𝖨𝖵

Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? 

¿Acaso Jesús no lo sabía ya?

— John Piper

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— Me voy a morir — dijo Eijiro con fastidio. Tantas horas sentado en su oficina revisando diversos papeles.

— No te vas a morir idiota — Responde con fastidio Katsuki. Odiaba oír esas palabras salir de los labios de su esposo, solo él tiene permitido decir cuándo se va a morir.

— Blasty, tenemos que ir hasta chungcheong del norte, solo para revisar la producción de las nuevas drogas.

— Si. Pero eso es lo que quedamos con los diferentes marcadores. Malditos imbéciles

Se supone que en la reunión habían llegado al acuerdo de qué, ellos mostrarían su mejor mercancía por decirse así. Y ellos verían si era bueno para sus mercados y distribución.

Los inversionistas también. Todo iba bien hasta ahí, hasta que a un hijo de perra se le ocurrió mencionar que ellos no manejaban bien sus puntos de producción.

Obviamente iba a mandarlo a la mierda, si no fuera por su esposo que tomó control de la situación. Diciendo que iban a hacer todo lo posible por arreglar ese problema.

Hubieran mandado a uno de sus tantos hombres, si no fuera porque el maldito hijo de puta dijo que, si ellos no se molestaban en siquiera dar una revisión personalmente, no durarían en este mundo.

Eso puso a los mercaderes e inversionistas a hablar pura mierda entre ellos.

— Nosotros mismos iremos en unos dias a ver la producción.

Dijo Katsuki, apretando su mandíbula. El tipo que había metido la espina de la duda, no amanecía vivo mañana. Oh, de eso se encargaba.

— Maldito idiota. Si no fuera porque ahí estaba un buen inversionista. Te juro que lo mataba a balazos

Eijiro negó mientras soltaba una pequeña risa — Lo sé, a mí tampoco me agrado ese tipo blasty.

Siguieron checando los papeles, haciéndolo algunas llamadas para terminar cerrando un trato con mercaderes de Estados Unidos.

En unos días irían en avión hasta chungcheong del norte. Seria rápido, verían que todos estuviera bien y se irían.

Siempre tenían todo bajo control, aunque nunca estaba de más ver sus puntos de producción. Después de ver que todo estuviera bien en ese lugar, irían a otras 3 ciudades y 3 provincias.

— Blasty — Eijiro no puede dormir, ya lo intento. De verdad, incluso hizo la recomendación de YouTube de contener la respiración por 10 segundos y después soltar el aire, pero ni eso lo logró relajar.

— Duérmete pelos de mierda — susurro Katsuki somnoliento.

— No puedo — dice viendo la espalda del rubio cenizo. Para no aburrirse dibuja sobre esta.

Katsuki harto de que Kirishima lo esté jodiendo, se voltea y ve con el ceño fruncido a él pelirrojo — ¿Qué mierda quieres? -

— Estaba pensando... — dijo viendo hacia el techo.

— ¿Tú pensando?, Oh mierda, sí que es grave — se mofa el rubio de su esposo.

— ¡Blasty!, esto es en serio — comenta el pelirrojo, poniendo una cara seria. El de cabello cenizo está algo preocupado, pues su esposo no tiene una de esas sonrisas de tiburón que derretirían todo un glaciar.

— ¿Crees que haya un espacio en nuestra vida para adoptar? — Esa pregunta es por lo que Eijiro no puede dormir bien en las noches.

Aunque apenas fue hace unos días, sigue en su mente. No platicaron en teoría de que dejarían un lado el tema de la adopción, momentáneamente. Fue como un tipo de acuerdo silencioso.

Katsuki no respondió. Al menos no de inmediato, estaba pensando en lo que dijo Eijiro. ¿De verdad pueden adoptar?, ¿Pueden permitírselo ahorita?, mas bien, ¿Podrán permitírselo después?

Habían llegado al acuerdo de que lo harían de la manera mas legal posible, no querían que el bebe se quedara traumado con que se lo robaron, o alguna mierda de esas que salen en la tele, que descubre que fue robado y odia a sus padres a muerte. No, ellos no querían eso, sin embargo, era tan complicado adoptar uno, mas para ellos que eran criminales. 

Tantas preguntas que invaden su mente ahora mismo.

El pelirrojo al ver que su esposo no respondió, voltea a verlo. Ay no.... metió la duda en Katsuki. — Ey, Blasty... está bien si no puede ser ahora, podemos esperar a que-

— ¿Y si tienes hijos con alguien más? —Suelta Katsuki, interrumpiendo el discurso emotivo de su esposo.

