XXXVIII
—Que amable —murmuré bajo, observando al rededor.
Habíamos llegado al lugar donde Sasuke vive, siendo que los restaurantes cercanos no eran precisamente lo que se podría llamar discretos. Mucho menos mi casa, dónde cualquiera podría llegar en cualquier momento entrando por mi ventana.
—No toques nada —respondió él, quitándose las sandalias.
—No lo haré.
Tampoco es como si hubiese mucho qué tocar. El lugar estaba casi vacío y era muy soso, a penas había indicios de que alguien había vivido ahí, aunque era más grande que donde yo o Naruto vivimos. Probablemente beneficios de ser un Uchiha.
Me quité los zapatos y entré, dando vueltas por el lugar hasta pararme a un lado de una estantería llenos de libros de historia ninja, control de chakra y ejecución de algunos jutsus lo suficientemente complicados para no ser enseñados en la academia, pero básicos para que algún ninja de élite como él tuviese interés en aprenderlos. No había ninguno interesante, como los que yo o Kakashi leemos.
—Deja de dar vueltas y siéntate —gruñó él.
—¿No habías dicho que no querías que tocara nada? —señalé con ironía, inclinando la cabeza.
—Deja de tomarte de forma tan literal cada cosa que digo.
—Lo haré cuando no escupas cada palabra como si quisieras matarme —seguí a la defensiva, pero aun así me dejé caer en el sofá frente a dónde él se había sentado. Él se mantuvo callado—. ¿Y bien? Por cada pregunta que hagas, tendrás que contestarme algo a mí a cambio. Es lo más justo.
—¿Y si no contesto?
—En ese caso no conseguirás nada de mí. Nunca más.
—Ya veo —murmuró, y lo pensó por unos momentos fríamente. Era un puro intercambio de información con preguntas, probablemente se esté dando cuenta de que se encuentra en desventaja al tener que formular él primero las suyas, pero no es algo por lo que pudiese quejarse, siendo que yo fui arrastrada aquí—. Entonces, estoy de acuerdo.
—Me alegro. Entonces, ¿qué quieres saber?
—Sobre la pelea contra Akatsuki, ¿qué habilidades tenía el otro de ellos? —se refería a Hidan, pero probablemente él no conocía su nombre o simplemente no quería decirlo en voz alta.
—Por lo que sé, era inmortal. Tenía además un ritual para formar una especie de vínculo entre él y de quién haya ingerido de su sangre, las heridas que él reciba mientras pelea también lo hará su contrincante, sin embargo, le quita movilidad. Usaba otros jutsus menos importantes también —intenté ser lo más específica posible.
—Ya veo —asintió, sin expresar mucho—. Sigues tú.
—¿Por qué quieres esa información? —pregunté. No había nada específicamente importante que pudiese conseguir de la boca de Sasuke, sin embargo el crearme un contexto de lo que estaba planeando me podía favorecer a futuro, considerando sobretodo que estaba frente a la persona que mató a Danzo Shimura.
—¿Por qué desperdiciar tu pregunta en eso? ¿Estás mal de la cabeza?
—Esas contarían como dos preguntas de tu parte, no creo que quieras que las responda —sonreí, en advertencia.
—No está mal querer conocer las habilidades de tu enemigo —regresó a la pregunta que le hice.
—Un enemigo muerto.
—Has dicho que era inmortal.
—Inmortal, no eterno. Sin embargo, ¿puede considerarse que está vivo cuando no podrá hacer nada más a lo largo de lo que le queda estando acá? —él chasqueó la lengua.
—También, además de asegurarme del nivel de los ninjas dentro de la organización, es una ayuda conocer también sus habilidades por si otro de los miembros tiene las mismas.
—Ridículo, ¿qué probabilidad hay que en una organización con miembros limitados haya a dos personas con las mismas habilidades? —le miré con una ceja alzada—. ¿Querías saber todo esto tan desesperadamente solo para formar especulaciones sin sentido?
—No es tan sin sentido, si consideras que el compañero de ese tipo era parecido a él —me contestó con la barbilla alta, soberbio—. Ambos tenían capacidades que impedían que les mataras a la primera.
