XVI

ALÓ.

Solo para recordar que llevo escribiendo esta madre dos años. Bais.

(Perdonen si hay alguna falta ortográfica. Por favor, avisenme en un comentario para arreglarlo).

(...)

—¿Qué demonios haces en mi clóset, Kakashi? —le miré extrañada, con el entrecejo levemente fruncido mientras sostenía la puerta del mueble.

—Oh, que cosas, ¿no? ¿Cómo habré llegado aquí? —sonrió despistadamente.

—¿Es esto alguna clase de señal que me quieras dar? —alcé una ceja, observando como salía de mi ropero tranquilamente.

Déjenme explicarles mejor la situación.

Sucede que, a primera hora de la mañana, me vi obligada a separarme de mis mantas y dirigirme de inmediato a algún campo de entrenamiento. Con la premisa que me dio Jiraiya, mi mayor oportunidad para tener de regreso mi brazo era aprender a realizar jutsus sin manos.

En teoría no era imposible. Ya todos sabemos que el señor manco (cof, cof, Sasuke) tuvo que aprender a realizar jutsus con una mano. Además de que, indagando un poco, es de conocimiento general que las señas sirven para conectar la energía física (el cuerpo) con la energía interior (chakra).

Yo no tengo cuerpo.

Literalmente lo que llamaría "cuerpo", es una figura creada enteramente de chakra. Y si he sido capaz de hacer jutsus hasta ahora con las señas, debería de manejarse completamente igual para mí sin ellas. Por lo que llegué a la conclusión de que esto ya se trataba de una traba mental mía, producto de que me acostumbré a hacer tanto las señas.

Por lo que, después de diez minutos de arduo entrenamiento y dos horas mirando a la nada, me di por satisfecha por hoy y me retiré del campo de entrenamiento.

Me dirigí de inmediato al hospital de Konoha, donde todavía tenían a Naruto confinado. No podía evitar sorprenderme de que las enfermeras pudiesen retener al rubio por tanto tiempo, pero al pobre le daban síntomas de abstinencia si no comía ramen, así que yo le hacía el favor de llevarle y comer con él de vez en cuando.

Algo curioso es que, a pesar de que Naruto había mejorado casi por completo y Sasuke no tenía ni cicatriz por lo que había pasado, Sakura aún no había despertado. No sabía cómo sentirme al respecto.

Meditando en qué me podría afectar eso en un futuro y pensando a la vez en qué voy a desperdiciar toda mi tarde, me regresé tranquilamente a mi casa.

Hasta que mi tranquilidad se esfumó al detenerme frente a mi puerta, y sentir dentro de mi casa dos presencias. Sus chakras caóticos indicaban que estaban en medio de una pelea, pero lo que me causaba confusión es que no se escuchaba absolutamente nada, ningún mínimo sonido.

Tomé el pomo de la puerta rápidamente, intentando descubrir qué es lo que estaba ocurriendo. Pero, cuando entré, una de las dos personas que estaba ahí había logrado escapar.

Y mi casa estaba aparentemente sola ahora.

Alcé una ceja, preguntándome en concreto dos cosas: En primera, ¿Kakashi creía que era alguna clase de despistada, y no me daría cuenta de que habían irrumpido en mi casa? Y en segunda, ¿hasta en qué momento piensa salir de mi clóset, en el caso de no darme cuenta?

Estuve al pendiente unos momentos, queriendo observar qué hacía en adelante, pero cuando oscureció y el pobre aún no salía del armario, tuve que ceder.

Entonces regresamos al principio.

—Entonces, ¿me vas a decir qué haces dentro de mi casa? —pregunté, intentando aguantarme la risa.

—Uh, ¿esta es tu casa? —respondió, con falso tono perdido. Se me borró la sonrisa del rostro.

—No soy tonta, Kakashi —hablé, frunciendo el entrecejo y revisando bien si la ventana estaba cerrada. Cubrí también el vidrio con la cortina y volví a ver a mi maestro—. ¿Acaso pasas horas en el clóset de tu casa por diversión?

—Es cómodo —contestó simplemente, alzando los hombros. Suspiré.

Tenía una leve sensación desde hace unos días que me mantenía algo paranoica, aumentando esto a la extraña actitud que tuvo Jiraiya aquella vez.

