Treinta y siete

Entré a la pequeña habitación de hospital, seguida de todos los demás. Esta estaba iluminada en blanco y, sobre una camilla, débil, pude encontrar a Hinata. Ella parecía estar dormida, respirando tranquilamente con los ojos cerrados.

-Ella no ha despertado desde su combate contigo -comentó Shino. A pesar de lo que decía, seguía tranquilo. Me hizo sentir un poco más culpable de lo que ya me sentía.

-Que dormilona, 'ttebayo -Naruto, que no entendía la situación, se aproximó a la cama de Hinata-. ¿Por qué no la despiertan de una vez? -le pinchó una mejilla con el dedo.

-¡¡Eso no es... !! -Kiba exclamó, dispuesto a golpear a Naruto.

-Kiba -le detuvo Shino.

-¡Pero ese imbécil no puede tratarla de esa manera!

-Él no tiene la culpa.

-¡Pero sí ella! ¡No deberían estar aquí!

-Fue una pelea justa, Kiba. No hay nada más que hacer -Shino terminó con su pequeña discusión, dejando a Kiba gruñendo. Yo me removí incómoda.

-Y... ¿Qué han dicho los médicos?

-No pueden dar un diagnóstico concreto, no saben cuando va a despertar... O siquiera si lo va a hacer.

-Ya... Ya veo.

Me detuve a verla unos segundos. Ella estaba tendida en la cama, aún más pálida de lo normal. Su rostro fácilmente se confundía entre las blancas sábanas.

Y alguien entró por la puerta. Todos volteamos a ver quién era.

-Ah, no sabía que habían llegado más visitas -dijo al vernos. Tenía unas grandes ojeras y en general se miraba cansado-. Me presento, soy Hiashi Hyuga, el papá de Hinata.

-Soy Naruto, ¡y seré el próximo Hokage, de veras!

-¿Naruto Uzumaki? -él le puso más atención-. Ya veo... Tú eres el que se enfrentó contra Neji.

-Y yo soy Verónica Sarutobi -también me presenté.

Él me miró con una mirada más severa que con Naruto (lo que es poco común, ya que él es el Jinchuriki del Kyubi). Probablemente ya le habían dado el nombre de quién había dejado a su hija en esas condiciones.

-Salgan de aquí, por favor.

(...)

-¿Qué sucede con todos hoy, 'ttebayo? -bufó molesto Naruto, caminando a mi lado con sus manos detrás de la cabeza-. ¡No dejan de sacarnos de todos los lugares en los que estamos! ¿Qué les pasa? ¿Es que comieron ramen podrido? Porque una vez yo comí y...

-No creo que sea eso, Naruto.

-Mmm... Tú también estás estás rara, 'ttebayo. ¿Estás segura de que no comiste ramen podrido?

-No he comido ramen podrido, Naruto... Probablemente.

-¡Ja, lo sabía! Yo estoy seguro de que comiste ramen podrido y por eso estás así -mientras hablaba, recorrió la cortina de Ichiraku para entrar.

-¿Ramen podrido? ¡Aquí no servimos tal cosa! -el viejo del restaurante le respondió con familiaridad, orgulloso de su cocina-. Si fue así, estoy seguro de que prefirió de esos feos fideos instantáneos por encima de nuestra comida. Como cuando tú te enfermaste por eso, Naruto.

-¡Solo fue una vez, 'ttebayo! -exclamó frustrado-. Solo sucedió una vez y todavía no lo olvidas... -suspiró mientras tomaba lugar. Yo me senté a un lado.

-¿Cómo olvidarlo? -otra persona desde la barra le contestó, Iruka-. Fue un completo desastre. Te he dicho que no puedes alimentarte solamente de esas cosas.

-¿Ah? ¡Claro que puedo! -le contestó, como si ese fuese el problema.

Él y su maestro siguieron con su divertida plática, a la que me limité a poner atención a lo que decían. De alguna forma sentía que no me debía de meter a la burbuja que habían formado, ese era el problema de tratar con personas que se conocen mucho más.

Justo cuando me terminé mi plato, alguien más entró en el pequeño restaurante.

-¿Maestro Kakashi? -Naruto preguntó al verlo. No era común que él fuera a ese lugar si Naruto no lo arrastraba.