—Que tú no pudieses matarlo a la primera, no significa que no se pueda —comenté en tono burlón, él se molestó, sin embargo hizo lo que pudo para no mostrarlo.
—De todas formas, fue por eso —cruzó los brazos y se echó hacia atrás en el sofá. Aunque no lo mostraba, su chakra transmitía algo de nerviosismo.
—Te preguntas qué tipo de compañero tiene tu hermano —murmuré al darme cuenta. Él quedó pasmado por un momento, con apenas una pequeña expresión de sorpresa.
—Eso no es de tu incumbencia —escupió entre dientes.
—Te equivocas. Yo hice una pregunta, limitate a contestarme como es debido —amenacé—. Si ni siquiera te vas a tomar la molestia de usar tu cerebro para dar respuestas claras, consideraré esto una perdida de mi tiempo y me iré.
—Era una pregunta trampa —acató a mí amenaza, apretando los labios—. Iba a esperar a ver cómo reaccionabas antes para saber cuánto podía seguir, pero tienes que ser tan... sabelotodo —no pude evitar soltar una risa, que sonó más como una burla.
¿Sabelotodo? Irónico, en muchos sentidos.
—Bien, es tu turno.
—¿Vas a seguir?
—Yo hice mi pregunta, la respondiste, sigues tú. Así funciona —sentencié. Todavía necesitaba aclarar algo, por lo que no tenía más opción que seguir. Y, siendo sinceros, no podría importarme menos si mataban a Itachi, de hecho, me beneficiaba más si era pronto, de esa forma al menos dejaría de perseguirme como un psicópata a cada paso que doy fuera de la aldea y mi cuello estaría un poco más seguro.
¿Quién diría que un personaje que idolatraba tanto representaría tan grande dolor en el culo?
—¿Qué sucedió con los restos de ese tipo? —preguntó ahora—. Su cabeza desapareció.
—Para vencerlo tuvimos que enterrarlo. Yamato pudo recuperar su cuerpo, sin embargo, probablemente la cabeza esté enterrada más profundamente —le contesté con parsimonia. Era información inexacta, pero cierta al fin y al cabo. En caso de que él preparara alguna especie de mecanismo para saber si yo le mentía o no, no lo activaría.
—¿"Probablemente"? —me observó con una ceja alzada—. Si vas a contestar de forma tan inexacta, no quiero sermones de tu parte.
—No tengo forma de saber qué tan profundo está enterrada, Sasuke —respondí condescendiente, como si se lo estuviese explicando a un niño, pero me aseguré de ahorrarme un "porque Shikamaru fue quién lo enterró, ja".
—Tú no sabes nada —bufó, señalando que al parecer la información que le había dicho era inútil—. ¿No has pensado en lo conveniente que parece que la fuente más grande de información sobre Akatsuki haya desaparecido? ¡Ibuki u otro pudo haberle sacado todo sobre Akatsuki sin problema!
—Sí, pudo haberlo hecho —asentí, pero por mi expresión pudo decir que no me importaba más que tres chicles.
—¿Qué es lo que estás ocultando?
—Eso podría contar cómo otra pregunta, pero como soy piadosa, te contestaré. No te estoy ocultando nada —no específicamente a ti—. Tú me has preguntado qué ha pasado con el cuerpo, yo te respondí claramente: después de la pelea, él quedó enterrado por completo, y Yamato recuperó todo a excepción de su cabeza. Si querías oír especulaciones de mi parte, podrías haberme preguntado por qué desapareció la cabeza —utilicé la palabra "especulación" para que desistiera en preguntarme eso después. Él se removió molesto en su asiento.
—Bien, sigues tú.
—¿Qué tan lejos estás dispuesto a llegar para conseguir vencer a tu hermano? —él, ante la pregunta, se crispó, pero intentó mantener la calma.
—Sé más específica.
—¿Estás dispuesto a matar a Naruto, o traicionar a la aldea? Puedes usar ejemplos como esos —mencioné a la ligera, pero él pudo darse cuenta de que no podría engañarme al respecto. Una de las condiciones para conseguir el Mangekyou era afrontar la perdida de alguien cercano, y esa persona solo podría ser una.
