VII

Es una batalla entre lo que
quieres pero no debes,
entre lo que sientes pero
tienes que ocultar
y entre lo que amas
y termina por matarte.

— Elena Poe

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No saben cuánto tiempo permanecieron ahí, llorando, viendo el cuerpo inerte del pequeño, cada uno se tomó su debido tiempo para cargarlo y ahogarse entre sus lamentos; pidiendo perdón, una y otra, y otra vez.

Pero eso no reviviría al pequeño.

Nada de lo que hicieran lo traería de nuevo. No sabían que hacer, porque el matar a Shigaraki había quedado de lado, es más, ni siquiera le prestaron atención a lo silencioso que se encontraba el lugar.

Izuku se sentó a un lado de Shoto. Se miraron, hoy no... dejarían lo de matarse para después, porque sería demasiado patético matarse en ese estado, tanto psicológico como físico.

— Me gustaría decir que no es nuestro hijo... — menciono el peliverde, mientras acariciaba el cabello del pequeño.

Shoto se quedó estático un momento — Y si... ¿Y si no es nuestro hijo? — ok, eso sonaría casi como un jodido milagro.

— Piensa... piénsalo Midoriya, tantos niños en el convento, existen muchos genes. Además, eso explicaría porque su tono de piel es diferente.

Solo quiere mantener una pizca de esperanza viva, por más mínima que sea. Se supone que el que es persistente es Izuku, no él. Vaya, las cosas cambian con los años.

— Pue-puede ser — está temblando, siente su corazón en su garganta casi.
— No diremos nada... podemos hacer un análisis aquí.

No importa si al final resulta ser suyo, nada remplazaria el sentimiento de ver como la mujer desgarro la garganta del niño frente a sus ojos.

Izuku carga al niño, mientras Shoto vota el cuerpo de la mujer a la cascada. Espera que se esté pudriendo y retorciendo en el infierno, algún día se verán ahí.

Caminan en silencio, total silencio. Apenas si se escuchan los sonidos que emite el bosque. Ven como corren hacia ellos Kirishima y Bakugo... ¿Qué les dirán?, ¿Habrá necesidad de matarlos?, no, son sus mejores amigos como para hacerlo.

— ¡Hey bastardos! — pero calla al instante, antes de soltar sus mil maldiciones, pues ya vio al pequeño en los brazos del peliverde, y sus caras tristes. Seguramente porque perdieron al familiar cercano.

— Lamento mucho su perdida... —  comenta Kirishima, con el ceño fruncido y apretando al pequeño entre sus brazos.

Aún seguía inconsciente.

Los dos asienten, siguen caminando de regreso, ahora los 4. Cuando vuelven al convento, los bastardos se han ido, probablemente huyeron, y el fuego empieza a apagarse. Ha comenzado a llover.

—¡Deku los- antes de que el tipo siga corriendo hacia él, un disparo se escucha, el peliverde le disparo al tipo, ni siquiera miro, solo disparo. No deben de quedar testigos.

Bakugo y Eijiro no dijeron nada, solo los seguían por detrás, procurando ser precavidos. Había cuerpo tirados, tanto de adultos como de niños.

"Repugnante"

Lograron ver a lo lejos a Shinso sosteniéndose el brazo, estaba sangrando, y a Iida la pierna, también sangrando.

— Dejen eso para después — dijeron al mismo tiempo, Shoto e Izuku. Shoto debía procurar que el de cabellos morados no muriera, si no, Denki lo mataría, y Deku no podía permitir que el de lentes muriera, Ochako lo asesinaría mientras duermen.

Los dos se miraron por un instante y voltearon hacia otro lado, empate. Eso había sido un empate, en la siguiente uno saldría victorioso y otro muerto.

— Shinso, ¿Dónde dejaste el auto? — cuestiono el bicolor, mientras lo ayudaba a levantarse del piso, e Izuku hacia lo mismo con Iida.