Kakashi dio un par de vueltas por la sala, hasta que se dio por vencido y tomó un libro de mi estantería, para sentarse a mi cama a leer casualmente.

—Claro, pasa, no es como que yo duerma ahí —comenté irónicamente ante su actitud.

—Qué amable, gracias —ni siquiera despegó la vista del librito entre sus manos, mientras que yo me le quedé mirando como "¿es en serio?".

Pero ambos al estar cansados, mejor optamos por permanecer en silencio. Algo hastiada también de toda esta situación con la aldea, le hice a un lado para poder acostarme en mi cama a descansar por unos momentos.

—¿Sabes lo que hacía el ANBU en mi casa? —pregunté con la vista en el techo, sin molestarme por el hecho de que Kakashi se había sentado sobre mi pierna cuando se volvió a sentar.

No era difícil llegar a esa conclusión tomando en cuenta lo que sucedía. ¿Paranoia? No existen tales coincidencias.

—Sospecho de que Danzo busca algo de ti, pero no tengo certeza de ello —contestó volteando una hoja del librito, sin tener ninguna reacción. No nos estaban observando en este momento (esperaba), así que atribuí su falta de reacción a que ya se esperaba que lo descubriera.

—¿Cuánto tiempo?

—Llevan más de una semana.

—¿Tsunade ha comentado algo?

—En lo absoluto. Pero ya sabe, no me puso de niñero por nada.

—Mierda... —maldije, mordiendome los labios al sentir mi estrés elevándose. Cuando raíz se involucra, realmente nada puede salir bien; puedes estar segura de ello cuando ya has leído cientos de informes perdidos entre papeleos sobre ellos.

Si sabían algo sobre mí y yo aún me encontraba como ahora, inutilizada... Moriré o me torturarán para conseguir cualquier cosa que les beneficie. Ninguna me apetece en estos momentos, a decir verdad.

—¿Nerviosa?

—¿Cómo demonios no?

—Bueno.

Él se levantó simplemente, deslizó el librito que tomó de mi estantería en su bolsa, y salió tranquilamente por la puerta. No me molestaba que tomara los libros, estos siempre terminaban apareciendo mágicamente justo donde los tenía acomodando.

Miré unos segundos más el techo, sintiéndome miserable. Decidí mejor dormir.

(...)

Tres de la mañana, o al rededor de esas horas, me levanté de mi cama, con las ojeras tirando de mis ojos.

Me acerqué de la ventana consciente de que no iba a poder conciliar el sueño por la constante presión que sentía al sentirme tan vulnerable, corrí las cortinas y abrí el cristal.

—Si te vas a quedar aquí todo el rato, ¿por qué no pasas? —comenté a la oscuridad fuera de mi hogar, dejando las ventanas abiertas para ir a hacerme un café.

—Parece que has mejorado bastante —comentó Kakashi entrando nuevamente a mi casa. Realmente nunca se fue, se mantuvo justo en el árbol que estaba al otro lado del camino que estaba fuera de mi ventana.

Apreciaba su intención, pero solamente me causaba más ansiedad el saber que causaba tantas molestias al verme débil.

—¿Por qué lo dices? —respondí a su comentario. A como yo me veo, no puedo hacer la mitad de las cosas que hacía antes.

—Estaba en el mismo árbol.

—¿El mismo?

—Nada.

—Bueno.

Me alcé de hombros sin darle importancia, estaba muy cansada como para ponerme a pensar en el por qué de sus acciones. Kakashi era raro y punto.

Deslicé entre sus manos una taza de café al igual que la mía, el ya se había puesto cómodo en el rincón que siempre ocupaba de mi cama y yo en el mío, con una manta sobre mis hombros, cansada por como parecían lloverme los problemas del cielo.

Intenté enfocarme en otras cosas mientras sorbía de mi café, sintiéndome agusto por la calidez de este. Me encantaba como en mi cama, cada uno de los del equipo siete tenían un espacio donde siempre se sentaban.

