Capítulo 7: Mario Kart 8

CANCIÓN: Madra - New Dad

Le vino, como por arte de magia, el recordatorio a Taehyung. Aunque batallara con ese pensamiento, estaba consicente de que hoy debía sacarse más exámenes y ver si realmente padecía del cáncer. Él ya lo tenía más que asumido. Y no podía evitar preguntarse, ¿cuáles habían sido las probabilidades? Por qué tenía que ser él, cuyo pasado ya lo venía atormentando cruelmente. Un sentimiento de vacío que lo perseguía desde que tenía diecisiete años. La recordaba perfectamente, esa madrugada primaveral en la que por un segundo, se había cuestionado todo, incluso el por qué de su existencia.

Lo que no tenía claro, era cómo diablos le contaría todo a Jimin esta tarde, si es que los exámenes lo dejaban con ánimo alguno, lo que se veía lejano. Había sido todo tan rápido que no había tenido tiempo ni siquiera de darse una ducha.

—Jungkook —le interrumpió, pues éste seguía hablando.

—¿Sí?

—Hoy debo sacarme exámenes, por lo que tendrás que quedarte aquí escondido pensando en la inmortalidad del cangrejo.

—¿Qué? Esa posibilidad existe en un... —actuó como si estuviera pensando—. Sí, en un cero por ciento. Te acompañaré.

—No, te quedarás aquí, toda la mañana y toda la tarde, esperando a que regrese.

—¿Y qué se supone que haré?

—No lo sé, tendrás que ingeniártelas.

El rostro del menor estaba desfigurado de pura rabia.

—Está bien... —el pelinegro no opuso resistencia a la pataleta—. ¿Cuándo fue la última vez que viniste a la Tierra? —fue a buscar algo al cajón de su escritorio, del que sacó una Nintendo Switch.

—Mhm, como hace año y medio.

—Genial, ten. Te costará y te estresarás pero, te ayudará a entrenar los dedos, supongo que por algo se parte —le pasó la consola portátil en sus manos.

—Súper... —la agarró con confianza—. ¿Qué es esto?

—¿Y te haces llamar veinteañero? Es una Nintendo Switch, tiene videojuegos ahí escondidos adentro.

—Aaah, claro. Una Nintendo Switch —la observó con detalle—. Había oído de ellas pero, nunca había visto una. Al venir me preocupo de otras cosas que no suelen ser consolas. ¿Cómo se ocupa?

Taehyung presionó un botón en la esquina superior izquierda, encendiéndola. Le escogió Mario Kart 8 y el juego comenzó a sonar.

—Qué hermoso suena.

—Mhm, no es de mis bandas sonoras favoritas, pero no está mal. Va acorde al juego.

—¿Tienes audífonos? Esos sí los conozco.

—Me da miedo que te dañen el oído.

—Oh, okay.

—Tranquilo con lo del volumen. Mi mamá me acompañará y papá salió a trabajar. No habrá nadie en la casa durante el día. No te preocupes por eso.

—No me parece justo pero sé que es lo correcto por ahora.

—Vamos entendiéndonos.

Poco después, una vez que ambos estuvieran listos, la señora Kim y su hijo salieron camino al hospital. Muchas veces, Taehyung sentía que su madre no hacía estas cosas porque lo quisiera, sino para después sacárselo en cara y cobrarle favores.

Él tenía una visión muy distinta de las cosas. Prefería sacrificarse si eso significaba que sus amigos o familiares estuviesen bien.

Jungkook por su lado, se sentía fatal, la impotencia ya era parte de sí, de guardián sentía que no tenía nada. Estaba fallando con su labor. Pero él era perspicaz, si quería entrar en la vida del mayor como humano, y que los demás lo percibieran como tal, no podía andar haciendo estupideces, tenía que tener un plan. Así que se puso en marcha para obtener la movilidad en sus dedos y, de esa forma, poder acercarse a las mancuernas.

Para los exámenes, Taehyung quería realizar muestras de esputo, las cuales eran mucho más sencillas, consistía en toser y, dicha flema expulsada se llevaría a laboratorio después de repetir el proceso por tres días consecutivos para examinar si la existencia de células cancerosas era certera. Sin embargo, la flema que botaba era muy seca, además, la sensibilidad del examen en sí es bastante baja. Es por eso que el hospital optó por una biopsia transtorácica con aguja, para así extraer un poco de tejido.

—El resultado estará en un plazo de cuatro días hábiles. Ven a control ese día —le dijo el doctor.

Salió desganado del box y llegó a la sala de espera, donde su madre leía algo en su teléfono celular.

—Ya son las once y media de la mañana —dijo tomando su cartera y poniéndose las sandalias, ya que se las había sacado.

—Pude haber jurado que estaríamos aquí todo el santo día —comentó el muchacho.

—Yo también, pero ahora vamos a casa. No le cuentes nada de esto a tu padre. ¿Me oíste bien?

En el entretanto, Jungkook ya había conseguido una gran movilidad en sus manos, podría hasta tomar los cadáverese de insectos con sus dedos. Lanzarlos requería de fuerza de bícep, por lo que eso se vería más adelante.

