XXXVII
Sacudí mis manos y exhalé lentamente. Me internalicé que era momento de enfrentar mis problemas de una vez. Tenía que ser lo suficientemente madura para saber plantear qué es lo que quería.
—Entonces, sobre su investigación —comenté, sentada frente a Jiraiya. Él se había tomado la molestia de servirme algo de té, pero estaba segura de que si intentaba tomar un sorbo la taza temblaría en mis manos.
—¡Oh! ¿Te interesa saber sobre mi investigación? Actualmente no me han preguntado, pero he estado trabajando en un nuevo libro. Estoy seguro de que este será la cúspide de mi carrera —el anciano se carcajeó, con el ego alto. Suspiré un poco, pues eso no es a lo que me refería.
—Aunque ahora realmente quiero saber sobre ese nuevo libro, la verdad es que vine a hablar sobre la "otra" investigación.
—Hmm... ¡Oh, cierto! —golpeó su palma con su puño, como si apenas lo fuese recordando—. Déjame buscar algo que tengo que mostrarte, es mejor que te lo explique de esa forma.
—Claro —asentí, nerviosa, y aproveché a que se levantó a buscar algo entre los cajones de su estantería para tomar un sorbo de té.
—Por cierto, ¿ya has pensado sobre eso seriamente? ¿La posibilidad de volver a tu mundo? —preguntó, mientras parecía tener dificultades buscando algo entre el desastre de sus cajones.
—Sobre eso... He decidido que, aunque encuentre la forma de volver a mi mundo, no lo haré por ahora. No puedo venir y hacer un desastre, para después irme sin tomar ningún tipo de responsabilidad.
—Ya veo, ya veo —el asintió, comprendiendolo—. Ay, que rápido crecen. Recuerdo como si fuese ayer cuando aún eras una enana maleducada que se aferraba a mi pierna para que la entrene, que tiempos.
—Lo volvería a hacer si tengo la oportunidad —sonreí un poco—. ¿Quién querría perderse de las enseñanzas del gran y apuesto maestro Sanin Jiraiya?
—¡Y qué buena te has hecho halagando! —intentó que los colores no se le subieran a las mejillas, pero en él era inevitable—. Sin embargo, lo de enana no lo has podido cambiar mucho, ¿eh?
—Te burlas de mí después de que te he halagado, ¿quién es el maleducado? ¡Además, he crecido 10 centímetros!
—¿Solo 10 centímetros los últimos cinco años? Deberías de tomar calcio, mocosa —se burló, pero en cuanto terminó de hablar uno de los rollos le cayó en el pie y brincó por todo el lugar quejándose por el dolor.
—Eso te pasa —sonreí conforme—. Ya sabes que mi cuerpo no me permitía crecer como una persona normal, si lo hubiese sabido antes, habría hecho algo, pero no tenía forma de enterarme de ello por mi cuenta.
—Ya he aprendido la lección —se quejó él, sosteniendo el pergamino para volver a sentarse frente a mí—. Pero ya van a ser cinco años desde que llegaste aquí, uh... Cuánto tiempo.
—Sí... —murmuré, recordando. Había llegado aquí para cursar casi un año entero de academia, más el año que había pasado de Genin y los tres años que pasé fuera. Los cinco años habrían pasado formalmente el día de mi cumpleaños 23, dentro de dos semanas.
Había pasado por tanto sin darme cuenta. Y, ahora, si lo pensaba bien, no me arrepentía de haber salido de la aldea, aunque había sido causado por una situación nada favorecedora. Si me hubiese quedado aquí durante ese tiempo, no habría podido reunir tanta experiencia y probablemente Raíz ya hubiese acabado conmigo o peor.
A fin de cuentas, Shukaku no lo había hecho tan mal. Podría mandarlo a la verga con un poco de cariño la próxima vez que tenga oportunidad.
—Sobre esto —Jiraiya suspiró y extendió el pergamino frente a mí, había muchas letras y algunos dibujos para hacer más amena la explicación—. Parece que Hiruzen te ha mentido, sí hay una forma en la que regreses a tu cuerpo.
—¿Cómo?
—Como lo has oído. Podría ser más sencillo de lo que pensé, siendo que el jutsu que te ha traído aquí solo ha trasladado tu consciencia, probablemente ya habían creado una especie de recipiente para ella en este mundo, que terminó siendo la base para tu cuerpo físico —se quedó unos momentos en silencio, esperando a que yo termine de procesar la información que había soltado—. El mayor problema hasta ahora sería modificar el jutsu que te ha traído hasta aquí, para que te lleve de regreso. Sin embargo...
—¿Qué sucede? —pregunté, cuando él dejó de hablar.
—Que hayan traído solo tu consciencia significa que tu cuerpo sigue en tu mundo, probablemente en una especie de estado de sueño profundo durante todo este tiempo.
—Basicamente estoy inconsciente desde hace cinco años —resumí en voz alta, para intentar convencerme a mí misma de lo que me estaba diciendo.
—Así es, por lo que no sé si tu cuerpo se encuentre en las condiciones... O si quiera si pueda mantenerse con vida durante todo este tiempo.
Claro, ya que aquí no había tanto desarrollo médico porque se apoyaban con el ninjutsu médico, no hay forma de asegurar que una persona pueda sobrevivir tanto después de que cese su actividad de esa forma.
—Lo más probable es que mi cuerpo se encuentre bien mientras no necesite de soportes vitales —suspiré. Casi podría imaginarme a mí misma en una cama con algún suero conectado en mis brazos o algo parecido, había oído en mi mundo de personas que están inconscientes durante años y despiertan milagrosamente o cosas parecidas, por lo que estaba segura de que podría sobrevivir—. Esto es demasiado surreal —solté una risa seca, y me pasé las manos por el cabello.
