XVIII
—Bien. Entonces, ¿qué quieres saber? Haz tus preguntas —Tsunade se recargó hacia atrás en su silla, cruzando los brazos.
Le mandé una mirada a Kakashi por si este tenía alguna sugerencia para empezar con este pseudo-interrogatorio, pero él solo alzó los hombros.
Bien, nunca creí llegar tan lejos con esto.
—Entonces, primero empieza contándome, ¿por qué raíz está detrás de mí? —lancé la primera pregunta. Tendría que ir avanzando de acuerdo a las dudas que me surjan.
—Literalmente llegaste de otro mundo, ¿qué te hace creer que esa no es razón suficiente para que estén detrás de ti?
—No serían tan insistentes en ese caso. He llegado aquí desde hace más de tres años, ¿por qué ahora?
—Es raíz, ellos siempre son insistentes.
—Contesta, Tsunade. No hice todo este show para que le estés dando vueltas a cada pregunta que te haga. No tengo tanta paciencia. —casi gruñí, apresar que intentaba poner mis emociones bajo control. Ella, agena a mi disputa interna, solo suspiró.
—Ellos estuvieron directamente relacionados con tu experimento desde el principio. Al ver que este resultó en solo una niña enclenque, perdieron el interés, pero lo recuperaron cuando se supo que habías ayudado en gran medida en controlar la invasión de Orochimaru.
—¿Ellos cómo se enteraron de eso?
—No tengo ni idea, esta vez en serio —se intentó relajar, pero incluso así mantuvo su entrecejo fruncido—. Lo que sí sé es que, además de raíz, varios jounin también se enteraron de ello —destacó, apuntando que Kakashi también era uno de ellos. No me sorprendía.
—¿Hiruzen les contó?
—Lo más probable.
Eso tampoco me sorprende, pero me sentía decepcionada de alguna manera.
—En todo caso —ella siguió hablando—, iban a ir detrás de ti tarde o temprano. Tu huida de la aldea solo lo atrasó un poco, pero Danzo ahora está ansioso en poner las manos sobre ti.
—Dices que raíz está involucrada con mi experimento, ¿pero qué hay con todos los demás?
—Bueno, el jutsu que te trajo a este lugar se originó desde antes que Raíz existiera —explicó—. Lo desarrollaron bajo al mando del segundo Hokage, en su afán de conseguir más poder militar, algo que era necesario en su época. Se suponía que sería un jutsu para facilitar el proceso de conseguir invocaciones para los más novatos, pero... —se detuvo un momento, como si lo que fuese a decir se le hubiese atorado en la garganta.
—¿Pero?
—Algo salió mal. No hay ningún reporte que sea lo suficientemente específico con lo que sucedió, pero se tiene registro de que lo que sea que haya sucedido ahí, dejó más de una docena de cadáveres desmembrados de ninjas altamente calificados.
Mi mente se nubló por un momento, ocupada en intentar superar la imagen mental que obtuve por lo que la rubia acababa de decir.
—¿Y entonces qué ocurrió?
—El Segundo detuvo toda la investigación de inmediato, se deshizo de todos los avances que tenía de ella y arrestó a aquellos que robaron información de esta para seguirla desarrollando —se detuvo en momento para abrir su cajón y sacar de ahí una botellita de sake, sirviéndose un vaso y bebiendolo rápidamente antes de seguir hablando—. Danzo encontró restos de esa investigación años después, e intentó volver a desarrollarla. Por eso estás aquí ahora.
—Pero, ¿por qué? ¿En qué les beneficiaría eso? —pregunté, sintiendo el corazón acelerado.
—Yo tampoco comprendo la mente de ese hombre. Raíz se maneja bajo sus propios intereses, y si hay algo que les dé poder, hará todo para conseguirlo.
Sentí la boca amarga de solo escuchar eso, y mis ojos humedecidos en una ira desenfrenada por ese hombre.
—Lady Tsunade intentó protegerte antes, dándote un rango más alto para poder tenerte bajo su mando —comentó Shizune, que tenía la cara pálida de escuchar todo lo que estábamos hablando.
—Aunque ya todos sabemos que eso no terminó tan bien —la rubia no reparó en dar otro gran trago a su vasito de sake—. Pero no ha sido tu culpa. Yo solo... Tenía algo de miedo.
—¿De mí? —Ladee la cabeza, con la mandíbula muy apretada y con lágrimas queriendo emerger.
—Yo... Creí que eras un monstruo. No sabíamos con lo que estábamos tratando, o en qué momento podrías simplemente explotar. Tenía a toda una aldea sobre mis hombros de repente y... Simplemente no podía tomar una decisión de forma clara.
Yo asentí, intentando comprenderla. Tenía los labios secos y la impotencia corriendo incluso más fuertes por mis venas.
¿Qué tanta mierda podía a llegar a hacer la gente por poder?
—¿Y qué pasó con todos los demás experimentos? ¿Ninguno funcionó? —pregunté, intentando no imaginarme la cantidad de vidas que se han de haber tirado por la borda.