—Y si estoy dispuesto a eso, ¿qué? ¿Intentarías matarme? —se burló, como si se tratase de algo ridículo.
—Sí, lo haría —aseguré sin siquiera dudarlo. El que intentara seriamente matar a Naruto era algo que yo no iba a tolerar, si eso significaba que tendría que intervenir directamente, aunque trajera grandes consecuencias consigo, no lo dudaría.
Sin embargo, a pesar de su obvio enojo, él no contestó mi pregunta.
—¿Entonces? —insistí, al no encontrar respuesta.
—Podría simplemente decirte que no, ¿sabes?
—¿Pero te sentirías culpable por mentir o algo? —le miré con una ceja alzada—. De todas formas, todos sabemos que una tontería así no funcionaría conmigo y me iría de aquí de inmediato. ¿Qué pasa? ¿Qué es lo que tanto quieres saber para tenerme aquí dándole vueltas a tonterías?
—¿Por qué tienes que ser así siempre? —gruñó molesto—. ¿Qué demonios hice para que me odiaras tanto?
—¿Qué? —le miré confundida, esperando a que tal pregunta tan ridícula de su parte de tratase de una mala broma.
Pero Sasuke no hacía bromas, ambos lo sabíamos. Por lo que, cuando él permaneció con su cara dura y yo terminé de procesar lo que había preguntado, solté una gran carcajada.
—¿Y ahora qué te picó?
—¿Crees que yo te odio? ¿En serio? —intenté apaciguar mi risa—. ¿Qué? ¿Ahora estás en esas crisis de la pubertad cuando piensas que eres un incomprendido y todos te odian, o algo así?
—No, eres tú quién lo ha demostrado —sentenció—. Sobretodo cuando ni siquiera dudarías en matarme si lo requiere la situación. Has de estar satisfecha desde que accedí a humillarme por la mierda de información que tienes, ¿no?
—Sasuke, solo dijiste "por favor", no hagas un drama en torno a ello —no podía desvanecer la sonrisa de mi rostro, ya que, de alguna forma claramente sarcástica, la situación tenía algo de gracia—. Además, solo te he aclarado que, en caso de que tu existencia amenace la vida de Naruto, no dudaría en matarte. No importa como lo veas, él es mucho más importante para mí que tú, por razones obvias.
—Ja, ¿cómo qué? ¿Qué podría tener ese tipo para que todos estén dispuestos a protegerlo cómo si se tratase de un salvador, olvidando que es un jinchuriki?
—Es simple —me crucé de brazos y alcé la mirada, ahora la sonrisa se me había borrado—. Él arriesgaría su vida en caso de que yo me encuentre en problemas.
Él se retrajo en su asiento, mostrando su molestia al respecto, pero se mantuvo callado. Yo tuve que pasarme una mano por el rostro para relajarme y no perder los estribos.
—Sin embargo, no te odio —mencioné—. Aunque eres insufrible, irritante, grosero y malagradecido, no te puedo odiar —la razón era simple para mí, porque a diferencia del Sasuke del anime, él se había quedado en la aldea por voluntad propia hasta ahora, a pesar de que interfiera en lo que él pensaba sobre cómo conseguir poder.
—Tú misma te contradices —mencionó, cruzando los brazos.
—¿Por qué? ¿Quieres que finja ahora que tú no has considerado matarme a mí en lugar de Naruto? Pero te preguntas si mi perdida siquiera es suficiente para hacerte sufrir por ello.
—Ciertamente, sería mucho más fácil matar a alguien como tú que a un imbécil como él —había una gran amenaza detrás de sus palabras llenas de confianza, sin embargo, yo volví a sonreír. Ambos lo hacíamos, aunque él con soberbia, asegurándose de engrandecerse y ponerse en una posición más alta que yo.
—Vaya, que honor es querer ser asesinada por tres Uchihas —comenté cínicamente. La expresión de superioridad de él se borró en menos de un segundo.
