XXXIV

—Entonces, ¿ya tienes todo listo, Shikamaru? —pregunté desde la entrada de una especie de habitación,   de una casa de madera que había construido Yamato para que nos quedaramos por la noche—. ¿No tienes que... preparar algo más, por ejemplo?

—No —negó de inmediato, mientras acomodaba sus cosas para dormir—. Ya tengo todo preparado.

El problema que me surgía ahora era que el bosque de los Nara no iba a estar cerca durante esta misión. Shikamaru, además, no había preparado nada, así que ahora mi preocupación radicaba en la diferencia de circunstancias con las que contábamos.

Asentí a su respuesta, sin estar verdaderamente convencida, y salí del cuarto.

—No creo que esté listo —le susurré a Kakashi, que me esperaba una vez fuera—. Y sin embargo, para mí es difícil conseguir llegar a las circunstancias para matar a Hidan de la misma forma en la que Shikamaru lo hizo. Es más, ni siquiera tengo su jutsu de sombras —suspiré, mientras seguía avanzando hasta llegar a la siguiente habitación.

Esto de pensar no se me da.

—¿No habías usado algo parecido la vez que te encontré en la prisión de Konoha? —preguntó él, con una mano en la barbilla—. Estoy seguro de que ví al ninja paralizado...

—Ah, eso —recordé—. No es para nada igual. De hecho, fue un fraude —sonreí. Kakashi de inmediato comprendió lo que había hecho esa vez—. Solo aproveché la luz del lugar, para hacer parecer que proyectaba mi sombra sobre él.

—Pero sobre la parálisis...

—Fue un truco —me alcé de hombros, recordando el momento—. La mayoría de ninjas en Konoha conocen los efectos de su jutsu secreto. Entonces, si te encuentras en esa situación, débil porque era a la única persona de la cuál había tomado chakra cuando estaba vacía, por la presión cualquiera podría llegar a pensar que en serio no puede moverse.

—Usaste el reconocimiento del clan Nara a tu favor, para conseguir que se confundiera... —apuntó él, tal vez un poco orgulloso—. Pero no te iba a funcionar por mucho tiempo.

—Por eso estaba a punto de huir —le apunté con mis dedos, sonriendo—. Claro, después llegaste tú y mi fantástico plan se fue a la basura.

—No puede llamarse "fantástico" cuando tenía tantos fallos.

—Shhh, el punto es que funcionó —me senté en el suelo de madera, preparándome para descansar—. Me pregunto quién era ese ANBU. Nunca lo sabremos —Kakashi asintió lentamente, como si conociera algo que yo no—. No me digas, ¿era Yamato?

—No puedo decir la identidad secreta de un ANBU —murmuró él—. Pero tú suposición puede que no esté incorrecta.

—Eso es demasiada coincidencia —sonreí un poco, extrañada—. Si es así, creo que no me va a querer entrenar, ¿verdad?

—No necesitas que él te entrene.

—Bueno, eso también es cierto —terminé por recostarme en el suelo, intentando relajarme—. No cualquiera estaría dispuesto a cortarme las manos, ¿no es así? —bromeé. Él suspiró resignado.

—Ya es tarde, descansa —se levantó, y se dirigió a la salida de la habitación.

—Sí. Buenas noches.

(...)

Solté un largo suspiro, bajando la cabeza.

—De todas formas vivir está sobrevalorado —murmuré, sintiendo el peligro cerca.

—Shhh, tenemos que ser sigilosos —Naruto me regresó en voz baja.

—No puedes decir que eres sigiloso, si usas un traje naranja fosforescente.

—Ustedes dos, silencio —nos calmó Kakashi.

—Silincii —imitó Naruto, con voz ridícula.

—Eres tan infantil —escupió Sasuke.

—¡Te...!

—Ya, shhh —terminó Shikamaru, empujando a Naruto de la cabeza para ocultarle de nuevo, pues había intentado levantarse.