— Esta fuera del bosque, en la carretera. Está a 7 minutos caminando.

— Bien, vamos

Nadie dijo nada, no hubo preguntas, ni reclamos, incluso Katsuki se mantuvo callado todo el trayecto. Había sido un día que jamás olvidarían.

No fue hasta mitad del camino al pueblo más cercano, que uno de ellos decidió hablar.

— ¿Y ese niño Kacchan? — pregunto Izuku en el asiento del copiloto.

— Que te importa nerd de mierda — obviamente el no gritar no le quitaría jamás lo grosero, era así por naturaleza.

— Blasty... — advirtió Eijiro, y el soltó un "jodanse todos" por lo bajo. — Es un niño que encontramos, estamos pensando en... bueno — las mejillas de Kirishima se pusieron rojas por la vergüenza.

Todos comprendieron, para ninguno de ellos era un secreto por qué ellos no podían tener un hijo, no uno biológico. Izuku sonrió con tristeza.

— A ver si entendí. En toda esta masacre, muerte, sangre, y mierdas. ¿Van a adoptar a un niño? — dijo Iida mientras se frotaba las manos.

— Si. ¿Algún jodido problema?, tal vez la herida de tu maldita pierna deba ser más grande — se puso a la defensiva Katsuki.

— ¿Qué dijiste?

— Lo que escuchaste. Aparte de ciego, sordo — se mofo Bakugo, mientras le daba una sonrisa de superioridad.

— ¡No deberías burlarte de las incapacidades de los demás! — movía sus manos como las de un robot.

— Oh joder, dejen de pelar, no son niños de 5 años — hablo esta vez el de orbes morados.

— ¡A ti nadie te hablo momia!

Sería un transcurso largo...

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Una hora después

Ni bien llegaron al hospital del pequeño pueblo, Kirishima junto con su esposo entraron corriendo, pidiendo a gritos ayuda, pues parece que el pulso del pequeño se volvía débil cada vez más.

Unas enfermas llegaron con una camilla y se llevaron al pequeño, con los dos detrás de ellos. Shinso e Iida fueron atendidos, con algo de miedo, al verlos en tal estado, ropa rasgada y ensangrentada.

Ahora estaba Izuku y Shoto, hablando con la gente de ahí y sobornándola, si eso no funcionaba, fácil, los amenazaban de muerte.

— S-si — dijo con miedo la laboratorista del hospital. Las miradas sobre ellas eran frías, sádicas, quería orinar. Temblando los paso a un cuarto, donde tomo una aguja y extrajo sangre de los dos, para después con total horror, tomar la sangre del cuello del pequeño.

— L-listo, los resultados estarán en 1 semana. Teneos que procesarlos para después hacer el debido análisis — comento mientras veía como los hombres apretaban sus puños, si, no hablaría.

— Si mínimo veo, aunque sea un solo policía aquí — dijo Izuku acercándose a la chica lentamente – Asistirás cada semana a un funeral

Las lágrimas no tardaron en recorrer sus mejillas, asintió lo más rápido que pudo

— N-no di-diré nada, l-lo juro.

— Bien, eso espero — con eso, salió con Shoto del cuarto, debían de hablar, y enterrar al pequeño. 

Kirishima y Bakugo estaban en la sala de espera, ansiosos, más que nada, no eran idiotas. Sabían que el niño estaba herido gravemente, su espalda, sus rodillas, casi todo su cuerpo.

— ¿Y si no sobrevive? " Eijiro ya había formado un vínculo un poquito más estrecho con el niño, pues se lanzó por él al agua y lo cargo casi todo el tiempo.

— Deja de decir estupideces, idiota — como siempre, Katsuki manteniendo el "control" de la situación, a su manera.
— Si ese mocoso sobrevive, es claro que es digno de ser mi jodido hijo. –

"Que varonil" — pensó el pelirrojo, mientras asentía a las palabras dichas por su esposo.