Sasuke tomaba el pie de la cama, que estaba más cerca de la ventana; al principio siempre se peleaba con Naruto por él pero el rubio optó por empezar a sentarse a un lado, casi en el centro del colchón. Yo me acomodaba justo en la esquina que formaban las intersecciones de las dos paredes, era el mejor lugar sin ninguna duda. Y Kakashi, por último, se sentaba en la cabecera de la cama, a veces aplastando mi almohada como ahora. Se sentían para mí como una familia; Kakashi era la mamá, Naruto mi hermanito menor y Sasuke el adoptado.

Recargué mi cabeza en su hombro.

—Creo que Jiraiya me está ocultando algo —comenté entristecida. Toda la situación que me enrollaba, me superaba por completo. No quería seguir viviendo estando paranoica por todos los que me rodeaban, menos del viejo pervertido, que tenía que aceptar que había sido la primera persona que me orientó con sinceridad—. Ya no quiero más de esto. Estoy harta.

—Está bien —apoyó su mano sobre mis cabellos, intentando consolarme. Solo me restó suspirar—. Encontraremos una solución.

(...)

—¡Te lo digo en serio, Verónica, ese Sai es un toootal patán! —gruñó Naruto, engullendo de una todo lo que restaba en su plato. Esa era una clase de "celebración" porque por fin lo dejaron salir del hospital.

—No puede ser tan malo. ¿Le has dado siquiera una oportunidad? —intenté ser compresiva, aguantandome la risa por la furia injustificada del rubio.

—¡Ugh! ¡Él no necesita una oportunidad, podría arreglarlo con un buen golpe en... ! —dejó la frase a medias, aún gruñendo, pero satisfecho solo con imaginarse golpeando a Sai.

—Tengo que aceptar que él no es la persona más agradable —contribuyó Sasuke.

—Claro, como tú sí lo eres... —ironicé.

—¡Pero lo que no entiendo es el porqué la abuela Tsunade nos asignó a ese imbécil cuando tú ya estás de vuelta! —siguió el rubio, exigiendo otro plato para llevar su estómago.

—Naruto, ya sabes que...

—Sí, sí, sí —sacudió el aire con su mano, evitando que hablara—. Entiendo que estás temporalmente incapacitada, pero... Ugh... ¡¿Por qué tenía que ser justo él tu reemplazo?!

—A mí me agrada —me alcé de hombros, provocando que Naruto forme en su rostro la mejor cara de indignación que he apreciado en mi vida, para después echarse contra la mesa, desganado.

—Parece una copia barata de mí —anunció Sasuke, eso parecía ser lo único que le molestaba—. Pero al menos tiene buen gusto y no es tan molesto como Naruto.

El rubio se revitalizó en furia, yendo ahora contra Sasuke al oírlo hablar.

—¡¿Ah?! ¿A eso le llamas buen gusto? ¡Ni siquiera sabe vestirse bien! ¡Va enseñando el ombligo a todas partes!

—Al menos no es un idiota ruidoso que grita por todo.

—¡¿Ah?!

Empezaron con otras de sus escenitas, mientras yo que reía bajito. Entre Teuchi y yo nos dedicamos unas miradas, ya acostumbrados a presenciar esto.

—¡Entonces si tanto lo quieres, vete con ese tal Sai! —concluyó Naruto después de unos minutos discutiendo.

—Pffff, casense de una vez —no me aguanté sin decirlo al escuchar esto último. Y, de inmediato, se abrió paso a una nueva discusión, solamente que yo en medio.

(...)

—¿Orochimaru ha muerto? —se sorprendió Tsunade en su oficina—. ¿Qué ha pasado?

—Un miembro de la organización Akatsuki lo ha asesinado, Lady Tsunade —informó un ANBU, manteniendo la cabeza baja.

La rubia se recargó en su silla, expirando aire al intentar sopesar su impacto. Le hizo una seña al ANBU para que se retirara, y de inmediato se volteó hacia Shizune.

—Si Orochimaru está muerto, ¿qué crees que suceda con la marca de maldición de Sasuke? —le preguntó, sin pensar mucho sus palabras realmente.

—La marca de maldición no funciona de esa forma, Lady Tsunade, ya debería saberlo... —contestó con su cerdito en brazos. La rubia se inclinó algo molesta sobre su escritorio, olvidando su pequeña ilusión de hace un momento.

(...)

