Capítulo I: Sorpresa.
Declaimer: Los personajes de Naruto NO son míos, pertenecen a Kshimoto, yo solo los uso para crear esta historia, sin fines de lucro, con el único objetivo de hacer pasar un buen momento
al lector.
La noche era fría, no ayudaba el hecho de tener que dormir solo en una cama con pocas mantas. Me removí incómodo durante unos minutos, abrí los ojos al comprender que no podría conciliar el sueño. Me pasé la mano por la frente, estaba sudando ligeramente, algo que no comprendía. Tal vez tenía fiebre.
El embarazo de Sakura estaba programado para el treinta y uno de marzo. Era diciembre y hasta el momento todo estaba perfectamente bien con su salud, también con sus padres. Sakura se encargó de dejar claro que mi única tarea era ser su amigo y fingir ser su esposo ante sus padres. Vivíamos juntos en un pequeño departamento, pero no compartíamos habitación. Ella dormía en el cuarto de a lado. No me exigía dinero, cada quien compraba lo que necesitaba y entre los dos pagamos la renta del departamento y los servicios.
No era esa forma como imaginaba una vida con Sakura, siempre había creído estar enamorado de ella. Los meses viviendo a su lado me demostraron que solo se trataba de una ilusión. Bien dicen que el primer amor es inocente.
La gran mancha oscura de humedad en el techo reflejaba el vacío de mi corazón. Cada que cerraba los ojos, Hinata aparecía con una dulce sonrisa. En las noches invadía mis sueños, siempre que intentaba acariciarla desaparecía y terminaba despertando, con el mismo sentimiento de tristeza que duraba cada día de la semana.
Como mamá decía, solo valoras tu hogar cuando te encuentras lejos.
Era obvio para mí que no podría dormir, encendí la lámpara de mi buró y saqué del cajón el borrador de un libro y una pluma.
Cartas para Hinata. Ese era el título.
La idea no era escribir un libro, (estaba estudiando para ser arquitecto, escribir una novela no tenía que ver con mi carrera), comencé escribiendo cartas en hojas de máquina para Hinata, en las primeras me disculpaba por haber sido un mal compañero de vida, después comencé a relatar los momentos que extrañaba a su lado, las últimas que estaba escribiendo eran para pedirle una segunda oportunidad. Que bien sabía, no merecía.
No podía enviarle las cartas a Hinata porque no sabía dónde vivía ahora, por ese motivo las terminé acomodando hasta formar un libro. Tenía la esperanza de algún día encontrala y entregarle el boceto, quería por lo menos obtener su perdón.
Terminé de escribir y cerré el libro, (que era solo una carpeta llena de hojas en perfecto orden). Eran las tres de la mañana, agradecía que por fin había obtenido el derecho a vacaciones de Navidad en mi trabajo. Hoy era el día del cumpleaños de Hinata, ella ya tenía veinte años. Yo era un año mayor.
Me recosté de nuevo, con la intención de dormir unas horas.
Los días pasaban como siempre, a Sakura no la solía ver seguido. Pasaba la mañana estudiando y en la tarde iba a visitar a sus padres.
Yo no tenía el valor para ver a mi padre y a mi padrino, ellos estarían decepcionados al enterarse de que había dejado a Hinata por perseguir un sueño que siempre había estado perdido, sin percatarme que mi corazón en realidad pertenecía a la mujer de ojos perla.
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Regresé al departamento por la tarde. Estaba un poco cansado pero feliz por haber pasado mi prueba en la universidad. El lugar estaba vacío como siempre, me fuí a la cocina y escogí una manzana como aperitivo. Mi celular vibró en el bolsillo trasero de mi pantalón, contesté la llamada después de pasar el bocado de manzana que tenía en la boca.
—Naruto— no reconocí la voz del otro lado, miré la pantalla, no tenía el número agregado.
—Si, ¿Qué sucede?
—Soy Neji, Hyūga Neji. El primo de Hinata Hyūga.
Mi pulso se aceleró al escuchar el nombre de Hinata. La llamada de Neji era un rayo de luz enmedio de la tormenta.
—¿Cómo conseguiste mi número?
—No necesito darte explicaciones.