-La quinta quiere verte, Verónica.

(...)

Kakashi, quién me había guiado hasta aquí, tocó la puerta de la oficina del Hokage dos veces.

-Pase -respondió con su voz, como siempre, severa, Tsunade.

Su manera de actuar, tanto como sus gestos, impulsan a tenerle respeto (o en todo caso temor). Aunque claro, a Naruto le importaba un rabano y tres pepinos tenerle respeto a alguien.

Dentro de la habitación, sentada en el escritorio del Hokage estaba Tsunade, con un montón de papeles al rededor. Todos los jounin ya se encontraban aquí también, además de Shikamaru.

-Bien, ya que llegaron aquí, podemos comenzar -como si de alguna secta satánica se tratase, dió la introducción-. Parece ser que de alguna forma, que no logro entender, el tercero ya tenía todo planeado para nombrarlos a ambos chunin.

Y por supuesto, esto no me sorprendía. Me había tocado pelear contra Shikamaru, por lo que, para asegurarme, le había dicho a Hiruzen que hiciera a Shikamaru chunin. Él era indispensable para la aldea, además de que por sus habilidades no iba a ser un gran problema.

Pero... ¿Yo? ¿Por qué yo también me convertiría en chunin?

-Espere un momento. ¿Por qué haría eso? Yo perdí durante la última etapa del examen -sacó a destacar Shikamaru.

-Parece ser que, aunque perdiste, diste un muy buen desempeño. Además de que alguien de confianza del Hokage te recomendó.

De confianza... Sí, claro.

Él se rascó la nuca con molestia. Probablemente esté pensando en quién fue. Estaba su padre, que era uno de los mejores analistas de la aldea; también estaba su maestro, Asuma, que estaba emparentado con el Hokage, así que cualquiera pudo haber sido el que lo recomendó.

Jamás pensaría que fui yo.

-... Como sea -concluyó.

-Pero espere, ¿por qué yo también?

Aunque le había recomendado a Shikamaru, nunca le mencioné a Hiruzen que yo quisiera ser chunin. Y más que nada, ahora no deseaba serlo, sentía que era una forma de atarme a la aldea.

-Eso lo decidí yo -afirmó ella-. Hiruzen ya tenía todo listo para hacerlo, pero parece ser que desistió en el último minuto.

-Pero...

-¡Nada de "peros"! Es decisión del Quinto Hokage -sentenció, intentando intimidarme y terminar la conversación de una vez por todas.

-Entonces no lo aceptaré -me crucé de brazos, decidida a escuchar la respuesta de mi pregunta. Todos en la sala tuvieron una reacción diferente; Kurenai jadeó con indignación, Shikamaru me miró como si estuviera loca, Tsunade alzó una ceja. El único que no se inmutó en lo absoluto, fue Kakashi. Ya me conocía lo suficiente.

-¿Sabes que ir en contra de las órdenes del Hokage se merece la expulsión?

-Ahora lo sé -no me retracté en su intento de intimidación. Ella se cruzó de brazos sobre el escritorio con una mirada tan, pero tan penetrante, que por un momento empecé a flaquear. Pero esa mirada fue suficiente para hacerme saber que ella sabía algo.

No sabía exactamente qué, ni siquiera tenía certeza de que fuera mi condición como conejillo-de-indias-de-otro-universo, pero si ese era el caso, no me iba a expulsar tan fácilmente de la aldea.

-Tú vas a ser un problema -aseguró con molestia después de escuchar mis palabras.

Bueno, ahora no estaba segura de que no me expulsaría. Pero de todas formas, no iba a retroceder, tampoco me alegraba que otra persona de este lugar me use a su conveniencia.

-Por supuesto que lo seré -estaba decidida a quedarme en ese lugar hasta obtener mi respuesta, o hasta que me sacaran de la aldea a patadas. La que sucediera primero.

Shikamaru bostezó.

-Bien, no hay necesidad de esto -desistió Tsunade, viendo que se empezaba a desarrollar una innecesaria discusión-. Se tienen registros de que tú planeaste y dirigiste la defensa contra la invasión. Por esto no se tuvieron mayores bajas y las contramedidas se efectuaron debidamente. Hasta un jounin común no habría sido capaz de planear todo esto tan perfectamente. No hay razón, entonces, para creer que no mereces ser nombrada chunin. ¿O acaso es mentira lo que digo?

