Capítulo 8: Primer bocado
CANCIÓN: Jericho - Westerman
Las murallas se derrumbaban, así lo sentía Taehyung para sus adentros, era como si cada arista de su vida se fuese cayendo y, se hundiese cada vez más en un lago congelado. A pesar de la llegada de Jungkook que despertaba su curiosidad por el más allá, vez que salía del hoyo, creía que la vida lo volvía a enterrar.
El estómago de Jungkook interrumpió sus pensamientos. Haciendo que éste gritara asustado.
—Tienes hambre.
—Eso... Eso creo. Con que así se siente... Creí que exageraban cuando decían que les dolía.
Ya eran las una de la tarde y la señora Kim llamó a Taehyung para que fuera a almorzar. Qué coincidencia, pensó. En la casa de los Kim se comía estrictamente a la una o una y media a más tardar el almuerzo, lo mismo con el desayuno y la cena. Era más que nada una compulsión por parte de su madre.
—Má, ¿puedo llevarme mi plato arriba? Estoy cansado y quiero comer en mi cama, pero tengo hambre. ¿Podrías servirme un poco más? —la distrajo para tomar el segundo tenedor de la mesa.
—Aish, como tú quieras. No me interesa mucho.
—Gracias —tomó el plato y unas servilletas extra. Carne con puré.
Subió rápido cada escalón, pero de todas formas atento para que nada se cayera.
—Mira lo que traje... —cerró la puerta tras suyo.
—¿Qué es eso? ¿Carne con puré? Huele extraño.
—Si no te gusta, no comas.
—Nunca he probado la comida, idiota.
—Pero si cuando te conocí estabas chupando una paleta de dulce.
—Sí, pero no tienen sabor porque están hechas de polvillo.
—Qué extraño. ¿Entonces para qué la comías?
—Porque una vez vi que comían de esas aquí y, traté de replicarlo pero nunca funcionó. Después se volvió un mal hábito.
—Pues aquí está tu primer buffet. Apuesto a que nunca lo olvidarás. Toma —le pasó el tenedor, pero Jungkook lo miró rodando los ojos.
—¿Cómo se supone que coma?
—Demonios, se me olvida que no puedes moverte. A ver...
Taehyung tomó en sus brazos al menor y lo recostó bruscamente en la cama, haciendo que se golpeara la cabeza.
—¡Auch!
—Lo siento —se sentó como indio a su lado y separó la comida del plato en dos—. Bien, aquí va, mastica con cuidado, no te vayas a atorar. Sopla, está caliente.
Llevó el bocado lentamente a su boca y Jungkook obedeció, para poder probar un poco de la carne mezclada con una pizca de puré de papas. Sus ojos parecían fuegos artificiales de tanto que brillaban. Masticó con delicadeza para terminar tragando.
—Esto es increíble. Deberíamos tener de estos en la Puerta. Dios, ¿por qué no me hiciste humano? —exclamó al cielo.
—¡Sh! No vaya a ser que alguno de mis padres te oiga.
—Perdón.
Si había algo que Taehyung odiaba era comerse la comida helada. Así que iban turnándose por bocado, cada uno con su respectivo tenedor, una estrategia bastante justa, desde su punto de vista.
Una vez que terminaron de comer, Jungkook se lamió las comisuras de los labios.
—Muchas gracias. Estaba exquisito. ¿Me pasas las mancuernas?
—¿Piensas hacer ejercicio después de comer? Vomitarás.
—No lo creo, solo usaré fuerza de brazos.
—Como tú prefieras —Taehyung alzó los brazos y le hizo caso.
El castaño comenzó a ejercitar mientras que el muchacho se puso a leer un libro.
—¿Qué lees? —Jungkook suspiraba por la fuerza que hacía, sin siquiera poder levantar la mancuerna.
—Se llama El mundo de Sofía.
—¿Y de qué trata?
—De una chica llamada Sofía a la que le llegan cartas de un desconocido ofreciéndole clases de filosofía. Ella acepta y en cada carta se le enseña sobre la historia de la filosofía. Lo partí hace poco, así que voy recién en los antiguos pensadores griegos. Es bastante interesante, la verdad. Deberías leerlo.
—Está bien, aunque yo prefiero las novelas de ciencia ficción. Nunca he leído una pero, presiento que me gustarían.
Ambos continuaron sus labores en silencio y, después de cuarenta minutos, Jungkook logró levantar la mancuerna un centímetro y sostenerlo por unos tres segundos. Estaba muy orgulloso de sí mismo, pero también estaba sudando, lo que le incomodaba un montón. Sin embargo, sabía que no podría bañarse hasta mañana o incluso pasado.
Siguió transcurriendo el tiempo, toda la tarde cada uno con sus actividades, hasta que Jungkook soltó un gemido de dolor.
—¿Qué ocurre?
—Creo que me ha dado un tirón —ahora tenía la fuerza suficiente para tomarse el bícep y acariciarlo.
—Te has lesionado, llevas mucho rato entrenando, ¿cómo te ha dado el cuerpo siquiera? Debes descansar. Era obvio que esto pasaría. ¿Cómo no lo pensé antes?
—Quiero poder moverme, Taehyung.
—Quédate aquí, en seguida vuelvo.