No paso mucho tiempo para que el doctor saliera de la habitación. Los dos rápidamente se pararon y se acercaron al doctor, invadiéndolo de mil preguntas.

— Tranquilos. El pequeño ahora está estable, tiene algunas heridas profundas, las desinfectamos y vendamos. De ahí, hay dos cosas que me preocupan — acomodo mejor sus lentes.

— ¿Qué cosa es doctor?

— En primera, ustedes como los padres, deberían procurar no ponerle pupilentes a esa edad, ya fueron retirados, ya que pueden causarle problemas a la vista; y lo otro es... nos preocupa el golpe en su cabeza, por lo que revisamos, hemos deducido que fueron dos golpes. Por lo mismo lo mantendremos bajo observación una semana, para ver si afecto en algo.

Los dos estaban tardando en procesar todo lo que el doctor les había comentado. ¿Pupilentes?, ¿Ya se había lastimado antes de caer al rio?, seguramente lo segundo fue por la explosión. En cuanto el pequeño despertara, le sacarían toda la información posible.

— D-de acuerdo — logro decir Eijiro, el doctor asintió y se retiró. Los dos se miraron y volvieron a sentarse.

— ¿Pupilentes?

— Si, me sorprende que en un maldito convento los dejen usar esas mierdas

— Blasty... — sonrió Eijiro, el cenizo obviamente se veía preocupado, pero pronto esa sonrisa fue borrada al recordar el convento.

— Blasty, ese convento crees que era usado para... — no podía ni terminar de decirlo, le enfermaba.

— ¿Para nuestra producción de drogas? — Escupió con total asco, la simple idea de pensarlo le revolvía el estómago. Por eso llegaron a involucrarse en toda esa masacre, habían decidido hacerlo antes e ir a ver cómo iban.

— Es lo más probable, lo cual me enferma. Malditos bastardos, cuando les dije. "Me importa un carajo donde lo hagan", no me refería a que lo hicieran en un jodido convento.

Si, podían ser unos hijos de puta, pero no al nivel de que produjeran bajo un convento y más con niños. Los dos tenían bien claro que seguramente hicieron que los niños trabajan, produciendo esas mierdas.

— Blasty... esos niños, fueron usados, usado para experimentar con ellos las drogas, es muy probable que los hayan abusado sexualmente y ... — eso era demasiado enfermo.

— No te mortifiques por ello... los niños que sigan con vida, nos encargaremos de que estén en un lugar mejor. — posa su mano sobre la del pelirrojo.

— Blasty...

— Cállate idiota, ahora lo importante es pensar como decoraremos el jodido cuarto del mocoso. ¡Ni pienses que dejare que le pongas tus mierdas de color rojo!

Como si al final del día no fuera ceder ante Kirishima. Eran dos, pero ahora serian tres, y ese número, ahora sonaba bien en sus vidas.

— ¡Te amo Blasty! — abrazo a su esposo con todas sus fuerzas, mientras se lo repetía una y otra vez.

— ¡Suéltame maldito bastardo!, ¿¡Qué crees que haces!?, ¡Te matare! —  trataba de liberarse, golpeando al pelirrojo, sus mejillas estaban demasiado rojas por la vergüenza y porque Eijiro no dejaba de repetir sus mierdas cursis.

"Que lindos" — pensó una enfermera que veía la escena divertida.

Shoto e Izuku estaban atrás del hospital, la gente que pasaba por ahí procuraba irse rápido, otros evitaban estar ahí, y otros avisaban a la gente que no pasara por ahí, pues nadie quiere estar cerca de gente ensangrentada, con ropa rasgada y que tiene facha de matones.

Izuku seguía cargando al niño, abrazándolo, pidiendo perdón aun, no era suficiente los anterior mil perdones que pidió. Mientras Shoto cavaba un agujero, a lado de un árbol de cerezo.

— ¿Piensas que sospechen? — cuestiono Izuku, mientras acomodaba el cabello del cadáver del niño.

