VI
Todo dura siempre un poco mas de lo que debería.
— Julion cortazar
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Todo era un caos, gritos, disparos, gente corriendo de aquí para allá, buscando refugiarse de la masacre que se desataba ahí.
Cuando Shinso fue consiente de la situación, corrió hacia el pequeño, estaba inconsciente, seguramente por la explosión, mierda, estaba lastimado.
Corría un gran peligro, pues no es que fuera mucho del agrado de la familia Midoriya. Mierda, tenía que huir antes de que lo vieran con el pequeño.
Cada monja gritaba desesperada, muchas de ellas estaban muertas, otras corriendo llevándose a los pocos niños que habían sobrevivido.
Logro visualizar a lo lejos a Dabi, este lo veía muy sorprendido. Mierda... ¿se adelantaron con el atraco?, ¿Por qué no había informado nada?, el de cabello negro le indicaba con la mirada que saliera huyendo, Dabi ya se hacía una idea, tenía que proteger a Shinso, mas al pequeño.
Tomo una de las botellas y la lanzo en dirección hacia ellos, cayendo y crenado una ráfaga de fuego que los logara ocultar. Eso les daría tiempo para que huyeran.
— ¡Vamos a crear un verdadero infierno, malditas escorias! — grito, mientras lanzaba otra botella encendida hacia una de las camionetas.
Izuku se estaba acomodando, su auto fue uno de los que se volcó. Estaba bien, pudo amortiguar el impacto, vio que su compañero estuviera bien.
— Iida-san, tenemos que deshacernos de esos bastardos, están matando a nuestros hombres —
Él peli azul asintió, mientras seguía disparando, se mantenían detrás del auto. Siguieron con los disparos, el aire empezaba a ser contaminado por el humo que desprendía el fuego, cortesía de Dabi.
Seguía disparando, pero soltó un grito de dolor, una bala había dado en su brazo. Se volvió a esconder detrás del auto, maldijo de todas las maneras posibles a el grupo de Shigaraki.
Rompió la manga de su traje, y la enrollo en su brazo, eso detendría el sangrado, había sufrido peores dolores. Empezó a planear una manera de huir, no podría contra el maldito grupo, la mitad de sus hombres estaba muerto.
El grupo tenía buenos asesinos, no lo podía negar, y tenían a Haws, lo que lo complicaba demasiado. Empezó a murmurar, tanto así que Iida tuvo que alejarse, le distraían los murmuros del peliverde.
Estaba buscando cualquier cosa que los ayudara a escapar, pero sus ojos se detuvieron en Shinso... ese maldito pelimorado. Iba a dejarlo pasar, esta vez, si no fuera porque vio como el hijo de perra envolvía a un niño... con su chaqueta.
Sabía que no le había nacido lo caritativo de adoptar un mocoso, no, era más... acaso era su... puta madre. Esto estaba mal, el muy imbécil se iba a llevar a su ángel, eso no lo permitirá.
— ¡Shinso Hitoshi! — grito, tanto que todo pareció congelarse un momento.
— ¡Devuélveme eso, es mío, no quiero dejar tu maldito cuerpo sin valor en este bosque! —
"Si Denki estuviera aquí" — cruzo por la mente de Shinso, si tan solo pudiera moverse más rápido como él, abrían desparecido. Shinso pensó cuál era su mejor opción, huir no era una, Deku vendría detrás de él y tendría que pelar con él, y no quería una guerra solo por enfrentarse al tipo.
Dejo al niño escondido en uno de los arbustos. Solo se iría un momento, primero tenía que deshacerse de Iida Tenya, si, el tipo venia ya, seguramente mandado por Izuku.
Shigaraki pensó en las palabras que soltó el peliverde, no lo había visto tan... ¿Asustado?, ni siquiera hace un rato que casi se muere.
¿Qué era eso?, ¿Con eso podía amenazarlo?, entonces bien por él, tenía que robárselo, lo que fuera que era, si con eso lo tenía besando sus jodidos pies.
Se acercó a donde estaba el peliverde, solo un disparo, uno era más que suficiente.
— Ms.compress, Twice, encárguense. Confió en ustedes — los dos asintieron y fueron a donde estaban Iida y Shinso.
— Mírate, viéndote tan miserable. No pareces tan seguro ahora — se mofo del chico
— Púdrete — le escupió Izuku, estuvo a nada de apretar el gatillo
— ¡SHINEEEE! — grito un rubio furioso, mientras lanzaba una granada y se llevaba al peliverde, Shigaraki apenas si alcanzo a quitarse, cuando la granada explotó.