¿Qué es lo que pasaba cuando un experimento salía mal? ¿No llegaba nadie de mi mundo a este lugar, o este moría? ¿Cómo saberlo?
Pero Tsunade apretó los labios, no queriendo soltar la respuesta.
—¿Hubo otro que funcionó? —me acerqué a ella, buscando una respuesta en sus ojos.
—El que fue anterior a ti arrojó resultados, pero... —sus palabras se quedaron cortas, deseando no continuar.
Mis recuerdos se volvieron a reproducir rápidamente por mi mente, en un intento de exprimir algún tipo de información que haya pasado por alto.
"Sujeto experimental No. 128", recordé la primera vez que tuve mi propio informe entre mis manos.
Y también, junto a la certeza de que había leído el informe del sujeto justo antes de mí. No es algo que olvidaría fácilmente, al acompañarme la decepción de que no había nada diferente a cualquier otro que hubiese salido mal. Ninguno era muy específico con el sujeto, las fotografías de prueba estaban tan desgastadas que no se podía mirar nada y lo único que tomábamos en cuenta era ese estúpido jutsu para hacerlo funcionar.
Busqué aún más en mi memoria para encontrar la razón de esa incongruencia, hasta que di con el blanco.
—Jiraiya... —salió su nombre de mi boca como un suspiro incrédulo—. Aquella vez que tomó esas hojas, ¿eran justo de ese reporte? ¿Por qué?
Ella hizo aún más fuerza con la mandíbula, pero esta vez no bebió nada de sake. En su lugar, se asomó dentro de su ropa para sacar un par de hojas dobadas por la mitad, y las dejó en el escritorio, apretujadas bajo la fuerza que les imponía con la palma de su mano.
—Jiraiya me las entregó a mí —anunció, no muy contenta de ello—. Puedes leerlas, pero no te lo recomendaría. Espero que entiendas que él solo buscaba protegerte haciendo eso.
Sentía lo serio del ambiente, pero tenía la certeza de que no conseguiría nada ocultandome a mí misma la verdad.
—¿Estás segura de ello? —Kakashi preguntó al verme acercar al escritorio.
—Si intentas detenerme, no tendré ningún tipo de consideración por ti —le contesté, llegando a ser extremista por el momento tan tenso en el que le encontraba.
En este momento, solo me quedaba utilizar todos mis recursos para saber de todo.
—No intentaba detenerte —el entendió que mi determinación no se limitaba solo a simple curiosidad.
Regresé mi atención a ese papel, tomándolo lentamente en mis manos para acercarlo a mí. Mi corazón bombeaba más fuerte que nunca, y dedos temblaban ansiosos a la hora de desenvolverlo.
Mis ojos se movieron rápidamente entre todas las palabras escritas ahí, reparando en las más importantes.
"Sujeto experimental No. 127"
"Ataques violentos".
"42 ninjas muertos"
Tomé un respiro, y le di vuelta a la segunda página. Mi piel se heló.
"Éxito".
Quería vomitar.
"Desaparecido".
Y en el pie de la página, adjuntada una fotografía medianamente reciente. Mostraba una figura humanoide, con la piel calcinada y con las cuencas de los ojos hundidas, pero sin este órgano; los brazos y hombros, tan delgados que se marcaba cada hueso, sin cabello y con la boca formando una gran y escalofriante sonrisa, mostrando sus encías ensangrentadas siendo evidente que recientemente le habían arrancado los dientes.
Me dieron escalofríos. Di dos pasos atrás.
Alguno de los presentes me preguntó si me encontraba bien, pero solo sentí mis sentidos lejanos.
Mis oídos se inundaron por una cavernosa e imaginaria voz que me susurraba, "tú pudiste ser él".
¿Pero qué diferencia había entre ambos, si fuimos producto del mismo experimento?
—¿Verónica? —Kakashi me regresó a la realidad, apoyando su mano en mi hombro. Tsunade y Shizune estaban a su lado.
Yo estaba temblando completamente y mi primera reacción fue ponerme a la defensiva al ver a los tres a mi alrededor. Di otro paso atrás.
Mis labios temblaron.
—Oh, querida —Shizune fue la primera que reaccionó, abrazandome tiernamente. Mi voluntad ya no aguantó más y me puse a llorar.
A llorar de miedo.
Un miedo y rabia dirigida únicamente a una horrible persona, pero con la cabeza inundada de preguntas.
¿Dónde está el otro experimento en este momento? ¿Huyó, o raíz hizo ese movimiento para tenerlo completamente bajo su control? ¿Cuándo raíz va a ir contra mí? ¿Si quiera podré sobrevivir a ellos?
O peor, nadie me asegura que no terminaría exactamente como el número 127.
Shizune me ayudó a limpiar mis lágrimas hasta que empezaron a cesar, al encerrar dentro de mí todo el sentimiento de agonía, para solo sucederle una pregunta: ¿Qué haré después de saber todo esto?
Y como si se me abriesen todas las puertas después de que mi llanto se secara, Tsunade espetó la respuesta.
—Jiraiya está buscando la forma de devolverte.
(...)
¿'Tan bien?
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