neuf.

La novena señal que leyó en la lista:

«Número nueve; siempre desea jugar contigo.»

Bufó un poco antes de sentarse. Bueno, nada perdía con intentarlo.

―Oye, Hannie ―le miró―. ¿Quieres jugar?

SanHa, con la boca entreabierta, y sus ojos a medio cerrar, le vio. Su cara diciéndole un "¿estás tonto o te haces humano?" es que hasta lo podía oír con su voz en su cabeza.

―Vale, ese es un no.―SanHa simplemente asintió y volvió a descansar.

¿Nada perdía? ¡Claro que sí! Perdía cosas que chequear, y ganaba cosas que tachar.

Solo una más, y ya está, pensó DongMin sentándose a un ladito del más alto, con cuidado de no despertarle. Sin percatarse del leve sonrojo que cubría las, usualmente, pálidas mejillas de SanHa.

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