Amigos
Después de aquella frase me soltó, no nos atrevimos a decir nada, cocinamos juntos, él me pasaba lo que yo le pedía mientras yo preparaba con calma la comida, después nos sentamos a comer y finalmente se despidió de mí, agachó su cabeza con una reverencia mientras salía por la puerta.
Hace poco me encontré con un hermoso libro que le regalaron a mi padre, la pasta azul y las letras plateadas me dieron curiosidad, cuando lo abrí me sentí emocionado de ver todas esas cosas, no sabía que le gustaba la poesía.
Entre los versos que recuerdo había uno que me recordaba justo a este momento de mi vida, en el que me quedé solo después de haber sentido un extraño calor en mi corazón "El sol de mi alma nació de la primera mirada que di", "fácil de escribir y difícil de procesar cuando no se tiene más que una sombra a la que seguir" respondí con eso.
En la semana no recibí visitas, creo que se enojó por todo lo que pasó ese día, o quizá tenga muy poco tiempo para verme porque está en la escuela, y lo único que hice en esos momentos fue dormir.
Mi tiempo libre de las tardes lo pasé en el lago, mirando el agua y escuchando el sonido de las aves, solía jugar videojuegos cuando era niño, dejó de gustarme jugar solo, así que eso no es mi pasatiempo de ahora.
Tomé la cámara fotográfica de la habitación de papá y le saqué muchas fotografías a los animales que se paraban cerca de mí, incluso a los atardeceres, me divierte tomar fotos, adoro los colores y matices del cielo, de la naturaleza.
El fin de semana llegó, me recosté en el sofá de la sala, no llamó entre semana, lo que significa que llega hoy, por eso espero para verlo entrar por esa puerta y escuchar unas cuantas palabras antes de que le llamen de nuevo.
El sonido de la puerta cuando la llave gira es alentador, abre la puerta y me levanto del sofá para posicionarme sentado con la pierna derecha doblada y los cabellos en la cara
-¿Cómo te fue?
-Bien, estoy cansado voy a dormir
-Si
-Antes de irme te entregaré algo, ven aquí y siéntate
Voy a la mesa y tomo mi lugar, espero que me de lo que tenga que darme para después irme a mi habitación y entonces me entrega lo que estaba deseando
–Am yo... toma, es para que empieces tu nueva vida aquí -me entrega unos documentos, uno de ellos es un reglamento de la escuela, una credencial de estudiante, unas ¿llaves?
–Esta es tu escuela, el vecino va a la misma, pídele que te acompañe, estas llaves son... bueno la que tiene la "B" es para el sótano, tiene algo que deseas, la de la "A" es para que abras el lugar que tienes en la dirección de la hoja pequeña, cuando no puedas regresar, ese lugar está cerca de la escuela -es decir es un departamento.
-Bien, me voy a dormir
-Hasta mañana -su corbata azul favorita, siempre que va a casa usa esa, me causa curiosidad que la lleve puesta, entonces recuerdo que una vez de pequeño les hice un regalo, fue la única vez que me abrazaron los dos, tan solo era un dibujo.
La puerta fue golpeada con fuerza sacándome de mis sueños, y me levanté con molestia para llegar hasta ella
–Hola... no has venido a visitarme, así que...
-Que tierno, siempre que habla me hace pensar en un concepto diferente que pueda describirlo, sobre todo porque tiende a sonrojarse de esa manera tan noble
–Pasa, pensé que estabas ocupado y que por eso no habías venido
-¿De qué hablas? Siempre tengo tiempo libre en las tardes
-Entonces ven más seguido
-A mamá no le gusta que cause molestias
-Puedes decirle que te invité
-¿Qué no vas a ir a la escuela?
-Sí, de hecho acaban de darme los papeles de mi transferencia, me dijo que estoy en tu escuela
-¡Genial! ¡Podemos ir juntos a la escuela!
-Si... supongo que no hay problema
-¿Vengo por ti a las 6:30?