Toda la organización se reunió, el lugar era oscuro y miserable pero nadie habló una palabra sobre aquello. Estaban todos más concentrados en los tres fallecimientos de sus miembros, todos tan recientes y de forma tan repentina que sentían el peligro que corrían.

¿Cómo puede ser que la organización criminal más poderosa, se encontraran reducidos de esa manera?

El primero en morir fue Sasori, demacrado hasta el punto de ser una simple marioneta vacía. El siguiente había sido su compañero, Deidara, al encontrarse frente a frente con el Jinchuriki del Kyubi y que este se saliera de control. Y por último el más reciente, Kisame, que murió a causa de un enfrentamiento directo con el traidor de Orochimaru; la serpiente tras tantos años por fin había formulado un plan "perfecto" para conseguir los ojos de Itachi que tanto anhelaba, y el tiburón se confió en creer que podría vencerlo solo con un encuentro improvisado.

Entonces, tras observar la situación, su líder incluyó a Tobi como el compañero de Itachi, mientras conseguían una forma de recuperar fuerzas para la organización.

(...)

—Ah... Esto es lo mejor... —suspiré cuando por fin me relajé dentro del agua.

Ya era algo tarde, por lo que las aguas termales se encontraban completamente vacías y, aprovechando la oportunidad de encontrarme a Jiraiya si estoy dentro, decidí detenerme a descansar un poco.

Yo nunca antes había disfrutado de unas, tal vez por el pudor al no estar acostumbrada a meterme desnuda a un baño público. Pero ya que estaba completamente sola, me metí con todo y camiseta y un pantalón corto. No soy tan tonta como para meterme desnuda incluso si no hay nadie, destacando el hecho de que estaba buscando a Jiraiya.

Naruto había partido en misión durante la mañana junto a su nuevo equipo y tal vez duren unos días fuera de la aldea, por lo que la carga del cansancio se sentía todavía más.

Naruto era como mi cargador andante.

Pasaron unos minutos en los que disfruté estar en calma, reclamandome mentalmente por el hecho de no llevar mi celular (sinceramente esa cosa ya se estaba convirtiendo en una chatarra, por lo que tenía que tener más cuidado). Pero cuando ya estaba a punto de quedarme dormida, escuché unos murmullos de gente acercándose.

Me alarmé y, como cualquier persona normal, me hundí en el agua para solo dejar la mitad de mi cara fuera, permitiéndome respirar.

Afiné el oído, contando los pasos.

¿Siete... ? No, ocho personas. Solté una risa que terminó siendo solo burbujas, al identificar que la octava entró parada de manos.

Rock Lee.

Seguí con mi oído cómo los pasos avanzaban hasta donde estaba la entrada de los vestidores; se separaron en dos grupos, imaginaba que tres mujeres y cinco hombres.

—¡Uwaaah, estoy súper cansada! —escuché la voz de Ino, y seguí prestando atención para identificar de quienes se trataban las otras dos.

—Y que lo digas. No entiendo cómo Lee puede seguir corriendo por todos lados, digo, ¿no se cansa nunca? —preguntó Tenten.

—Va, ¿qué más da? Deja de pensar en él, estamos aquí para relajarnos —le contestó de regreso Ino.

—P-pues... Yo creo que es bueno que se esfuerce... —alcé las cejas, celebrando internamente por tener el oído lo suficientemente fino para poder escuchar la baja voz de Hinata, a pesar de la distancia.

—Bueno, mínimo no es como Shikamaru —le dio la razón—. ¡Él siempre que puede nos deja todo el trabajo a Chouji y a mí!

Sonreí por lo último. Grande seas, Shikamaru.

—Bueno, en mi equipo a veces no puedo hacer mucho. Digo, está Neji y esos dos obsesionados con la juventud...

—Mínimo Neji es algo apuesto.

—Meh.

—Eh... E-en mi equipo Kiba es amable, ¿creo? —tartamudeó insegura.

—¿Kiba?

—Ugh, es obvio que solo es amable porque quiere algo de ti... ¡Ah, Verónica! —por fin llegaron donde yo estaba y, a pesar de que tenía la mayoría del cuerpo debajo del agua, Ino se dio cuenta rápidamente de que estaba ahí. Yo le contesté a penas con un burbujeo.