Abrió sus ojos de una manera casi inhumana. ¿Había oído bien? — ¿Qué dices? —

— Lo que escuchaste. Podrías tener hijos con alguien más. Yo podría fingir que no me fuiste infiel o una mierda como esa, y lo criaremos juntos —

En serio, Katsuki estaba diciendo puras estupideces. Una cosa era querer hijos, pero no llegaría a ese nivel, no, él no.

— No voy a hacer eso Blasty... si vamos a tener un hijo, tenemos que adoptarlo los dos.

— ¿Sabes cuánto nos tomará en que nos den a un mocoso?, ¿Podremos con un bebé?, No, no es un mundo donde podamos con uno, tal vez la maldita rata eléctrica, porque lo respalda el bastardo de las mitades. También a nosotros, pero no tanto.

Kirishima se quedo pasmado. Normalmente Katsuki nunca habla con este tono tan calmado, solo en situaciones difíciles, parece ser que esta lo es.

En sus palabras hay mucha razón. Pero no, es que no vale la pena, si no lo adaptan juntos, no quiere nada.

— Ya veremos la manera de lograrlo — toma la mano de su esposo, firme, sin dudar o temblar — Deja de pensar esas estupideces. Si no es contigo, no quiero hijos ajenos entonces —

Katsuki ve directamente a los ojos de Eijiro. Determinación, solo hay eso — Eres un idiota, ¿Lo sabias? —

Asiente riendo, para darle un beso en la mandíbula a su esposo. Recibe un par de maldiciones y golpes por Katsuki, hasta que los dos se quedan dormidos.

— ¡Estoy ansiosa por esto! — Dice con la cara sonrojada una rubia.
— ¿Crees que haya mucha sangre Twice? —

— No pienses eso Himiko-san ... ¡tal vez si!, No, eso sería realmente asqueroso — El problema de tener doble personalidad. — Mierda, tomate tus malditas pastillas —

Comento con hartazgo un hombre. Su vestimenta era algo peculiar, como si fuera a una noche de disfraces y escogió ser un mago.

— Perdone Ms. Compress. Vete a la mierda — Había dejado esas malditas pastillas desde hace un tiempo. Solo le producían un malestar horrible, y cada que las tomaba volvía a sentirse como en el psiquiátrico donde lo tenían encerrado.

— Deja al tipo Ms. Compress. No da tanto miedo — dijo con diversión un rubio. — ¡Gracias Haws!, No, no necesito tu caridad hijo de perra —

El rubio fue a recargarse en una de las paredes del pequeño bar. Su lugar de escondite. Estaban platicando de como emboscarían uno de los camiones de los Midoriya, eso sí era tener cojones.

— Cállense, necesito paz mental — Regaño a sus "amigos" si así le podía llamar el pelinegro a esa bola de lunáticos. — No sea tan grosero Dabi-san. ¡A mí no me callas imbécil, púdrete! —

— Cierren la maldita boca todos, o yo mismo me encargaré de mandarlos en pedazos a sus familiares — Lo dijo con tanta serenidad y seguridad, que hasta Twice se quedó callado, no le había gustado para nada como lo dijo.

Estaba realmente cansado, y harto de toda esta basura. Se supone que harían un gran atraco en unos días, pero era casi difícil con esos dos grupos detrás de él, a los demás los podía ignorar, pero no a la basura de los Midoriya y Todoroki.

Si, era cierto que quería la atención de esas dos organizaciones poderosas. "Captar la atención de los mejores", ese era uno de sus objetivos.

Ahora que lo había conseguido, debía de buscar la manera de tumbarlos. Muchos dijeron que era un tonto y un estúpido al soñar en grande. Ahora mismo espera que se estén pudriendo en el infierno.

Tomo un sorbo de su Wisky. Sentía el líquido pasar por toda su garganta, dejando ese ardor particular. No se sentía mal.

Analizo todo su plan por última vez. Debía de salir perfecto, joder, más que perfecto.

Vio a todos sus aliados. O como el a veces decía, "sus perros fieles a él", su atención se centró en Haws y Dabi. Se supone que esos dos eran traicioneros a su familia.

No fue tan estúpido y los acepto a la primera. Aún desconfiaba de esos dos un poco.

Hizo que Haws saboteara a sus mismos hombres, y como un maldito perro fiel lo hizo sin dudar, apuñalando por la espalda a su "líder".

Dabi, hizo que matara a sus hombres, quemándoles de una manera horrible, una y otra, y otra vez. Hasta que fue suficiente para Shigaraki.

