XLII
—¿Ya va a llegar? ¿Ya va a llegar? —pregunté insistentemente a uno de los ninjas que iban a estar a cargo de la seguridad durante el interrogatorio.
Actualmente, por desgracia para mí, algunos miembros del departamento no se encontraban por misiones (con esto me refiero a que Inoichi no estaría durante este día, pues su equipo tenía una misión desligada al departamento). Sin embargo, al mismo tiempo representaba una gran oportunidad, dado que sería el mismo Ibiki Morino quien llevaría a cabo el interrogatorio.
Y no es para menos, ya que aunque al principio me encontraba confundida, pues ¿por qué el líder interferiría directamente en un simple interrogatorio de un criminal mejor? Resulta que realmente no era tan simple, si no que, a quién traerían tenía relación con Orochimaru.
Entonces eso representaba dos grandes oportunidades para mí: una, poder ver a Ibiki en acción en un interrogatorio real; y dos, tener contacto directo con algunos de los tantos secuaces de esa serpiente pedofila que tantos problemas le da a la aldea, además de la información que llegue a soltar.
—Ya lo han asegurado dentro de la habitación, pero tenemos que esperar al líder Morino para empezar —me contestó el ninja de pelo largo. Yo asentí, tomando mi libreta para ir preparándome.
Al final, después de las palabras de Inoichi, decidí tomar notas en el interrogatorio. No para aprender a llevar a cabo uno, si no para analizarlo y, en un futuro, si llego estar en la posición del interrogado, saber cómo lidiar con ello sin decir nada importante sobre el futuro que pudiese afectarme a mí o a las personas de mi al rededor.
Básicamente, aprendería a ser el interrogado, no el interrogador.
Aunque, desgraciadamente para mí, no creía poder aprender mucho sobre qué hacer en caso de tortura.
—¿Está todo listo? —escuché la voz de Ibiki, que en este momento entraba mientras se acomodaba los puños de sus mangas.
—Sí, señor.
—Bien, avancemos —dió la orden, y con ello abrieron las puertas de una sala de interrogatorios. Me dediqué a seguirlo a un paso detrás de él, con mi libreta lista.
El espacio estaba menos húmedo y más limpio que las salas de interrogatorio donde yo había estado (y no me sorprendía), además de que estaba bien iluminada. Podría ser perfectamente una oficina normal, de no ser por la mujer que estaba sentada del otro lado de un escritorio en el lugar, con sus muñecas encadenadas por detrás de la silla.
Lo que para mí podría estar fuera de lugar, es que la persona a quien interrogarían hoy se trataba de nada más y nada menos que Karin. Vaya coincidencia.
Los ninjas tomaron su lugar sin necesidad de órdenes. Mientras un par de ellos tomaban asiento en unos escritorios en la orilla de la habitación (probablemente para llevar un registro escrito de lo que sucediese aquí dentro), otro par tomó lugar en la puerta como guardias y, por último, uno de ellos, el de cabello largo que me había contestado antes, se quedó parado al lado derecho de Ibiki.
Yo me mantuve al margen, un paso atrás de él incluso cuando este se sentó. No tenía que preocuparme en gran medida de Karin dado que nunca tuvo contacto con Sasuke, pero tampoco debía subestimarla. Para mí suerte, yo no iba a ser quien hablaría en este caso.
—Bien, empezemos.
(...)
—Y entonces Orochimaru me obligó a hacer cosas horribles —lloriqueaba ella, sin pudor alguno—. Cuando él desapareció, no me quedó más opción que vagar sin rumbo...
—Que triste —para el colmo, el ninja de cabello largo que antes parecía tan serio, lloraba a lágrima tendida por el cuentecito de la pelirroja—. Lo has de haber pasado muy mal.
—No te hemos pedido la historia de tu vida —sentenció Ibiki, que ahora parecía ser la única persona con sentido común dentro de la sala—. Y tú, ¡deja de sentir compasión por ella! Lo que ahora necesitamos es información sobre Orochimaru y Kabuto, así que deja de darle vueltas y dinos lo que sabes.
"Hacer el tonto lo más que pueda para ganar tiempo" e "Inventarme una historia trágica para ganar compasión" eran cosas que acababa de apuntar en mi libreta.
—Ah, maldición —se quejó ella, borrando de inmediato cualquier lágrima de su rostro, cuando se dió cuenta que no podría ganarse el favor de Ibiki—. Entonces, si quieren que les diga, tengo mis condiciones.
—¿Condiciones?
—La primera... ¡Tengo hambre! —siguió hablando de tontería y media, mientras yo ya no sabía ni qué apuntar en mi libreta.
Nunca habían sido tan blandos conmigo cuando me amenazaban, ni siquiera cuando Tsunade me capturo se tomó la consideración de ser un poco amable. Pero a ella, que era una supuesta criminal, le tenían compasión tan fácilmente...
"Poner condiciones ridículas", apunté seguido en la libreta, mientras seguía escuchando como los ninjas entraban en pánico por poder conseguir unas chuletas de cerdo que ella específicamente exigió. Sinceramente, esto parecía más un juego que otra cosa.
—¿Podríamos pedir una entrega a domicilio de Ichiraku?
