Capítulo 3: Puedes llamarme Jungkook

⚠️ Alerta de contenido maduro (salud mental, autolesión, suicidio) ⚠️
CANCIÓN: All Exterior Dark - Voka Gentle

Taehyung se sentó en su cama, ansioso, y abrió Google en su teléfono para escribir lo siguiente:

"Vi una cucaracha en mi casa significado"

Si fuese un gato, estaría muerto por lo curioso. Cada sitio al que entraba, explicaba que ver cucarachas era símbolo de mala suerte, o de que un suceso negativo venía en camino. Empezó la sugestión y decidió ordenar por Amazon un libro de biología y un libro esotérico, era cuestión de tiempo para que se obsesionara.

Maldición, Jimin tenía razón. Bueno, el libro de Jimin tenía razón. ¿Un reflejo de la enfermedad? ¿Será que alguno de sus padres se enfermará? No, tal vez signifique su ansiedad por el tema de Stanford, que por cierto, debería conversar con sus padres en algún momento. Se negaba en su interior, pero sabía que tarde o temprano se enterarían de su decisión, y escapar de casa, como ya lo había reflexionado, no era una opción.

Sonó la cerradura de la puerta de entrada, mamá con las compras, pensó. Había tardado mucho.

Bajó inmediatamente a ayudarla, se notaba muy cansada porque venía reclamando que le dolían los brazos.

―Mamá, déjame que te ayudo ―acudió a salvarla de cualquier tirón muscular―. ¿Por qué tardaste tanto? Pasó más de hora y media, hasta vino Jimin.

―Oh, me encontré con la señora Jung en el supermercado y nos tomamos un café en la cafetería de afuera. ¿Qué es de Jimin? ―preguntó con notable interés, claro, la familia Park era de mucho dinero y le encantaba que su hijo se juntara con muchachos ricos.

Se dejó ayudar, pero ni siquiera dio las gracias, mas apenas Taehyung tomó dos de las bolsas, le vino una tos terrible. No quiso botarlas porque sabía que vendría un sermón de parte de su madre, así que corrió hasta la mesa de la cocina, donde las arrojó.

Pudo sentir un peculiar sabor en su garganta. Era fierro. Trató de tragar, pero era tan desagradable que fue a toser al lavaplatos. Lo invadió una sensación de presión en el pecho, como si se lo estuvieran aplastando con mucha, mucha fuerza. Tosió con tanto vigor que escupió sangre, salpicando en todas partes. Mareado, caminó hasta la silla y, su madre, horrorizada, se le acercó con un paño y le limpió la boca.

―¡Hijo!

―Tranquila ―se aclaró la garganta―. Fue un poco de sangre y ya.

―Ten ―le sirvió un vaso con agua―. Pero primero ve al baño hasta toser todo lo que necesites.

Su mamá podía ser sumamente controladora, al punto de hostigarlo hasta cuando salía a caminar a la esquina. Pero esto sobrepasaba cualquier enemistad. Taehyung vio eso como un gran y precioso acto de cariño, un cariño de madre que no sentía hace mucho tiempo. Quizás tendría que estar enfermo más seguido, fingirlo al menos.

Le hizo caso y fue al baño, donde escupió un poco más.

―Déjame entrar.

―No.

―Eso no es normal, hijo ―su mamá sonó desde el otro lado de la puerta―. Habrá que llevarte al médico. Anda, vamos ahora.

―No quiero, ya se me pasó.

―No es una pregunta. Llamaré a tu padre.

―¡No! Por favor no. No quiero preocuparlo ―o más bien, no quería verlo después de esa discusión que tuvieron. Salió del baño de golpe. Se encontró con su madre que lo miró con una mueca incrédula y ésta se fue a la habitación principal.

―Amor, con Taehyung saldremos, se me olvidó comprar algunas cosas.

Al parecer el señor Kim dormía, pues se escuchaban unos leves ronquidos a lo lejos.

―Gracias ―soltó Taehyung mientras metía las manos a los bolsillos de su polerón.

Se subieron al auto con unas cuantas bolsas en caso de que necesitase escupir de nuevo y se dirigieron al hospital que quedaba a unos veinte minutos. Seguía mareado, pero en el camino logró distinguir el atardecer y una bandada de pájaros. Oyó el mismo canto de anoche, cuando pensaba en su abuela materna, estaba seguro de que si estuviera viva lo cuidaría con algún remedio casero, y terminarían tejiendo después de almuerzo.

Era de esperar que le pidieran un montón de exámenes y, mientras su madre estaba afuera, en la sala de espera, él rezaba porque no fuera nada grave, no podría permitirse el ser una carga aún más pesada, sobre todo porque había perdido su trabajo como atendedor de la tienda de zapatillas hace más de tres meses. Saliendo del hospital se pondría a buscar trabajo.

Apareció el médico tratante que deslizó la puerta de la mampara del box.

―Kim Taehyung, ¿no es así? ―el muchacho asintió―. Escucha, te haremos una radiografía torácica para descartar algunas afecciones que presentan tus síntomas, pero es probable que tengas un embolia pulmonar, aunque ésta no se pueda diagnosticar con la radiografía misma.

―¿Y qué significa eso?

―Significa que podremos ir descartando en base a exámenes.

―¿Y qué es una emblomia pulmonar? ―titubeó al no estar seguro del nombre.