-¿A qué hora entramos?
-A las 7, es media hora caminando
-Ya, entonces vamos juntos
Nunca me imaginé que me ahorraría la vergüenza de pedirle que me mostrara el camino a la escuela por su forma de ser y hablar, aunque sea menor y es seguro entonces que estaremos en diferentes cursos, al menos no tendré problemas para buscar con quien juntarme en el día.
-Esto... a veces me molestan mis compañeros, así que no te burles tú de mi
-No hay problema, no lo haré
-Oye... me gustan tus lentes, ¿me dejas verlos? -no alcancé a contestar cuando ya los tenía puestos, es como un niño que no tiene límites.
-Tienes mucho aumento
-Tengo astigmatismo
-¿Desde cuándo usas lentes? -espera... ya no recuerdo eso –No tengo idea
-Eres... no, nada -ya me había entrado la curiosidad, ahora quería saber
–Dilo, no te cortes
-Es que eres muy seco, no hablas si no te digo nada
-Siempre he sido así
-Pero lo más extraño es que siempre pareces feliz, en cierta forma es...
-¿Qué?
-Desagradable
-Gracias por el cumplido
-¡No era un cumplido!
-Hahahaha
Antes, todos mis compañeros me golpeaban cuando algo que decía o hacía no les agradaba, por todo se molestaban, no sentía ganas de llorar, y pensé que si les decía algo como "Gracias" me dejarían tranquilo.
-Me acaban de dar las llaves del sótano, dijo que había algo que me gustaría, así que vamos juntos
-Si -caminaba detrás de mí, siempre éramos tan serios entre nosotros, aunque sonriéramos mucho, nuestras frases cortas siempre dejaban mucho que pensar sobre si de verdad podríamos ser amigos.
Entramos al sótano y prendí las luces, lo que buscaba estaba justo frente a mis ojos, un campo techado, y el bullpen que tanto necesitaba -¿Qué posición tienes?
-Soy un cátcher
-Yo un pitcher, no necesito a nadie más, sólo a ti
-Yo tampoco necesito a nadie más, ¿jugamos de una vez?
-Claro -empezamos a jugar, nos gustaba atrapar y lanzar, al menos era bueno lanzando, tenía bolas quebradas.
Pasamos horas jugando y después fuimos a comer a mi cuarto, mi padre no se despertaba y me daba igual si lo hacía, me había divertido con el chico, por eso estaba de buen humor.
El fin de semana se la pasó jugando conmigo hasta la noche, cuando tuvo que irse a dormir porque al día siguiente sería el primer día de clases, tendría mi primer día en la escuela y eso era un fastidio, más engorroso que cualquier otra cosa.
Me quedé dormido mientras miraba la luz de la luna, las cobijas suaves me brindaron su calor en la noche fría, me quedé profundamente dormido, descansé como hacía mucho que no me relajaba.
Me levanté temprano y me alisté, el uniforme estaba más o menos, era pasable, pantalón negro, camisa blanca, suéter negro y corbata roja, después fui a la mesa de la cocina a tomar mi desayuno, me llevé una gran sorpresa cuando me leí la nota en la mesa
–Anoche me hablaron para un trabajo, estaré fuera un mes, usa la tarjeta para todo lo que necesites
Ni un "Te quiero" o "Nos vemos pronto hijo", me hubiera dado gracia si me escribía esas tonterías, me habría carcajeado hasta quedar agotado, por esas cosas yo pensaba que no necesitaba cariño.
-Kazuya... ya estoy aquí -era extraño que su voz fuera bajita, siempre era un escandaloso
–Pasa, aún falta tiempo -se escondió detrás de la esquina de la puerta
–No te burles... de mi... ¿sí?
-No lo haré -cuando se paró frente a mí, creo que pensó que no cumpliría mi promesa, pero no le di importancia, lo dejé entrar y le ofrecí algo de desayunar.