—¿Qué haces acá? Creí que había escuchado que el equipo 7 estaba en misión —comentó Tenten algo extrañada. Pero Ino le picoteó en las costillas para hacerla callar.

—¡Shhh! Hace mucho que Sakura la reemplazó, ¿no recuerdas? —le susurró, pero yo la escuché perfectamente. Tenten le regresó la acción con un golpecito en la nuca.

—Sakura está en el hospital, tonta. Por eso creí que Verónica había ido con ellos.

—¿Está en el hospital? —Ino se sorprendió, olvidando el hecho de que estaban susurrando hasta hace un momento—. ¿Qué hace ella en el hospital?

—Está inconsciente desde que la lastimaron en una misión —salí un poco del agua para poder contestarle.

—Oh... —se quedó sin palabras.

—Entonces, ¿qué pasó? ¿Por qué no has salido en misión con el equipo siete? —se interesó Tenten, que era con quien más había hablado de las tres al estar tanto tiempo con ella en el hospital de Suna.

—Metieron a alguien más a su equipo —les contesté, refiriéndome a Sai.

—¡¿Qué?! —exclamó, lo suficientemente fuerte para que también escucharan los del otro lado. Se oyeron unas risas.

—¡Parecen bastante emocionaditas de aquel lado, eh! —era la voz de Kiba. Tenten enrojeció y se hundió hasta la nariz, como estaba yo hace unos momentos.

—No les hagas caso —le animó Ino, también riéndose un poco. Tenten se repuso un poco para justificarse.

—Es que realmente no puedo creer que Tsunade excluyera a Verónica luego de todo lo que pasó en la aldea de la arena... —se quejó.

—Bueno, eso es... —intenté decirle algo dudosa—. Es complicado.

—Ay, ¿qué tan complicado puede ser? Tal vez no eras útil para esa misión y ya.

—Sí es complicado —sentencié—. Y realmente no tengo porqué justificarme —le contesté, también por el hecho de que, si en algún momento volvía a tener mi brazo de regreso, sería raro que este solo haya aparecido porque sí. Tampoco es que intente ocultarlo normalmente, pero no estaba muy cómoda cuando se supone que me había quedado ahí para relajarme.

Sopesé un poco la idea de retirarme, mientras que las chicas retomaban su plática ahora sobre los pechos de Hinata, que se removía obviamente incómoda.

—¡Vamos, chicos, podemos empezar con cien lagartijas! —escuché a Rock Lee del otro lado, bastante animado.

—Yo paso, que fastidio —Shikamaru suspiró.

—Uh, creo creo que encontré una lagartija —escuché también la voz de Chouji, me pregunté si aún dentro llevaba su característica bolsa de papitas, pero no escuchaba nada parecido.

—¡Woah, en serio es una lagartija! ¿Qué haces aquí, pequeña? ¡Hey, Akamaru...! ¡No pienses en comertela!

—¡Saca a tu perro de aquí, Kiba! ¡Está haciendo un desastre!  —Shikamaru se quejó. Escuché varios ladridos y mucha agua levantarse, seguido, más quejidos. Sonreí un poco.

—Uh... Ahora estoy todo empapado.

—Ya estabas mojado, genio —Shikamaru le contestó a Kiba, irónico.

Escuché unas risas y regresé mi atención a la conversación que tenían las chicas unos segundos, quedando inconforme al descubrir que estaban hablando de artículos de belleza. Digo, realmente no me molestaban todas esas cosas, pero me refiero, ¡viven en un jodido mundo lleno de ninjas, armas y un montón de cosas peligrosas! Y están más preocupadas de que Tenten subió dos kilos, Ino tenía las puntas abiertas y Hinata tenía demasiado pecho.

Desee estar un momento del otro lado del muro, solo para reírme de como Akamaru parece que acababa de morder algo que no debía del cuerpo de su amo.

—¿Y tú, Verónica? —escondí mi extensa sonrisa cuando Ino me interrumpió.

—¿Yo qué?

—¿No estabas prestando atención?

—Te estaba preguntando si alguien te parecía, ya sabes, atractivo —insistió la rubia.

—Pfff, ¿y quién no? —respondí sin pensarlo, arrepintiendome un poco al ver la mirada que puso.

—Verónica, ella se refería en "ese" sentido... —me susurró Tenten.

