XX

=Si hay algún error ortográfico, favor de comentarlo para que lo corrija=

—Creo que eso es todo —mencioné una vez que todas las cosas que pensaba necesarias, ya estaban guardadas dentro de una pequeña mochila de viaje. Me sacudí la ropa con algo de una sensación que no podría describir con palabras; la situación era completamente diferente a la primera vez que salí de la aldea, huyendo, ahora sabía que existía una esperanza para mí después de todo.

—¿Estás segura? —preguntó Kakashi detrás de mí. Yo ladee la cabeza para analizar las cosas que había en la mochila, me puse la mano en la barbilla para pensar mejor, pero simplemente nada me llegó a la mente—. Guarda esto también —Kakashi, viéndome la cara de confundida, optó por entregarme mi celular

—¡Ah, cierto! —recordé de repente, notando mi bolsillo vacío cuando le quité  el celular de sus manos, para después guardarlo dentro de la mochila. No serviría de mucho, pero era bueno tenerlo conmigo—. Bien, ahora sí es todo —le guiñé, echándome la mochila en el brazo sano.

—¿Exactamente hacia dónde vamos? —preguntó cuando yo ya me encontraba en la puerta a punto de salir.

—Pues... Primero iré a la torre del Hokage para fingir que me asignó una misión fuera de la aldea, y después- Espera, ¿vamos? —tardé en caer en cuenta de las palabras que usó—. ¿Ambos?

—Después de todo, sigo siendo tu niñero.

—Claro —asentí, de alguna forma tenía todo el sentido del mundo, como si se tratase de algo obvio—. Entonces ambos iremos a la torre del Hokage, si quieres podemos pasar después por donde vivas para que empa- —interrumpí mis palabras al ver que él simplemente de daba la vuelta y tomaba de un lado del estante de libros, en la esquina de la habitación, una especie de mochila de viaje.

¿Desde cuándo había estado eso ahí? O más bien, ¿desde cuándo Kakashi planeaba todo esto?

Anoté mentalmente que debía limpiar con más frecuencia; tal vez de esa forma mínimo me enteraría lo que hay dentro de donde vivo.

—Entonces, ¿en camino? —me preguntó mi ahora niñero desde la entrada, listo para partir.

(...)

—Entonces Tsunade ha registrado que nos dirigimos a Suna para despistar en caso de que Danzo mande refuerzos, si llega a ser el caso de que primeramente haya mandado ninjas a seguirnos y les hayamos perdido. Pero aún así, me he encargado de mandarle una carta a Gaara, porque aunque es poco probable de que eso suceda, me preocupa que llegue a ser el caso que-

—Calma —detuvo mi retalia de palabras. Me volteé a verlo, esperando que dijese algo más que me diese razones para no pensar en lo peor que puede llegar pasar, pero simplemente siguió caminando a paso relajado en dirección a la entrada de la aldea.

—Tranquilizador —le contesté, irónica, ante su falta de palabras. Seguido tomé aire y exhalé para apaciguar mis nervios.

—De nada.

Dimos ambos unos pasos más, yo siguiéndolo. Tal vez no fue buena idea llevar tantas cosas en la mochila de viaje, que con su peso ya me causaba incomodidad. La mayoría de las cosas sabía que ni siquiera las necesitaba, ¡vamos, que había vivido un montón de tiempo de nómada! Con un kunai y algo de dinero debería de ser suficiente para mí. Claro, en el caso de que tuviese ambos brazos. Pero aún así no creía necesario cada cosa que llevaba ahí dentro, tal vez a causa de los nervios y la presión había empacado más cosas de las necesarias. Debía tener cuidado con eso, no dejar que los nervios afecten mi comportamiento, tampoco podía actuar precipitadamente en un momento crítico solo por nervios.

—Deja de pensar tanto —Kakashi suspiró, cuando pasamos a un lado de los guardias y hacían una especie de revisión del permiso para salir de la aldea. ¿Ellos siempre habían hecho eso?

—Claro, solo estoy algo emocionada por tener una misión después de tanto —contesté, para despistar la atención también de los guardias, que seguían la conversación.

—Bien, pueden irse. Suerte —dijo por fin uno de ellos, regresandonos el permiso.