—¿Cuál es el motivo de tu llamada?
Neji tardó un momento en contestar —Es Hinata.
—¿Le sucede algo a Hinata?— no quise ni pensarlo, rezaba por estar equivocado.
—Esta en el hospital privado que hay en el lado sur de la ciudad, ¿Lo conoces?
—Si, sé donde queda— pasé saliva fuertemente, Neji comenzaba a preocuparme —¿Qué está pasando Neji?
—Ven al hospital, necesito hablar contigo.
—Neji, ¿Hinata está bien?
Neji colgó mi llamada. De inmediato tomé mis llaves y mi cartera y salí del departamento. Mis pasos eran desesperados, Hinata debía estar bien, si algo le pasaba jamás me lo perdonaría. Llamé a un taxi cuando llegué a la salida del edificio de departamentos.
El camino al hospital fue estresante, le prometí pagarle al taxi cincuenta mas si me llevaba lo más rápido que fuera posible. El taxista hizo la mitad del camino saltándose algunas señales de alto.
Neji me esperaba afuera del hospital. Lo reconocí porque tenía los mismos ojos de Hinata.
—¿Hinata está bien?— fué lo primero que salió de mis labios. Neji me observaba con asco, como si fuera el hombre más despreciable en la tierra. No lo culpaba, probablemente lo era. Aunque tal vez solo me observaba de esa forma porque estaba sudando demasiado.
—Mi prima se encuentra bien, te pediré que te refieres a ella sólo como Hyūga-san. No mereces pronunciar su nombre.
—Lo siento.
Neji me dió la espalda y comenzó a caminar, me quedé quieto sin saber que debía hacer —Sígueme, hay alguien que debo mostrarte.
Lo seguí con pasos rápidos. El hospital era impresionante, las paredes del exterior eran en su mayoría cristales que dejaban ver el jardín. El piso estaba perfectamente limpio al igual que todo objeto de decoración. Con solo verlo, me daba una idea de los precios que debía tener.
Neji habló con una enfermera que nos dejo pasar a un pasillo que tenía un letrero que decía pediatría. Neji siguió caminando hasta el final, donde había otro cristal que encerraba una habitación, Neji abrió la puerta. El letrero de ese cuarto tenía escrito con letras grandes "incubadoras".
—¿Piensas quedarte ahí todo el día?
Volví a mirar a Neji, el esperaba a que entrara. Baje la mirada y entre a la habitación. Él me señaló la esquina izquierda.
—Número 312, Hinata Hyūga.
Caminé aún sin comprender lo que sucedía, solo quería que Neji me llevará con Hinata. Necesitaba saber que estaba bien.
Un bebé destacó entre los demás, su cabello era rubio y su piel era idéntica a la mía. Era pequeño, un bebé muy lindo. Había una pequeña nota pegada al cristal.
Número de expediente: 312.
Paciente: Hinata Hyūga.
Era el hijo de Hinata, lloré al dar cuenta de que yo era el padre.
—Mi prima no quería que te lo dijera— comentó Neji detrás de mi —La idea tampoco me agradaba, pero el bebé tiene derecho a conocer a su padre cuando comience a crecer. Aunque resulte que su padre es un idiota.
—Hinata estaba embarazada— murmuré —¿Por qué no me lo dijo?, No me hubiera ido de su lado.
—Ella pensaba dejarte— me di la vuelta al escucharlo —¿Recuerdas el día de la tormenta?, Cuando ella se quedó en mi casa y tú te fuiste.
—Si— respondí. Esa era el peor error de mi vida. Sabía que si le hubiera dicho a Hinata lo que pasaba con Sakura, juntos habríamos pensado en una idea para ayudarla. No necesitaba dejar a Hinata, solo había sido de nuevo el niño que no quería su nueva bicicleta porque no era como la anterior.
—Mi prima se quedó en mi casa junto con mi padre, nos contó que su matrimonio no era como pensaba, no quería decirle a su padre porque seguramente Hiashi no la recibiría después de haberse ido cuando se lo había prohibido. Hinata quería que le ayudara a pedirte el divorcio y a buscar un nuevo hogar.
—N-no, ella no— dejé de susurrar para limpiar mis lágrimas.
