Sacrificio
La operación inicia, el foco rojo se enciende y los familiares de Sawamura esperan ansiosos a que el doctor termine y les diga que todo ha salido bien, las puertas no se abren a nadie, y ninguna información se filtra en esos segundos, así que la inseguridad los pisotea.
-Kazuya... quiero que sepas que están operándolo
-¿Por qué no me dijiste antes? -Tengo que estar a su lado, no quiero perderlo
-por tu actitud, acabas de salir de una época difícil en tu salud, debía mantenerte calmado
-¿es que no te das cuenta?
-¿De qué? No puedes ir tras él como si nada
-¿Crees que eso me importa? -Si él se muere yo quiero irme a su lado, no quiero perder nada más, ni a nadie más
En ese momento mi padre se acerca, me dice algunas cosas en mi oído que apenas alcanzo a escuchar, la vista se me nubla, no quiero colapsar de nuevo, no puedo seguir así, necesito ir y verle para confirmar que lo que me ha dicho es verdad.
-Ahora espero que entiendas que no estamos en condiciones de ir al hospital, tenemos cosas que hacer antes que eso -si sus palabras no hubieran sido esas, habría salido corriendo aun en contra de su voluntad, pero había algo que debía hacer antes de ello.
Usar ropa de este color no es lo mío, no es mi estilo decirle así al mundo que estoy triste, porque la ropa no carga el peso de mi corazón, llorar tampoco es suficiente, ni enfermarme, él único que conoce ese lado de mi es Eijun, mi adorado Eijun; los demás siempre recibirán menos de mi corazón que él porque ha sido su sonrisa la que me ha salvado de mi soledad.
-Lo siento Kazuya, tienes que saber algo, tu madre se enteró de que estabas enfermo y quiso venir a verte, en el camino tuvo un accidente y fue hospitalizada; hablamos de muchas cosas, pero... al final, en un accidente cuando caminaba, se dio un golpe en la cabeza y ella... Kagehisa falleció
¿No podré ser feliz? Quizá mis padres no fueron los mejores, pero siguen siéndolo, siguen teniendo en mi corazón un espacio que desde hace mucho me quise negar, pero siempre estuvo en ese lugar, en lo más profundo de mi alma.
En el velorio, las personas se acercan y me dan el pésame, la verdad es que no escucho sus palabras, no logro concentrarme, me siento desesperado e intranquilo porque mi padre no me ha dejado ver su cuerpo, sé que es ella por su mano, pero no me dejó ver más allá que su muñeca, presiento que aún me oculta algo más.
-¡No puedes irte!
-¡Vamos!
¡Eijun tienes que resistir!
-¡Doctor le perdemos, sus signos vitales bajan rápidamente!
-¡No Eijun! ¡Me escuchaste! ¡No puedes dejar que esa persona muera sin razón!
-¡Muévanse que le perdemos!
-¡Doctor, se detuvo!
-¡Eijun!
La mujer llora al escuchar las palabras del doctor, sus ojos se nublan y ella cae al suelo, su corazón flaquea y su esposo la abraza con fuerza.
La parálisis de mi cuerpo me da una mala espina, me siento abrumado y quiero caer, rendirme, ya no tengo nada por que seguir luchando, lo sé, lo siento, mi cuerpo lo sabe, él...
El teléfono de mi padre suena y sé que le darán noticias de él, quiero oírlo, quiero saber que está pasando, ¡Voy a volverme loco!
-¿Qué ha pasado padre? ¿Es acerca de Eijun?
-Kazuya... yo...-.
Corro a tropezones por los pasillos para salir de ese lugar ¡Me estoy asfixiando! ¡Esto no es cierto! Mi cuerpo se duerme, siento como cada uno de mis miembros se resiste a dejar de correr, quiero llegar a su lado ¡Quiero volverte a ver!
-¿Kazuya?...
-Por favor -se lo suplico -déjeme verlo una vez más
-él no quería que lo vieras así
-¡me da igual! -quiero verlo ¿Por qué no lo entiende? ¡Lo necesito! ¡Quiero estar a tu lado una vez más!-
Caigo nuevamente rendido dentro de mi mente, el sudor es frió y recorre hasta la parte baja de mi cuello cuando ella se acerca y me da la mano –El doctor dijo que en hasta que salga, sólo una persona puede entrar, su padre dijo que... serías tú el que entrara, él sabía... que vendrías -su sonrisa me anima a mantener la cordura.