— ¿Ka-kacchan? — susurro Izuku, mientras veía al rubio recuperar el aliento.
— ¿Quien más haría una de esas malditas entradas épicas bastardo.? ¡Maldito Deku! —
Vio como a lado de Katsuki aparecía Kirishima y... Todoroki, agitados por tanto correr.
— ¿Pero que-
No alcanzo a terminar, pues una monja paso a su lado, importándole poco empujarlo. Llevaba bien envuelto algo, mientras corría tanto como sus piernas le permitían.
— Que maldita idiota — la hubiera matado, pero se veía que llevaba a un niño. No podía ir matando a mocosos y luego querer adoptar uno. Izuku vio que lo que llevaba era nada más ni nada menos que la chaqueta de Shinso, ¡Esa mujer se estaba llevando a su ángel!
— ¡Se está llevando al niño! — se escuchó el grito de Shinso, informándole a Shoto de la situación, aun no se libraba de Iida. Izuku y Shoto se vieron por unos segundos, y echaron a correr detrás de la mujer. "Es un niño" pensaron los dos, con el corazón en la mano.
— ¿Qué carajo les sucede a esos dos? — pregunto viendo como lunáticos a Shoto e Izuku
— Blasty.... Dijo que se llevaba al niño — y fue cuando Katsuki comprendió, se estaban llevando al tal vez hijo de esas dos familias.
— ¡Maldita sea Eijiro!, ¿¡Que haces ahí parado!?, ¡Mueve tus malditas piernas, se van a matar! — el pelirrojo asintió y empezó acorrer, tratando de alcanzar a los otros dos.
Veía como Suk se despedía de él y tomaba la mano del señor, se sentía incompleto. Y más, cuando observo como este salía por la puerta, tal vez jamás lo volvería a ver.
Se aferró a la ropa de su mamá, mientras lloraba y la mujer intentaba consolarlo.
— Ya, ya, esta bien. Todo va a estar bien — fue lo último que supo, después de eso, todo se volvió borroso. Solo alcanzo a ver fuego, y su mamá asustada, para después desmayarse.
La mujer estaba aterrada, veía como sus compañeras corrían de aquí para allá, otras estaban tiradas en el piso. "Están muertas", carajo.
Ella había alcanzado a oír las explosiones, y alcanzo a poner al niño a salvo, lo mas lejos. Cubrió con su cuerpo completo al niño, aun así, estamparon contra una de las paredes, produciendo que el pequeño por la conmoción y el golpe, se desmayara.
El convento, estaba destruido, la mayor parte. Disparos se escucharon afuera y demasiados gritos, tanto, que se sentía como ese día. Se supone que no debía de volver a pasar, no.
Volteo a ver a su pequeño... debía llevárselo, robárselo, otra vez...
Un gemido lastimero salió de su boca, su espalda dolía como el infierno.
— Va a estar bien, todo va a estar bien — se levantó como pudo, y cargo al niño, tenía que salir.
Empezó a correr, no podía ir hacia el este, el tipo que se había llevado al niño, estaba luchando contra sabrá dios quien, al oeste, las balas iban de aquí para allá, fuego de color azul y cuchillos.
El Sur y el Norte estaban bloqueados por los árboles, debía de encontrar una manera de que esos tipos se quitaran de ahí, pero no había nada. Si no se largaba de ahí, moriría, junto con su pequeño. No, eso no podía, prefería ser ella.
Ella... se escondió detrás de uno de los árboles, el humo estaba intoxicando sus pulmones.
¿Así es como pagaría lo que hizo ese día?, ¿Era ese su castigo?
Entonces, lo pagaría, pero debía proteger a su pequeño. De todo el griterío que logro escuchar, sabía que unos querían al niño, y otros se empezarían a interesar.
Grata fue la sorpresa de la mujer, al ver al niño escondido en uno de los arbustos que se encontraba cerca de ellos. Soltó un suspiro triste, vio a su pequeño y le dio un beso en la frente. De su gran traje saco papel y pluma, y empezó a escribir.
Cuando culmino su escritura, lo metió en uno de los bolsillos del pequeño.
— Oh cariño mío, me hiciste tan feliz mi pequeño ángel. Es hora de dejar que vuelves tu solo, perdóname — le dio un último abrazo y beso al pequeño niño que seguía inconsciente
Se levantó y procuro esconderlo lo mejor que pudo, se acercó con cautela al arbusto y tomo al niño.
— Perdón, solo tienes que ser una distracción, sé que no te harán daño — y echo a correr, debía de llamar la atención.