Nos fuimos a la escuela juntos, y a mí me daba igual lo que a él le apenaba, después de clases arreglaría eso, no iba a tolerar que alguien lo molestara por eso, agradecía que me aceptara con mi sonrisa sarcástica.
Entré en mi salón y me presenté, no presté atención a nada de lo que me dijeron, tomé el asiento a lado de la ventana y ya, pensé en muchas cosas, una de ellas es que no quise entrar a una escuela privada cara, preferí una más sencilla, porque me molestaba que todos me trataran como el niño rico y mimado que ellos si son.
El almuerzo finalmente llegó, nunca pongo atención en clases, todo lo que hago es mirar afuera y siempre tengo buenas notas, así que todo lo que necesitaba era salir de ese salón lleno de mujeres tratando de acosarme y llegar a su lado, donde me sentía inusualmente tranquilo.
-Sawamura... -cuando me encontré en la esquina del pasillo vi a dos tipos molestándolo, él se escondía detrás de su carpeta
-¿Qué vamos a hacerte hoy? -sus ojos angustiados, se ve que todos evitan acercarse a él, a mí me dan igual, conmigo no cuenten
–Eijun, ¿Qué haces? ¿Son tus amigos?
-Eh... Kazuya
-Es momento de comer, vamos -ni siquiera me contradijeron, no dejé que él viera mis ojos pero los otros vieron algo que no me gusta mostrar, nunca me atrevo a defender a alguien pero juré con la mirada "Tócale un cabello y morirás en mis manos".
-Kazuya... gracias
-¿De qué? No recuerdo haber hecho nada que merezca que me des las gracias
-Es que si no hubieras aparecido yo...
-¿Tienes algo que hacer después de clases?
-Nada...
-Entonces nos vamos juntos a dar una vuelta
-Si -al menos deseaba proteger a quien me había dicho "te ayudaré".
Entré a clases para lo último, después me dirigí a la entrada de su salón y lo esperé hasta que salió -ya vamonos
-¿A dónde vamos?
-A un lugar especial -tomé su mano y lo jalé, no me gusta explicar las cosas, prefiero hacerlas.
-Esto es un centro comercial
-Ven conmigo, necesito unas cosas
-Yo...
-Vamos, me dijiste que me acompañarías
-Está bien -entramos y primero visité una tienda de uniformes -¿Qué talla eres?
-¿Qué?
-¿Qué talla eres? O escoge el de tu talla -no es que quiera molestarlo, debo protegerlo
–No es necesario
-Escógelo, no me hagas repetirlo
-No puedo aceptarlo
-Si no me lo dices buscaré uno que te quede y te obligaré a ponértelo
-Está bien, ya voy -no fueron mis palabras, lo miré con seriedad para indicarle que jamás me desobedeciera.
Como pensé, era delgado y le quedó bien el que vi en el mostrador, estaba feliz por eso, después fuimos a una tienda de zapatos, luego a una de ropa casual e interior, y finalmente a una de útiles escolares, en todas tuve que amenazarlo para que escogiera algo.
-Es demasiado...
-Quiero vértelos puestos, me enojaré si no lo haces
-Ya es muy tarde, esta oscuro y ya no hay transporte
-Vamos a mi departamento, podemos quedarnos a dormir en él y mañana regresamos a casa
-Pero... ¿y mis padres? -casi había olvidado ese detalle
–Puedes llamarles desde el teléfono del departamento
-Gracias
Nos subimos a un taxi y fuimos al departamento, estaba bastante callado, creo que algo le ha estado molestando, tendrá tiempo de decírmelo cuando entremos.
-Suéltalo ¿Qué te molesta?
-No me había dado cuenta de lo rico que eras
-¿Te molesta eso?
-No, pero a ti ¿te molesta ser mi amigo?
-Que tontería, claro que no, no me importa el dinero, más bien me gusta la sinceridad -lo dije, no tartamudeé, ni me inmuté, salió de forma natural.
