Capítulo 4: Maestros Ascendidos
CANCIÓN: Comet - Loud Hound
No le había prestado la suficiente atención al tal Jungkook, pues seguía concentrado en las palabras del niño, Miedo, diciéndole que eran "sus amigos", pero ahora que lo miraba bien, creía nunca haber visto un cabello tan sedoso. Sedoso dentro de lo que se podía claro, estábamos hablando de cuatro extraños fantasmas que desprendían un aura borrosa y cerúlea.
—¿Me podrían decir qué es lo que está pasando? —Taehyung esquivó la mano extendida de Miedo.
—Claro que te diremos lo que está pasando —soltó Jungkook un tanto enfadado—. ¿Qué estabas a punto de hacer? —se reclinó en los pies de la cama.
—Eso no es de tu incumbencia. Además, yo soy el que hace las preguntas aquí —no sonó descortés, sino decisivo, pero Jungkook sí se lo tomó mal.
—Escucha, pulga —el castaño suspiró—. Vinimos a charlar contigo porque estamos preocupados. En realidad sí sabemos qué era lo que estabas a punto de hacer, y teníamos la obligación de venir a detenerte.
—¿Detenerme? —Taehyung preguntó serio—. Ustedes no tienen idea de mi vida ni de mis razones.
—Literalmente somos cuatro espíritus representados por figuras humanas y venimos de las estrellas. ¿Crees que no sabemos sobre ti? Por supuesto que sí sabemos sobre tu vida. De lo contrario no estaríamos aquí.
Jungkook metió una mano al bolsillo de sus anchos vaqueros negros para sacar una paleta de dulce y echársela a la boca. Qué comportamiento más raro para tratarse de un fantasma, pensó Taehyung. Propiciaron un incómodo contacto visual que ambos preferirían haber evitado.
—Escuchen. Aprecio esto, en serio —fingió, quizás con amabilidad se irían, igual que hacía con mamá. Tomó el cuchillo—. Pero tienen que dejarme ser —continuó—. No tiene sentido que traten de impedir algo que tarde o temprano ocurrirá...
—A ver, a ver —el muchacho lo interrumpió con su voz que lanzaba un pequeño eco—. ¿Sabes qué? Está bien, tú ganas. No controlaremos lo que harás, pero entonces, tú tampoco podrás controlar lo que haremos nosotros.
—¡Jungkook! —gritaron las otras tres almas al unísono. ¿Qué era lo que planeaba?
—Haré, haré yo, Jeon Jungkook —se retractó alzando una mano en forma de juramento. Luego volvió a posar su vista en el pelinegro—. No puedes simplemente dejar todo tirado.
—¿Y quién eres tú, Jungkook? —enfatizó el nombre del último guardián.
—Yo... —sonrió maliciosamente, le encantaba que le hicieran esa pregunta—. Soy el guardián de los sueños.
—Me alegro por ti, garrapata —si Jungkook lo llamaba pulga, él podría llamarle de vuelta de otra forma, ¿no?—. Pero no me interesa —se puso de pie y caminó hasta él para empujarlo hacia la ventana, mas terminó atravesándolo y cayendo al piso por toda la fuerza que había ejercido.
—¿En serio acabas de tratar de empujar a un fantasma? —Jungkook hizo una burbuja de chicle que se reventó, para luego hablar de nuevo—. El chicle era el centro —le respondió a Ambición antes de que éste pudiera siquiera formular la pregunta.
Una de las tantas habilidades de Jungkook, era que tenía la capacidad de ver el futuro. Cercano únicamente, y no siempre podía hacerlo, por lo que no era muy útil. Sin embargo, él se hacía llamar un Oráculo, para exagerarlo un poco y darle un toque divertido.
Taehyung exhaló, tratando de no perder los estribos y, optó por mantener la calma.
—¿Qué quieren de mí?
—Solo queremos que estés bien, y que no tomes una decisión de la que te podrías arrepentir luego —dijo Anhelo, la vieja mujer encorvada.
—Lárguense, por favor.
—No, no nos iremos. Insisto y soy tajante —Jungkook volvió a entrometerse.
Lo que Taehyung no sabía, era que él tenía el poder de rechazar la ayuda de los guardianes con tal solo recitar unas cuantas palabras.
Miedo empezó a lanzar una rabieta por haber perdido la paciencia. En un par de segundos su aura se tornaba más y más cálida que el mismo núcleo de una llama.
—Si nos detestas tanto, señor Humor Cambiante —esta vez habló Ambición—. ¿Por qué no mejor solo recitas la expulsión...? —él mismo se tapó la boca con ambas manos al notar que había metido la pata.
—¿Expulsión? ¿Qué es eso? —el humano lo observó confundido.
—Genial, Ambición —Miedo se golpeó la frente—. Ahora tendremos que contarle.
—¿Contarme qué? —Taehyung ya estaba mareado de hacer tantas preguntas todo el rato.
Anhelo fue la que suspiró esta vez.
—Se supone que los guardianes tenemos solo una instancia por persona para presentarnos en la vida de dicho protegido así, de esta forma. Si bien siempre estamos a tu lado, solo tenemos una chance para dialogar directamente contigo. Suele usarse para casos extremos, como este, por ejemplo. Bajamos a la Tierra cuando lo consideramos necesario, cuando alguien necesita de nuestra ayuda.