Por un momento me sentí que estaba pasando de indocumentada a otro país.

—Entonces —comenzó Kakashi, tomando camino sin mucha prisa. Nos alejamos lo suficiente de la entrada de la aldea antes de que siguiese hablando—. Buscaremos a Jiraiya, revisaremos su investigación y le ayudaremos a completarla. Te mandamos de regreso y eso sería todo.

Sonaba demasiado fácil si lo decía de esa forma. ¿Realmente no volvería de nuevo a la aldea? ¿Este sería mi último viaje en este mundo? ¿Era eso siquiera posible?

Tal vez debí esperar a que el equipo siete regresara de su misión antes de partir, para así tener mínimo la oportunidad de despedirme. O tan siquiera haber estrechado una mejor amistad con otros personajes, en lugar de encerrarme solamente en el obsesivo pensamiento de querer volver. 

—Pero, ¿y si apenas va empezando la investigación? ¿No debería de tomar más tiempo?

—Estando los tres definitivamente va a avanzar más rápido, no te tienes que preocupar por eso —contestó tranquilamente mientras caminaba frente a mí, por lo que agradecí que el no pudiese ver mi expresión.

Sí, debí haber buscado la manera de despedirme. Mínimo le hubiese comprado un plato se ramen a Naruto, ya que después de todo por mí puede que no termine con Hinata.

—Pero, ¿y si después de todo no hay manera de que yo regrese? —apreté los labios. No, no estaba deseando eso, era incoherente.

—La hay —sonó completamente seguro de sus palabras—. Si hubo una forma de traerte de allá para acá, es correcto suponer que hay una para llevarte de aquí para allá.

—Pero-

—¿Avanzamos? —cuando nuevamente estaba buscando una especie se excusa, Kakashi me interrumpió, cosa que discretamente agradecí. Me calmé un poco, tomando aire, antes de responderle con un asentimiento.

(...)

Supuestamente, Jiraiya se encontraba en algún pueblo cercano a Hoshigakure, en la  tierra de osos. Para ubicarme más fácil, era mejor resumirlo que estaba en algún lugar entre el país del viento (donde se encontraba Suna) y el país de la tierra (donde estaba Iwagakure).

Y aunque realmente quisiera haber conocido el lugar para no tener complicaciones ahora, no lo hacía, por lo que la búsqueda del intrépido hombre se había complicado más de lo que pensamos.

—Entonces nuestro próximo movimiento sería movernos más hacia el norte —Kakashi señalaba en un mapa que tenía sobre la mesa todo el plan que había ideado para encontrar al anciano, mientras yo, distraída un poco por el sueño y el aburrimiento, solamente me dedicaba a oírlo con la mejilla aplastada contra mi mano.

Sinceramente, no era la mejor en geografía en este lugar.

—... Por lo que en caso de tener problemas en... —Kakashi seguía hablando y hablando, adormeciendome más, al punto en el que decidí cerrar los ojos para descansar unos momentos—. Verónica, ¿me estás escuchando? —volví a la conversación cuando le escuché pronunciar mi nombre.

—¿Eh? Sí, claro que te oigo —parpadee varias veces, poniéndome firme. Sabía que no me creía en lo absoluto por la mirada que me mandó.

—Continuo —sin tener ni una pisca de piedad, Kakashi procedió a seguir con su larga y aburrida explicación mientras yo solamente me acurrucada adormecida.

(...)

Tres. Jodidas. Semanas.

Tres semanas, veintiún días, y ni rastro de el viejo pervertido. Bien, era de esperarse que no encontráramos nada, cuando se trataba de un Sanin al que estábamos buscando.

Lo más probable es que, con todo este tiempo pasado, él ya se haya enterado que le seguían y habría ocultado de alguna manera para perder su rastro. Sería ineficiente seguir buscando, además de que una misión de tan larga duración levantaría sospechas en Konoha.

Era hora de tirar la toalla y volver. Ambos lo sabíamos.

—Tal vez si buscamos un poco más por el oeste, podríamos dar con... —Kakashi parecía estar buscando una alternativa mientras tomábamos el desayuno, mientras que yo estaba más ocupada en separar las algas deshidratadas y los pedacitos de puerro de mi sopa de miso e ignorar e sueño que aún tenía en la mañana, además de un ligero dolor de cabeza al que me habitué.