—¿Qué? ¡¿A qué te refieres con eso?!
—Las preguntas se acabaron. Ya no hay nada que yo quiera saber de ti —y el clon se esfumó.
(...)
—En pocas palabras, probablemente Sasuke ya no me mate —esa misma tarde se lo comenté a Kakashi, durante un descanso del entrenamiento de Taijutsu.
—¿Hmm? ¿Cómo puedes estar tan segura?
—Porque dentro de la aldea sus conexiones son limitadas, y sinceramente pocas personas vivas saben lo suficiente como para mantener su interés, sería un desperdicio matarme ahora.
—Sin embargo, probablemente intente descubrirlo a la fuerza de ahora en adelante.
—Seh, probablemente —me encontraba relajada al respecto, no es como si a mí me importase esa información, no me servía de nada, en cambio tenía que aparentar importancia para llevarlo al límite.
—Parece que tendremos compañía los siguientes días —hizo referencia a que Sasuke seguramente opte por seguirme como un maldito acosador, con el propósito de encontrar el momento adecuado para conseguir la información de mí.
—Sobre eso, desde ahora hay que reunirnos solo en el campo de entrenamiento —mencioné.
Sasuke podría tener el ego lo suficientemente inflado para pensar que puede vencer a Kakashi dentro de una pelea, pero de todas formas no se arriesgaría lo suficiente para crear algún conflicto dentro de la aldea tan apresuradamente, sería mucho más precavido al respecto y eso era lo que menos quería.
—¿La indefensa? —Kakashi sonrió burlón al entender lo que quería hacer, sin siquiera explicarle.
—Oh, yo solo soy una pobre alma solitaria sin nadie que la proteja —puse mi mano en la frente dramáticamente—. Con el odio de aldea y sin seres queridos, si alguien me ataca ni siquiera tendrán que enfrentar ningún tipo de consecuencia.
—Funcionará —aseguró él—. Mientras Sasuke piense que tiene la oportunidad, la tomará.
—Eso espero, pero me pesa tener que desistir en ver a Jiraiya por ahora —saqué el celular apagado que llevaba en la bolsa de mi pierna, y se lo entregué cuidadosamente—. Por favor, ¿se lo puedes entregar personalmente? Él lo entenderá en cuanto lo vea.
—Déjamelo a mí —aseguró, guardándolo de inmediato.
Sonreí, relajada. Después me di cuenta que realmente estaría alejada de él durante bastante tiempo, a excepción de los entrenamientos, y se me fueron un poco los ánimos.
Entonces, me dije, podría intentar... besarlo. ¡Vamos, no era la gran cosa! Ya lo había hecho antes, intenté convencerme.
—Kakashi —le nombré cuando me decidí. Y a continuación llegaron los, uh, nervios, junto las ganas de salir corriendo—. Quieres, ehm... Digo, este, no quieres que... uh... —¡¿Por qué él tenía que ser tan intimidante?!
—¿Hmm? —ladeó la cabeza, esperando a que yo termine de formular la frase por completo.
Tomé un respiro. Bien, hablar no era lo mío. Solo hazlo, Verónica, me repetí. No hay nada que perder. Do it!
Opté por acercarme lentamente, mis intenciones eran obvias y sentía mi corazón desfallecer solo por atreverme a hacer eso por mí misma. No iba a haber ningún avance si ninguno de los dos hacía nada y, a este punto, él realmente me gustaba, por lo que no iba a atenerme a esperar a que un milagro sucediera antes de dejar claras las cosas.
No obstante, cuando él se dió cuenta de mis intenciones, se apartó de inmediato y se levantó del lugar.
—Hay que seguir con el entrenamiento.
—Ah, claro —bajé la vista, avergonzada.
Mierda, que incómodo.
(...)
¡Aló!
Capítulo para recordarles que es el día de la visibilidad trans~. Es bastante importante, así que espero que lo aborden con respeto
Y en asuntos menos importantes, ¡¿pero qué haces, Kakashi?! ¡Pensé que nos amabas! -inserte escena de telenovela-
So, es todo por ahora, ¡hasta luegoooo!
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