—Claro, "ese" sentido... —asentí a lo dicho, sin tener realmente certeza a lo que se referían.

¿Acaso había otro "sentido" para la palabra atractivo? Bueno, tampoco lo había pensado mucho.

Recordaba que Kisame realmente me había dado escalofríos del miedo. Eso no era tan atractivo.

—Solo dinos si alguien te gusta —Ino fue directa, ansiando una respuesta.

—U-uh... Si no quiere decirnos, tal vez no deberíamos obligarla... —Hinata habló en mi defensa.

—¡No, espera! ¡Akamaru, suelta eso! ¡No lo hagas! —se escuchó del otro lado, seguido de gritos muy agudos.

—¿Qué demonios están haciendo los chicos del otro lado? —Ino se quejó, mientras que yo luchaba por aguantar la risa en vano.

—¡Te dije que no era buena idea que trajeras a tu perro aquí dentro! —le regañó Shikamaru.

—¡No ha sido su culpa, solo...!

—¿Solo...? —insistió Neji.

—Hey, Kiba... —la voz de Shikamaru, temblorosa—. Saca a tu perro aquí, no quiero que se me acerque tanto...

—¡Ja! Yo no lo voy a sacar, arreglártelas —seguido se escucharon dos ladridos, apoyando a su amo.

—Ya, ya, perrito. Ven aquí, ten —era Chouji, imaginé que le estaba ofreciendo algo se comida.

—¡Eres un traidor, Akamaru!

—¡Vamos, chicos, no se peleen! ¡Corramos veinte vueltas al rededor del lugar!

—Ah... ¿Tú nunca te cansas? —se quejó Shikamaru, ya sonando más relajado.

—¡Lee, ven acá de una vez! ¡Relájate un poco!

—¡Ya estoy completamente relajado!

—No, no, tú no entiendes... —Kiba bajó la voz, y yo me acerqué un poco más a la valla para escuchar mejor. Las chicas siguieron con su plática, pero ya no me interesaba tanto—. Necesitas entender el verdadero aaaarte, amigo.

—¿Arte? —Rock Lee preguntó inocentemente, mientras yo fruncía algo el entrecejo.

—Claro, claro. No entenderás el verdadero significado de la juventud, si no haces lo que se debe hacer cuando estás en las aguas termales.

—¡Ooohhh, yo quiero entender!

—Rock Lee, no le creas a ese patán —Shikamaru le avisó. 

—¡Tú no te metas!

—Creo que no deberían de hacer esto, las chicas podrían molestarse —Neji advirtió.

—¡Hmph, eso solo lo diría alguien que no necesita de esfuerzo para ver todo lo que quiere, pervertido!

—¡¿Eh?! Pero yo...

—Aquí el único pervertido eres tú, Kiba —Shikamaru defendió a Neji. Escuché que Chouji se levantó para ir por unas patatas a escondidas.

—¡Bah, hagan lo que quieran! Yo no me voy a perder de esta oportunidad —respondió Kiba con determinación.

—U-uh... —por otro lado, Hinata se estaba poniendo demasiado colorada junto a las chicas.

—Hinata, ¿estás bien? —pregunté yo, al notar que las otras no se daban cuenta.

—Creo que me estoy mareando un poco.

—Será por el agua caliente. ¿Quieres salir ya? —le preguntó Ino.

—Ahora que lo dices, creo que yo también me estoy mareando un poco... —Tenten avisó.

—¿Qué tal si van saliendo por ahora? Al rato las alcanzo —les propuse, sonriendo internamente por la decepción que se iba a llevar Kiba que estaba intentando escalar la valla que nos separaba.

—Claro —aceptó Ino, ayudando a Hinata a salir—. ¡Hey, Verónica! En la tarde vamos a ir a cenar todos, ¿te nos unes?

—Sí, sí, claro —les apuré, siendo que Kiba ya casi llegaba a la punta de la valla.

—Ya casi... —él se aseguró de dos puntas que tenía la superficie de la valla, asomando apenas los ojos para que no lo notasen—. ¿Eh? ¡No hay nadie!

—¿Cómo que no hay nadie? —preguntó Lee, que al final no le había ayudado a escalar.