La bata verde y esa cosa en la cabeza que sostiene mis cabellos me hacen darme cuenta de que esta es la realidad, los vidrios permiten ver esa perspectiva que no quería que viera, las gotas de suero caen por esa pequeña manguera. Entró a aquella habitación, me acerco lo más que puedo por el temblor de mis piernas, su respiración me atrapa, me siento seguro y tomo su mano mientras las lágrimas contenidas salen por mis ojos, está respirando, se le nota la gravedad de su enfermedad pero sigue vivo.
-Te tengo.... No vuelvas a huir de mí -me acerco más y le beso la mano, mientras la recargo en mi mejilla y me doy cuenta de muchas cosas.
El amor no es un sentimiento fácil ¿En qué momento? Me gustaría saberlo, quisiera preguntárselo a todos los elementos o a todos aquellos que pienso que me podrían responder a esa pregunta.
No sé si fue tu sonrisa, no sé si fue tu calor, no sé si fue el que me abrazaras y jugaras tanto tiempo conmigo, o el que corriéramos por las calles de regreso a casa, el que nos encerráramos en mi habitación, realmente no entiendo cómo es que entraste en mi corazón, pero aquí estas.
Si los besos que le doy en la mejilla pudieran ser correspondidos, lo demás me daría igual -Eijun, no me dejes solo, me lo prometiste
Sus ojos se abren para recibirme, aun cuando se nota que esta mareado insiste en mirar de un lado al otro, y entonces logra verme, estoy seguro porque veo mi reflejo en esos hermosos ojos, aquellos que tienen el sol.
Me acerco lentamente a él, puedo ver sus labios morados pero recuperando su color, y sus mejillas se encienden en un rojo que jamás había visto en su rostro
-Al final viniste, eres injusto
-Eijun... no huyas de mí nunca más, por favor
-¿Por qué? No entiendo ¿Por qué me quieres a tu lado? -la voz que apenas sale aunque le cueste respirar me sonroja, la última vez que dije que amaba a alguien fue cuando la vi partir.
-¡Espera!, ¡te llevaré al hospital!
-Kazuya, no tengas miedo
-¡Tengo miedo de perderte!
-Escucha Kazuya, pase lo que pase, tienes que prometerme que no dejaras que te lleven a prisión por esto
-¡No seas tonta! ¡Es lo que merezco!
-Pero quiero que me prometas que disfrutarás la vida en mi lugar
-¡No digas eso! ¡Vivirás! ¡Estoy seguro!
-No, mi cuerpo me lo dice, si quieres pagarme con algo, quiero que seas libre y vivas la vida por mí
-¡¿Cómo puedes pedirme eso?!
-se lo egoísta que estoy siendo, pero te amo ¿lo harás por mí? Prométemelo
-Si, lo haré, lo prometo
-¿Por qué?
-porque te amo -fue lo último que le dije antes de que llegáramos al hospital y ella falleciera, cumpliría su deseo y vería el mundo para que él día que ella me llamara pudiera mostrárselo, por supuesto, mi conciencia me delató y terminé confesándolo, sus padres lo entendieron y me dieron una oportunidad o más bien, me dieron una carga más pesada "No puedes morir hasta que cumplas su deseo, no te perdonamos del todo, pero la libertad será peor castigo para ti que la prisión"
-Eijun... te amo -sus ojos me miraron a punto de mostrarme algunas gotas de agua salada que detuve con mis manos antes de que salieran por sus ojos.
Después de eso, la recuperación fue lenta, pasaron muchas cosas y ese día los dos no enteramos que...
-Así que... Kagehisa fue quien donó el corazón para Eijun -nuestros ojos se quedaron en shock, los dos estábamos confundidos y él se veía muy triste al saber que había sido mi madre; en verdad "Las madres lo dan todo por sus hijos" ahora puedo creerlo
–Eijun, no dejes que su sacrificio por ver a Kazuya feliz sea en vano hazlo feliz, eres el único capaz y creo que cuento contigo para ello
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