— Dabi, te quiero en ese sabotaje, serás una parte esencial, tú también Haws — Su última prueba, necesitaba ver si Dabi podía hacer un sabotaje contra los Midoriya, al igual que Haws.

— Claro hombre, quien sería si no los ayuda — Respondió en un tono relajados el rubio. "Carajo, necesito avisarle al chico"

 Dabi dejo de estar recargado en la pared, donde había estado todo ese tiempo, acercándose a donde se encontraba Tomura, recargándose en la barra del pequeño bar
— Supongo que tendré que cancelar esa maldita cena familiar. — soltó un suspiro rendido. "Lo siento enano, parece que si saldré involucrado"

Sonrió con total cinismo — En unos días vamos a joder todo, será nuestra noche, los Midoriya solo hablaran de nosotros al igual que los Todoroki. Una niche inolvidable y saldremos en primera plan en los periódicos y noticas. Y... no quiero que me salgan con sus mariconerias —

— "Se lo prometo maestro. Seré uno de los mafiosos más recordados y temidos" — Pensó mientras soltaba una carcajada, puro cinismo en ella. 

A los presentes les recorrió un escalofrió por la espalda. No podían echarse para atrás, si, deseaban lo mismo que Tomura, no eran tan diferentes.  Todos estaban tan rotos como Shigaraki, ninguno de ellos venia de algún pasado sano.

Se escaparon de algún psiquiatra, "traicionaron" a su familia, o su familia los dejo sin nada. ¿Dios los había abandonado?, probablemente.

— "Los villanos no nacen, se hacen" — ¿No?

Él podía, lo volvería a intentar, no se cansaría de intentarlo, tenía que haber una manera...

— No creo que sea bueno que sigas intentando cruzar el rio de un brinco, Hyo — Suk estaba asustado, desde hace un rato Hyo creía que podía cruzar de un salto el rio.

Tantos intentos fallidos, y en todos esos, Hyo había fracasado, cayendo en el rio, y por lo mismo, viéndose obligado a sacarlo. Era peligroso, ese rio conducía a una cascada, y estaba lleno de piedras filosas y grandes.

— No te preocupes Suk, voy a estar bien — le dio una sonrisa, esas que te hacen sentir. "Todo va a estar bien. ¿Por qué?, porqué yo estoy aquí"

Al menos así lo veía Suk, y, a decir verdad. Admiraba la persistencia del pelinegro, Hyo era de los pocos niños del convento que no le incomodaba, pues él no era el más social del mundo, y Hyo era un niño a veces demasiado directo, por lo cual, no tenía muchos "amigos".

Se tenían el uno al otro. Aunque jamás lo dijeron, sabían que, si un día estaban en aprietos, podían contar con el apoyo del otro, incondicionalmente.

Estaba demasiado encerrado en sus pensamientos, que no logro percatarse de como Hyo era arrastrado por el rio, hasta que escuchó los gritos. 

Fue rápidamente corriendo, con la cuerda qué, anteriormente había utilizado para sacarlo unas 100 veces, mínimo.

Después de un esfuerzo, para sus pequeños bracitos, y que Hyo escupiera toda el agua que se había guardado en sus pulmones, casi vomitando por el sobreesfuerzo, decidieron mejor volver al convento. Mucho peligro para ellos hoy.

Cuando llegaron, prefirieron quedarse sentados en uno los árboles que rodeaban el lugar. Si, el convento estaba demasiado aislado de la ciudad, o de algún pueblo cercano.

Por lo que recuerda Hyo, en una de las conversaciones que escuchó a escondidas. El pueblo más cercano estaba a dos horas, en auto.

— ¡Estoy aburrido! — se quejó Hyo, soltando manotazos al aire.

— Podemos ir adentro y dibuja,r o pintar — propuso el pequeño, mientras cerraba sus ojos.

La verdad es que eso era mejor, a quedarse sentados bajo ese árbol hasta que anocheciera. Acepto la oferta no tan emocionante del pelirrojo, e ingresaron al convento.

Él le prometió a su mamá no meterse en problemas, de verdad. Pero era imposible no ir de espía, al ver como la abadesa actuaba raro.

— Escóndete — dijo jalando a suk, para esconderse detrás de una de las paredes de color blanco.

Antes de que pudiera preguntar que rayos pasaba, la mano del pelinegro tapo su boca. La abadesa parecía estar hablando con alguien... un hombre. Se supone que el sacerdote no venía este mes a bendecir el convento.

 No era el sacerdote, era alguien más, otra persona. Vio cómo se dirigían hacia la oficina de la abadesa, y entraban en esta. Se acerco casi corriendo a la puerta grande de madera, no la habían cerrado correctamente dejando que se escuchara perfectamente lo que hablaban ahí adentro.