—Seguro ya se salieron —afirmó Shikamaru, llegando a esa conclusión rápidamente.

—Confirmo, se acaban de salir —les contesté, habiendo trepado también por la cerca hasta quedar parada a un lado de donde Kiba se había asomado.

—¡¿Ehh?! —Kiba se asustó al no haberme visto hasta ese momento, cayendo de cabeza en el área de mujeres.

—¡¿V-V-verónica?! —Rock Lee se sonrojó, asegurándose que su toalla de no cayera de su cintura.

—¡¿Qué haces de este lado?! No deben de haber mujeres aquí —Shikamaru intentó hundirse más de lo que estaba. Debía aclarar que no veía nada de lo que no debería, la mayoría estaban en el agua a excepción de Lee, que llevaba su toalla.

—¿Entonces qué hace Kiba en el lado de las mujeres? —pregunté apuntando hacia atrás, él seguía con la cara aplastada en el suelo.

—Uh... ¿Verónica? —se levantó lentamente, hasta que se le prendió un foco en la cabeza—. ¡Una chica! —volteó a verme rápidamente y, mientras yo le dediqué una ceja alzada, su mirada se transformó a una de decepción.

—Creo que esto ya es incómodo —mencionó Neji.

(...)

—¡Eres un pervertido, Kiba! —Ino se quejó cuando le estábamos contando todo lo que había sucedido, al intentar explicarle el porqué Kiba tenía una marca roja en toda la cara.

—Hey, no tienen que hacerme ver como el malo a mí...

—Dice el tipo que iba a espiar a sus propias compañeras —le debatí.

—Ella tiene un punto —aceptó Shikamaru.

—¡¿Qué?! ¡Pero si ella también lo hizo!

Ya había oscurecido, por lo que me estaba dando algo de sueño, pero ya que había prometido que iría a cenar con ellos me lo aguanté por unos minutos.

—Eso fue solo por... —bostecé—. venganza...

—Tal vez no fue la mejor manera de dejarlo el claro —suspiró Neji.

—Oye, Verónica, ¿no es raro que te de sueño tan temprano? —preguntó Shikamaru y yo, al estar algo cansada, ni siquiera me detuve a pensar un poco en su pregunta.

—Sí, ya sabes... Con eso de que Naruto no está en la aldea...

Me detuve. ¿Shikamaru cómo sabría a qué hora es "temprano" para mí?

—¿Naruto? —preguntó Lee, con ojos entristecidos.

—Uh. No, espera, yo no quise...

—No sabía que tenías esa relación con Naruto... —Tenten actuó sorprendida.

—¡Ah! ¿Es por eso que no querías decir nada en las aguas termales? —Ino apoyó la teoría.

—¿Que en las aguas termales qué? —Kiba no entendía lo que pasaba.

Fruncí el entrecejo, mirando algo molesta a Shikamaru. Tenía que tener en cuenta que él era jodidamente inteligente y tendía a analizar todas mis reacciones.

Entonces puse mi sonrisa de negocios sobre la mesa.

—No, chicos, se equivocan, Naruto es mi amigo. Me refería a que me tuve que levantar bastante temprano porque el me hizo ir a despedirlo —hablé de tirón. Obviamente era una mentira, pero si servía para escapar de esa incómoda situación debía permanecer apacible.

Había mucha gente y, con el tiempo, debía aclarar que también me estaba empezando a sentir algo irritada. Pero mantuve la sonrisa.

—¡Oh! Hubieras dicho eso desde el principio. Bueno, que saliera con Naruto tampoco era muy creíble, ya saben... —habló Ino, y me tuve que esforzar en mantenerme calmada.

¿Qué necesidad había de referirse a él tan despectivamente? Sí, a veces podía actuar como un tonto, ¡pero era gracioso!

—¿En serio? Creo que no te vi pasar cerca de la entrada esta mañana —Shikamaru insistió aún más, esto ya era personal, tenía algo en mente. Seguí actuando lo más natural posible.

—Oh, ¿el serio? Yo tampoco te vi, ¿por dónde estabas? —en algún punto se convirtió en algo parecido a una plática de señoras.

La campanita del local sonó, interrumpiendonos.