-Vamos a bañarnos
-Yo...
-Ponte algo de lo que trajimos, yo veré en el closet -nos fuimos a bañar juntos, y pusimos el agua caliente en la tina
–Esta rica el agua, entra de una vez
-Me da pena
-Somos hombres, no tienes que apenarte -entramos juntos y me divertía aventándolo a la tina, para después entrar con mi sonrisa de siempre.
-Vamos, deja que te talle -jugamos con las burbujas, le revolví el cabello, nunca tuve la oportunidad de hacerlo con nadie, pero estaba aquí, conmigo, y me dejaba hacerle mil travesuras, sonreía ampliamente como cuando iba a casa a jugar desde el día que lo conocí.
4 días fueron suficientes para acostumbrarme a su presencia, el día de hoy deseaba protegerlo, y mañana quizá iba a hacer otra cosa que nunca hubiese hecho si nunca lo hubiese conocido.
Después de que se vistió me acerqué a su cuello, me llamó la atención algo –hueles bien -le dije sin pensarlo, se sonrojó pero no me dijo nada
–A dormir
-Eh... iré al sofá
-Nada, acuéstate en la cama conmigo
Lo empujé porque sabía que de otra forma no lo haría y lo tapé con algunas sabanas, debe ser difícil lidiar con sus compañeros, quiero que conmigo tenga buenos momentos, será como el hermano que nunca tuve.
-Gracias por todo
-Duérmete de una vez -nos quedamos dormidos mirando al mismo lado, no me importaba tenerle cerca, era agradable, al día siguiente nos fuimos a la escuela y lo dejé en la puerta de su salón
–Hoy yo voy a tu salón para el almuerzo Kazuya
-Te veo entonces al rato
Me senté en aquella silla que había escogido, todo estaba bien, disfruté seguir escuchando a mis profesores, todos me preguntaban cosas y les contestaba con normalidad, el tiempo corre en clases.
Cuando escuché un ruido proveniente del pasillo, giré la cabeza para verlo otra vez pasando un mal momento, me levanté de la silla y salí
-¿Qué pasa aquí? -los chicos estaban jalándole el cabello
–Miyuki Kazuya, el estudiante nuevo, no te metas en esto, Sawamura es mi perra "personal"
-¿Qué? ¿Desde cuándo?
-Kazuya, no es lo que piensas
-Yo no pienso nada
-Kazuya... yo
-Suéltalo, no tengo idea de quién eres, déjalo en paz -le retiré su asquerosa mano de su cabello y le acerqué a mi pecho para cubrirlo
–Verás, no creo que quieras sufrir la fractura de algunos huesos, por eso, aléjate de Eijun
Le escondí mi mirada y me lo llevé a la azotea
–Akira, deja en paz a Sawamura, ayer Tomo dijo que ese tipo es peligroso, por eso es mejor que no te le acerques
-No creo en nada de eso
-Pues a mí me parece que es agresivo, mejor evítalo
En la azotea soltó unas lagrimitas mientras caía al suelo de rodillas, quizá... el que yo lo haya viso así sea doloroso para él, por eso le di la espalda mientras caminaba a la reja de la azotea
-¿Por qué no me preguntas nada?
-Porque no creo que quieras decirlo
-Kazuya... tengo algo que decirte
-¿Qué?
-Es que yo... no soy... hace un tiempo que ellos me acosan y...
-¿Vas a decirme que no eres virgen? -la verdad lo dije en broma, parecía una doncella llorando por su castidad
-¿Te molesta que no lo sea? -no esperaba que me dijera eso, yo lo tomé como un juego y ahora me decía que era cierto
-¿Eh?
-Déjame explicarte, ¿me escucharás?
-Si... -no iba a sacar conclusiones sin escucharlo.
Fue hace unos meses, cuando entré a la escuela me sentía emocionado, estaba contento de por fin haber entrado a la preparatoria y pensé que el episodio negro de mi vida se había terminado con la secundaría, aquella época en la que me practicaban bullyng estaba en el pasado.
