XXXV
Sí, he publicado en el día. Tiemblen, culeros, tiemblen.
—Me quiero dar un ducha. Ya —me quejé. Tierra y sangre nunca era buena combinación, y yo estaba segura de que no volvería a usar la ropa que llevaba puesta en este momento, las manchas serían imposibles de remover, e incluso probablemente permanezca un olor extraño. Ew.
—Los chicos ya están a punto de terminar, ten paciencia —Kakashi me calmó. Él llevaba en la espalda una mochila que, aunque parecía completamente normal, todos ahí sabíamos que contenía una cabeza cercenada.
—Me molesta que parezca tan fácil —murmuré—. Ya sabes, todos nos habíamos preparado con extravagantes planes, mientras que ellos se encargan con pura fuerza bruta.
—Que fastidio... —también susurró Shikamaru, para después bostezar, estando los tres sentados en filita en el techo del edificio donde antes nos habíamos ocultado.
—Sí, exactamente eso —afirmé a lo dicho por Shikamaru—. Creo que hasta me molesta ver su actitud tan optimista, mientras que yo huelo peor que la mierda.
—Esos dos pelean muy bien juntos. ¿No estaban molestos hasta hace unos momentos? —cambió el tema Kakashi, que miraba con atención el combate que sostenían.
—Ciertamente se complementan muy bien —apoyé la mejilla en mi mano, para dirigir mi vista a ellos. Era nuevo para mí ver a ambos luchar del mismo lado.
—Esos dos siempre han sido de esa forma —se quejó Shikamaru, aprovechando el momento para recostarse en el lugar. Menudo flojo.
—Supongo... —contesté, no muy convencida por mis antiguas memorias.
Sasuke aún no había olvidado sus deseos de venganza, entonces ¿sería capaz de traicionar a Naruto después de todo este tiempo, para cumplirlo? Era difícil de responder, cuando los mirabas a ambos luchar de esa forma tan sincronizada, como si hubiesen sido creados para ser de esa manera.
—Como el sol y la luna...
—¿Cómo? —preguntó Kakashi al escucharme.
—Bueno, es como esa metáfora. Naruto sería el sol, que ilumina todo, mientras que Sasuke sería la luna, ya saben —medio expliqué, sin quitar la vista de la pelea—. También podrían hacer una especie de analogía con el lado oscuro de la luna y el deseo de venganza de Sasuke, le queda —me alcé de hombros, sin querer darle muchas vueltas a un pequeño desvarío.
—En ese caso, ¿tú serías la tierra? —preguntó Kakashi, siguiendo mi tontería. Escuché a Shikamaru bufar divertido.
—Creo que ahora ese título le queda más a Sai —sonreí—. ¿No vieron cómo Naruto lo estaba usando para esquivar a Sasuke la otra vez?
—¿Soy... la tierra? —preguntó Sai meditabundo, mirando el suelo debajo de él.
—De hecho, creo que te queda —asentí conmigo misma, conforme con mi descubrimiento—. Y yo seguro soy Plutón, ni a planeta llego —llevé mi vista a mis propias manos, con una sonrisa, pensando acerca de ello.
Ser Plutón iba bien conmigo, con la coincidencia de que yo no soy realmente una "persona" que pertenezca a este lugar. Al final, supongo, solo me quedará separarme del sistema solar que ellos formaban, quedando completamente rezagada.
—¿Plutón? —preguntó Shikanaru abriendo un ojo, con las cejas fruncidas.
—¿Qué es un Plutón? —completó entonces Sai.
—Oh, por todos los Hokages, ¿ustedes no conocen el sistema solar? —pregunté, sin poder créermelo. Sus expresiones fueron una completa respuesta negativa—. Mi metáfora de Plutón se ha ido al caño, ah...
(...)
—Le hemos ganado... —Naruto reflexionó cerrando su puño fuertemente, una vez todo se encontraba en paz.
—¡Felicidades! —yo me había levantado rápidamente, para correr hacia él con los brazos extendidos.
—¡Verónica! —se sorprendió él, recibiendo el gesto gustoso. Mi sonrisa se expandió malévola una vez que nos separamos del abrazo.
—Ahora los dos olemos a mierda. El universo se ha equilibrado —suspiré con alivio.