Para Shinso e Iida, solo fue un momento de distracción, tan concentrados en matarse el uno al otro, porque quien ganara seria alabado por su bando de haber conseguido su objetivo.
Que tardaron en percatarse de la mujer que estaba huyendo con el niño. Oh mierda. Logro esquivar a duras penas la patada de Iida, era demasiado rápido
— ¡Se está llevando al niño! — alcanzó a gritar, aun no se había percatado de la presencia de Shoto, el grito era para Touya, para después recibir una patada en la cien.
— ¡Detente! — gritaron al mismo tiempo, el de orbes bicolores y el de pecas. No podían dispararle a la perra, pondrían en peligro al pequeño, vaya, la monja sí que corría rápido.
Kirishima y Bakugo, (No dejo su apellido, solo se le agrego el Kirishima), corrían detrás de los dos, podían ver la furia, cólera, frustración y algo más, ¿miedo?
Probablemente. La mujer no se detenía, solo se vio obligada hasta llegar al río. Estaba acorralada, se dio la vuelta con miedo, viendo a cuatro hombres acercarse a ella.
— Entrégame al niño — ordeno Shoto, se veía serio, pero por adentro la angustia lo estaba consumiendo.
— No, a mí, y tal vez, te perdone tu miserable vida — demando el de cabellos verdes. Kirishima y Bakugo estaban atentos, intervendrían si esto pasaba más allá de.
Por otro lado, la monja estaba atónita. Vio a los dos chicos que le habían ordenado entregarle al niño, Hyo se parecía tanto. Recuerda y son las mismas voces, la misma apariencia. Solo que crecieron, más.
— S-son ustedes — dijo en un susurro. Pero que Shoto e Izuku escucharon perfectamente
— ¿¡Cómo es eso posible!?, ¡Deberían estar muertos! — había perdido la poca cordura que le quedaba, tal vez desde hace mucho lo hizo. Retrocedió un poco, acercándose más al río.
Los 4 se quedaron estáticos, un escalofrió les había recorrido la espalda. La mujer empezó a reír histéricamente.
— ¡Jamás lo tendrán! — sentencio — Es un hermoso ángel, para hundirse en el infierno con ustedes, ¡malditas escorias! —
El rubio y el pelirrojo no comprendían muy bien las palabras de la monja. A diferencia de Todoroki y Midoriya, cada palabra tenía sentido
Empezaba a encajar con el suceso de hace años, ¿Fue ella?, ¿Ella lo tuvo todo ese tiempo?, Ella lo había matado, hace 5 años, y luego lo delataba vivo.
Estaban enojados, no, furiosos. Harían sufrir a la mujer hasta el último momento de tu insignificante vida, se lo merecía. Pero primero tenían que encontrar la manera de que se alejara del río, un paso en falso y todo se iba al carajo.
— Tranquila — trato de calmar a la mujer Kirishima
— solo debes de entregarlo, te prometo que no le haremos daño. —para demostrarlo, tiro su arma al piso y levanto ambas manos.
Para estas situaciones, era mejor Kirishima, pues Shoto estaba furioso, solo quería matar a la mujer, al igual que Izuku. Ni así la monja demostró que les daría al pequeño, tenía que haber una manera.
— ¡Cuidado! — grito Bakugo, para después tirar al piso a los tres, un cuchillo salió lanzado directo en su dirección, pasando a un lado de la monja, rozando su brazo, esta soltó un gemido lastimero y cayo de rodillas.
Era Toga, con una cara sonrojada — Vaya. Que divertido, se verán aún mejor bañados en sangre. —
Bakugo la vio con ojos asesinos — ¡Maldita bruja!, ¡Muere! — grito furioso, para lanzarle una granada, la muy zorra era escurridiza, por lo que solo alcanzo a empolvarle la ropa, polvo causado por la explosión.
Kirishima sacó un arma de su zapato, y le empezó a disparar, para él era mejor batalla cuerpo a cuerpo, pero no estaba para jugar, no ese día. Estaban defendiendo a los dos herederos, y de paso a la monja loca.
Se empezaron a acercar con cautela a la monja, se vieron un momento. Tenían que trabajar juntos, solo serían unos momentos, después volverían a intentar matarse.
La monja estaba llorando y riendo a la vez, los efectos de los medicamentos para controlar la depresión dejaban de hacer efecto.
— ¿Por-por qué? — pregunto viéndolos.