— "Perfecto" — esto si que era una aventura. Suk se mantuvo callado, tenía algo de miedo.

No estaban haciendo algo bueno, no necesitaban saber que hablaba la abadesa con ese hombre, no era de su incumbencia. Pensaba retirarse, si no fuera el agarre fuerte que Hyo tenia en su mano.

Luchar sería inútil, ¿Verdad?

— Como le dije "abadesa" — dijo soltando el titulo con sarcasmo
— La producción va lenta, nuestros superiores nos están jodiendo el culo, y si no quiere perder la buena plata que le damos, más le vale, darnos más manos —

La abadesa encendió un cigarrillo, vio como el tipo la miraba, juzgándola, fumando en un convento. Insultando el nombre de dios, hasta él tenía más sentido del respeto.

— Mi convento, mis malditas reglas. Deja que invente que no sé... un maldito rico caritativo adopto a 5 niños, hay un niño en específico del que quiero deshacerme. —

Hyo tapo su boca con sus manos, sabia que se refería a él. En un convento, bajo los ojos de dios... esta gente estaba cometiendo tal atrocidad.

— Me importa un carajo tus malditos problemas. Consígueme mas niños, los que tengo se están enfermando, y votarlos en el rio ya me está hartando —

Tuvo que taparle la boca a Suk, el niño desde hace un rato estaba llorando, y con eso que dijo, estuvo a nada de soltar un grito.

— Si, si, si, como sea. No quiero a tus hombres rondando por el convento en las noches, varias de las monjas se están espantando, y no necesito que se vayan, hay mucho que hacer aquí. Quédense en el sótano, como las ratas que son —

— Cállate maldita zorra — Eso ya era otro nivel de descaro e hipocresía. Esa misma monja había causado la muerte de tantos niños... sus jefes no tenían que enterarse. Ellos solo producían eficientemente y recibían su gran pago. No importaba a quien se llevaran en el camino. 

Los niños ya no podían seguir escuchando, ambos estaban llorando. Solo salieron corriendo de ahí, pero Hyo fue descuidado, cerrando la puerta antes de salir corriendo.

Eso puso en alerta a los dos adultos. ¡Maldita sea!, los habían escuchado, el tipo salió corriendo de la oficina, sus ojos lograron ver a dos niños escapando. Fue detrás de ellos, y la abadesa igual.

 — ¡Regresen aquí malditos mocosos! — la abadesa lo callo, las demás monjas podían escucharlo, y no quería inventar toda una mentira, no hoy.

Los niños corrieron hacia cualquier dirección, Hyo buscando a su madre, ella podía ayudarlos. En cuanto la encontraran, él vería como convencía de que se fueran, ya no quería seguir ahí... se sentía atrapado, ya no se sentía libre, no ahí.

Giraron a la izquierda, tratando de perderse en uno de los tantos pasillos que poseía el convento. Pero ni así lograron despistar al hombre. Suk estaba llorando, ya no aguantaba sus piernas, no tenia tanta condición física como Hyo, y las lágrimas estaban nublando su vista, solo se dejaba guiar por Hyo, que jamás lo había soltado de la mano.

 Para su mala suerte, tropezó con una piedra, esto mismo hizo que callera junto con Hyo. Justo cuando se iban a parar, el tipo ya estaba detrás de ellos.

— Están muertos, malditos mocosos — dijo el hombre con una sonrisa siniestra. Sus corazoncitos dejaron de latir por lo que pareció una década.

¿Dónde estaba dios?, más bien... ¿Dónde estaba su mamá?

¡Hola!, Escribo cada capitulo conforme acabo el anterior. ¿Por qué?, Porqué voy a estar ocupada después, y no quiero quedarme inactiva por un mes. 

Ya no, no puedo hacerme esto y hacerles eso. Hoy es 2/11/22, uff, siento un deja vu. Hace un año también había escrito un capitulo, y en pocas días será mi cumpleaños. 

No es tan relevante. Un año mas en mi vida, que felicidad... supongo.

Se les recuerda como en los anteriores capítulos, que no pretendo ofender a ninguna creencia religiosa. Todo es meramente ficticio y sin fines de lucro.

Habiendo aclarado eso, espero que les haya encantado este capitulo, como a mi el escribirlo y redactarlo. 

Siento el suspenso, la ansiedad. Estos capítulos que se vienen, en lo personal, serán uff... 

Les mando demasiados besos y abrazos. Si algún día quieren saludarme, o desahogarse, estoy aquí y mi chat también. 

Ami_Ely, fuera. 

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