―Una embolia pulmonar ―recalcó el doctor―, es cuando una o varias arterias del pulmón quedan obstruidas por coágulos.

―¿Y tiene tratamiento?

―Sí, en ese caso, habría que darte anticoagulantes.

―Entiendo... Gracias ―volvió la fulminante tos que Taehyung cubrió con su manga, dejando nuevamente sangre en ésta.

Luego de varios exámenes, el equipo al fin logró dar con una conclusión un poco más certera. El canoso médico volvió a entrar al box y el chico que estaba semi dormido aún así se sentó de inmediato.

―¿Y? ―preguntó agotado.

―A ver ―hojeó un poco los resultados―. Viendo la radiografía pudimos notar un área anormal en tu pulmón izquierdo.

Las palabras de Taehyung no lograban salir de su boca.

―O sea que... ¿Tengo otra cosa? ¿Qué es?

―Mira Taehyung, seré breve porque sé que la ansiedad te está carcomiendo... Es probable que padezcas de un cáncer. No sabemos en qué estadio ni si hay metástasis. Tendremos que hacerte varios exámenes más para ver en profundidad tu caso. Llamaré a tu madre.

Se sintió como un balde de agua fría, y la peor parte fue escuchar el atroz llanto de su mamá, que gritaba sin vergüenza alguna.

Una vez en casa, subió a su cuarto, debería hacerse aún más exámenes mañana, pero honestamente, estaba tan deprimido con la noticia que, dudaba en si ir o no.

Nada de esto tenía sentido, ni siquiera VforVinils, el mundo era una delgada y minúscula aguja en el universo, ¿qué cambiaría si se esfumaba para siempre? Le lloraría tan solo una generación familiar, la de sus padres, si es que alguno llegaba a llorar. Su madre. Y sus tres amigos: Jimin, Leslie y Yoongi. Irían a su funeral y sentirían que la vida se les oscurecería para siempre como un viejo pozo, pero luego tendrían familias y olvidarían ese malestar. Lo recordarían cada ciertos meses, pero extrañarlo sería una sensación que olvidarían con el paso del tiempo, pensaba.

Eran cerca de las cuatro de la mañana. Tenía miedo de sus propios pensamientos. Sabía lo que se venía y que no podría parar.

En su adolescencia solía autolesionarse, pero nunca cortándose, eso podía llegar a verse porque él amaba usar camisetas sin mangas. Taehyung en cambio, se golpeaba la cabeza con sus puños en la noche, y se daba cachetadas hasta que su rostro sangrara (procurando no dejar moretones). A los días le dolían los chichones que salían, y vez que Jimin le acariciaba el pelo, soltaba lagrimitas, a lo que él decía que lloraba porque era un excelente amigo. En algunas ocasiones, se arrancaba el pelo a tirones. Siempre silencioso y desapercibido. Aprendió a ser cauteloso y astuto porque, era distraído con su forma de vestir, y no podía permitir que alguien supiera lo que hacía. Ideaba planes de autolesión para evitar llamar toda la atención que pudiese llegar a haber.

Sin embargo esta vez era diferente, porque sabía que no habría vuelta atrás.

Fue por un cuchillo de la cocina y, cuando volvió a su pieza, en su cama, comenzó a deslizar el filo por su piel, pero tan solo rozando la superficie.

Su ventana se abrió de golpe por una sorpresiva ventisca, le pareció extraño estando en pleno verano. Dejó el cuchillo en el velador y se paró dispuesto a cerrarla, pero era como si un tornado quisiera entrar a la casa. Escuchó unas campanas a lo lejos y entonces, creyó estar loco. Vio cuatro estrellas enormes brillar resplandecientes y acercándose a él a una velocidad imposible de comprender.

Taehyung se espantó y se devolvió a su cama a punto de llorar. Las cuatro estrellas pasaron el marco de la ventana y se escabulleron debajo de la cama, que se movió de un lado a otro para luego quedarse en completo silencio. Se refugió en sus piernas y no paraba de temblar, hasta que una luz exorbitante lo obligó a levantar la vista. Venía de debajo de dicha cama.

En eso, lo que Taehyung sospechó que eran cuatro ánimas, se desprendieron de su colchón, quedando frente a él. Un niño, un hombre, una anciana y un muchacho de aparentemente su edad.

―¿Quiénes diablos son? ¿Son acaso familiares míos? ¿O de mamá? ¡¿Qué clase de alucinación es esta?!

―Descuida, no venimos a hacerte daño. Somos tus amigos ―dijo el niño que caminó hasta su lado―. Me presento, soy Miedo.

―¿Qué demo...? ¿Miedo? ¿Qué clase de nombre es ese?

―Yo soy Ambición ―el hombre puso una mano en su pecho para presentarse.

―Y yo Anhelo ―continuó la anciana, quedando solo el chico castaño.

―Soy Sueño, pero puedes llamarme Jungkook, me gusta ir por ese nombre.

¡Chicos! ¿Qué tal todo? Un capítulo bastante intenso e íntimo. ¿Qué creen que pasará ahora? ¿Quiénes son esas cuatro ánimas?

Por otro lado, ¡apareció Jk! Comenten, ¿cuál creen que será su rol en esta historia?

Espero que lo hayan disfrutado.
Saludos,
Pascale.

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