Y para mi desgracia, era verdad. Yo anticipé y propuse un plan de acción a Hiruzen.

Lo que decía era tan real como que a Naruto le gustaba el ramen, o de qué Sasuke era un patán, o de que Kakashi estaba para chuparse los dedos.

-Por supuesto, lo que dice es mentira -le contesté. Ella no esperaba que yo le contestara con tanta seguridad.

Y lo que sucede, es que yo tampoco mentía. Cómo toda afirmación, lo que decía Tsunade tenía sus huecos. No existe ningún registro de que yo haya planeado ninguna contramedida. Todo se hizo a palabra con Hiruzen, mientras platicábamos, por lo que no existe ningún documento de ello. Tsunade no tenía forma de comprobar nada y tampoco debía tener forma de enterarse. En la sala presentí un leve olor a gato encerrado.

Pero en todo caso, yo también decía la verdad. Tanto como que a Naruto no le gustaba el ramen podrido, Sasuke además de patán era un sensible y Kakashi... Bueno, Kakashi sí estaba para chuparse los dedos.

-Que fastidio... -murmuró Shikamaru, intentando aligerar el ambiente más que nada.

-Así que yo no merezco ser chunin -le sonreí. Tsunade se miraba muy molesta y, aunque intentaba ocultarlo frente a los maestros jounin, ella nunca ha sido buena ocultando su enojo.

-¡Vas a ser chunin porque yo, la quinta, lo ordeno! ¡No necesito justificación! -finalmente explotó y golpeó su escritorio, partiéndolo en dos.

-Declino.

Su mirada se oscureció, cargada de un sentimiento que no entendí.

-Entonces, por desobedecer una orden directa del Hokage, serás expulsada de la aldea. ¿Quieres eso?

-Bien -apreté los labios en una fina línea. Me desaté la cinta ninja de mi muñeca y me acerqué lo suficiente para dejarla caer en su escritorio roto. De todas formas, nunca estuve muy apegada a ella, ni siquiera sabía muy bien donde llevarla por lo que nunca la tenía en el mismo lugar.

Pero esto para ellos era un sacrilegio. Un ninja sin cinta no es un ninja, ni siquiera los que son expulsados (como Akastuki) dejan su cinta de esta manera.

Pero yo nunca fui un ninja.

Y no dejaría que me manipularan de nuevo y, al parecer, mi conexión con la aldea era el principal problema. Solo tenía que deshacerme de ella.

-De acuerdo -imponente, se levantó-. Como agradeciendo por tu servicio hasta ahora, se te permitirá tomar tus pertenencias y partir mañana al amanecer.

-No, pues que gran agradecimiento.

-Saquenla de aquí.

(...)

-Oye, ¿estás segura de esto? Creo que estás tomando una decisión demasiado apresurada -comentó Kakashi. Al salir de la torre del Hokage ya estaba anocheciendo, pero estaba decidida a irme en este momento de la aldea.

-Nunca he estado más segura -contesté mientras ponía las cosas de mi dimensión en una mochila de viaje, entre otras cosas, con probablemente más fuerza de la necesaria.

-Bien, pero, ¿en serio crees que es la decisión correcta? -reformuló su pregunta, miradome fijamente.

Terminé de empacar la mochila y la cerré. No sabía qué contestar.

-No puedo estar más en este lugar. Desde un principio nunca debí estar aquí, lo sabes.

-Pero ahora eres indispensable.

-Sí, claro -contesté con ironía.

-Oh, vamos. No salgas con eso.

-Es verdad. Yo no soy necesaria, nunca lo fui. De todas formas, ¿qué ganas intentando convencerme de esta forma? -me crucé de brazos y me senté en la cama, dispuesta a escuchar lo que diría. Se mantuvo en silencio-. Lo suponía -y aunque así era, de alguna manera me dolió aún más saberlo de frente. En serio quería que dijese algo, por más bobo que fuera.

-¿Ni siquiera te vas a despedir de nadie?