—Podría tardar un poco —son las conclusiones a las que llegaban los ninjas apresuradamente.
Tuve que recargar mi rostro en la palma de la mano para ocultar mi decepción.
—¡Dejen de pensar en eso, incompetentes! —sentenció Ibiki, mientras los otros ninjas se disculpaban—. Y tú, ya te he dicho que dejes de darle vueltas al asunto, no tendremos consideración por mucho tiempo.
—¡Pues si quieren que diga algo, cumplan con mis condiciones o no lo haré!
—Es ridículo que intentes ponernos condiciones a nosotros —él intentaba hacerla entrar en razón, mientras yo suspiraba por toda la situación.
"Vaya mierda", apunté en la libreta. Sin embargo, cuando alcé la vista, me encontré un momento con la mirada de Karin puesta en mí.
—¡Mi segunda condición! —alzó la voz ella, para llamar la atención de los que estaban aquí—. La presencia de ella me incómoda. ¿Es un civil o algo? Saquenla de aquí.
Fueron tres segundos los que les tomó procesar sus palabras, y los dos ninjas de atrás volvieron a entrar en pánico.
—¿Sacarla?
—No podemos hacer eso...
—No es un civil, ¿verdad?
—Pero es solo Genin.
—¿Tal vez podría quedarse fuera de la habitación?
—¡No, la quiero lejos! —volvió a alzar la voz Karin al escucharlos. Ibiki se inclinó a tallarse la frente, harto de toda la situación.
—Pero la quinta la mandó, no podemos mandarla lejos...
—¿Y si es solo mientras el interrogatorio?
—Tal vez si la mandamos a hacer una misión...
—¡Ustedes dos...! —regañó Ibiki con su puño en la mesa, y ellos volvieron a disculparse aún cuando este no había terminado su oración—. Y para ti —volvió a voltearse hacía la pelirroja, intimidante—, no lo voy a repetir. Nosotros no tenemos porqué cumplir ninguna de tus condiciones.
Tras sus palabras, Karin se hundió en su asiento, nerviosa. Posiblemente no vuelva a pedir algo ridículo, pero me interesaba saber si encontraba alguna otra forma estúpida de seguir perdiendo el tiempo.
Por mi parte, más que nunca era conciente de las propiedades extrañas de mi chakra. Karin era un ninja sensor, uno muy bueno de hecho, por lo que la "sensación" de mi chakra probablemente era la razón por la cuál estaba incómoda conmigo.
Me gustaría tener la oportunidad de preguntarle cómo se sentía mi chakra, ya que al no poder sentirlo por mí misma me daba curiosidad, pero no creía tener una forma de obtener una respuesta.
—¡Cállate y habla de una vez! —exclamó Ibuki después de un rato, cuando su paciencia llegó a su límite. Karin se hundió nerviosa en su asiento.
—De todas formas, ¡yo no sé nada de ellos! ¡No sé porqué me trajeron aquí!
Ibiki se sostuvo el tabique, mientras Karin parecía decidirse si echarse a llorar falsamente de nuevo para recuperar su compasión.
Sin embargo, en algo que todos estabamos de acuerdo, es que ella no sabía nada y esto se trataba solamente de una perdida de tiempo.
Y, peor aún, aún no sabía cómo sobrevivir a un interrogatorio.
(...)
—Esta vez yo invito, por lo de la vez pasada —mencioné a Shikamaru, que estaba sentado frente a mí.
Al salir de mi horario de trabajo después de terminar de procesar a Karin, lo primero que hice fue buscar un buen lugar para comer. Al parecer, por artes del destino, también fue el lugar que le quedaba más cerca después de terminar de entregar un informe de misión en la torre y nos encontramos por casualidad.
—Que raro que tú invites, o que tengas dinero en general.
—No te burles de mis nulas capacidades de administración de dinero.
—Pues si no te la pasaras comprando tonterías...
—Eso no va a pasar —negué de inmediato. ¿Qué sería yo sin un montón de tonterías para entretenerme?—. Por otro lado, parece que por revisar documentos suelen pagar bastante bien, uh.
La única razón por la que ahora me podía permitir invitar a alguien sin dejar de comprar mis "tonterías" (como afirmaba Shikamaru), era que me pagaban por mi trabajo en el departamento de inteligencia. Era considerablemente bueno, a pesar de que yo me trataba solo de un Genin, así que no me quejaba.
—Revisar documentos es el trabajo que ningún ninja quiere hacer, por eso es buena —afirmó él, recargandose en su silla con flojera.
—Tiene sentido. Pero aún así, me pagan por escribir y revisar documentos como si fuera una oficina. Me siento como una adulta.
—Eres una adulta.
—Ah.
—Vamos a ignorar el hecho de que ya no te percibes por tu edad, y voy a agradecerte la comida —mencionó él, aunque no se oía muy agradecido.
Antes de seguir la conversación, la campanita de la entrada del restaurante sonó (porque al parecer la mayoría de restaurantes tienen una), dejando ver a tres kunoichis.
Una de ellas, Sakura, ahora despierta.
Oh, mierda.
(...)
¿Me desaparecí? Efectivamente.
He vuelto con un capítulo cortito para no dejarlos sin nada, les quiero<3
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