—Si no la hubieras dejado, ella te habría pedido el divorcio.
—¿Hyūga-san sabía que estaba embarazada cuando acepto el divorcio?
Neji negó con la cabeza —Lo descubrió un mes después.
—Quiero verla.
—Ya lo había previsto— dijo Neji viendo en el reloj de su muñeca —La hora de visitas termina en una hora, es la habitación 207, pídele a una enfermera que te guíe.
—¿Crees que aún tengo una oportunidad?
—Conozco a mi prima, puede que te perdone, pero jamás tendrás una nueva oportunidad con ella.
Seguí el consejo de Neji, una enfermera me dió indicaciones y yo las seguí al pie de la letra. Me detuve antes de tocar la puerta, ¿Y si Hinata me odiaba?, No estaba preparando para eso.
Reuní valor y toqué suavemente, Hinata me contestó con un débil adelante.
Sus ojos se encontraron con los míos, Hinata intentaba ver si era real o si sólo se trataba de su anestesia jugando una mala broma.
—Tú.
—Hinata— mis intentos por sonreír se esfumaron, la persona que quería me miraba de la misma forma que lo hacía Neji.
—Vete de aquí, no me hagas llamar a las enfermeras.
—Solo quiero hablar contigo.
—Yo no tengo nada que hablar contigo.
—Tenemos un hijo, creo que tienes que hablar conmigo.
Hinata ahogó su grito de asombro, esta vez parecía un poco asustada —¿Quién te lo dijo?
—Neji, él me mostró a nuestro hijo. Me perdí tu embarazo Hinata, ¿No pensabas decírmelo?
—No quiero que mi hijo este a lado de una persona como tú, solo sabes lastimar a los que te rodean.
Mi corazón se partió. ¿Eso era lo que Hinata pensaba de mi?, Al final, Neji tenía razón. No tenía una oportunidad.
—Lo siento, no quería hacerte daño— recordé el libro que estaba escribiendo, me esforcé por no perder la esperanza todavía —Sabes, estoy escribiendo algo. Me gustaría que.
—No me interesa— Hinata me interrumpió con amargura.
Asentí, tal vez sería en otra ocasión.
—Creo que lo mejor es casarnos. Para que el bebé esté con sus dos padres.
—Yo no quiero casarme contigo, Uzumaki-san— me miraste nuevamente como lo hizo Neji, parecía que por fin descubriste que una mujer de alta clase con tú, no se relacionaba con un hombre como yo. Pero te conocía lo suficiente para saber que no era eso, probablemente sólo se trataba de que la idea de casarte conmigo era horrible para ti.
—Esta bien, pero no me alejes del niño.
Hinata apartó la mirada, se quedó en silencio por varios minutos. Pensando y viendo a través de la ventana. Yo me quedé viéndola, sin perder detalle de sus facciones. Tal vez era el único momento en que podría verte sin que me vieras con rencor.
—Lamento haberte ocultando el embarazo, espero que escojas el nombre. Míralo como una forma de recompensar ese error.
—Gracias por dejarme escoger su nombre Hinata.
—¿Estas de acuerdo en verlo los fines de semana?— asentí, Hinata continuó hablando —Los abogados de mi familia se encargarán de los trámites para la custodia compartida. Pero te advierto, que si le haces daño a mi hijo, no dejaré que lo vuelvas a ver.
—No le haré daño, te lo prometo en nombre de mi madre.
Hinata me miró cuando nombré a mi madre. No estaba convencida, pero su amor por nuestro hijo era más grande que nuestras diferencias.
—De acuerdo.
—Perdóname, por todo el daño que te hice— Hinata extendió su mano para impedir que siguiera hablando.
—No es necesario, te perdone Uzumaki-san.
Seguía con el corazón oprimido. Hinata ya no me llamaba por mi nombre. No me odiaba, pero no me volvería a tratar como antes.
—¿Puedes irte?
Reaccioné de nuevo al escuchar su voz. Limpié las lágrimas que salían de mis ojos, seguramente me veía patético.
—Si, lo siento.