Sonó la cerradura de la puerta de entrada y se asustó, habían pasado tan solo tres horas desde que se habían ido, y Taehyung había sido tajante e insistente con respecto a eso. ¿Y si era alguien más? Tampoco podría ir a ver, así que escondió la Nintendo Switch con sus propias manos, sobre todo procuró tapar los parlantes.

El protegido entró a la pieza y Jungkook pudo distinguirlo por sus zapatillas, asomando sus dedos por debajo de la cama en señal de saludo.

—¿Qué tal te fue?

—Me dan los resultados en cuatro días aproximadamente, pero no quiero hablar de eso, ¿bueno?

—Okay. Entonces, ¿de qué quieres hablar?

—De nada —hubo un silencio—. ¿Cómo te fue con Mario?

—Excelente. Mira —le levantó los pulgares con mucha seguridad—. También puedo hacer esto —le alzó el dedo del medio.

—Qué gracioso.

—¿A que sí? Mañana usaré este increíble regalo que me has obsequiado y pasado iré a por las mancuernas.

—Un momento, yo nunca dije que te regalé la Nintendo.

—Ah, pues eso creí.

—Creíste mal. Es mía —se la quitó.

—Pareces un nene enfadado.

Jungkook acercó su brazo como pudo y le tomó el cachete.

—¿Qué haces?

—A ver, quiero ver esa gran y linda sonrisa.

—Déjame —se zafó de su agarre.

—La tienes en forma de corazón, ¿lo habías notado antes?

—No... —sonrió al espejo para verificarlo.

—¡Así me gusta! Contento.

—Eres sumamente fastidioso.

Taehyung fue a abrir la ventana para tomar un poco de aire fresco, había tenido que procesar demasiada información en estos días.

—Invitaré a Jimin, ¿qué dices?

—No seas ridículo, ¿qué hay de mí?

—Verdad que no te puedes mover... Pues entonces no. Será otro día, cuando tú estés mejor. Y... otro detalle. Tendremos que compartir ropa, esa no puedo lavártela y no te quedarás sucio. No aguantaría tener tu olor por acá. No te lo tomes a mal, es que soy muy sensible a los olores.

—Entiendo. ¿Y cómo se supone que me bañe? Tu mamá está todo el día en la casa.

—Te bañarás día por medio. Tendremos que estar atentos a cuando salga de compras o algo por el estilo. Es lo mejor que puedo ofrecerte.

—Lo tomo sin queja. Ya quiero sacarme este sudor de encima. Me hace sentir incómodo y frío.

—Tendrás que acostumbrarte, aunque si mal no recuerdo, hay un ventilador en la bodega.

Bajó volando hasta la bodega y, ahí estaba el viejo ventilador que ya parecía una reliquia. La tomó y estaba increíblemente pesada, necesitaría ayuda del señor Kim, pero no podría pedírsela. Tendría que hacer el trabajo solo.

Hablando del rey de Roma, pensó, su padre apareció saliendo de su habitación, que lo vio estresado con la situación. Sin embargo, solo lo miró con desprecio. ¿Qué hacía en casa a esta hora? Debería estar en la oficina, aunque prefirió ignorarlo y no preguntar. Taehyung sabía que él seguía enojado por lo de la insignificante cucaracha, pero no había nada que hacer, debería tragarse sus ganas de pedirle perdón porque hasta eso lo sacaría de quicio.

El chico se tropezó con el primer escalón de las escaleras, a punto de caerse, y pudo sentir la mirada fulminante del hombre en su espalda.

—Ten más cuidado, mocoso —su ronca voz se hizo presente.

—Sí, papá. Lo tendré.

Lo único que quería era encerrarse en su cuarto a llorar, había algo en ese hombre que lo hacía sentir sumamente débil e invisible, poca cosa. Evitó correr, aunque lo deseaba con todas sus fuerzas, podría tropezarse de nuevo y eso provocaría enojo en su padre. Escogió irse lento y seguro, y cuando entró a la habitación, se encontró con Jungkook jugando con sus dedos, entrelazándolos y creando figuras.

Enchufó el ventilador y lo puso frente a Jungkook.

—Es definitivo, adoro esto —el chico sonrió satisfecho.

—Mira —el mayor se acercó al ventilador y comenzó a hablar, dejando oír una voz semi-robótica. El otro muchacho rió.

—Qué gracioso. A ver, habla como Darth Vader.

—No, qué vergüenza.

—Vamos, no seas aguafiestas.

—No, no quiero.

—Está bien, pero algún día lo harás.

¡Hola, chicos! Tardé un poco porque no estuve en casa estos días y por otra parte, tuve que investigar sobre algunos temas del cáncer, tratando de rescatar cualquier tipo de información útil para el desarrollo de esta historia. Toda la información la obtuve desde el sitio oficial de American Cancer Society (ACS), del National Cancer Institute (NIH: National Institutes of Health), entre otros. Espero haber logrado acertar en las acotaciones, para que sea una historia bien escrita. Gracias por la comprensión.

¿Qué les pareció el capítulo? ¿Creen que Jungkook consiga su movilidad total pronto?

Los quiero, ¡y gracias por las 300 lecturas!
Pascale.

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