Jungkook era un completo tarado, ¿cómo se le ocurría forzar tanto a su cuerpo? Pensó. Se lastimaría tarde o temprano. Fue a por el botiquín de la cocina, en lo que su madre apareció.
—¿Se puede saber qué estás haciendo?
—No.
—No seas atrevido. Te preguntaré una vez más. ¿Qué estás haciendo?
—Vine por un paracetamol. Me duele la cabeza —dijo mientras sacaba el botiquín que estaba encima del refrigerador.
—Okay —fue al lavaplatos para servirle un poco de agua. Cuando le pasó el vaso, lo miró expectante—. Bien, tómatelo.
—¿Qué?
—Que te lo tomes, te duele la cabeza, ¿o no?
En ese momento, Taehyung supo que su madre sospechaba de algo, y estaba en lo cierto. La mujer había notado un comportamiento peculiar en su hijo, pero no sabía a qué se debía, mas lo descubriría pronto, eso se propuso al menos. El pelinegro no tuvo más opción que tomarse la pastilla, si no lo hacía, sería aún más sospechoso, así que lo hizo y volvió a subir.
—¿A dónde fuiste?
—Había ido por una pastilla para el dolor, pero mi madre me ha pillado y me hizo tomarme la pastilla ahí mismo.
—Está bien, no te preocupes, ya estoy mejor... No fue para tanto.
—No sé por qué no te creo...
Taehyung miró a Jungkook directo a los ojos, pero su mirada se desvió al ver a una araña que se asomó por la cabecera de la cama. Actuó rápido, tomando una de sus Converse y aplastándola contra la muralla, justo al lado de la oreja del menor.
—Se veía venenosa —dijo viendo el cuerpo reventado en la planta de la zapatilla—. Sí, definitivamente era venenosa. Salen en esta época de sus escondites.
—Vaya que eres compasivo —comentó Jungkook, sarcástico—. ¿Cómo sabes siquiera si lo era?
—Pues estaba bien fea, lo siento, no me gustan los bichos. Además, te podría haber picado, tonto. Y ahí sí que hubiéramos estado en problemas. ¿Y por qué hay tantos insectos en la casa últimamente? No lo entiendo.
—Momentito, pulga. A mí no me llamas tonto.
—Ah, claro. ¡Tú puedes llamarme idiota y yo no tonto!
—Exacto —le sonrió.
—Deberías tenerme más respeto. Soy mayor que tú.
En eso Taehyung tenía razón, pero Jungkook no lo asumiría jamás, así que se quedó en silencio masajeándose el brazo. Eso le bastó al mayor para sentirse superior y dio la pequeña discusión como ganada.
—Deberías limpiar aquí mejor.
—Sí, eso es cierto. Pero me da pereza bajar a la bodega otra vez. Limpiaré mañana en la mañana, o más tarde, recién comimos. Lo que sí debes tener claro, es que apenas puedas moverte en su totalidad, me ayudarás con el aseo.
—Está bien, no me hago problema. Pero eso estará difícil ahora que me herí.
—Por un demonio.
—Deja de decir eso, atraerás malas energías.
—Pero si los demonios no existen, son solo fantasía.
—¿Quién te mintió tanto, muchacho? Los demonios existen y son tan reales como tú y yo. Así que para de decirlo, a menos que quieras que venga uno, y no te lo aconsejo.
—Qué exagerado eres.
—No podría protegerte, ¿entiendes eso? Recuerda que ahora soy humano. Así que evita invocar seres de otros planos.
—Okay, como tú digas, señor Exagerador.
—Si pudiera moverme, te pegaría un combo. Lo sabes, ¿cierto?
—Ya quisiera verte dándome un combo, porque te devolvería uno peor. Lástima que no te puedes mover, así podríamos ver quién gana.
—¿Ah, sí? Pues entonces espérame un poco y verás.
El ringtone de Kim Taehyung comenzó a sonar, era su querido amigo Min Yoongi. Contestó y, resulta que quería ir a visitarlo, algo que claramente era imposible por el momento. Le dolió muchísimo rechazar la oferta, pues no se veían hace tiempo, aunque le propuso juntarse en un café en unos días más.
—¿Acaso no pensaste en mí? ¿Me dejarás aquí aburriéndome?
—¿Y qué esperabas? Ni que fuera tu bufón.
—Con que así nos vamos. Está bien, como sea.
—¿Por qué eres tan peleador conmigo?
—¿Yo? ¿De qué estás hablando...?
Taehyung decidió ignorarlo y simplemente salió de la habitación, dejándolo solo. Tampoco se iría por mucho rato, únicamente bajó a la primera planta para buscar la escoba en la bodega, pero alguien tocó el timbre cuatro veces, por lo que se apresuró en abrir la puerta. Se topó con esos grandes y redondos ojos verdes, llevaba una guitarra eléctrica al hombro y un saco de dormir.
—¿Leslie?
Hola chicuelos y chicuelas, aquí va el octavo capítulo. Espero que les haya gustado, gracias siempre por sus votos y comentarios, ¡me motivan mucho a seguir!
Ya verán como poco a poco se irán acercando nuestros protagonistas... Jejeje. ¿Están ansiosos? Jaja.
Les mando un abrazo virtual.
Pascale.
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