—Kakashi —le paré, cuando veía a donde quería llegar—. Hay que saber cuando rendirse, como estamos, es mejor regresar a la aldea y esperar a que Jiraiya vuelva por sí solo —revolviendo la sopa, encontré en el fondo un gran pedazo de alga, así que tomándolo de los palillos lo colgué en la orilla del plato para evitar comerlo. Estaba intentando distraerme, para evitar pensar que me hacía un poco feliz el hecho de que podría quedar más tiempo en este lugar.

Esta vez quería hacer las cosas bien. Si era ahora tan grande la posibilidad de regresar a mi hogar pronto, era mejor aprovechar mi tiempo restante aquí y pasarla bien. No estaría mal repetir la salida a las aguas termales con todos los chicos.

Kakashi se mantuvo callado. A veces, era fácil saber lo que pensaba aunque no mostrara más que una expresión de adormilado, aunque debía aceptar que tal vez era fácil para mí saberlo porque había pasado tanto tiempo pegado a él.

Ahora no sabía si estaba más preocupado de que no cumplió lo que había dicho cuando salió de la aldea, cuando me dio esperanzas de una fácil y corta salida de aquí, o por el hecho de que aparté el pedazo de alga y perdería muchos "nutrientes" valiosos para mi crecimiento.

—No está mal quedarme un poco más de tiempo aquí —le contesté para que se relajara, comiendo un poco más de mi plato. Él asintió y, levantándose de su asiento ya que había terminado de comer, habló:

—Entonces volveremos en cuanto termines de comer —comentó, regresando todo el camino desde la cocina. Yo regresé mi vista al plato para encontrarme un montón de algas colgando de la orilla de mi plato casi vacío. Hice mala cara.

Pasaron unos minutos más en los que se sentó nuevamente a esperar a que terminase, mientras aprovechaba a leer (o releer) su famoso librito. Yo me quedé mirando mal a mi plato todo el rato hasta que, de pronto, tomé el pedazo más lago de alga y lo sostuve frente a mi boca.

—Nos están observando —no cambié mi mirada al pronunciar esas palabras. No nos oían, no estaban lo suficientemente cerca para hacerlo, pero era claro que podrían vernos y quería evitar que se diesen cuenta de que éramos concientes de eso.

—¿ANBU? —Kakashi nisiquiera se inmutó. Su mascarilla ayudaba mucho en estos casos, tal vez debería considerar usar una.

—No estoy segura. Se encuentran aproximadamente a cincuenta metros hacia el noreste —era hacia mi derecha, pero no podía voltear. Kakashi se levantó y se estiró, relajado, el chakra que nos observaba no se alteró, por lo que no sospechaban que nos habíamos enterado aún.

—Si no te vas a comer eso, hay que continuar —comentó, fingiendo que no pasaba nada. Yo aparenté que me había salido con la mía.

Yo conocía el plan, seguiríamos avanzando hacia el suroeste si alguien nos seguía, todo lo que sea necesario hasta perderlos, llegar a Suna o, en el peor de los casos, un enfrentamiento directo (que debemos evitar a toda costa, según palabras de Kakashi).

Mientras Kakashi preparaba todo, yo me ocupé de memorizar los chakras de nuestros persecutores. Ellos se encontraban justo en mi límite, unos pasos atrás de donde se encontraban parados y yo ya no podría sentirlos, por lo que era más difícil identificarlos. De todas formas, al menos uno lo encontraba levemente conocido, pero no sabía de dónde.

—Avancemos —anunció entonces Kakashi, mientras yo mentalmente repasaba el plan que había escuchado mientras me moría de sueño. 

(...)

Aló, tamo de vuelta.

No pasó nada muy emocionante en este capítulo, pero, ¿qué piensan?

¿Quién más odia las clases virtuales?

Algo curioso es que, últimamente, me llegan muchas más notificaciones a mitad de la noche que en el día. ¿Tan bien?

Por cierto, ¿sabían que cuando meten un libro a una lista de lectura se lo notifican al escritor? Jajsjajs, no lean esas cosas amigos, no son de dios

Sin más que decir, ¡bye, bye! <3

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