— No, le dije al maldito viejo que venía a ver algo muy importante, y los demás andan viendo otros asuntos. ¿Y tú?

— Casi lo mismo, pero use de excusa lo del enboscamiento de mis cargamentos. Diré que se extendió, hasta que nos den los análisis

Después de unos minutos, el agujero esta terminado, ahora es el turno de Shoto para cargar al niño, lo toma en brazos y con sumo cuidado lo deja en el agujero.

— Te deseo lo mejor. — Menciona Shoto, mientras toma la pala nuevamente, debe de cubrirlo bien.

—  No hiciste nada malo, nunca quisiste el mal, de eso estoy seguro. Fuiste un ángel que nació en un mundo de demonios, alguien desafortunado... descansa en paz.

Vuelve a llora, es inevitable, esta viendo con sus propios ojos como Shoto vierte tierra sobre el cuerpo, como poco a poco las capas de tierra suben, hasta que el bicolor está dando palmadas a la tierra para dejarlo parejo.

Shoto jamás ha sido bueno expresando sus sentimientos, dando palabras de apoyo, incluso con su hija se está esforzando, decirle "princesa" o "te quiero", ya es un gran logro para él. La única persona que lograba sacar ese lado de él, es la misma que está llorando desconsolado enfrente suyo.

Corta los pocos metros que lo separan y lo abraza, se siente bien, tan bien. Siente que puede respirar por unos segundos, tener ese pequeño, pero no débil cuerpo contra el suyo es tan reconfortante, carajo, lo ha necesitado más que al aire que respira. Lo puede jurar.

— Midoriya, no llores.

Por otro lado, Izuku se quedó estático, quieto. No correspondió el abrazo, pero tampoco hizo un esfuerzo por separarse de Shoto. Sus ojos abiertos demasiado por la acción del bicolor. Tarda unos segundos en reaccionar, cuando lo hace, se aferra a Shoto y llora con más ganas.

Su cuerpo reacciona antes Shoto como no lo hará con otra persona, está temblando y se está relajando.

Es demasiado relajante que Shoto lo sostenga, siente que respira, se siente más vivo que nunca, pero a la vez tan destruido por la perdida, tantas emociones en un mismo momento.

— S-se murió, es-está muerto. Oh mierda, Shoto... ni siquiera pude escuchar su voz... — solo el grito, el desgarrador grito y esos ojitos llenos de miedo.

— Tranquilo, está bien — es lo único que se le ocurre decir en ese momento. Sí, es un completo inútil en estas situaciones. Shoto había ido ahí, porque estaba ansioso, porque quería ver si era cierto, así que tomo el primer vuelvo que encontró y se dirigió ahí.

— Es como esa noche — comenta el peliverde

— ¿La olvidaste?

Niega con la cabeza, jamás olvidara esa noche, donde creyó perdido todo.

— Es tiempo de recordar...

Hace 5 años

El peliverde se echó a llorar, su corazón se oprimía, el bicolor se permitió soltar unas lágrimas, Era toda su culpa, el precio de ser de la mafia.

No sabe cuánto tiempo estuvo llorando. Debió ser mucho, porque hasta se quedó dormido, cuando despertó, vio sentado en una de las sillas al bicolor, dormido.

Su estómago se revolvió, lo recuerda, el bicolor no se iría de ahí hasta que lo dieran de alta. Vio por la venta, era un día soleado.

Parece que quieres huir — dijo el bicolor aun con los ojos cerrados, Izuku ni se inmuto, nada le afectaba ahorita.

Es lo que más quiero... si pudiera, huiría, a cualquier rincón del mundo. Mi bebé y yo, los dos solamente.

Midoriya, que más quisiera yo... si fuera por mí, nos iríamos a cualquier parte del mundo. Nosotros dos y el bebé. Mínimo está vivo, él va a ser muy feliz, te lo prometo.