-No sabría cómo explicarles la situación. Si digo la verdad, probablemente Naruto intente convencerme y no creo ser lo suficientemente fuerte como aún así irme.

-Ya veo...

-Eso, o va a ir a gritarle a Tsunade y ella lo va a golpear. Sea cualquiera de las dos cosas, no quiero que suceda -me levanté y tomé la mochila. Caminé hasta en frente de la puerta y me di la vuelta-. Entonces... Adiós.

-Adiós -me asintió en despedida.

Por un pequeño momento, minúsculo, una diminuta idea se paseó por mente.

Quería quedarme un poco más.

Pero eso era ridículo.

(...)

-¿Está segura de que es la decisión correcta? -en la torre Hokage, alguien más repetía esas palabras.

-Por supuesto que no, Shizune -respondió frustrada, recargándose en su nuevo escritorio. A este paso se iba a sacar sangre de las uñas, de tanto que, por los nervios, se mordía-. Pero, ¿qué más puedo hacer? Ella es un peligro para la aldea y no la puedo dejar estar libremente.

-Pero tampoco puede permitir que salga de aquí. Es apenas una niña...

-Eso es lo que menos importa ahora. ¡Ella es un peligro para la aldea! No puedo dejar que campe a sus anchas por ahí. Le di la oportunidad de convertirse en chunin para poder tenerla controlada, pero... Esa maldita mocosa...

-En ese caso, no sería diferente de con Naruto. ¿Por qué, entronces, ella es la única que necesita ser controlada?

-Naruto es... Naruto es diferente. No es lo mismo.

-No, Lady Tsunade. Ambos son un peligro para la aldea, pero a él lo sobreprotege mientras que a ella la expulsa . No creo que sea correcto...

La quinta se talló el rostro. Lucía muy cansada, con grandes ojeras por haber estado estudiando todo el tiempo para ejecutar la operación a Rock Lee, además de tener que tomar el control como nuevo Hokage... Y todavía estaban esos dos niños...

-Necesitaba probar si podía confiar en ella, pero no dudó en dejar su cinta... Eso es prueba suficiente.

-¡Es una niña! Ella no sabe el peso que carga esa banda. Ella no sabe nada. No tiene idea de qué hace aquí, ni de lo que es. Alguien de allá fuera podría matarla, o peor... Usarla para atacar a la aldea.

-No creo que sea tan boba. Ella demostró ser conciente de nuestras intenciones casi de inmediato.

-Aún así... No es excusa -aferró a TonTon más fuerte a su pecho. Ella era una médico, y despreciaba la idea de dejar a una pequeña niña a su merced en este tipo de mundo... Eso iba en contra de todo lo que creía.

-Verónica se encargó de preveer una invasión e idear una defensa casi perfectamente... Puede cuidarse sola.

-De eso usted no tiene pruebas. ¿No recuerda lo que dijo? No creo que haya estado mintiendo...

-Quien nos comunicó esto fue Kakashi, un ninja ejemplar y de confianza. ¿Estás diciendo que la palabra de esa niña vale más que la de él?

-Pero usted sabe que no lo dijo con esa intención...

-Con la intención que haya sido, eso no quita que la mocosa pueda cuidarse sola.

-Lady Tsunade, usted más que nadie sabe que no es la misma... -casi le rogó.

Por otro lado, la rubia explotó en frustración y, con un solo golpe, volvió a partir su escritorio en dos.

-¡Lo sé, maldición! ¡Pero yo no puedo hacer nada!

-Claro que puede -le aseguró con decisión-. No lo olvide, usted es la quinta Hokage.

Esas palabras la dejaron pensando un momento. Reflexionó que, ahora que era Hokage, no podía tomar decisiones tan apresuradas.

-Bien... Le daré una oportunidad. Mañana antes de que parta, llámenla a mi oficina -severa, decidió. Shizune dió un suspiro de alivio-. Y tráiganme otro escritorio.

(...)

Capítulo inusualmente largo porque no tenía internet para publicarlo :D.

AAAHHHHH, VERÓNICA, ¿POR QUÉ TIENES QUE SER TAN TERCA?

Sorry, me exalté c:

Ahora sí, ¿qué piensan de esta cosa?

Hasta luegooooooooo~

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