Tres


La semana pasó demasiado lenta. Después de instalarme por completo en el nuevo apartamento, pasé todo mi tiempo en la oficina de Hiruzen. Él se ofreció a enseñarme lo elemental para estar al corriente en la academia. También, descubrí que al parecer sí tengo chakra, pero éste es... extraño (o al menos así lo había descrito él), le resté importancia rápidamente, atribuyendoselo al hecho de que no soy de aquí.

Salí de mi casa, la cual, curiosamente era la misma en la que había aparecido. Sólo lo consideré como una coincidencia, hay muchas cosas que no puedo explicar. Entre esas cosas, está el que me haya vuelto pequeña. Todavía no me acostumbro a ver todo tan grande.

—Buenos días —saludé con tono melodioso, después de entrar a la oficina del Hokage.

—Toca la puerta antes de entrar —me contestó Hiruzen—. ¿No deberías estar en la academia?, hoy es tú primer día.

—Bueno, resulta que no sé dónde es y prefiero no perderme —alcé los hombros despreocupadamente.

Él suspiró de manera escandalosa e hizo una seña. Un ANBU apareció inmediatamente.

—Indicale el camino a la academia —ordenó el anciano.

El ANBU caminó hacia fuera de la habitación, lo seguí después de despedirme de Hiruzen.

🍥

El ANBU partió inmediatamente después de llevarme hasta la academia. Ahora, frente a ese gran edificio (aunque no tanto como la torre del Hokage), mis nervios salían a flote, mezclados con una indescriptible emoción.

—¡Ah! Tú debes ser mí nueva alumna. El Hokage me informó de que hoy te unirás a la academia —la persona frente a mí me sonrió.

¿Cuántas coincidencia deben de pasarme? ¿Tenía que quedar justo en el salón de la generación más problemática? Aunque puede que me beneficie un poco. Si el tiempo de mi estadía aquí se ve alargado, sabría varias cosas de lo que sucederá.

—Sí, soy la nueva alumna. Mucho gusto —le devolví la sonrisa. Él pareció satisfecho con mi actitud.

—Te estaba esperando, pasemos al salón para que te presente al grupo.

Al entrar, no pude evitar buscar entre todos los rostros a los personajes que aparecen en el anime. Ahí estaban todos, cada una se miraba exactamente igual que a los principios.

Mi atención se vio interrumpida por los murmullos de los estudiantes, al principio los consideré normales, como cualquier bullicio que se hace al entrar una nueva alumna, hasta que entre las voces escuché que alguien dijo: "Ella es rara". Fruncí el seño, pero preferí no tomarle importancia a lo que escuché,
a pesar de mis ganas de ir a gritarle en la cara a quien lo dijo, no debo atraer mucho la atención.

—Ella va a ser su compañera desde hoy. Se llama Verónica Sarutobi, llevense bien con ella —Iruka me presentó al salón.

Reprimí una risa por el apellido que utilizó. Hiruzen es astuto, sería raro que repentinamente una alumna se presentara bajo un clan que no existe, pensó en todo.

Después de sentarme, las aburridas clases empezaron normalmente.

🍥

La academia sorpresivamente se enfoca principalmente en la historia shinobi, los entrenamientos son demasiado superficiales, ni hablar sobre el control de chakra. Tal vez si en la academia se enfocaran más en esos temas, habría mayor calidad en los ninjas.

Yo ofrecía un desempeño promedio en la academia, me quedaba en ese rango donde no estás ni mal ni bien. En mi situación actual, es mejor no atraer mucho la atención, por lo tanto, tampoco me esforzaba mucho en socializar. Aunque, cada vez que veía a los personajes, hacia un gran esfuerzo en reprimir mis ganas de ir a hablarles, o peor, gritar de la emoción frente a ellos.

Y aunque hago de todo para no atraer la atención en la academia, cuando estoy en mi casa me empeño en practicar los jutsus que Naruto aprende a lo largo del anime, o al menos los más básicos.

Caminaba relajadamente después de clases en dirección a la torre Hokage. A nadie se le hace raro que pase ahí mucho tiempo, dado que todos creen que soy del clan Sarutobi, algo de lo que le tengo que dar (nuevamente) crédito a Hiruzen.

Al entrar en su oficina, me desplomé en un sillón que se encuentra pegado a una de las paredes.

—Ya te he dicho que toques la puerta antes de entrar, además, no es necesario que pases todo el tiempo aquí.

—Es que es aburrido estar sin nada que hacer en el apartamento. Y tú eres con la única persona con la que puedo hablar, las demás me tratan como una chiquilla o una rara —le contesté.

—Bueno, es normal que te traten así, dado tu apariencia. Y sobre estar aburrida, podrías buscar un pasatiempo o simplemente salir a pasear, no estar aquí todo el día —terminó de hablar con tono de molestia.

—Lo pensaré. Pero, ¿has descubierto cómo puedo volver? —pregunté. Ha sido un largo tiempo el que he estado aquí, me empieza a preocupar mi vida en el otro mundo. ¿Y si nunca consigo volver?

—Sobre eso, hay algo de lo que quiero hablarte —tomó una postura más seria y dejó a un lado su pipa (algo raro en él)—. La investigación no ha tenido ningún avance, no hay ningún jutsu conocido que pueda tener esos efectos. Por lo cual, probablemente tengas que pasar aquí mucho más tiempo —suspiré ante sus palabras—. Por eso, quisiera saber si éstas dispuesta a convertirte en genin, tengo un equipo donde podrías estar.

—¿Hmm? Claro —respondí un poco desanimada, pero después una idea llegó a mi cabeza—. Hiruzen —le llamé con tono juguetón, el frunció el ceño por mi repentino cambio de actitud—, ya sé que puedo hacer para no tener que pasar la mayor parte del tiempo aquí, pero necesito tu ayuda.

—¿De qué se trata? —me preguntó con tono desconfiado. Mi sonrisa se ensanchó.

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