—Hey, chicos, así que aquí estaban todos —era Kakashi, que rápidamente se acercó a mí—. Vengo a llevarmela, la quinta nos ha llamado a su oficina —con su característica expresión relajada, pasó en medio de todos.

Cuando ya me iba a levantar, me desorienté un poco en el momento cuando él simplemente se inclinó y me echó sobre su hombro, cual costal.

Que amable.

—¿Tan tarde les ha llamado? —Shikamaru insistió incluso más mientras que los demás ya continuaban su conversación, haciendo que naciera en mí cierta incertidumbre.

¿Qué tanto sabía? ¿Era solo una sospecha de que algo andaba mal, o realmente tenía algo entre manos?

—Se te está quemando la carne —fue lo único que le contestó Kakashi antes de salir del local, provocando que el de coleta prestara más atención en el humo que salía de su parrilla.

—Uff —suspiré una vez fuera del lugar, sintiendo el airecito frío de la noche, pero más cómoda—. ¿Sabes a qué te ha llamado Tsunade? —pregunté, sabiendo a ciencia cierta que en este momento solo quería descansar por unos momentos.

—¿La quinta? No nos ha llamado —no me soltó no siquiera una vez afuera, solo siguió caminando casualmente.

—¿Qué? ¿Entonces por qué lo dijiste? —con mi brazo apoyado en su espalda, voltee mi rostro hacia donde provenía su voz.

—Te escapaste todo el día.

—Uh... —di una risa nerviosa, recordando que aproveché el momento en el que él dormía unos momentos para salir de la casa—. Es que en serio, en serio, tenía que encontrar al viejo pervertido.

—¿Y lo encontraste?

—No... —suspiré.

—No vuelvas a hacer eso, podrías meterte en problemas si raíz vuelve a hacer un movimiento.

—¡Ningún ANBU se acercó a mí en toda la tarde, señor! —hice una especie de señal militar, aunque como estaba colgando aún en su espalda lo más probable es que no la viera.

—No podemos estar seguros de nada —llegamos a mi departamento. Él ni siquiera pensó un momento en ir por la puerta, sino que directamente trepó en mi pared para entrar por mi ventana, incluso conmigo en su espalda.

—¡Hey! ¿Qué te pasa? ¡Me vas a tirar!

—Llorona.

—Llirini.

—A veces te comportas como niña pequeña, eso hace menos creíble tu edad —me dejó caer sin ninguna delicadeza sobre mi cama. Yo extendí todas mis extremidades en el colchón, feliz por estar de regreso en mi cueva. Hogar dulce hogar.

—Soooooy una niña pequeña, señor anciano —rodé por la cama hasta encontrar mi segunda almohada, abrazandola y bostezando.

—Claro, claro, anciano —repitió y no pude identificar muy bien si lo decía irónicamente, estaba perdiendo la concentración. Él se adentró en mi casa para tomar un libro de mi estante y se sentó en una silla en la esquina de la habitación.

Miré al techo, sin tener mis propios pensamientos muy claros.

—Tengo una pregunta muy importante.

—Dime —no despegó su vista del libro, pero sabía que tenía si atención. Dudé un poco antes de decírselo.

—Si uso el jutsu de transformación para ser hombre, ¿que pasaría si embarazo a alguien más? ¿Podría?

—Supongo —se alzó de hombros, sin cuestionarse el porqué me preguntaba eso. Yo reí como estúpida.

—Y si, por ejemplo, tú te transformaras en mujer, ¿podrías quedar embarazado?

—¿Es eso una propuesta? —cuestionó en broma, haciendo que yo ríera incluso más, teniendo que sostenerme el estómago.

Cuando la risa sesó, volví a acomodarme en mi almohada, a punto de dormirme.

—En todo caso, si logro hacer el jutsu de transformación sin manos... —susurré apenas, mientras luchaba contra el sueño—. ¿No podría regresar cuándo quisiera a mi verdadera apariencia?

Y caí dormida.

(...)

Hice el capítulo más largo para hacer algo especial por el "aniversario" de esta cosa. Aws, que linda forma de recordar que estoy anciana.

Normalmente escribo mil palabras y cachito, pero hoy fueron al rededor de 5000. Mesientorealizada.

So, ¿qué les pareció? <3

F por el pipi de Kiba.

Hasta la procsimaaaaaaa~

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