Como entré con todo en orden a la escuela, nadie me molestó por un mes, pero... mis compañeros se fueron dando cuenta de mi sencillez y de la forma en la que vivía, así que volvieron a atormentarme, ahora eran chicos maleantes los que me molestaban y me daban con palos todas las tardes que me encontraban.
Llegué a escapar de ellos y esconderme para irme, muchas veces me fui a casa hasta las noches, cuando ya no había nadie en los alrededores, mamá se preocupaba mucho por mí, pero lo prefería.
En esta escuela la mayoría son de clase media o alta, y no tenía amigos por esa misma razón, siempre me escondía de todos para que no me molestaran, tu padre nos ayudó pagando mi escuela, era amigo de papá y por eso le dijo que no importaba.
Mamá estaba agradecida de que me brindara su apoyo para la educación así que me esforcé por mantener al menos el puntaje mínimo para sobrevivir en la escuela.
Los días pasaron y mi padre enfermó debido a la presión de no encontrar trabajo, muchas veces tu padre le dijo que le ayudaba pero mi padre le dijo que no podía depender de él por siempre y se negó.
De entre toda esta gente había alguien que no me molestaba, era bueno conmigo y me protegía con indirectas, siempre que me veía solo me ayudaba, en las sombras pero estaba a mi lado.
Un día los chicos estaban buscándome y uno de ellos me dijo algo que me atrajo, Tomo, el chico de las facciones lindas de ayer me dijo que me daría un trabajo, y yo me acerqué porque necesitaba el dinero para pagar el medicamento de papá; sin embargo, Akira salió y le dijo que él me daría un trabajo mejor y bien pagado, Tomo no sabía nada de lo que me hicieron, él iba a ofrecerme un empleo de obrero, y yo quería aceptar, pero...
Akira se enojó por eso y me llevó a uno de los salones de clases, donde abusó de mí, fue doloroso y cruel, después de eso, me volví un juguete para él, muchas veces volvió a lastimarme y con sus amigos como ayudantes, no pude escapar de él.
Tomo se dio cuenta de que estaban abusando de mí y se enojó, una vez que pudo hablar conmigo a solas me dijo que en ese caso le hubiera dicho que buscaba esa clase de trabajo, no pudo escucharme y desde entonces comenzó a fastidiarme.
A últimas fechas me he escondido bien de ellos dos, por eso no ha podido hacerme nada, pero... me siento sucio, tenía miedo de que me dejaras de hablar si te lo decía el día que te conocí.
Justo hace un mes tu padre visitó mi casa y le dijo a mis padres que su hijo se mudaría cerca, así que esperaba que fuéramos amigos, mis padres no sabía que el dinero que yo les daba era el producto de todas esas cosas que dejé que me hicieran, así que me juzgaron digno de ser tu amigo.
Me mostró una foto tuya y entonces yo... pensé que podíamos llevarnos bien.
Estaba algo sorprendido por todo, no esperaba que me tuviera la suficiente confianza de contármelo al poco tiempo de conocerlo, se podría decir que el silencio nos había hecho llevarnos bien, y ahora me salía con esto, la verdad si estaba molesto porque se dejaba hacer esas cosas, pero no podía juzgarlo, no estamos en igualdad de circunstancias
-¿Me odias?
-No
-Estás enojado
-Si
-Entenderé si te doy asco y no quieres hablarme por eso
-Nunca dije eso, ya no lo haces, quiero creer eso
-¡No!, te juro que ya no
-¿Por qué te importa lo que piense de ti? -colocó sus manos en frente de sus ojos y me paralice con la respuesta
–Porque creo que somos amigos -me acerqué y le jalé de la camisa
-¿Sólo crees? ¡Idiota! Somos amigos -abrazarlo era lo mejor que podía hacer por le, no tenía la fuerza de decir nada más.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top