—Ahí vienen, pongan atención —ordenó Tenzo.

Fue en cierto momento, mientras todos le seguíamos con la vista, que Kakuzu de separó de Hidan para ir a cobrar por algún ninja. Era nuestra entrada.

Primero, Shikamaru extendió su sombra y le atrapó de sorpresa. Le tomó incluso unos instantes a Hidan darse cuenta de que se encontraba inmóvil. Frente a Shikamaru, al salir del escondite para atacar, se posicionaron Kakashi y Yamato, al ser los que tenían más experiencia en combate.

Todo, de hecho, podría salir bien.

Éramos muchas personas, y en su mayoría eran fuertes. Podía confiar plenamente en que se encargarían de todo. El factor sorpresa es también una ventaja.

Todo. Saldría. Bien.

El problema para mis nervios era que Kakashi estaba ahora en el lugar donde Asuma había peleado originalmente, quién había muerto. Pero eso es lo que íbamos a impedir.

Tenzo le capturó, enrollando alrededor de su cuerpo grandes raíces de madera, que le dejaron inmóvil. El segundo golpe, sin embargo, fue de Kakashi, quién aprovechando su inmovilidad le tomó del cráneo, tirando su cabeza para atrás para dejar expuesto su cuello. Pronto, una cuchilla le atravesó.

Hidan, dándose cuenta de lo que ocurría, de inmediato se liberó de las raíces, rompiéndolas.

—¿Qué les pasa, idiotas? —escuché su voz. Su cuello sangraba debajo de su banda y, aún así, seguía perfectamente bien—. Mieeerda, esto duele —gruñó y se quejó, pasando la mano sobre la herida, para después detenerse a ver su propia sangre. Después, se sacudió, manchando el suelo.

—Chicos, su turno —indiqué a Kotetsu e Izumo, al escuchar a lo lejos a alguien aproximándose. Ellos, de inmediato, ya tenían sus armas en mano—. Y... vayan —antes del momento en el que Kakuzu se daba cuenta de la situación de su compañero, les di la señal. Ambos salieron del techo del edificio, para el lado contrario de dónde se encontraban los demás.

Ambos le atacaron, impresionantemente rápido, haciendole ponerse en guardia y cubrirse de cualquier zona vital con los brazos. Sin embargo, aunque ellos no causaron un daño real, lo siguiente que Kakuzu supo fue sentir como alguien le atravesaba el pecho desde atrás.

—¡Chidori! —Sasuke había formulado en el momento en el que le atravesó, sonriendo orgulloso al ver cómo el cuerpo se deslizaba por su brazo hasta caer al suelo.

—Presumido —murmuró Naruto, pues aún tenía que seguir en el escondite. Ya que, aunque estaban ambas peleas lo suficientemente alejadas para apenas darte cuenta de lo que sucedía, cualquiera podría adivinar la sonrisa de Sasuke, como un "no era tan difícil hacer esto para alguien como yo" abofeteado en la cara.

—Pff, no sabe que solo le está robando la escena a otro —concordé con Naruto, ya que recordaba quién se había enfrentado con la misma técnica a él en la obra original. Y ni siquiera había necesitado distracciones.

Sin embargo, la sonrisa a Sasuke no le duró mucho, cuando el cuerpo supuestamente muerto volvió a levantarse solamente para darle una patada y estrellarlo en un árbol con fuerza.

—Quien lo diría —hablé con sorna, tal vez algo satisfecha por ver cómo le borraban la sonrisa—. Naruto, es hora de que le ayudes —le di dos golpecitos en la espalda para animarlo, al ver cómo esas máscaras de la espalda de Kakuzu empezaban a tomar vida propia, además de que Kotetsu e Izumo se encontraban un poquito aterrados.

