de que lo tenía frente a él. No tardó mucho en abrazarlo y corresponder el beso, feliz de estar ahí.

–Puede que nuestro saludo no sea tan cálido, pero nos alegramos de verte. –Hunter bromeó antes de darle una palmada en la espalda.

–No te burles. –Sebastian protestó. –Me encanta ver a Blaine tan feliz.

–Lo sé, pero es mi venganza... Él hizo muchos comentarios sobre nosotros. –Clarington aclaró.

–Cariño, estábamos muy calientes cuando comenzamos. –Smythe aclaró.

–Pero no éramos tan adorables.

–Chicos, seguimos aquí. –Blaine interrumpió malhumorado.

–Lo sabemos. –La pareja respondió a la vez y luego rieron.

–Sois muy graciosos. –El moreno cruzó sus brazos.

–Y generosos... Recuerda que te dejo mi casa para que Sam y tú podáis estar juntos. –Sebastian movió las cejas de manera sugestiva.

–Será mejor que los dejemos solos... –Hunter propuso. –Vamos a tu habitación... Chicos, el resto de la casa es vuestro.

Clarington les guiñó los ojos antes de que los dos subieran por las escaleras riendo.

–Vamos al salón. –Blaine agarró con suavidad la mano de su novio y lo llevó hasta el salón para que se sentaran en el sofá. Apenas se habían sentado y comenzaron a besarse.

Al principio, los besos eran dulces y muy tranquilos, sin embargo, tardaron muy poco en aumentar la intensidad. A pesar de todo, Sam sabía que había una línea marcada que no podía pasar. No quería que un momento tan especial como ese se viera empañado por unos recuerdos que no deberían estar presentes en ese momento.

–Blaine, cariño... Deberíamos intercambiar regalos. –El rubio propuso porque sabía que su control no aguantaría mucho.

–Claro. –El moreno sonrió y se separó de su novio, aunque no sin antes darle un último pico en los labios.

Evans sacó un pequeño paquete, algo especial. Le había costado mucho tiempo reunir el dinero para comprar lo que le había gustado. Quería algo que acompañara a Anderson siempre para que pudiera recordarlo. Tal vez era cliché, pero no era muy bueno en romance ni original a la hora de demostrar su amor.

Se lo entregó a Blaine, al que le temblaban las manos mientras lo abría. Se sorprendió de esa reacción, pero no dijo nada. Esperó a que el moreno retirara el papel y abriera la caja. En cuanto lo abrió, vio como se le iluminaba la cara y supo que, aunque algo falto de ideas, a su novio le había gustado.

–Es precioso. –Anderson sacó el colgante en forma de corazón, sujetado por una fina cadena.

–¿Te lo pongo? –Sam propuso y el otro asintió. El rubio cogió el colgante y lo colocó alrededor del cuello de su amado.

–Lo voy a llevar siempre. –Blaine sonrió ampliamente.

–Ahora toca mi regalo. –Los ojos verdes recorrieron la sala en busca de un paquete para él, pero no había nada.

–Verás... –El moreno se levantó y se sentó en el piano que había en la sala. Estaba ahí porque cuando Sebastian tenía diez años, decidió que quería aprender a tocar. Apenas duró unas semanas, cansado de no ser capaz de tocar una canción completa sin ayuda. Sin embargo, el instrumento se quedó en ese lugar como algo decorativo. –Te he compuesto una canción... La grabé en mi ordenador y te la podré pasar, pero de momento la voy a tocar en directo sólo para ti.

Sam se quedó paralizado. No podía creer que su fantástico novio le regalara una canción compuesta por él. Era como un sueño hecho realidad, aunque no sabía que era algo que deseara tanto. Se acomodó, esperando escuchar la mejor canción de la historia.

I could write and books in my sleep, without thinking too deep

I could speak for a hundred days,

I could explain a concept that you didn't get

And I would do it in one thousand ways

I could write you a poem Shakespeare or Cole would have called their own

But everything changes now that you're mine

And all of my words are left behind

Cause no matter how hard I try my tongue is still tied by you

I just wanna tell you I love you, but it's the hardest thing to say

I turn my head upside down, trying find some kinda way

Just to tell you I need you, in a way that will be heard,

I try to be a poet, but since I met you, I've never been good with words

Just to be specific and be explicit, never thought I'd concentrate

Do you have any idea what it's like to feel something you just can't articulate?

But baby now that I've heard, the trick to the verse, could have done for you

But everything changes now that you're mine

All of my words are left behind

Cause no matter how hard I try, my tongue is still tied by you

I just wanna tell you I love you, but it's the hardest thing to say

I turn my head upside down, trying find some kinda way

Just to tell you I need you, in a way that will be heard,

I try to be a poet, but since I met you, I've never been good with words

There's only so many different ways

There's only so many only old cliches

That I can do, so what can I do,

Tell me what can I do

I just wanna tell you I love you, but it's the hardest thing to say

I turn my head upside down, trying find some kinda way

Just to tell you I need you, in a way that will be heard,

I try to be a poet, but since I met you

I just wanna tell you I love you, but it's the hardest thing to say

I turn my head upside down, trying find some kinda way

Just to tell you I need you, in a way that will be heard,

I try to be a poet, but since I met you

I try to be a poet, but since I met you

I promise you I'm a poet, but since I met you

I've never been good with words*

Cuando sonaron los últimos acordes de la canción, Sam corrió a besar a su amado. Estuvieron tanto tiempo así que ni siquiera escucharon los pasos de Sebastian y Hunter, que entraban en el salón. Ellos sabían cuál era el regalo de Blaine y al escuchar el final de la canción, habían decidido darles unos minutos a solas antes de bajar las escaleras.

–Vamos parejita, ya es hora de que pasemos algo de tiempo juntos. –Clarington interrumpió y pasó una guitarra que llevaba en las manos a Evans. –Vamos a encender el fuego.

–Pero antes... –Smythe sonrió con malicia mientras levantaba el brazo por encima de Sam y Blaine. En su mano había muérdago y la pareja se miró sabiendo que debían besarse. Sonrieron antes de seguir con la tradición.

Al final, consiguieron encender el fuego, pusieron unas mantas en el suelo y se tumbaron junto a la chimenea con unos vasos de ponche de huevo que había preparado Sebastian. Sam estaba entre los brazos de su novio y tocaba acordes con la guitarra, pero no se decidía a cantar. Eso lo dejaba para los otros tres chicos, que se dejaban llevar por la magia del momento. Desde luego, esa había sido el mejor día de Navidad que habían vivido los cuatro.

*Words de Darren Criss

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