sept.
DongMin se hallaba tirado sobre su cómoda cama. Pero no porque quisiera, sino porque estaba enfermo. Había amanecido con una alta fiebre, así que no pudo asistir a clases.
Tuvo que llamar a sus amigos para avisarles y que le hicieran el favor de anotar. JinWoo se ofreció a irlo a ver después, junto con MyungJun, sin embargo cuando iba a contestar, el móvil le fue arrebatado de las manos por SanHa, sorprendiéndolo.
―No hay necesidad, yo lo cuidaré... Adiós, hyung. ―dijo SanHa, cortando luego la llamada. El peliclaro le miró―. No aceptaré más híbridos aparte de mí en esta casa, así que me veré obligado a cuidarte, además que mamá Lee no podrá venir temprano.
DongMin, con la boca abierta aún de asombro, solo atinó a asentir. Vio como SanHa salía de su cuarto, y recordó la séptima señal:
«Número siete; te cuida cuando estás enfermo
El pelinegro casi brinca de la emoción al ver que al fin, en vez de tachar podría poner un cheque. Sonrió. Aunque su sonrisa peligro al momento que analizó la frase de SanHa "me veré obligado a cuidarte...", pero prefirió omitirlo y seguir sonriendo.
Cuando el híbrido entró de nuevo a la habitación de su humano y lo vio sonriendo sin razón, creyó que la fiebre lo tenía delirando ya al borde de la locura previa a la muerte.
Así que, en su inocencia, decidió tirarle encima el agua helada que traía en una jarra.
Asintiendo satisfecho, sonrió. Porque el frío del agua bajaría la temperatura elevada de la fiebre. Tan inteligente, pensó feliz, que ignoró el hecho de que DongMin temblaba y su fiebre aumentaba.
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