—¿Qué debo hacer para que se vayan? —Taehyung la interrumpió y ella lo miró apenada—. Quiero estar solo. No me harán cambiar de opinión. Tengo cáncer. No quiero vivir con él.
—Correcto, no quieres vivir con él, pero quieres vivir. No sabes nada sobre el maravilloso mundo que hay ahí afuera, esperando ser explorado y querido.
—Anhelo, las palabras.
Anhelo asintió y le dijo las palabras que debía pronunciar. Taehyung no vaciló.
—Yo les pido, queridos guardianes —infló el pecho entonando la oración—, que se alejen, pero nunca me abandonen. Gracias, gracias, gracias, gracias.
—Entiendo... —Miedo sollozó y el hombre lo tomó de la mano para despedirse con un triste e ínfimo aleteo.
—No te juzgaremos, solo piensa en lo que te hemos dicho —dijo la mujer—. Nos vemos en unos momentos.
—¿Qué quieres decir con eso?
—Lo harás, ¿no es así? Pues...
—Anhelo, no puedes hablar de lo que ocurre después de la muerte —Miedo le tomó la mano para no dejar que terminase.
Existen seis guardianes que están en la Puerta de los Maestros, listos para meditar sobre la vida recién vivida junto con el humano fallecido que, debe prepararse para vivir su próxima vida, con sus aprendizajes esperados en su inconsciente. Una vez reencarnado, no recuerda nada de su vida anterior y, debe obrar bien para así poder seguir evolucionando espiritualmente, repitiendo el ciclo hasta llegar al punto cúlmine del alma y volverse un Maestro Ascendido.
Eso sí, ninguno de los guardianes había sido humano, pues Dios los creó desde un inicio como espíritus con una determinada tarea, cuidar de ciertas personas que lo requieren.
Uno a uno hicieron una reverencia ante Taehyung y soplaron un polvillo en su mano, creando bolsitas envueltas en un precioso aura dorada. El chico las tomó incrédulo, tenían unas letras talladas, KTH.
—¿Y esto?
—Polvillo de guardián, te dará un poco de suerte, pero solo se activa si la necesitas y deseas con todas tus fuerzas.
Se aproximaron a la ventana para inhalar fuerte, y cuando su aura se tornaba blanca, tomaban forma de estrella y volaban hacia lo alto del cielo.
Era el turno de Jungkook, que lanzaba chispas de furia por todo lo sucedido. Se acercó a la ventana e inhaló fuerte, su cuerpo comenzó a brillar intensamente, sin embargo, luego de unos segundos se apagó.
—¿Uh? —parecía desconcertado. Volvió a brillar pero lo mismo, se apagó a los pocos segundos.
—¿Qué pasa? —preguntó Taehyung—. Ya vete.
—¿Crees que no me quiero ir, pulga?
—Deja de llamarme así.
—Lo haría si no fueras tan insoportable.
Los pies del castaño empezaron a tomar color, al igual que su ropa y cuerpo. Jungkook se vio a sí mismo y gritó espantado. El aura azulosa que lo cubría iba desapareciendo, llegando a la coronilla. Jungkook, que hasta ese momento flotaba, terminó por darse un gran porrazo la alfombra.
—¡Auch! —se fregó el trasero—. Eso se sintió extraño.
—Wo wo wo, alto ahí. ¡¿Qué demonios está ocurriendo?!
Ambos cayeron en la cuenta de lo que pasaba.
—No, no, no, ¡no!
Se quedaron quietos y en silencio.
—Parece que...me he vuelto humano —Jungkook se tocó todo el cuerpo, esperando estar equivocado.
—¡¿Qué?!
—¿Qué no ves? —se le escapó un gallito de lo asustado que estaba.
—¡Sh! Cállate, despertarás a mis padres.
—Me importa un bledo.
Unos leves destellos lo devolvían a su estado de aura estando sentado, y luego retomaba el color humano. Así estuvo por unos momentos, no obstante y eventualmente, el aura azulosa dejó de aparecer.
—¿Qué es esta sensación?
—¿De qué hablas?
—Me siento... —se tocó el cuello notando sudor—. ¿Qué diantres es esto? —lo olió.
—Se llama transpiración y, sí, definitivamente eres humano. Estamos en pleno verano, es normal.
—Nunca lo había experimentado. ¿Qué se supone que haga ahora? —Jungkook se cruzó de brazos.
—No lo sé —Taehyung se paró para acercarse a él. Le tomó el pelo para verificar que era real. Lo era.
—Pues tendrás que ayudarme a recuperar mi aura para así poder irme, como tú quieres.
—¿Qué tengo que ver yo?
—¡Me encanta tu disposición! —dijo sarcástico mientras parpadeaba múltiples veces.
—Eres bastante engreído para ser un guardián.
—¡¿Disculpa?! —Jungkook saltó con el ceño fruncido.
¡Hola, chicos! Aquí va el cuarto capítulo. Espero que les haya gustado. Me comentan qué les parece. Gracias siempre.
Saludos,
Pascale.
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