Los dos detuvieron su andar, quedándose a unos pocos metros de ella. — Si no lo querían, tal vez entiendo esa parte. ¿Pero buscarlo ahora?, ¿Arrebatármelo?, ¿Quieren sentirse mejor con sus patéticas vidas? —
Culmino, mirándolos con odio puro. Izuku tenía el ceño fruncido, podía matar y todo, pero aún era un humano, y nunca tuvo tantas ganas de llorar como ahora. Shoto solo se mantuvo ahí, con los puños apretados y todo el cuerpo tenso, ella no sabía nada.
— Cállate, tú no sabes nada — Shoto estaba a punto de darle un disparo en la cabeza, si no fuera porque vio que la chaqueta se movía, el niño estaba despertando. Tenían que apurarse, pero la monja uso esa distracción para acercarse mucho más al río.
Los dos se pusieron en alerta máxima, mas no pudieron pensar en nada al ver al pequeño que estaba entre sus brazos. Es que era igual, una mezcla bien hecha, excepto por el color de piel y tipo de cabello.
La monja recogió el cuchillo que anteriormente había lastimado su brazo, y amenazo la garganta del niño.
—¿¡Qué mierda crees que haces!? — esa vez no era Shoto quien apuntaba, era Izuku, listo para matar a la hija de puta.
Los dos la apuntaban, mientras ella tenía una sonrisa cargada de puro cinismo, mientras seguía amenazando la garganta del niño. Esto no era nada con las anteriores cosas que había hecho.
Todo este suceso se desenlazaba, el pequeño estaba tan lejos, pero tan cerca a la vez. Unos pasos y podrían abrazarlo, arrebatarlo de las sucias manos de la monja.
Pero nadie se percató de la pequeña presencia que se encontraba no muy lejos, de esos ojitos llenos de miedo puro, al otro lado del río.
— ¿Ma-mamá? — es audible, y, aun así, la mujer no voltea a verlo, esos hombres malos la tenían acorralada.
Hace un rato el niño despertó, viendo como su madre salía corriendo, con Hyo en sus brazos, y después los hombres malos empezaron a seguirla.
Trato de seguirlo, encontrarlo, pero no pudo, ya que los perdió. Le dolía la cabeza, pero lo ignoro y siguió caminando, aun así, no tardo en perderse.
Siguió merodeando por lo que le pareció una eternidad, hasta que encontró el rio, había un tronco, tal vez su mamá también había cruzado el río, apenas si pudo mantener el equilibro, pero para su suerte, pudo cruzar sin problema alguno, casi.
Cuando iba a descansar, escucho algunos gritos. "¡Es mamá!", pensó, para salir corriendo en dirección a donde provenían aquellos gritos.
Su felicidad no duro mucho, pues al llegar. Todo estaba destruido, explosión tras explosión se escuchaba, el fuego se seguía esparciendo, un disparo, luego otro y otro, hasta que fueron demasiados.
Y ahí la vio, su mamá demasiado cerca del río, con Hyo en sus brazos, seguramente queriendo protegerlo. Y dos hombres apuntándole... no.
"Por favor no" — sigue viendo cómo se gritan, seguramente cosas horribles. Todo pasa tan rápido, escucha un grito de dolor por parte de Hyo, y después, esos dos hombres le disparan a su madre... ella cae al rio, y los gritos so cesan, solo aumentan.
— Mami — llama el niño. La mujer deja de decorar las galletas con chispas de chocolate que está preparando.
— ¿Sucede algo? — su voz siempre tan dulce y cálida.
— No me gusta mi cabello, no se parece al tuyo — reniega enfadado, pues el tinte es de color azul, y no negro, como el de su mamá.
— Mmm... ya veo. Entonces, la próxima vez será negro. — Promete, dándole un beso en su frente, él asiente feliz y ayuda a su mamá con las galletas. Su cabello fue pintado de color negro cuando cumplió 4 años.
Estaba muy feliz.
No recuerda desde que edad su cabello empezó a ser pintado, pero si, que jamás le gustaba su color natural. Se parecía su padre, y eso lo odiaba, no le gustaba.
Porque él los dejo, a él y a su mamá.
Los hizo sufrir, aun recuerda a su mamá llorando, sufriendo, viendo como a veces fue golpeada y el porqué terminaron en un convento.
Su mamá se quedó, no él, no quería nada que ver con ese hombre, por eso jamás le gustaba su cabello, de hecho, nada de él, no se parecía a su mamá en lo absoluto.
Aun así, puede recordar las palabras de su madre.
— Esta bien si te pareces a él, no me molesta. No te dejare de querer solo por eso. — dijo acariciando su cabello de color natural, apenas le aplicaría el tinte de color negro.