Cuando el fin de semana llegaba, el pequeño Boruto y yo regresamos a la casa de mi padre y mi padrino. Ellos no me juzgaron por mis malas decisiones. Querían a mi hijo, en ocasiones lo consentían demasiado.
A Sakura no le dije que tenía un hijo, no lo creí necesario porque realmente no éramos nada. Su hija nació en el mes de marzo, como estaba programado. Su cabello era oscuro al igual que sus ojos. Sakura le dió el nombre de Sarada.
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El día que mi pequeño Boruto cumplió dos años y medio, fue el día que Sakura se alejó de mi. Ella había vuelto al departamento sin Sarada, desde ese momento presentí que algo andaba mal.
—¿Por qué no me lo dijiste Naruto?— Sakura vació el closet de su hija con rapidez y comenzó a buscar maletas debajo de la cama.
—¿Decirte que?
—Estabas casado con Hinata, ella era mi amiga. ¡Por Dios, tienen un hijo!
La miré sorprendido —¿Cómo te enteraste?
—Llegué a una guardería para ver si tenían espacio para Sarada, me encontré con la sorpresa de que mi amiga Hinata también estaba pidiendo informes. ¿Y adivina qué?— no contesté, era obvio que había visto a Boruto —El hijo de Hinata es igual a ti. Me lo contó todo, me sentí como una mala amiga. Destruí un matrimonio, si hubiera sabido que estabas casado con Hinata, jamás te habría pedido ayuda.
—No es tu culpa, yo fuí quien tomó la decisión.
—Ya no importa, acabe con el matrimonio de mis amigos.
—Lo siento Sakura— mi disculpa era sincera, no esperaba que Sakura dejara de hacer sus maletas y se quedara, sólo quería su perdón.
—Me iré a casa de mis padres, no te preocupes por Sarada y por mi.
No volví a ver a Sakura. Regresé a casa de mi padre, ya no había nada que me atara al departamento que compartía con Sakura.
De nuevo pensé en Hinata. Había aprendido a amarla cuando ella ya no estaba a mi lado. Mi único motivo para continuar era mi hijo y la esperanza de recuperar al amor de mi vida a la que me aferraba.
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Hinata no culpó a Sakura, si estuviera en su lugar, tampoco lo haría. El que había tomado la decisión era yo.
Mi rutina los viernes después de salir del trabajo, consistía en alistarme para pasar a recoger a Boruto. Hinata vivía en un departamento amplió y bien ubicado. La relación con su padre mejoró notablemente con el nacimiento de Boruto. Su abuelo no pudo resistirse al encanto de su nieto.
Hinata terminó su carrera profesional en el cumpleaños número tres de Boruto, ahora era una abogada capacitada para iniciar su nueva vida laboral. Yo había completado mis estudios el año anterior, era un arquitecto al que le gustaba escribir en sus tiempos libres. Creo que ese es un hábito que aprendí de mi padrino.
Toqué el timbre del departamento de Hinata. Boruto salió corriendo a recibirme con una gran mochila en su espalda.
—¡Otôsan!
Lo sostuve en mis brazos y di unas cuantas vueltas. Boruto reía feliz.
—Me alegra verte hijo.
—Okasan me dió permiso para salir a acampar con ustedes.
Hinata llegó a la puerta, limpiando sus manos con un trapo de algodón. Le sonreí, ella me miró sin expresión alguna.
—El campamento será en el jardín Hinata, estaremos bien
—Cuídate mucho y obedece a tus mayores Boruto.
Mi hijo asintió, se despidió de Hinata con un beso en la mejilla y se adelantó por el pasillo. Hinata aún lo seguía con la mirada.
—Me da gusto verte Hinata.
—Lamento no poder decir lo mismo— bajé la mirada, mis intentos por iniciar una conversación con Hinata siempre terminaban arruinados. Ella solo toleraba mi presencia por Boruto —Boruto debe estar aquí el domingo antes de la siete y media.
—Si, seremos puntuales.
Hinata cerró la puerta. Suspiré y seguí a Boruto, me alegraba que él no notara el desprecio que me tenía su madre.
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En el próximo capítulo ya aparecerá Shisui uwur ❤️
Dejen sus votos y comentarios 💕
Nos vemos en la próxima actualización 👀♥️
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