VI


Pasaron un par de días en los que me quedé en Sunagakure, bastantes animados a mi parecer.

El único problema para mí hasta ahora, ¡es que no puedo hacer nada!

Como no soy un "ninja oficial de Suna", no me podían dar misiones, además de que Gaara era bastante sobreprotector conmigo y prefería no arriesgarse.

Por otro lado, tampoco podía hacer labores domésticos porque (aparte de que no me gustaban, claro), ¡ya tenían a alguien que los hacía por ellos!

No podía tampoco estar todo el tiempo pegada a ellos, pues estaban ocupados.

Les digo, a este paso me moriré de aburrimiento. Casi se podía decir que me encontraba en una especie de cuarentena por una extraña pandemia, pero eso era absurdo.

Tal vez estoy divagando demasiado, pero extrañaba mis cosas. En mi celular tenía jueguitos tontos y mucha música que en estos momentos podría entretenerme. Tal vez también podría releer algún libro en PDF.
El punto es que esa chatarra podría serme útil en estos momentos, pero ahora estaba en Konoha.

-¿Necesitas algo? -Gaara entreabrió la puerta de mi habitación para preguntar, mientras yo estaba pataleando con mis sábanas al no saber qué hacer.

Cada cierto tiempo él descuidada sus deberes como Kazekage para venir a preguntar, pero hasta ahora le había respondido que nada para no causar más molestias.

-¡Algo que hacer, por favor! -casi rogué. Situaciones desesperadas requerían medidas desesperadas.

Él lo pensó un poco.

-Podrías ir a entrenar a algún campo de entrenamiento junto con los ninjas de Suna -ofreció y mis ojos brillaron ante esa posibilidad-. Eso me parece un sí -se rió un poco por mi expresión.

Podría llorar lágrimas de felicidad solo por ver esa sonrisa.

(...)

-¿En serio me tiene que acompañar él? -le puse ojitos de perrito a Gaara, que antes de irme, le ordenó a Kankuro acompañarme hasta el campo de entrenamiento y se quedara a... "cuidarme".

-Es por tu seguridad -me contestó-. No podría dejar que te lastimaras.

Oh, ¿este hombre no podría ser más adorable, Dios?

-Bueno... -no me quedó más opción de aceptar.

-¡Hey, no hablen como si no estuviera frente a ustedes! -se quejó Kankuro.

(...)

-Y aquí estamos -me señaló el ninja cuando llegamos a una especie de terreno arenoso.

Había más gente ahí, entrenando y manteniendo combates entre ellos.

-¿Usualmente pelean entre ellos? -pregunté al observar como dos ninjas intercambiaban golpes; la pelea parecía ir en serio.

-En Suna orientamos a tener combates con otros ninjas para fortalecer tanto la técnica como recaudar experiencia en combate para los novatos. Además, es una buena forma de que los shinobi establezcan vínculos con los demás -me explicó como todo un maestro, yo asentí ante sus palabras.

-Quiero intentarlo.

-¿Qué? ¡No, no puedes! -se exaltó-. Gaara me ha mandado a cuidarte, ¿qué voy a decirle si sales lastimada?

- ¿Entonces qué se supone que haga aquí?

-Este, puedes... -volteó a su alrededor, rascando su nuca-. ¡Ah, ya sé! Puede ir a entrenar con esos chicos de ahí -apuntó con el dedo hacia el otro lado del campo de entrenamiento.

Volteé a ver donde me indicó, y encontré a varios niños de alrededor de diez años entrenando lo que parecía ser una técnica básica que enseñan en la academia.

-¿Estás bromenado? Dime que no es así, porque si no te juro que...

-Hey, ¿cómo te va? -me interrumpió uno de los ninjas del lugar, que se acercó a saludar a Kankuro. Hasta hace poco estaba peleando, así que se estaba secando el sudor con una pequeña toalla-. ¿Y quién es la niña a tu lado? -preguntó una vez que intercambiaron saludos y se dio cuenta de mi presencia.

¿Niña?

-Nadie, Gaara me ha mandado a cuidarla para que no se lastime -le contestó, haciendo que su amigo suelte unas risas.

-Oh, hombre, eso es jodidamente patético - se siguió riendo. Kankuro no pudo seguirle en su humor.

-Tampoco es como necesite que me cuide, ¿saben? -me molesté un poco por la forma en la que me trató. El dejó de reírse abruptamente.

-Oh, parece que la mocosa tiene agallas -se enrrolló las mangas, haciendo insinuación a una pelea.

Y claro que aceptaría, carajo. A eso vine.

-Hey, chicos, hasta aquí. Gaara realmente estará muy enojado si ella se lastima.

-Vamos, hombre, no seas aguafiestas -le contestó, poniéndose en posición de pelea. Sacó un kunai de su bolsa, en cambio, yo no tenía ningún arma.

Las personas a su alrededor reaccionaron y empezaron a buscar ver el próximo combate que iba a empezar.

Sonreí un poco al darme cuenta que encontré esa emoción que provocó que mi sangre ardiera. También me puse en posición de pelea.

Kankuro soltó un largo suspiro.

-¿Saben qué? Hagan lo que quieran, yo ya no me hago responsable -alzó los brazos, alejándose un poco del lugar.

-Entonces... ¿Estás lista para comer polvo, "princesita"?

(...)

-Así que... ¿cómo dicen que sucedió esto? -preguntó Gaara a otros siete chicos y a mí.

Ellos estaban tan golpeados que tenían la cara hinchada y algunos moretones visibles, yo también tenía uno que otro raspón, y el labio roto.

Sucedió que, cuando la pelea se había vuelto emocionante (con esto me refiero a que vencí a ese patán, y en su furia trajo a sus "compañeros" para que lo ayudaran), Gaara llegó a la escena del crimen (digo, campo de entrenamiento).

Y ahora nos estaban regañando. A todos.

A mí también, por imprudencia.

-¡Fue ella la que empezó! ¡Nos empezó a golpear indiscriminadamente! -apuntó el primer chico con quien peleé.

Kankuro suspiró algo fastidiado, y se acercó a explicarle a Gaara todo lo que había sucedido.

Y ahora... Estoy castigada.

Tan absurdo como se oye, me han sancionado como a una niña pequeña, a estar todo el día en la oficina de Gaara para que "no le pierda de vista y cause líos" (palabras que él usó).

Y ahora estoy más aburrida que antes.

Gaara solo firmaba y firmaba papeles, y me volteaba a ver cada tanto para verificar que no estuviera haciendo una estupidez.

Se me cruzó la idea de suplantarme con un clon, pero era algo difícil engañar a Gaara en esta situación. Se daría cuenta tarde o temprano, y me castigaría por más tiempo.

Hasta que, por la puerta, se cruzó algo que, sin duda, amainearía mi aburrimiento.

-¡Por fin llegamos, 'ttebayo! -exclamó, con siete personas tras él, que parecían fastidiadas por tener que soportarlo todo el camino.

(...)

ALÓ

¿Cómo están? ¿Llevan bien la cuatentena?

Quédense en su casa el mayor tiempo posible, amigos. Y si tienen que salir, por favor tomen todas las medidas preventivas que le sean posibles <3.

Estoy intentando escribir más capítulos para que les ayude a sobrellevar la cuarentena.

So, ¿qué les pareció?

HASTA LA PROCSIMAAAAAAA~

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