— Pe-pero él te dejo, te hizo daño. Y-yo no quiero ser como él, que te ha-haga daño — trata de replicar.
— No tienes que ser...
No puede seguir recordando, pues parece que su cuerpo se movió antes de que pudiera procesarlo, pero no alcanzo a brincar lo suficiente, y cayó al rio.
Veía como esos hombres corrían detrás del cuerpo de su mamá y el de Suk. Nadie lo salvaría a él, sin su mamá, ya nadie iluminaria su camino.
Aun así, estaba gritando y peleando, no, tenia que ver a su mamá, seguramente ella seguía con vida. Pero la desesperación hizo que se hundiera, el rio tenía una corriente muy fuerte.
Pequeños remolinos se formaban debajo, lo arrastraron e hizo que se raspara con las piedras, se estaba cansando, ya no podía. Para su mala suerte choco contra una piedra, justo en la cabeza, y todo se volvió negro.
Parece que nadie seria su héroe.
Alguien entro al rio, y tomo al pequeño, usando todas sus fuerzas para salir, se le hizo demasiado difícil, pero lo logro.
— ¡Kirishima! — corría el rubio cenizo en su dirección, mierda, Kirishima se había lanzado sin pensarlo dos veces al ver al pequeño así.
El pelirrojo no respondió el llamado de su esposo, solo se concentró en él niño. Estaba vivo, el niño estaba vivo, solo se había desmayado por el golpe seguramente y por el sobreesfuerzo físico que hizo.
— ¡Blasty!, ¡Esta vivo! — grito emocionado, Katsuki rodo los ojos, no estaba tan sordo, no había necesidad de gritar.
— Lo sé idiota, tengo dos ojos funcionales, imbécil. — se acercó y vio al pequeño.
— Es muy bonito, y que varonil se ve. ¿No los podemos quedar?
— ¡No es un maldito perro idiota!, Es un mocoso — le dio un zape a Kirishima y este se sobo con una mirada triste.
— Tsk, mierda. Bien, veremos qué podemos hacer — Eijiro abrazo a su esposo, mientras este luchaba por librarse de su abrazo y lo insultaba de muchas maneras.
Siguieron peleando, hasta que Katsuki se percató de una hoja de papel que sobresalía del pantalón del mocoso. La tomo, mierda, tendrían que esperar hasta que se secara, luego la leería, por el momento tenían que llevarse al niño e ir detrás de los dos idiotas que mataron a la mujer.
— ¡Corre más rápido Todoroki! — ordeno con lágrimas en los ojos Izuku.
No, no estaba pasando, no de nuevo, Shoto ni siquiera estaba de humor para llevarle la contraía a Izuku, solo corría lo más rápido que podía.
— ¡Midoriya! — dijo Todoroki, al ver como el peliverde se lanzaba al río, ya estaban cada vez más cerca de la cascada.
Izuku tomo a la mujer y al niño, y con ayuda de Todoroki y mucho esfuerzo, logro salir del rio, antes de caer a la cascada.
Estaban recuperando el iré, pero no les importo. Se acercaron al niño, y su corazón se detuvo, jurarían que así fue.
Estaba muerto, el niño estaba muerto.
— No, no, no, no está pasando. No de nuevo. ¡AHHH! — Grito Izuku, para tomar el arma de Shoto, ya que la suya se había mojado y llenar el cuerpo de la mujer con balas.
El bicolor estaba cargando al niño, su cuerpo tan frio. La ultima cara que vio del niño, fue una cara de puro miedo, miedo de ellos, de cómo eran.
— Esta muerto — repitió Shoto, no se lo creía... si tan solo hubiera disparador más rápido.
— Si Todoroki, está muerto — Izuku cayo de rodillas y se soltó a llorar más fuerte.
– Nuestro pequeño ángel está muerto...
¿Qué seguía ahora?
¡Hola!, Y aqui con otro capitulo. La verdad me costo escribirlo, ya que soy un asco (por si no lo notaron), al redactar accion y eso, pero juro que di mi mejor esfuerzo.
Los separadores son obra de HardgoreBlack, los adore (espero que ustedes igual), habrá más en los próximos capítulos.
Ame este capitulo, la accion, la tension. Se supone que la historia "original", era mas... mas tranquila que esta. Si, mucho más tranquila.
Me dolio con todo mi corazoncito la muerte de la monja y el niñito. Casi me pongo a llorar, la verdad, pero la historia debe de ser asi.
Aclarado todo eso. Espero ansiosa sus comenatrios que les parecio.
Ami_Ely fuera.
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