—Entonces yo tendré que encargarme de ustedes —del otro lado del edificio, la pelea contra Hidan había avanzado. Este, a pesar de ver a los lados constantemente (supongo yo que esperando a Kakuzu, pues ninguno sabía dónde estaba el otro), siguió la pelea con gran intensidad. Ahora, usando su propia sangre, de la herida que le hicieron minutos atrás, dibujó con la planta de su zapato un extraño símbolo en el suelo—. Ustedes me servirán de sacrificio —mencionó entonces.

Me mantuve serena, aún sabiendo lo que eso significaba. Ninguno de los tres que se encontraban ahí tenía ningún tipo de herida por la cuál Hidan pudiese usar su sangre para activar ese jutsu. Sin embargo, mi preocupación radicaba en la inactividad de Shikamaru.

Volteé al frente, dónde estaba Sai dibujando algo desde hace rato. Era mejor dejarlo hacer sus cosas, pues le dejamos encargado de dibujar aves gigantes para transportar a los heridos, tomando en cuenta que, como Ino estaba en otra misión, no teníamos a nadie que supiera efectuar ninjutsu médico.

Y luego estaban los otros cuatro peleando del otro lado que, creía yo, serían esos "heridos", viendo la forma salvaje en la que peleaban entre ellos incluso cuando estaba un tipo de Akatsuki frente a ellos.

Suspiré y regresé la vista, para ver cómo Kakashi sostenía una pelea con Hidan. Yo, por alguna razón, pensaba que Kakashi sería mucho más fuerte que él, pero parecía estar teniendo problemas. Durante todo esto, el inmortal gritaba algunas tonterías sobre Jashin y sobre como los ninjas siempre evitaban ser golpeados en zonas vitales.

Sin embargo, sabía yo que, mientras le hiriera en cualquier lugar, estaría perdido. Estaría en la misma posición en la que Asuma lo estuvo alguna vez, y no tendríamos nada garantizado.

Mis nervios subieron al ver que, entre los golpes que intercambiaban, casi le daba en la pierna a Kakashi con la guadaña que cargaba.

—Mierda... —murmuré yo, viendo cómo la situación no pintaba nada bien para Kakashi. Eché un vistazo rápido a la pelea de Kakuzu y regresé la vista al dibujante frente a mí—. Sai, por favor no les dejes hacer una estupidez, por favor.

(...)

Me acerqué cuidadosamente al campo, intentando no alarmar de mi presencia a quienes estaban ahí. Para mí siempre presentaba una ventaja el factor sorpresa.

Podía hacerlo. Creo.

No, ¿por qué siquiera pensaba en intervenir? Si Kakashi estaba teniendo problemas con un enemigo como él, ¿qué iba a poder hacer yo?

El estar dentro de una pelea contra alguien tan fuerte siempre era aterrador.

Sin embargo, observando la pelea, pude ver casi en cámara lenta el momento cuando Hidan le hizo una herida en el brazo. Era leve, demasiado pequeña para preocuparse, y él se había vuelto a poner en posición.

Simplemente no pensé en el momento, para meterme dentro de la pelea y tomar del brazo a Hidan, y de esa forma evitar que tomara de la sangre que había en su arma. Agradecí eternamente el momento en el que me enfoqué más en velocidad que en fuerza.

Y, a pesar de todo, no esperé que Hidan me mordiera. Me regresó el ataque, tal vez al no tener más opciones, intentando conseguir sangre de mi muñeca.

—Mierda —gruñí, sintiendo la sangre descender por mi mano una vez retrocedí. Hidan se carcajeaba en voz alta. No tenía remedio.

—Los ateos siempre intentan evadir la muerte, pero tú has corrido directo a ella —se burlaba él, dando unos pasos tranquilamente de regreso a su marca. Tiró de la soga para tomar nuevamente el mango de su guadaña, con una tranquilidad exasperante—. Ya has caído en mi maldición. Desde ahora empieza la ceremonia.

Dios, soy yo de nuevo...

