Capítulo 50 : Casamiento?

-Nada, sólo que estaba...yo...preparaba...

-Adrien, estas comportandote de manera muy extraña. -entrelazo sus dedos sobre el escritorio y acomodo sus lentes- No tengo tiempo ni paciencia para esas actitudes, te recuerdo que eres un adulto y tu época de rebeldía quedó atrás.

Se sentó en la silla frente a su padre mientras trataba de pensar una excusa.

-Papá, es que Marinette no creo que pueda esforzarse tanto durante un tiempo- Suspiro e imitó a su padre colocando sus manos sobre el escritorio -Entiendo perfectamente que ella sea tu alumna pero no le exijas demasiado. Puedes?

El hombre sólo se limitó a mirarlo unos minutos con duda en sus ojos.

-Hay algo que necesite saber?

Antes de que pudiera responder unos suaves golpes en la puerta lo interrumpió, o mejor dicho lo salvó.

-Sr. Agreste? -la dulce voz de la peliazul le iluminó el rostro a Adrien.

-Srta. Dupain, justo hablábamos de usted

Las mejillas se le tornaron rojizas al escuchar aquello.

-Ah si?...Sobre que?

-Oh sólo le decía a mi padre que no fuera muy exigente.

-Y me gustaría saber que es lo que te preocupa tanto, no la enviaré al desierto a buscar oro.

-Yo sólo quiero que no la presiones tanto.

-Y eso por qué? -Exigió enojado -Ella sabe que este no es un trabajo fácil.

Marinette se sentía muy incómoda viendo como padre e hijo peleaban por su culpa.

-Sr.Agreste, no quería que se enterase de esta forma pero Adrien y yo...

-Nos vamos a casar -Agregó rápidamente el rubio.

-Que? -preguntaron al uníso.

Él le dio una mirada obvia a Marinette, con la esperanza de que entendiera y sobre todo que aceptará.

-Ohh si eso...

-Adrien, cuando...paso? Estas seguro de que quieres casarte? Apenas llevan unos meses saliendo.

-Es algo que no esperaba que sucediera tan pronto y no de esta forma- se rió irónicamente- Pero espero que ella me acepte con mis defectos y virtudes. Tal vez no sea la petición más romántica del mundo y se que tome decisiones apresuradas. Aunque hay algo dentro de mi que me hace estar seguro de esto, seguro de que funcionará y que por más peleas o desacuerdos que tengamos se que ella me ama y yo la amo. Así que papá, estoy seguro de que quiero esto y aunque lo nuestro se formalizó hace poco, siempre estuvimos juntos. No me queda más para conocer de ella, yo se todos sus secretos así como ella los míos...

-No me digas que tu le contaste sobre eso- Interrumpió haciendo énfasis en la última palabra.

-Ella sabe todo. -Se paró y tomo sus manos- Después de todo es la única que me puede entender, luego de varios años de luchas juntos creo que nos entendemos muuuy bien.

Gabriel se quedó estupefacto en su lugar. Acababa de oír lo que creyó oír? Varios años de luchas juntos? Él dudaba que las matemáticas fueran una lucha que los uniera tanto...

-Ella...ella es? -la señaló mientras sus ojos estaban posados sobre si hijo.

Adrien miro a Marinette esperando su aprobación y perdón por lo que acababa de contar...tal vez hubiera sido mejor idea decirle que ella estaba
embarazada.

-Si, se que suena raro pero si. Yo soy Ladybug.

En cuento hablo con ese tono tembloroso todo dentro de Adrien se movió. Sus ojos azules brillaban con emoción mientras que le temblaba la voz y las manos, él sabía que estaba apunto de llorar de alegría, su rostro reflejaba un brillo impresionante.

-Wow, no se por donde empezar...se que no es el mejor momento pero yo quería...

-No, para ahí mismo- Advirtió Adrien -Te acabo de pedir que le des espacio y ya estás por pedirle algo más difícil que buscar oro en el desierto.

-Pero...

-Pero nada -Se adelantó- Ella necesita reposar, tu mismo me dijiste que la protegiera. Acaso no me pones en la misma situación que estuviste tu?

Su padre no dijo nada, simplemente bajo la mirada.

-Sr. Agreste...se que su hijo me odiara por esto pero. En que puedo ayudarle?

Y así fue, luego del largo discurso que dio frente a ambos pareció que nadie lo escucho y ahora se sentarian a hablar de estrategias de batalla sin importancia alguna.

-Enserio? -pregunto sorprendido.

-Haría cualquier cosa por ayudarles...

-Danos un minuto- la interrumpió enojado.

Adrien la arrastró de la mano afuera del despacho.

-Que haces? -dijo enojada.

-Mari, no hagas esto. Es peligroso.

-Pero tendré cuidado. -vio que no lo iba a convencer, ni de cerca estaba de convencerlo- Por favor -suplicó.

-Porque quieres hacer esto?

-Acaso no ves la tristeza en tu padre? La esta pasando muy mal...tu que harías si yo desapareciera?

-Tu no desapareceras. -Desvío la mirada a sus pies.

-Y como estas tan seguro? Que tal si Lila me secuestra? -le puso una mano sobre la mejilla para que la mire a los ojos- Si nuestro hijo pudiera hacer algo, acaso no le pedirias ayuda?.

Ese comentario le molestó, sobre todo por que le hizo ver que tenía razón. Si ella desapareciera haría todo por encontrarla. Como hace su padre ahora.

-Solo ayudaremos un mes...

-Dos meses.

-Un mes y medio.

-Tres meses! -vio que en sus ojos había mucha determinación así que suspiro resignado.

-De acuerdo, pero con una condición.

-Te escuchó.

-Que te cases conmigo.

Sintió un nudo en el estómago mientras esperaba una respuesta.

-Lo...lo decías enserio?- pregunto sorprendida.

-Claro! No esperaba tener que decírtelo de esta forma pero quiero estar contigo en todos los sentidos. -Le tomo ambas mando y le beso los nudillos con cuidado- Así que...que me dices? Quieres ser una Agreste?

Marinette no supo como responder, se le había formado un nudo en la garganta que no le permitía decir nada y por más que tratará de aguantar las lágrimas comenzaron a escaparse rápidamente. Ella asintió y Adrien la atrajo hacia él para abrazarla unos largos minutos. Podía sentir como sollozaba y se reía a la vez bajo sus brazos y se sintió feliz de saber que estaba haciendo las cosas bien por una vez.

-Deberíamos decirle a mi padre que lo ayudaremos.

Ella se separó haciéndose la seria, se limpio las lágrimas y asintió.
Volvieron a entrar en el despacho donde su padre caminaba de un lado a otro de forma nerviosa. Al verlos se frenó de golpe esperando que dijeran algo.

-Te ayudare a buscar a tu esposa.

Las palabras fueron claras y firmes, parecía que no había estado llorando a moco tendido hace manos de dos minutos.
Gabriel sonrió y la abrazo fuertemente dándole las gracias.

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