S-sus primeros pasos... sus primeras palabras

Si, no podremos ver eso, nada de eso. Pero es mejor, eso es mejor, que este lejos de nosotros, a que crezca creyendo que va a ser utilizado como un arma. Por eso... por eso y más, jamás, jamás debemos de regresar a Japón.

Ten-tendrá una vida normal... — el bicolor asiente

— La tendrá, será el o la mejor niña de todo el mundo.

Entonces... no lo quiero devuelta, jamás lo quiero ver — comenta con dureza.

Yo tampoco Midoriya, y así será. Jamás nos apareceremos en su vida, jamás. Porque no lo queremos. — asiente, porque quieren que sea feliz, porque así jamás tendrá que ver que sus padres son patéticos.

Los días pasaron, el peliverde fue dado de alta. Los dos se encargaron de no dejar ni rastro de sus datos en el hospital, eso incluyo matar al doctor.

Están dejando el hospital, el bicolor camina a su lado. Prefieren que sea de noche, así hay menos probabilidad de cualquier error. Aun así, los dos llevan suéter con capucha negra.

Apenas se han alejado unos metros del hospital, cuando escuchan una fuerte explosión, gritos, gente corriendo.

Se miran entre sí, asustados. Izuku es detenido por Shoto antes de que pueda ingresar al hospital.

— ¡Suéltame Shoto!, ¡M-mi be-bebé!

Shoto no relaja su agarre, sus ojos ven como después de esa explosión, no pasa mucho para que otras explosiones sigan. Ve como los doctores, enfermeros y el personal del hospital sacan a los pacientes.

¡El are de pediatría fue la que exploto! — escucha el grito de un doctor hacia una enfermera. No... el are de pediatría.

Izuku sigue luchando contra el agarre de Shoto

— ¡Suéltame!, ¡Yo puedo salvarlo!

— ¡No puedes hacer nada! – no va a dejar que se arriesgue así... ese hospital va a quedar destruido por completo, las posibilidades de que siga vivo después de esa explosión... son nulas.

Y esa noche declararon muerto al bebé, pues al día siguiente, cuando los bomberos, policías y ambulancias lograron controlado todo, ellos se habían metido en el hospital, dirigiéndose al área donde tenían al os bebes.

Nada, no quedaba nada, quemado, destruido. El bebé estaba muerto, pues no habían visto en toda la noche a un solo personal médico sacar a un bebé. Solo a niños ya de 1 año para arriba.

Estaban destruidos... se alejaban para que vivieran una vida en paz. ¿La vida se estaba riendo de ellos así?

Ese mismo día los dos tomaron caminos separados, ya no había porque luchar ahí. Su ángel estaba muerto, y ellos tenían cosas mejores que hacer, que quedarse a sufrir.

Perdón — susurra una mujer, escondida en un callejón. Acomoda mejor al bebé que tiene en sus brazos

—  Prometo cuidarlo, ahora es mío y solo mío, mi bebé hermoso.

Creyó que ahí todo murió, pero no.

Jamás se le paso por la cabeza que todo eso sucedería. Ahora, ahí estaban, con su tal vez hijo enterrado, y entre sus brazos estaba llorando el amor de su vida.

No importaba el frio de la noche, no importaba. Bueno... no hasta que vio como Izuku estaba sangrando y veía como sus piernas flaqueaban. ¿A caso él?

Izuku vio a Shoto a los ojos
— M-me lastime, cuando me lance al agua, una de las piedras atravesó mi estómago... me he estado aguantando. Podrías dejarme aquí, y abras ganado.—  le sonrió con tristeza.

Shoto frunció su ceño.

— No digas estupideces — cargo a Izuku — Yo mismo voy a matarte, no tienes permitido morir hasta entonces.

Izuku aun con la poca fuerza que tiene, asiente.

— D-de acuerdo, Todoroki-kun

Shoto ha empezado a caminar, deben de llegare al frente del hospital

— No me llamabas así desde la universidad — comenta con diversión.