—¡¿Cómo?! —exclamó él, llevando la vista a su abrigo que se encontraba ahora todo sucio—. ¡Nooooo, mi chaqueta naranja!
—¿No te has dado cuenta que estaba toda sucia antes de hacer eso? —preguntó Shikamaru, uniéndose a la conversación solamente para no tener que hacer el trabajo de recuperar el cuerpo de Kakuzu, que ahora mismo llevaba a cabo Tenzo.
—¿Qué demonios te ocurrió para que terminaras de esa forma? —se acercó Sasuke, con un gesto de asco en el rostro.
—Me bañaron con los sesos de nuestro contrincante en señal de victoria. ¿Por qué? ¿También quieres un abrazo? —estiré los brazos, moviendo los deditos vivazmente al hacer la oferta.
—No —respondió cortante.
—¿Oh? ¿Qué hacen? —preguntó Kotetsu al acercarse y oír nuestra conversación.
—¿Dando abrazos para celebrar la victoria? —le siguió Izumo. Yo volví a sonreír.
—¡Sí, vengan, vengan! —no les dejé ni contestar, cuando ya les tenía a los dos apretujados entre mis brazos.
—¡Woah! ¡¿Qué es esto?! —preguntó Kotetsu, al descubrir su ropa toda manchada de sangre una vez que me separé.
—¡Y el imperio del olor a mierda se extiende! ¡Wuajajaja! —Naruto se rió macabramente junto conmigo.
—Y lo siguiente es... —Naruto, con mirada extrañamente suspicaz que compartía en ese momento conmigo, echó un vistazo a nuestros dos acompañantes en este momento, Shikamaru y Sasuke.
—No, ni siquiera lo piensen —advirtió Shikamaru, dando dos pasos atrás. Sasuke se dedicó a mirar mal a Naruto, en una clara amenaza en que le golpearía si intentaba hacer algo.
—¡Ven aquí! —exclamé yo, corriendo detrás de Shikamaru que se enfocó en huir. Siendo sinceros, era más fácil de atrapar que Sasuke.
—¿Qué pasa aquí?
Kakashi hizo su aparición, sosteniéndome de la camisa en el aire, para evitar que me tire encima de Shikamaru mientras este tomaba aire.
—¡Abrazo! —estiré mis brazos a los lados. Como él ya sabía mi propósito, no esperaba que me correspondiera, pero al menos esperaba molestarlo lo suficiente para que me soltara y posteriormente pudiese atrapar de una vez al ninja flojo.
Sin embargo, tras un pequeño momento de observarme (a mí y mi suciedad), me acercó para estrecharme entre sus brazos. Mi corazón se detuvo.
(...)
—Kakashi, ¿qué tienes en esa mochila? —preguntó Naruto, sin su preciada chaqueta naranja puesta.
Nos habíamos detenido en un río durante el camino de regreso, para asearnos, lavar nuestras heridas o raspones y comer algo antes de seguir avanzando de regreso.
—Nada importante —Kakashi no le tomó importancia, y siguió en su labor de avivar el fuego.
—Entonces, después de la tierra, están Marte, Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno, en ese orden —indiqué a Shikamaru, mientras me exprimía el cabello. Al parecer él estaba un poco interesado en la astrología.
—¿Has pensado que con lo que sabes, los conocimientos de Konoha podrían elevarse exponencialmente? —murmuró él.
—Lo he pensado. Sin embargo, no confío en raíz ni en la organización política de este lugar para confiarles nada.
—¡Shikamaru! —interrumpió Naruto—. ¿Tienes una camiseta extra que me puedas prestar? —junto sus manos frente a su frente, a modo de petición. Al parecer, la camiseta que llevaba puesta también se había ensuciado.
—No traje ropa extra porque era una misión corta —negó él. Naruto bajó la mirada decepcionado, pero tras un momento, dirigió la mirada a mí con ilusión.
—Tengo otra, pero no creo que te sirva...
—¿Traes a una misión corta, dos camisetas de repuesto? —preguntó Shikamaru con curiosidad.
—La de repuesto, y el repuesto del repuesto —contesté seriamente.
—¡¿Me la prestarías?! —ahora juntó las manos frente a mí.