—Lo es —comprendió él, intentando confortarme aunque sea un poco.
(...)
—¿Kakashi...? —abrí la puerta de mi casa, con la mirada baja y aguada. Sin embargo, solo encontré los focos apagados y el recibidor vacío. Esta vez no estaba—. "Bienvenida a casa" —me saludé en voz baja de forma patética.
Me saqué los zapatos lentamente, tal vez esperando a que apareciera de la nada, sin embargo, por mi percepción, podía saber que no se encontraba en al menos 50 metros al rededor.
Ya entendía porqué se la pasaba la mayor parte del tiempo en mi casa; sin él, probablemente me derrumbaría. Consideré durante unos momentos en allanar su casa, pero de nada me serviría, pues si estaba ocupado lo más probable es que no estuviese ahí, y hay más cosas suyas en mi propia casa como para intentar sentirme consolada.
Pasé, aún sin encender los focos, y me senté en el sofá. Busqué entre el montón de cosas que había sacado para acomodar mi viejo celular.
—Y no enciende —suspiré, al ver que por más que presionaba el botón la pantalla seguía en negro. Ya era muy viejo, pero de todas formas tenía la esperanza de que volviese a prender si le daba unos golpes al costado. No funcionó.
Me rendí, y me relajé en el sofá a oscuras. Vaya mierda.
Ni siquiera tenía nada para distraerme de mi propia mente, que no paraba de hacerme la pregunta, "¿y si todo lo que he vivido aquí no es nada más un producto de unos tontos delirios y sueños de una persona inconsciente?". No quería cuestionar la existencia de este mundo, mucho menos considerar la posibilidad de que se trataba todo de un elaborado invento de mi perturbada cabeza.
Mantente en calma, me repetí. Ya más tarde tendría el tiempo para carcomerme con alguna crisis existencial, pero ahora no estaba lo suficientemente estable para ello.
Y, de repente, al darme cuenta de algo que parecía haber pasado por alto todo este tiempo, volteé a ver mi celular.
«El jutsu que te ha traído aquí solo ha trasladado tu consciencia», recordé las palabras que me había dicho Jiraiya.
—Esto no cuadra —murmuré, poniéndome de pie nuevamente, guardando el celular para volver a salir.
(...)
—¿Qué derrente ahora todos están ocupados? —tocaba con fuerza dónde Jiraiya habitaba, pero no había nadie del otro lado que me contestara. ¡Vamos, que habían pasado apenas unos minutos desde que me fui!
Gruñí, y decidí que lo mejor sería verle después, porque a veces él era sorprendentemente difícil de encontrar (alguna experiencia debió de haber recolectado huyendo de las mujeres furiosas que le perseguían). Por lo que no me quedó opción más que guardar mi celular en el fondo de mi bolsa, y darme la vuelta para regresar a casa.
El clima estaba sorprendentemente tranquilo. Lo que me hizo recordar, en contraste, que también debía abordar el tema de Pain con Jiraiya, si quería evitar que él hiciera alguna cosa que pusiera su vida en peligro.
—Hey —escuché que alguien me llamó.
—Que sorpresa —no requería voltear para saber de quién se trataba, sin embargo, lo que no me sorprendió es que al hacerlo me encontrara con su cara de amargado de siempre.
—¿Cómo? —frunció el entrecejo ante mi respuesta.
—Me refiero, me encuentro muy sorprendida de que el gran Sasuke Uchiha me brinde el honor de saludarme primero —comenté, con ironía. Lo observé levantarse del lugar en donde estaba y avanzar un poco hacia mí, mientras hundía más las cejas.
—Corta tu mierda.
—Ya, pero sé que no me llamarías por nada. ¿Qué quieres?
—¿Qué te hace pensar que quiero algo de ti?
—Ay, por favor —me quejé—. Deja de darle vueltas al asunto y solo dime qué te pasa.
—Necesito saber qué ocurrió mientras peleaban contra el otro miembro de Akatsuki —pronunció él.
—¿Por?
—No te incumbe.
—No tengo problemas con decirte, pero no sería molesto si fueras un poco más amable.
—¿Vas a abrir la boca o no?
—Hmm... no —después de fingir pensarlo, simplemente me di la vuelta para irme.
—¡Espera! ¿Qué demonios ocurre contigo? —me detuvo con fuerza del hombro. A veces realmente podía llegar a ser irritante.
—Sasuke, a diferencia de ti, yo no pierdo nada por no contarte. Porque, sinceramente, Sai no va a soltar palabra de lo que pasó, a Shikamaru le vales tres pepinos y a Kakashi no le vas a poder sonsacar nada. Por eso has venido tras de mí, ¿no es así? —volteé a verle, guardando mis manos en los bolsillos para aparentar que me daba igual—. Al menos intenta ser cortés si no voy a conseguir nada a cambio —comenté, y me volví a dar la vuelta para marcharme.
—Por favor... —a penas había dado unos pasos cuando sus palabras me hicieron detenerme abruptamente.
Realmente pensaba que se rendiría conmigo y probaría suerte con Shikamaru (que seguro suelta algo si le insisten mucho durante su siesta, no es como que sea información relevante), pero verle llegar a tanto (que tampoco era mucho, solo había dicho "por favor", pero estamos hablando del orgulloso Sasuke Uchiha aquí) me hacía reconsiderar el nivel de importancia de lo que estamos hablando.
—Bah. Bien, lo que quieras, pero también tendrás que aflojar la boca si quieres conseguir algo de mí.
(...)
Se me hace raro hacer un capítulo TOTALMENTE serio después de tanto, ¿qué opinan de ello?
En mi opinión, Sasuke chinga mucho, pero se me hizo tierno imaginarlo decir "Por favor", JAJJAJAJS.
So, es todo por ahora, byeee~
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