Él siguió regocijandose, hasta darse cuenta que nadie le atacaba. Yo di un paso atrás, frustrada, pero con el kunai listo. Kakashi se quedó completamente quieto, mientras que Shikamaru y Tenzo no estaban a mi vista, desde el otro lado del campo.

A Hidan se le borró la sonrisa al ver que no le atacabamos.

—¡¿Qué?! ¿Acaso no quieren que ella sea juzgada? —exclamó, casi frustrado. Pronto cambió su expresión, tomando con fuerza la guadaña con tres hojas, para dirigirla hacía él mismo—. ¡Bien, cómete esto!

Apenas penetró en su piel, cuando su mano se detuvo por completo. De hecho, todo él se paralizó.

—Ah, que fastidio —suspiró Shikamaru, después de haberlo detenido.

—Mierda, pensé que iba a morir en serio —murmuré yo, sosteniéndome el estómago, dónde tenía una herida superficial. Aún así dolía.

Hidan no tardó en intentar expresar su desagrado, sin embargo, al estar paralizado, Kakashi le atacó al instante.

Entonces, el brazo con el que sostenía mi estómago cayó al suelo. Kakashi le había cortado la extremidad a él por encima del codo, de un solo tajo.

Ni siquiera me molesté en intentar parecer sorprendida.

—Ah... ¿Sientes eso? —Hidan sonrió e intentó burlarse de mí—. ¿Cómo se siente este dolor?

—Habitual —suspiré en respuesta, descolocandolo. Me agaché a tomar mi brazo, molesta. Él en seguida se dió cuenta qué era lo que pasaba, pero ya no tenía su arma en mano, ni mano.

¿Por qué era yo siempre la que terminaba sin una extremidad? ¿Era acaso por reírme del final, dónde Naruto y Sasuke pierden sus brazos? Esperaba que no...

—¡Sai! —escuché la exclamación de parte de Shikamaru.

En seguida, una especie de serpiente de tamaño descomunal surgió del suelo, engullendo a Hidan de un solo bocado. Yo no sentí ningún tipo de dolor, tal vez porque Hidan ya no estaba sobre la marca (o tal vez porque esta se había destruido completamente al surgir el animal).

La serpiente, hecha de tinta, empezó a enrollarse sobre sí misma, hasta hacer clara la figura del recién devorado en su estómago, quién gritaba algunas sandeces inentendibles. Por lo que Kakashi, usando el arma que antes Hidan sostenía, cortó a través de su cuello, deshaciendo con él también a la serpiente.

—Eso ha sido jodidamente peligroso —me recorrió un escalofrío. Tal vez, había estado muy cerca de la muerte.

—¡Maldición, suéltame! —se quejó la cabeza de Hidan, cuando Kakashi le tomó del cabello para alzarla.

—El combate ha terminado —se aseguró Shikamaru, volteando a ver el cráter que dejó la serpiente, dónde ahora residia el cuerpo de Hidan, tinta y escombros. La cabeza desgraciadamente había quedado por fuera al ser cortada.

—¡¿Qué creen que hacen conmigo?! —exclamó la cabeza, Kakashi nos volteó a ver cansado—. ¡Tú, niña, vas a cargar el recuerdo de esto por toda tu vida! —me apuntó a mí, siendo que fui la única afectada físicamente en la pelea—. ¡Cargarás con la marca de Jashin, hasta que él decida quitarte la vida!

—¿A dónde se fue Yamato? —volteé a ver a mi alrededor.

—Lo mandé con los chicos, ya que no era necesario en el plan —contestó Shikamaru.

—Eso es bueno —asentí yo. Dirigí mi vista a mi brazo, dónde hice nacer de inmediato una mano nueva—. ¿Oh? ¿Cómo? —entonces volteé a ver de nuevo a Hidan con una gran sonrisa, satisfecha—. ¿Acaso creíste que tus truquitos me harían algún daño? —me mofé, viendo cómo la frustración que él tenía aumentaba—. Ahora pareces solo un triste juego para niños.