— Creí que preferías decirme, "mitaditas", "Todoroki", o "el bastardo bicolor"

Suelta una carcajada el de pecas
— Creo q-que me afecto el juntarme con kacchan... ahora camina, bastardo bicolor. — una sonrisa está presente en su rostro.

— Que mandón eres... Deku — Después de eso, ve como el peliverde empieza a cerrar sus ojos, se apresura y llama a gritos a las enfermeras, estas llegan con una camilla y deja con cuidado a Izuku en ella.

Ve como se lo llevan al quirófano, sabe que va a estar bien.

"Te tengo que matar yo, mi hermosa esmeralda" 

El pequeño no despierta si no hasta el tercer día.

Katsuki esta sentado a lado de la camilla, junto con su esposo. Apenas hasta ese día les permitieron verlo. Tiene una venda en la cabeza, otras que cubren sus brazos y piernas por completos. Su expresión es tranquila.

Los dos están hablando de cómo le dirán al pequeño como es que ahora será de ellos, pues deben de decirlo con tacto, no es como que van a decirle. "Hace unos días viste mucha sangre y muerte, pero no todo es malo, te vamos a adoptar", no le van a decir tal mierda.

Tan sumergidos en su plática, que tardan en percatarse como el pequeño abre sus ojos lentamente. Tarda un rato en acostumbrarse a la luz, a todo en realidad.

Bakugo se para rápidamente de su asiento y mira atento al pequeño, este cuando por fin puede abrir los ojos por completo, gira su cabeza, aun acostado, ve al rubio.

Katsuki cree que esos ojos verdes con azul, lo van a ver juzgonamente, que le va a tener miedo, pero no... solo ve curiosidad en esos ojitos bicolores. O el niño tiene cojones, o es muy estúpido.

Eijiro también esta igual de sorprendido que el cenizo, creía que el niño estaría llorando o algo por el estilo.

— Ho-hola — saluda el pelinegro con una sonrisa.

Antes de que puedan decir algo, el doctor entra junto con una enfermera

— Oh... veo que ya despertaste — le dedica una sonrisa al niño y se acerca a este.

— Tus padres estaban muy preocupados por ti — el niño no comprende muy bien, pero le pone tristes oír eso.

— N-no so — Katsuki le tapa la boca a Eijiro, quiere confirmar si lo que piensa es verdad.

— L-lo siento papás

— Parece que todo está bien, ¡tus signos vitales están perfectos!, tus heridas sanaran y en unos días más te podremos dar de alta.

El niño rie ante las cosquillas que el doctor le hace, y vuelve a ver a sus papás.

— Entonces podremos irnos a casa papá — se dirigió a Eijiro, este abrió los ojos como platos al escuchar tal palabra.

— No todo está bien. — comenta Katsuki, el doctor no comprende.

— Hey... ¿Recuerdas hace tres días que fuimos con papá al cine? —el niño niega con la cabeza, trata de recordar, pero lo único que llega a su mente es una mancha oscura, recuerda solo desde que despertó y vio al hombre de cabello cenizo junto con el pelirrojo.

Con eso, Katsuki cae en cuenta de algo... el niño no es estúpido o tiene cojones.

El niño ha perdido la memoria.

Santa mierda, no sabe si alegrarse, o maldecir su suerte. 

Aquí yo con un nuevo capitulo. Uff, hoy soy un año más vieja.

Ya qué hoy es mi cumpleaños, ¿Yeiii?

¿Qué tal les pareció el capitulo?, ¿Les gusto?, ¡Los estaré leyendo!

Realmente amo el rumbo que esta tomando, es mas lento y conciso... o eso quiero pensar que ven ustedes.

Coman mucho, tomen mucha agua, procuren hacer aunque sea un poquito de ejercicio. Les mando muchos besitos y abrazos. 

Ami_Ely fuera.

》♡《

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