—No creo que esa sea buena idea, Naruto...
—¡Anda! De todas formas te queda grande, ¡me va a quedar, dattebayo!
—Vale... —sin estar del todo segura, rebusqué en mi mochila para ofrecersela. Era la típica camiseta negra sin ningún tipo de adorno, entonces tal vez él no viera problema con usarla, sin embargo, yo dudaba que le entrara—. Aquí está.
—¿Por qué utilizas ropa que no es de tu talla? —preguntó Sai, metiéndose en la conversación. Estaba por complementarlo con uno de sus comentarios sacados de algún libro, pero le interrumpí antes.
—¿Ahora por qué están tan interesados en mi ropa?
Aunque, en realidad, prefería no contestar porque la razón de mi ropa de mayor tamaño se debía a que me negaba a comprar ropa del área infantil.
—¿Ves, 'ttebayo? ¡Sí me entró! —anunció Naruto, con mi camiseta demasiado ajustada puesta.
—¿Seguro que puedes respirar con eso? —preguntó Shikamaru, notando que la tela se resentía con cualquiera de sus movimientos.
—¿Qué están haciendo? —una nueva voz hizo su aparición dentro de la conversación. Volteé a ver para identificarle, pero grande fue mi sorpresa al encontrar a Kotetsu e Izumo regresando del arroyo. Sin camisetas.
Por todo lo divino de este mundo, juro no volver a olvidar sus nombres.
—Regresamos de limpiar nuestra ropa —aclaró Izumo, señalando hacia atrás en una piedra donde la habían puesto a secar.
Nosotros volteamos a ver a Naruto.
—¿¡Cómo no se me ocurrió?! —exclamó él, con las manos en la cabeza.
(...)
—Entonces, ¿eso es todo? —salí por la puerta de la oficina del Hokage, ajustando la mochila en mi espalda algo decepcionada, después de nuestro regreso triunfal a la villa. Parecía un mal chiste que todo haya ocurrido sin ningún percance.
¿Para qué me había preocupado tanto?
—¡Verónica, vamos a comer ramen, 'ttebayo! —Naruto sonreía con fiereza, mientras todos los demás se encontraban calmados, felices.
—Esta vez no puedo, Naruto. Tengo que buscar a Jiraiya —me disculpé, antes de retirarme sacudiendo la mano.
—Entonces, ¿pasé la prueba? —la voz de Shikamaru me sorprendió, cuando ya me encontraba concentrada en mi camino.
—¿No vas a ir con ellos? —señalé al grupo que se perdía entre las calles.
—Naruto se las arregló para que Sai pagara. Van a estar bien —respondió él, alzando los hombros.
—Pobre Sai.
—Volviendo al tema...
—No sabría decirte —declaré, siendo clara con lo que pensaba—. Ni siquiera puedo disernir de entre todo lo que sucedió allá una razón para haber formulado todos estos planes —suspiré. Él no dijo nada, esperando a que me explicara—. Verás, pienso que el hacerte planear todo esto fue desde el principio absurdo porque, ¿cuántas cosas no has planeado antes? ¿Cuántas veces no lo harás en el futuro? Y tampoco es como si una herida emocional te hiciera más fuerte de ninguna forma. Entonces, ¿en qué afectaba que participaras en la misión o no? ¿Debías aprender algo, del sufrimiento que pasaste originalmente, que no puedas aprender por ti mismo de este momento?
—Verónica —fue su turno de detenerme, antes de que siguiera divagando—. No necesitas preguntarte tantas cosas complicadas, es un fastidio.
No pude evitar soltar una risa. Esa respuesta era tan Shikamaru.
—Tenías que ser tú.
—Bueno... —se aclaró la garganta, llevando su puño frente a su boca—. Lo único que sé ahora, es que debido a ti mi maestro sigue vivo. Gracias.
(...)
¿Cómo que ya va a ser 14? .-.
LES JURO QUE PENSABA QUE SEGUÍAMOS EN ENERO. La uni me tiene con la soga al cuello.
So, capítulo de relleno porque sí, y porque se necesitan algunas tonterías de vez en cuando.
PD: ¿Hay algo que Shikamaru no pueda hacer bien?
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top