—De todas formas hay que tomar precauciones —recordó Kakashi, entregándome la cabeza para que la sostenga mientras él ataba una cinta en sus ojos. Yo me eché el brazo sobre un hombro para tener las manos libres y ayudarlo.

—Ustedes dos... ¿Por qué manipulan eso con tanta naturalidad? —preguntó Shikamaru, con cierta incredulidad. Hidan volvió a empezar a gritar, cuando Kakashi le metió una piedra de buen tamaño en la boca, para evitar que siga haciendo ruido.

—A mí me preocupa más él cómo este tipo sigue hablando, a pesar de no tener pulmones ni cuerdas vocales —le contesté yo, observando la cabeza en mis brazos—. Aunque, viéndolo de esta forma, puede ser un interesante tema de decoración...

—No te lo vas a llevar a tu casa, Verónica —sentenció Kakashi, previendo lo que estaba pensando.

—¿Estabas pensando en...? —Shikamaru estaba cada vez más pálido.

—No, no, tampoco estoy tan mal de la cabeza —me negué. Era interesante, pero a largo plazo probablemente oliera a podrido o algo peor—. Por cierto, sobre el "plan" que nombraste hace un momento...

—Ya que conocía la técnica que él iba a usar, solo utilicé el hecho de que se necesitara de una posición fija para realizarla —explicó Shikamaru—. Con la habilidad de Sai, solo era necesario ganar algo de tiempo.

—Entonces solo necesitarías a alguien para que él usara esa técnica, y desarmarlo para que no pudiese defenderse de la serpiente —completé,  apenas comprendiendo lo que había sucedido—. Y esa persona fui... Yo.

—Exacto —asintió él, sin ningún pudor.

—Pero...

—Si te lo preguntas, deducí que eras la mejor para ello ya que eres quien tiene más resistencia a las heridas. Antiguamente ya te habían cortado un brazo y, convenientemente, después regresó a su lugar, entonces...

—¿Entonces solo me lo volvieron a cortar?

—Si lo dices así, sí.

—Me das miedo —di un paso atrás—. ¿No se supone que los amigos se protegen? —dramaticé, llevando una mano al corazón—. Además, ¿tú estuviste de acuerdo con eso? —volteé hacia Kakashi, quién solo se alzó de hombros en respuesta—. Traidor.

—De hecho, él... —iba a decir algo Shikamaru, pero ambos intercambiaron un par de miradas y se quedó callado.

No me moleste a preguntar frente a ambos, pues sabía que no me iba a contestar. Sin embargo, apunté un recordatorio mental de chantajearlo más tarde para averiguar qué era.

—Y tú —entonces tomé mi brazo cortado, y lo apunté a Sai a lo lejos, que seguía sobre el edificio algo cansado—, no te atrevas a ha decir una palabra de esto a nadie —con el brazo, hice una seña como si me cortara el cuello. Él asintió.

Extra:

Verónica se hundía en una esquina, depresiva.

—¿Qué sucede? —preguntó Shikamaru, al notarlo.

—Hidan me dijo niña...

—Ajá, ¿y? —continuó Kakashi, quién se acercaba para ver la situación.

—Soy mayor que él —terminó lloriqueando.

(PD. Verónica tiene 23 y Hidan 22, JAJSJJSSJS).

(...)

Buenas a todos. Más tarde de lo habitual, pero no he dormido nada escribiendo esto.

Otras noticias, tengo una idea (que realmente no es idea): ¿Ustedes han visto estás caracterízaciones de personajes, donde los ponen tipo acosador-yandere?

¿Se imaginan... a Kakashi así?

LES DOY CONTEXTO. Porque, miren, él entra a su casa cuando le da la gana, además de que literalmente puede coleccionar partes del cuerpo de Verónica y... Aydiosmiosanto, perdóname por todo, no dije nada. .-.

Amimir.

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